13 septiembre 2021

Para la expresidente el 'hombre de Pablo Casado' en el PP de Madrid está torpedeando a Ayuso

Lucha por la presidencia del PP de Madrid: Esperanza Aguirre respalda a Ayuso sea y arremete contra Ángel Carromero: «Niñato que está en Génova intoxicando»

Hechos

Dña. Esperanza Aguirre concedió el 13 de septiembre de 2021 una entrevista al diario EL MUNDO.

Lecturas

LA LUCHA POR EL PARTIDO POPULAR DE MADRID. 

Dña. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, reivindica ser presidenta del Partido Popular de Madrid, pero la dirección nacional mantiene congelado ese nombramiento. Es la única presidenta autonómica del Partido Popular que no preside el partido en su comunidad.

D. Pablo Casado Blanco, presidente nacional del Partido Popular, fue la persona que propuso a Dña. Isabel Díaz Ayuso como candidato del PP a la presidencia de Madrid, pero desde que ella arrasó en las elecciones autonómicas madrileñas, la considera una rival interna por el liderazgo del partido, por lo que se opone a que, de momento, asuma la presidencia del PP de Madrid.

D. Ángel Carromero, Coordinador de la alcaldía del ayuntamiento de Madrid y vicesecretario del PP de Madrid está considerado la principal ficha de D. Pablo Casado en el PP de Madrid y el ‘hombre fuerte’ de los populares madrileños. En la entrevista de EL MUNDO, Dña. Esperanza Aguirre le acusa de estar bloqueando el nombramiento de la Sra. Díaz Ayuso.

El secretario general del Partido Popular, D. Teodoro García Egea, contestó a la entrevista de Dña. Esperanza Aguirre, recordándola que fueron los casos de corrupción de la etapa de la Sra. Aguirre «los que destrozaron» la imagen del Partido Popular de Madrid.

D. José Luis Martínez-Almeida, es alcalde de Madrid y desde agosto de 2020 es también portavoz nacional del PP, es decir, miembro del equipo de D. Pablo Casado y, por tanto, también partidario de mantener, de momento, congelado el nombramiento de Dña. Isabel Díaz Ayuso como presidenta del PP de Madrid.

13 Septiembre 2021

La crisis del PP de Madrid opaca la convención para relanzar el proyecto de Casado

Javier Casqueiro

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García Egea responde a las críticas de Aguirre recordando el destrozo al partido por los casos de corrupción de su época

El fenómeno Ayuso también sacude los planes internos del PP. La intención ya nada disimulada de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, de presentarse para liderar también su partido en la Comunidad de Madrid e incluso de forzar que se adelante ese congreso regional está trastocando no solo el calendario previsto por la dirección nacional de su partido, sino que está eclipsando el teórico relanzamiento del proyecto de Pablo Casado en la convención nacional programada para finales de este mes en Valencia. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha intentado este lunes un imposible y su estrategia de obviar los planteamientos de Ayuso y las duras críticas de la expresidenta popular Esperanza Aguirre a la cúpula del PP no ha servido nada más que para evidenciar lo mucho que molestan ambas. Egea ha ratificado que el congreso regional del PP en Madrid no se piensa adelantar y a Aguirre le ha lanzado un dardo al recordarle que durante su época el partido “se destrozó” por múltiples casos de corrupción.

La reunión de este lunes del comité de dirección del PP, que preside Casado, tenía por objeto organizar la presión que los populares quieren redoblar sobre el Gobierno de Pedro Sánchez en el inicio del nuevo curso parlamentario, en especial a partir del pleno y la sesión de control de esta semana en el Congreso. Las iniciativas y las preguntas de los diputados populares versarán sobre los problemas por los precios récord del recibo de la luz, por las que consideran cesiones a los partidos separatistas e independentistas al reunirse esta semana la mesa bilateral del Ejecutivo central y el catalán o los apoyos de distintos sectores de la judicatura a la posición de bloqueo del PP en la renovación del Poder Judicial y los principales órganos constitucionales del país. Ese era el guion con el que bajó el número dos del PP a la conferencia de prensa posterior a la reunión del comité de dirección del PP. Pero los periodistas no le preguntaron por ninguna de esas cuestiones. Y las preguntas sobre la esperada convención nacional del PP han estado relacionadas con la crisis provocada en el partido en Madrid provocada por Ayuso.

La presidenta madrileña lleva días manifestando, ya abiertamente, que quiere dirigir no solo la Comunidad sino también el PP de Madrid, que lleva cinco años en manos de una gestora. En las últimas entrevistas y exposiciones se ha atrevido incluso a proponer que el cónclave para resolver esa situación se adelante sobre el calendario previsto. La dirección nacional del PP fijó una hoja de ruta para sus congresos y para los de las regiones uniprovinciales señaló el primer semestre de 2022. Esas fechas le parecen ahora muy lejanas y nada oportunas a Ayuso y a su equipo. Este lunes, en una entrevista en EsRadio, Ayuso ha apostado por elegir al nuevo líder del PP en Madrid lo más pronto posible y ha admitido que reclamaba esa anticipación para poder nombrar cuanto antes a los candidatos para las municipales de 2023.

“Tengo mucha esperanza en que podamos trasladar la ilusión del 4 de mayo a todos los ayuntamientos de la Comunidad. Hay que tener en cuenta que nuestros candidatos lo son de municipios de 200.000 habitantes”, ha manifestado Ayuso. “Necesitan su tiempo para asentarse”, ha justificado. Esa, sin embargo, no es la posición oficial de la dirección nacional del PP.

Tras la reunión del comité de dirección del PP, Teodoro García Egea ratificó que el calendario de congresos ya había sido aprobado y que no se va a modificar. “Es una regla que todos vamos a cumplir”, ha afirmado. La directriz de Génova 13 es que un congreso regional, como el madrileño, “ahora no toca”, y que lo que procede por parte de todos los dirigentes del partido es centrarse solo y exclusivamente en hablar y pregonar el relanzamiento del proyecto de Pablo Casado como líder de la oposición y futuro candidato a presidir el Gobierno. Desde el PP se emite casi a diario un único discurso con el apoyo de diversas encuestas: creen que se ha producido ya un cambio de ciclo, que el Gobierno de Pedro Sánchez está quemado y que ahora solo procede pedir que adelante elecciones y se vaya.

La idea de la convención nacional, con una ronda previa de actos que ya han comenzado a producirse por toda España, era terminar con una serie de mesas y discursos en Valencia, con la participación de invitados internacionales, de relevantes alcaldes populares que puedan presumir de su gestión y bajada de impuestos e incluso con la proyección de una reunión en la que participasen todos los líderes y presidentes autonómicos, los que estén en la oposición y los que ya gobiernan. Ayuso, sin embargo, aún no ha confirmado su presencia. Tiene previsto un viaje en esos días a Estados Unidos. Sobre ese punto, tampoco se pone de acuerdo con la cúpula nacional de su partido. Egea ha resaltado este lunes que en esa mesa deberán estar “presencialmente” todos los dirigentes que crean en el proyecto de Casado. Lo dijo cuando se le preguntó específicamente por la posible ausencia de Ayuso.

Al secretario general del PP solo le preguntaron los periodistas por Ayuso, por el PP de Madrid, por ese congreso y por las críticas de la expresidenta madrileña, Esperanza Aguirre, en una entrevista en El Mundo, en la que califica a algunos dirigentes con cargos en Génova 13 de “niñatos” y reconoce que echa en falta en los despachos relevantes personas de más de 55 años que aporten pensamiento e ideas. Unas críticas que formulan en privado más dirigentes y barones populares. A Egea esas alusiones no le han agradado nada. Primero contestó reseñando que Aguirre hace mucho que no pisa ni la sede del partido ni esos despachos, porque entonces comprobaría que allí lo que se hace es “trabajar por lo que España necesita”. Y luego fue más allá y concedió que sí estaba de acuerdo con la expresidenta en el enorme “destrozo” que hicieron los numerosos casos de corrupción que afectaron a su gobierno y al partido durante la etapa en la que ella presidió esas dos instituciones ―partido y comunidad―, que es lo que ahora demanda Ayuso.

Egea, además, aprovechó para matizar unas declaraciones que él mismo hizo antes del verano en TVE y que se interpretaron como un apoyo a la intención de Ayuso de presidir también el PP de Madrid. Egea le mostró entonces su “total apoyo”. Pero este lunes precisó que lo mismo habría hecho si le hubieran preguntado entonces por las opciones del alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, al que muchos en el PP quieren contraponer a Ayuso para regular su creciente poder y tirón electoral, o incluso mencionó que lo habría dicho también de otros regidores madrileños, como el de Alcalá, Majadahonda o Boadilla. Después de muchos minutos sin hablar nada más que de Ayuso y la crisis del PP de Madrid, Egea remachó que no pensaba ocupar más tiempo sobre esos asuntos porque en la dirección nacional están centrados en otras cosas. “Y me quedo aquí”, resolvió para cortar nuevas cuestiones sobre el mismo tema.

15 Septiembre 2021

Isabel: de Sol a Moncloa

Raúl del Pozo

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Cuando Madrid era un aldeón manchego y la Puerta del Sol un reloj sin cuerda, una lonja de tusonas, había peleas entre gobernantes más feroces que las de hoy. Se batían los políticos en El Retiro. Ahora no hay duelos, sino riñas, como la que estamos presenciando en la derecha y no en la socialdemocracia, donde sólo manda uno. El Gobierno estaba acorralado con la factura de la luz y con el deshonor que, según el PP, va a consumarse cuando el presidente del Gobierno se siente en una mesa donde los separatistas exigen amnistía y autodeterminación. Pero el mismo PP que le empitona le echa un capote. Según Pablo Casado, por un puñado de votos en el Parlamento Pedro Sánchez va a aceptar el referéndum que le piden la Generalitat y Waterloo.

Cuando lo decía ya había estallado la conflagración en el PP con tres frentes: Cibeles, Sol y Génova, donde Baldoví ha olido el napalm. Se ha armado el alboroto antes del tiroteo por la entrevista de Juanma Lamet a Esperanza Aguirre. Isabel Díaz Ayuso, que según sus adversarios se ha cansado de Sol y quiere ir a Moncloa, anunció que se presentará «sí o sí» a presidir el partido en Madrid; y añadió que «ni tercera vía ni leches», contestando a la propuesta de la dirección nacional. No leyó la entrevista a Esperanza porque sabía que no iba a dormir; cuando la sorbió a las seis de la mañana, dijo: «¡Madre mía!», y se fugó a Italia con MAR y Lasquetty, donde recibió el premio Llama de la libertad del Instituto Bruno Leoni por su gestión de la pandemia: «defendiendo la salud y la libertad de los ciudadanos». En el discurso dijo que la izquierda española ha mostrado en la pandemia su cara más puritana y sus ansias de poder. Lo dice la del cine mudo, que intenta acabar con los chiquilicuatres que, según Esperanza Aguirre, rodean al alcalde y a la dirección del partido.

Ahora, Isabel hará la maletas para ir al Capitolio de Washington. Pablo Iglesias, decayendo en tertuliano, ha descubierto que en la derecha desean que Isabel sea la dirigente del PP. Esperanza ya avisó de que el triple liderazgo no tiene sentido.

Teodoro García Egea, murciano yudoca, ha respondido a Esperanza: «Lo que destrozó al PP en Madrid fue la corrupción». Y se ha armado el escándalo. Nadie entiende que pedir normalidad en el PP termine con el secretario general dando munición a los adversarios.

15 Septiembre 2021

Guerra ‘chilicuatricida’

Emilia Landaluce

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EL VOTANTE de centroderecha no entiende lo que está pasando en Madrid con las pugnas Ayuso/Almeida/Génova/Sol. En Richelieu me lo preguntaban mis amigas, que solo quieren votar para echar a Sánchez. Pero ¿por qué se pelean Génova y Ayuso? En realidad, trato de explicar, una formación política no dista demasiado de una empresa (salvo por el dinero público). Y controlar las listas (ya que las tontas parece que se les escapan) sirve para colocar afines y asegurar el control del partido en caso de que a la tercera no sea la vencida. Sino el vencido.

¿Es tan simple? La realidad es que sí. No hay pugna ideológica, ni batallas culturales, ni debates de alto calado… Tampoco preocupan los intereses de los ciudadanos y, ni mucho menos, presentar una alternativa al rodillo moral de la izquierda. Es tan solo aglutinar el poder del dedazo, de la organización, del carguito… Nada que ustedes no hayan visto en Vistalegre entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón y que supuso el fin de Unidas Podemos. Da bastante asco porque al centroderecha le repugnan las luchas fratricidas y ya le molestó bastante que el partido se le vaciara de abogados del Estado, como el propio alcalde, por cierto.

Al votante del PP le jode que dos de sus favoritos, Almeida y Ayuso, se revuelquen en ese barro mezquino que es la ambición. O la envidia, que «va tan flaca y amarilla que muerde pero no come». Incluso aunque sea la de otros. Lo cierto es que el PP estaba muerto tras el sorpasso de Vox en las catalanas pero la incontestable victoria de Ayuso le ha colocado en cabeza de todas las encuestas. Sobre todo porque Sánchez quedó noqueado y cada golpe a la presidenta de Madrid se le vuelve en contra. Basta con comprobar lo que pasó con las mentiras del pobrecito ponecuernos sadomaso de Malasaña.

El lunes Esperanza Aguirre verbalizó que las bases quieren votar frente a lo que consideran imposiciones de Génova. No sé si se han dado cuenta de que aunque sea frente a «chiquilicuatres» y «niñatos» le regalan un nuevo relato al fenómeno Ayuso. Se repite la historia de la aventurosa (más que aventurera) que se enfrenta y gana al aparato del partido. ¿Les recuerda a algo? Al Sánchez al que todo le salía bien.

Mientras, el centroderecha se desconcierta porque no entiende que al final la política no sea menos mezquina. Y menos que Sánchez pueda observar todo el numerito muerto de risa. Bueno, muerto, no. Resucitado de risa.

15 Septiembre 2021

¿Harakiri en Madrid del PP?

Víctor de la Serna Arenillas

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Nunca lo había tenido tan a tiro el Partido Popular en Madrid. Dos jóvenes políticos limpios del polvo y la paja de los años anteriores, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, habían conquistado las riendas de la región y la capital madrileñas, las más importantes de ese caleidoscopio cada día más ininteligible que es la España de las autonomías y las autonosuyas, y además habían conectado con los ciudadanos a base de medidas sensatas y sin alharacas, y estaban estableciendo el fundamento para una duradera época de administración liberal y eficaz en una zona que cada día se convierte más en el espejo de lo que desearía gran parte del país, abrumado y desconcertado por el circo nacionalista.

Bien, pues a punto estamos de acabar con la ilusión. A ese extraño ente llamado Génova, desde el cual Pablo Casado emite muy de cuando en cuando algún sonido inteligible, le ha sentado mal que la presidenta de la Comunidad desee presidir el partido madrileño, y se han activado todos los mecanismos para crear una ruptura entre Ayuso y Almeida, a la vez que se proclama que nada de adelantar el congreso del PP regional como la presidenta pide -con cierto sentido común, porque el desafío electoral está a la vuelta de la esquina-, y además el inefable secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha aprovechado la entrada en el debate de Esperanza Aguirre para atizar el fuego: fue la horrible corrupción del PP cuando mandaba Aguirre la que los llevó a la derrota, dice Egea.

La irresponsabilidad de este señor cuando todas las causas en las que se pretendía implicar a Aguirre han terminado en vía muerta nos devuelve a la memoria esa vieja tradición de la derecha democrática española desde 1978: antes entregar el poder a la izquierda que aceptar a la parte de la derecha que menos nos gusta. Regresamos cuatro decenios atrás, al sabotaje desde dentro de la Unión de Centro Democrático de Adolfo Suárez, triunfador en las primeras elecciones después del franquismo, por parte de sus supuestos compañeros democristianos, a los que no gustaba la línea liberal impuesta, además, por un ex mandamás del franquismo como Suárez.

Damos el salto a 2021 y nos encontramos con un Partido Popular dispuesto de nuevo al harakiri ceremonial. Esta vez, por fortuna, sólo en Madrid… pero desde aquí hasta el infinito. La izquierda se pelea, pero la derecha parece aficionada a suicidarse.

17 Septiembre 2021

En el PP son imbéciles

Eduardo Inda

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Cuando ayer titulábamos en Okdiario «Sánchez ‘da palmas’ en Moncloa con la guerra del PP en Madrid: ‘¡Se han vuelto locos!’» no exagerábamos un ápice. Era, textualmente, lo que nos había contado un fontanero pata negra de Moncloa próximo, no, lo siguiente, al presidente del Gobierno. Nos trasladaba el razonamiento cartesiano de alguien al que se le puede discutir prácticamente todo pero no su eficaz maquiavelismo y su efectivo trilerismo, amén de un conocimiento superlativo de los entresijos de esa política madrileña en la que echó los dientes y una oculta admiración por ese PP local al que los suyos jamás han logrado derrotar en el siglo XXI. Gallardón, que fue alcalde mientras él no pasaba de ser un edil del montón, suele referirse al personaje en términos muy elocuentes: «Sánchez era el concejal más de derechas del Ayuntamiento de Madrid, incluidos los míos». Por una vez, y sin que sirva de precedente, nuestro primer ministro tiene razón. El PP le metió a él, que no al pobre Gabilondo que no pintaba nada en ese entierro, una tunda de padre y muy señor mío el 4-M. Palizón que cambió la historia. Desde ese fatídico martes nada ha vuelto a ser igual. Las encuestas se dieron la vuelta y desde entonces el PSOE está sistemáticamente a 35 escaños de diferencia por mucho que ese malversador de caudales públicos que es Tezanos hable de goleada sanchista en un CIS cocinado a unos niveles que dejan reducido a Dabiz Muñoz a la condición de experto en comida basura. Casado tiene Moncloa más cerca que nunca, entre otras cosas, porque el todavía presidente ha entrado en eso que los psiquiatras denominan «estrategia del error permanente» y porque los cambios de tendencia política es casi misión imposible revertirlos. Génova 13 disfrutaba hasta hace 10 días del mejor momento desde 2011 y parió la abuela, el abuelo o el abuele. No sé de quién es la culpa de esta pelea de gallos. Intuyo que más de ese deseo del general secretario del PP, Teodoro García Egea, por controlar las territoriales, que de un Miguel Ángel Rodríguez que está a lo suyo, vender la extraordinaria gestión de su «amita», Díaz Ayuso. Tan legítimo es lo uno como lo otro. Aunque tal vez al listísimo García Egea habría que explicarle que tampoco es cuestión de entrar cual elefante en cacharrería en cada una de las autonomías, especialmente en las que gobiernan. También tiene cabreado como una mona a un tipo que es lo más parecido al Hombre Tranquilo de John Wayne: Juanma Moreno. Sea como fuere, tengan razón los unos, esté del lado de los otros, una cosa está clara: el enemigo no está en casa. El adversario se llama PEDRO SÁNCHEZ. A él han de dirigir todas sus fuerzas, todo su talento y todas sus razones, que no son pocas. Griegos y romanos, que por algo son los más grandes imperios de la Antigüedad, tenían meridianamente claro que la estrategia más efectiva en el arte de la guerra consiste en dividir al enemigo. «Divide et impera», que decía Julio César. Lo peor de todo es que este fuego no es enemigo, sino más bien amigo. Basta ya de caballos de Troya en el PP. Esto es como si Colón se hubiera peleado con los Pinzón cuando tenían a tiro de vista San Salvador. Una imbecilidad nivel dios. ¡Basta ya!