1 febrero 1958

La guerra fría se traslada al espacio

Estados Unidos pone en órbita su primer satélite, el ‘Exploren 1’, para restablecer su duelo inter-espacial con la Unión Soviética

Hechos

El 31.01.1958 fue lanzado al espacio el primer satélite de los Estados Unidos de América.

Lecturas

El satélite Sputnik se lanzó en 1957.

presidente_eisenhower  El presidente de los Estados Unidos, el General Dwight Eisenhower, ordenó a sus técnicos espaciales ir a marchas forzadas para poder igualar a los rusos que les habían infringido una derrota al adelantarse a ellos como primer país en lanzar un satélite al espacio.

La siguiente será la batalla por sacar al primer hombre al espacio. 

El Análisis

"Explorer" al rescate del orgullo americano

JF Lamata

Finalmente, Estados Unidos ha devuelto el golpe. El 31 de enero de 1958, el satélite Explorer 1 fue lanzado al espacio, marcando la entrada oficial del país en la carrera espacial, iniciada meses antes con el humillante éxito soviético del Sputnik. Dwight D. Eisenhower, presidente con fama de sobrio y prudente, ha comprendido que en la Guerra Fría no basta con la razón; también se libra una batalla de símbolos, y no hay mayor símbolo hoy que conquistar el cielo. El Explorer es más que un satélite: es una declaración. América no se queda atrás.

Pero la hazaña tiene sus aristas. Para lograrlo, Washington tuvo que mirar a su pasado más incómodo: muchos de los cerebros detrás del éxito, incluido Wernher von Braun, fueron técnicos alemanes reclutados tras la Segunda Guerra Mundial. Hombres que antes diseñaban cohetes para Hitler, ahora lo hacen para la libertad occidental. Contradicciones de la política cuando la urgencia se impone. La presión del fracaso anterior fue tan grande que esta victoria tecnológica se ha cocido a fuego forzado, con resultados, por suerte para los estadounidenses, espectaculares.

La rivalidad no ha hecho más que empezar. Si ayer fue el turno de los satélites, mañana lo será el de las naves tripuladas. Moscú y Washington corren a ver quién pone al primer hombre en órbita, y lo hacen con una mezcla de orgullo nacional y miedo mutuo. Porque en el fondo, cada cohete que despega también recuerda que la tecnología que eleva satélites puede caer como lluvia atómica. El Explorer surca el cielo, pero sus efectos se sienten con fuerza en la Tierra.

J. F. Lamata