26 octubre 2009

Están acusados de una trama de corrupción: adjudicaciones a cambio de comisiones

Estalla el ‘Caso Pretoria’: Garzón encarcela al alcalde de Santa Coloma (PSC) y a dos viejos jerarcas de CiU (Alavedra y Prenafeta)

Hechos

  • El 26.10.2009 por orden del Juzgado de Instrucción Nº5 de la Audiencia Nacional fueron detenidos cautelarmente al alcalde de Santa Coloma de Gramenet  D. Bartomeu Muñoz (PSC), al concejal de Urbanismo de la localidad, D. Manuel Dobarco Touriño, al gerente, D. Pascual Vela, D. Macià Alavedra Moner y D. Lluís Prenafeta (ex consejeros con CiU) y D.  Luis García (PSC).

Lecturas

El 27 de octubre de 2009 se produjo una redada en Cataluña contra una presunta trama de corrupción instruida por el juez de la Audiencia Nacional D. Baltasar Garzón Real en torno al ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet. Se investiga si empresas municipales han sido utilizadas para blanquear dinero de paraísos fiscales a través de la adjudicación de obras de construcción.

Entre los detenidos se encuentra el alcalde D. Bartomeu Muñoz Calvet (PSC) y el concejal de Urbanismo D. Manuel Dobarco (PSC) y D. Luis García Saéz (PSC). El caso también alcanza a dos figuras históricas de Convergencia i Unió, D. Macià Alavedra Moner y Lluís Prenafeta Garrusta, destacados colaboradores de D. Jordi Pujol Soley, que también son encarcelados.

Doña Pilar Rahola Martínez escribe el día 28 de octubre de 2009 en La Vanguardia un artículo contra los Sres. Prenafeta Garrusta y Alavedra Moner y solicitando a los políticos a que tiren de la manta de todos los escándalos que resten. Desde el diario Avuí el día 30 de octubre de 2009 D. Salvador Sostres Tarrida escribe deplorando la actitud de la Sra. Rahola Martínez y defendiendo que los Sres. Prenafeta Garrusta y Alavedra Moner eran ‘soldados de la patria catalana’ con una hoja de servicios que nunca ha tenido ella, a la que acusa de tener una trayectoria de ‘piratería e indecencia’. La Sra. Rahola Martínez no responde con un artículo, pero ese día 30 de octubre en 2009 interviene en TV3 y asegura ‘al que insulta’ (sin identificarle por su nombre, pero en aparente referencia al Sr. Sostres Tarrida) de que no se dejará intimidar y seguirá denunciando la corrupción.

Quien sí replica al Sr. Sostres Tarrida es D. Josep María Fonalleras en El Periódico de Catalunya el 31 de octubre de 2009 ridiculizando su expresión de ‘soldados de la patria’.

 «Adiós al ‘oasis catalán'», titulaba E-NOTICIES, en referencia a la idea de que en Cataluña, al contrario que en el resto del Estado no había corrupción y era ‘un oasís’. 

 

28 Octubre 2009

La mancha se extiende

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Garzón ordena detener a dos ex altos cargos de Pujol y a un alcalde socialista en Cataluña

El chaparrón de la corrupción se extiende como una mancha de aceite por toda la geografía española. Al caso Gürtel que afecta a la Comunidad Valenciana, Madrid, Galicia y Castilla y León, se han sumado Baleares -con el asunto Munar- y Cataluña, con el saqueo del Palau de la Música y ayer todavía otro nuevo episodio: la detención en Barcelona de ocho personas en relación con un supuesto caso de tráfico de influencias, blanqueo de capital y cohecho en Santa Coloma de Gramenet, al parecer por unos 20 millones de euros. El actual alcalde socialista de la localidad del cinturón barcelonés -Bartomeu Muñoz- y dos ex altos cargos de la Generalitat pujolista -Macià Alavedra y Lluís Prenafeta- están a la espera de prestar declaración ante el juez Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional.

Los nombres de Alavedra -ex consejero de Gobernación, Industria y Economía y Finanzas de la Generalitat- o el de Prenafeta -secretario de Presidencia y mano derecha durante años de Pujol- no son unos desconocidos en los tribunales. Prenafeta, que ha llegado a estar imputado en varios, siempre ha salido indemne, aunque en alguno de los casos hubiera, según el juez, «aromas de corrupción». Alavedra simplemente ha sido citado a declarar en un caso como el de la extorsión a empresarios catalanes que practicaba el juez Luis Pascual Estevill, vocal del Consejo General del Poder Judicial nombrado a propuesta de CiU. La detención de ambos -ahora ya convertidos en hombres de negocios sin aparente vinculación directa con el actual núcleo dirigente de Convergència- no ha sorprendido. Caso distinto es el del alcalde de Santa Coloma, un socialista sui géneris, que reside en el corazón de la Barcelona burguesa y ejerce su cargo político en una ciudad de la periferia obrera.

La reacción del Partit dels Socialistes de Catalunya ha sido fulminante en tiempos en que otros partidos -el PP con Gürtel y CDC con la financiación de la Fundación Trias Fargas con dinero del Orfeó Català- se toman el tiempo que necesitan y más antes de adoptar medidas. El PSC ha anunciado, al poco de conocerse las detenciones, la suspensión temporal de militancia y la creación de una gestora en Santa Coloma hasta que el juez decida el grado de inculpación de tres de los detenidos que están afiliados al partido. Convergència, siguiendo su línea habitual, ha pedido respeto a la presunción de inocencia y sostiene que no tomará medidas contra simples afiliados.

Nada es edificante en este nuevo caso de corrupción, que ha surgido tirando del hilo de las cuentas que, al parecer, Alavedra y Prenafeta tenían en el BBVA Privanza de las islas Jersey. Con la crisis económica que azota al extrarradio barcelonés -Santa Coloma tiene un paro de más de un 15% con una población de casi 120.000 habitantes-, el incremento de la desafección política y de la desconfianza hacia partidos e instituciones es la consecuencia predecible de esta mancha de corrupción que va extendiéndose a ojos vista.

 

28 Octubre 2009

Garzón tira de la manta

Pilar Rahola

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El azar, que tiene una mala uva considerable, ha hecho coincidir las palabras de Jordi Pujol en TV3 con la detención de dos de sus colaboradores históricamente más emblemáticos. Por supuesto, todo está por ver, todo es presunto y todo parece haber ocurrido después de su paso por la Generalitat, pero no deja de ser llamativo que Prenafeta y Macià Alavedra sean detenidos el día después de que Pujol pidiera silencio, bajo amenaza de «tirar de la manta». ¿De qué manta hablaba Jordi Pujol? Por supuesto, él se estaba refiriendo al caso Palau, y no creo que tuviera en mente ninguna presunta vinculación de sus viejos colaboradores con mafias rusas, ayuntamientos socialistas y obras públicas. Pero algo flotaba en el aire, y no olía bien: Pujol parecía insinuar que sabía «cosas», que estas «cosas» no eran lícitas o legales, y que solo las diría si le tocaban demasiado las cosquillas. Es decir, para justificar los incómodos vasos comunicantes entre el Palau y la Fundació Trias Fargas, el honorable president amenazaba con destapar otros putrefactos cadáveres, en los armarios vecinos. Algo parecido insinuó el presidente de la Trias, antes de que le taparan raudamente la boca. Pero la boca de Pujol habla desde más alto y aún no ha nacido quien le ponga bozal. Y así, alegremente, se plantó en el Àgora de TV3 y espetó su bonita amenaza. Y todos contentos, que en el pa amb tomàquet catalán nunca corre la sangre.

¿Nunca? Parece que este contundente adverbio empieza a perder su sentido gracias a los dos casos que están abriendo en canal las entrañas catalanas. Primero el escándalo Millet y ahora el añadido del escándalo de Santa Coloma de Gramenet, con concejales socialistas y notables convergentes de la misma manita. Esa manta que enseñó la patita con el 3% de Maragall, pero que volvió al silencio sepulcral, empieza a mostrar algunas de sus vergüenzas. Pero no la hemos tirado desde Catalunya, cuyo silencio cómplice compromete a toda nuestra sociedad, sino desde las altas instancias penales españolas. Es decir, en temas de corrupción, suerte que no somos independientes… Lo cual me retorna a Pujol y, con él, al global político: ¿qué significa que podrían tirar de la manta unos y otros? Pues tírenla de una vez, desnuden sus vergüenzas y limpien las cloacas de nuestra venerable sociedad. Basta ya de ex presidentes que enseñan la puntita para poderla esconder mejor. Basta ya de hablar del problema de la financiación de los partidos: ¡arréglenlo! Basta, en definitiva, de omertà a la catalana. En este país no hemos vivido en un sorprendente oasis de honestidad, alejados de la corrupción mesetaria. En este país hemos vivido con pinzas en la nariz, convencidos de que la patria bien valía un maloliente pantano. Hasta que, ¡oh!, llegaron de Madrid y empezaron a tirar de la manta. ¿Esto ha acabado? Ojalá esto acabe de empezar.

Pilar Rahola

30 Octubre 2009

El bolso de Pilar Rahola

Salvador Sostres

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No desitgem el conflicte però quan arriba, com a mínim, pots fer net d’agenda. Cada dia coneixem més gent i cada dia, per tant, tenim menys estona. A propòsit de les detencions dels meus amics, he esborrat dos números de la meva agenda telefònica. Un d’ells és el de la Pilar Rahola. Aquesta senyora que dimecres es va permetre d’escriure un article menyspreant els senyors Alavedra i Prenafeta i demanant-li al jutge Garzón llum i taquígrafs, tot dient que sort que no érem independents perquè si no aquestes coses mai no s’investigarien. Em causen espant l’interior dels bolsos de les dones però n’hi ha un que conec perfectament i no és pas el de la meva esposa sinó precisament el de la Pilar Rahola, per la descripció que en feia el Lluís, que l’havia vist tantes vegades. Aquesta Pilar convertida ara en moralista d’anar per casa, es presentava a Palau quan Lluís Prenafeta era el secretari general de la Presidència a exigir boniques sumes de bitllets en nom d’una presumpta fundació catalanista. Obria el bolso fins que li omplien. Era aquella Generalitat que sentia com un deure ajudar tota iniciativa cultural o política en favor de la nació. Al final, però, tothom va poder comprovar com d’escassa fou l’activitat d’aquesta fundació comparada amb la voracitat de la seva recaptadora. Aquesta Pilar Rahola del «usted no sabe con quién está hablando». Aquesta Pilar Rahola que quan va marxar d’Esquerra s’endugué l’acta i el sou de tots els càrrecs públics que en nom del partit ocupava en una demostració de pirateria insòlita fins llavors a la política catalana. I la Pilar del bolso és qui gosa donar lliçons d’honradesa a dos polítics dels quals coneixem un impressionant full de serveis al país, cosa que hem de dir que mai no hem conegut d’ella. Encara no sabem de què s’acusa els senyors Prenafeta i Alavedra ni quina solidesa tindran aquestes acusacions, en cas que arribin, venint del jutge que vénen. En canvi sí sabem qui ets, Pilar, i amb qui estem parlant, i la teva llarga llista d’indecències

Pilar Rahola

26 Octubre 2009

La corrupción empieza a ahogar la democracia

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La corrupción salpica toda la geografía española, como una fiebre contagiosa de la que no se libra ninguna comunidad ni ningún partido político. El viernes pasado, era detenido el alcalde de El Ejido, anteayer, el alcalde y tres concejales de Castro de Rei (Lugo) y ayer, siete personas relacionadas con una trama de blanqueo de dinero y especulación inmobiliaria en Santa Coloma de Gramanet y otros municipios de Barcelona.

Entre los detenidos, destacan dos viejas glorias de CiU, Macià Alavedra y Lluís Prenafeta, importantes colaboradores de Pujol y hombres clave en el Gobierno de Cataluña en los 80. Otro de los implicados es Bertomeu Muñoz, alcalde del emblemático feudo de Santa Coloma desde 2002 y miembro del Comité Federal del PSOE.

La trama de Cataluña tiene la peculiaridad de que la corrupción es transversal: afecta tanto al PSC como a CiU. Queda de manifiesto que, por encima de las ideologías, la corrupción puede unir a alcaldes, concejales, empresarios y conseguidores sin escrúpulos, dispuestos a cualquier cosa con tal de enriquecerse.

El portavoz del PSC, José Zaragoza, prometió ayer que expulsarán a los militantes que sean acusados por el juez Garzón. Pero ello no basta. El partido debería haber detectado antes esos comportamientos. Ahí está el lujoso tren de vida de Bertomeu Muñoz, uno de los capitanes del PSC, que no vivía en Santa Coloma sino en el elitista Turó Parc de Barcelona, lo cual resulta insólito.

Alavedra y Prenafeta ya habían sido imputados en diversas causas, que siempre se habían archivado. Pero tenían una turbia reputación en el oscuro mundo de los negocios en Cataluña, en ese oasis donde también ha aparecido el charco del Orfeó Català, caso en el que Félix Millet estafó unos 20 millones que repartió entre sus propios bolsillos y los de sus amigos de todos los partidos.

Ya Pasqual Maragall amenazó en 2005 con tirar de la manta del famoso 3% que echó en cara a Artur Mas, pero ni el PSC ni CiU estaban interesados en investigar porque las miserias afectaban probablemente a los dos partidos por igual. Jordi Pujol, partidario de no mirar debajo de las alfombras, advirtió el lunes: «Si hay que entrar, entramos». Toda una filosofía que explica lo que está sucediendo.

Ya no es suficiente llevarse las manos a la cabeza y expresar repudio por el latrocinio consumado. Hay que realizar reformas legales y extremar los mecanismos de control para que estos hechos no se repitan. Ayer todos los partidos aprobaron en el Congreso un endurecimiento de las penas de los delitos de corrupción, una iniciativa insuficiente pero que va en la buena dirección.

Los partidos no han sido capaces de atajar hasta ahora esta lacra, con casos tan recientes como Gürtel, Mercasevilla, Benidorm, El Ejido, Palma y Unión Mallorquina, en el que María Antonia Munar ha tardado años en ser imputada -a pesar de sus continuos desmanes- gracias a la impunidad que le proporcionaba su alianza con Antich. El espectáculo es desolador, mientras cunde el descrédito de una clase política que utiliza los escándalos para minar al adversario pero que mira para otro lado hasta que la Justicia actúa cuando el cohecho está en sus filas. No hay una solución fácil a esta desvergüenza. Pero si los partidos tienen voluntad de combatir el mal, podrían llegar al acuerdo de crear una comisión parlamentaria que acometiera las reformas legales en todos los órdenes -desde el Código Penal a la legislación en urbanismo- para erradicar estos comportamientos.

O la democracia acaba con la corrupción o la corrupción acabará poco a poco con la democracia. Los líderes políticos tienen que elegir cuál es la opción por la que se decantan.

31 Octubre 2009

Soldados de la patria

Josep María Fonalleras

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Según Salvador Sostres, ahora resulta que Alavedra y Prenafeta son dos soldados. ¡Ostras! Dos mariscales de campo, más bien, o dos brigadas, nomenclaturas militares más apropiadas a su físico o a su comportamiento. Dejémoso en soldados. Dos patriotas, dice S. S., dos gudaris. Es muy curiosa esta identificación castrense tan nacionalista, sobre todo porque pone el énfasis en la categoría inferior del Ejército. Es soldado quien lucha cuerpo a cuerpo, quien utiliza la bayoneta, quien paga con la vida la alta decisión de conquistar esa colina tan estratégica. Un soldado es la encarnación en sí mismo del combate. Es una metonimia: hablamos de soldado, pero estamos diciendo lucha por la causa.

¿Y cuál es la lucha por esta causa? ¿En qué consiste? «Si han hecho de más o de menos para seguir contribuyendo a la resistencia nacional, me parece muy bien», dice S. S. De más o de menos. Faltaría más: nada, cuatro minucias, unos cuantos timos, un par de recalificaciones. Y todo esto (si es que se demuestra, por Dios: viva la presunción de inocencia), porque este es «un país ocupado y atracado, y los equilibrios que hay que hacer no siempre son de buen gusto».

Las encendidas opiniones de Sostres las habría podido firmar Tony Soprano, porque parecen perfectamente las de un mafioso. Así declaro. Decir ‘haber hecho de más o de menos», y hablar de cuestiones estéticas cuando nos referimos a principios éticos es utilizar un lenguaje estrictamente criminal, lleno de eufemismos, sarcástico. Son soldados que, en vez de disparar o poner bombas, se dedican a hacer más o menos, porque ‘siempre hay quien se ensucia las manos para que no tengas que ensuciarte las tú».

Es una buena y patriótica definición, sí señor. Yo tengo otra, que está grabada en latín en los tribunales americanos: «Hágase justicia, aunque el cielo se hunda».

31 Octubre 2009

Justicia a discreción

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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La firmeza de Garzón con la trama de corrupción catalana pone en evidencia al juez del 'caso Palau'

El juez Baltasar Garzón decretó anoche prisión para los principales implicados en el entramado corrupto desarticulado en Cataluña, con ramificaciones en el PSC y CiU: el alcalde socialista de la localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramenet, Bartomeu Muñoz, y uno de sus cargos de confianza; los convergentes Macià Alavedra y Lluís Prenafeta, ambos ex altos cargos y hombres de confianza en la Generalitat del ex presidente Jordi Pujol; y el ex diputado autonómico Luis García, Luigi, expulsado años atrás por el PSC y considerado el cerebro de la red. Los nueve imputados, detenidos entre el martes y el miércoles por la Guardia Civil, fueron ayer conducidos, esposados, a la Audiencia Nacional.

Éstos son los hechos escuetos, pero tras ellos se dibujan algunos rasgos llamativos. Para empezar, la supuesta connivencia entre munícipes del PSC y destacados militantes de Convergència, cuya manifiesta rivalidad política no fue obstáculo para que urdieran, según el instructor, una trama diseñada para blanquear capitales y generar comisiones millonarias a cambio de turbias recalificaciones urbanísticas y adjudicaciones amañadas. Puede haber casos particulares, pero en principio cuesta imaginar que en el resto de España se sellen alianzas semejantes entre militantes de partidos en disputa por el poder, como el PSOE y el PP. Particularidad nada honrosa que revela la inconsistencia argumental de quienes pretenden asociar la corrupción a una u otra sigla. Menos paralelismos presenta la reacción ante este escándalo por parte de los partidos concernidos: mientras el PSC anunció la suspensión de militancia de sus ediles imputados, Convergència rehusó hacer lo propio con Prenafeta y Alavedra, alegando que ya no son dirigentes, cuando sí son militantes y este último, miembro del consejo asesor del partido.

La contundente actuación del juez también da pie a otros contrastes. Basta recordar que el PP recusó a Garzón por «socialista» cuando desató la operación Gürtel, y que luego Mariano Rajoy denunció que se dispensaba mejor trato a los ediles socialistas acusados de corrupción que a los cargos de su partido. Las imágenes del alcalde socialista de Santa Coloma, que con esposas llegó al juzgado y con ellas regresó a la cárcel de Soto del Real, desmienten el victimismo del PP.

Ha querido el azar que Garzón haya asestado un golpe a la corrupción en Cataluña cuando arreciaban las críticas al instructor del caso Palau, Juli Solaz, que rechazó dictar prisión preventiva para los encausados -estafadores confesos- con el argumento de que la ley no se lo permitía. Lo que prueba la conveniencia de que los jueces utilicen con prudencia el margen de discrecionalidad que la ley les reconoce, para que esta diversidad de actitudes no aumente el desconcierto y desconfianza con que la ciudadanía observa comportamientos tan dispares ante situaciones similares por parte de los encargados de administrar justicia.