27 julio 1914

Un mes después del atentado de Sarajevo las Potencias Centrales entran en batalla con la Entente Cordiale

Estalla la 1ª Guerra Mundial: Alemania declara la Guerra a Rusia y Francia, mientras el Imperio Austro-húngaro lo hace con Serbia

Hechos

El 28.07.1914 Alemania y Austria-Hungría entraron en Guerra contra Serbia, Francia, Rusia y Gran Bretaña.

Lecturas

El estallido de la Gran Guerra es consecuencia del atentado de Sarajebo.

RESPONSABLES DEL ESTALLIDO DE LA GUERRA

1908_FranciscoJose  El emperador del Imperio Austro-Húngaro (Austria-Hungria) declaró la guerra a Serbia con el objetivo de vengar la muerte de su sobrino, el archiduque Francisco Fernando, asesinado por un nacionalista serbio, a pesar de la protección de Rusia.

1912_cancilleraleman  El canciller de Alemania, Theobald von Bethmann-Hollweg, con el respaldo del Kaiser Guillermo II, dio todo su apoyo al Imperio Austro-Húngaro e incluso lo apremió para que iniciara la guerra. Con la excusa de esta, declaró la guerra a Rusia y a su aliado Francia.

El asesinato en Sarajebo del heredero del trono austro-húngaro, el archiduque Francisco Fernando, obligó a Austria-Hungría y al Imperio de Alemania a tomar medidas contra Serbia y Rusia que afectaban también a la triple Entente (Francia, Reino Unido y Rusia). La lucha por la hegemonía y la agresiva política de alianzas practicada en Europa condujeron a la Primera Guerra Mundial. A estas razones se sumaron también el nacionalismo y la carrera armamentística de las grandes potencias, las tensiones en el Estado multinacional austro-húngaro, así como las exigencias de Rusia para tener salida libre al Bósforo y los Dardanelos. Finalmente, los últimatums y las movilizaciones precipitaron al mundo a la ‘catástrofe originaria del siglo XX’ en palabras del escritor Golo Mann.

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Ultimatum a Serbia

El 19 de julio el consejo de ministros de Austria-Hungría decidió arreglar la mente a Serbia y el 23 lanzó un ultimatum. Al día siguiente el gobierno alemán advirtió a las potencias europeas que el conflicto austro-serbio debía ser regional, pues en caso contrario podría tener consecuencias impredecibles.

Declaraciones de guerra

Pese a los intentos de mediación británicos, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Rusia y Alemania decidieron la movilización general.

Alemania declaró la guerra a Rusia. El gobierno francés afirmó que actuaría en funcion de los intereses del país. El gobierno de Londres ordenó la movilización de la flota y, al día siguiente, aseguró la protección de la costa francesa del mar del Norte.

Tras la declaración de guerra a Francia, las tropas alemanas invadieron Bélgica pese a que el gobierno belga no les había autorizado a atravesar el país. Reino Unido exigió a Alemania el respeto a la neutralidad de Bélgica. El ultimatum y la ruptura de las relaciones diplomáticas equivalían a una declaración de guerra.

El 6 de agosto Serbia declaró la guerra Alemania al tiempo que Austria-Hungría declaraba la guerra a Rusia. Cinco días después Francia se enfrentaba a Austria-Hungría. El día 12 Reino Unido intervenía oficialmente en la guerra contra las potencias centrales.

Momentos clave de la guerra:

El Análisis

Europa en llamas

JF Lamata

Y al fin, lo inevitable ha ocurrido: Europa está en guerra. El 28 de julio, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Apenas una semana más tarde, la red de alianzas y resentimientos que durante años tensó el continente ha estallado como un artefacto infernal. Alemania ha declarado la guerra a Rusia y a Francia; el Reino Unido se ha sumado tras la violación de la neutralidad belga. Las Potencias Centrales —Alemania, Austria-Hungría y el Imperio Otomano— se alinean frente a las fuerzas de la Entente: Francia, Rusia, el Imperio Británico… y quién sabe cuántos más antes de que acabe este agosto negro.

Los telegramas diplomáticos, los ultimátums, los despliegues de tropas y los manifiestos patrióticos han sido tan rápidos como el entusiasmo con que no pocos ciudadanos, en Berlín, Viena, París o Londres, han recibido las noticias. Se ha dicho que la guerra es inevitable, regeneradora, incluso gloriosa. Hay jóvenes en las calles brindando por la victoria antes de disparar un solo tiro.

Pero esta guerra, que ahora se viste de banderas y fervor nacional, no será breve ni limpia. Los Estados Mayores prometen avances relámpago, conquistas en semanas, pero quienes hemos visto otras guerras sabemos que las batallas no las ganan las proclamas, sino el barro, la sangre y el hambre. Europa no ha entendido que el precio del orgullo nacional puede ser el sacrificio de generaciones enteras. Lo que comienza con himnos puede acabar con tumbas sin nombre.

Vivimos los primeros días de un conflicto que puede definir este siglo. Y estará escrito con sangre.

J. F. Lamata