20 febrero 2002

Al joven, que ha perdido una pierna, se le consideraba alineado en el sector del PSE-EE más partidario de un acercamiento al PNV que de cualquier tipo de pacto con el Partido Popular

ETA mutila de por vida al joven socialista Eduardo Madina al que pretendía asesinar por una bomba

Hechos

El 20.02.2002 la prensa informó del atentado terrorista contra el militante de las Juventudes Socialistas del PSE-EE-PSOE, D. Eduardo Madina.

Lecturas

2002_Madina D. Eduardo Madina estaba considerado como un miembro de las juventudes del PSE-EE partidario de un acercamiento al nacionalismo y visceralmente contrario a mantener acuerdos con el PP. Una posición que no ha impedido, como en los casos del Sr. Jáuregui o el Sr. Lluch que ETA haya querido asesinarle.

EL COMANDO ASESINO ETARRA

asierarzallus_ikerolabarrieta Los etarras  Asier Arzallus e Iker Olabarrieta fueron los responsables del intento de asesinato a D. Eduardo Madina, que le dejó mutilado de por vida.

20 Febrero 2002

Firmeza ante el terror

ABC (Director: José Antonio Zarzalejos)

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ETA ha vuelto a demostrar que su naturaleza criminal es inmutable. Ayer pretendió asesinar con una bomba lapa a Eduardo Madina Muñoz, secretario institucional de las Juventudes Socialistas del País Vasco. El atentado no logró acabar con la vida del joven dirigente socialista, pero las heridas sufridas obligaron a los médicos a amputarle la pierna izquierda. Este acto de brutalidad gratuita no ha sido, sin embargo, aleatorio. ETA ha golpeado a un partido debilitado por una profunda crisis interna que enfrenta ideas y personas, que está sufriendo la fuga constante de concejales y que se halla aún conmocionado por la pérdida, la semana pasada, de Juan Carlos Gutiérrez, estrecho colaborador de Nicolás Redondo. Es un sangriento paso más en la táctica de la desertización constitucional del País Vasco, que busca la abdicación del socialismo de la misma forma que persigue la alienación por el miedo de todos aquellos que resisten, por su función política o institucional o por su militancia personal, la imposición de la construcción nacional pretendida por ETA y el nacionalismo. El atentado contra Eduardo Madina es también el argumento que cíclicamente recuerda que ETA no cambia sus objetivos ni sus procedimientos, y que cualquier oferta de diálogo en el contexto del terror es, ante todo, una actitud política débil, que estimula a la banda terrorista a seguir asesinando, porque el diálogo, tal y como es planteado por el nacionalismo, supone premiar políticamente la violencia. Por eso, la única respuesta posible y legítima al terrorismo sigue siendo la aplicación de la ley, y a la doble moral nacionalista, la firmeza constitucional, respuestas que se acaban encontrando en planteamientos políticos comunes -defensa de la Constitución y rechazo a la autodeterminación- por la coincidencia de fines del nacionalismo y de ETA.
Algunas de esas respuestas ya fueron anunciadas ayer, tras la reunión de la comisión de Seguimiento del Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo. Otras quedan pendientes del Congreso extraordinario de los socialistas vascos. El PSOE apoyó sin reservas las propuestas de reforma legislativa planteadas por el Gobierno en la reunión del Pacto para exigir a todos los partidos políticos el respeto a los principios democráticos y para cortar la financiación pública o privada a las formaciones que respalden la violencia. El Pacto Antiterrorista se ratifica así como un acuerdo de Estado imprescindible y, como tal, ha de resolver los problemas del Estado y no otros. El principal de todos ellos es ETA. El respaldo del PSOE a las propuestas del Gobierno debe zanjar, de una vez por todas, las especulaciones dentro de ese partido sobre la vigencia del Pacto o las pretensiones de rebajar el nivel de compromiso que requiere su cumplimiento, entre otras razones porque las reformas anunciadas, que pueden facilitar la ilegalización de Batasuna, no admiten debilidades ni medias tintas. La reforma de la Ley de Partidos Políticos o la futura Ley de Prevención y Bloqueo de la Financiación del Terrorismo van a dar la iniciativa al Estado de Derecho para tapar cualquier espacio de impunidad y para hacer más presente que nunca la Constitución allí donde más es combatida. Si el nacionalismo interpreta estas medidas como «un estado de excepción» es porque ve en ellas el desmantelamiento de una situación antidemocrática que el Gobierno de Ibarretxe no sólo no ha combatido con los recursos públicos que la Autonomía ha puesto a su disposición, sino que ha fomentado con el discurso soberanista radical impulsado desde el 13 de mayo de 2001. A estas alturas, nada hay más ingenuo que pensar que la firmeza del Estado radicalizará al nacionalismo, llámese PNV o Batasuna. La mayor radicalización del PNV ya se ha producido, al defender los mismos objetivos que ETA y al mismo tiempo que ETA mata por esos objetivos. El ultranacionalismo de Ibarretxe y Arzalluz se ha manifestado en todas sus vertientes, desafiando al Estado con la autodeterminación, deslegitimando a las instituciones democráticas y a la Justicia, enterrando el Estatuto, torpedeando el Concierto Económico, ignorando el sufrimiento de las víctimas. Y ETA sigue matando. Sólo la debilidad radicaliza.

20 Febrero 2002

Pacto contra ETA

EL PAÍS (DIrector: Jesús Ceberio)

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A medida que los sectores amenazados por los terroristas adoptan métodos de protección, ETA elige víctimas más insospechadas, más desprevenidas. Ayer intentó asesinar en Sestao (Vizcaya) a un joven de 25 años que no tenía cargo institucional alguno y cuya única actividad pública era la de dirigente de las Juventudes Socialistas de Euskadi. No consiguió quitarle la vida a Eduardo Madina, pero le ha mutilado de por vida.

Era su contribución al debate sobre medidas de seguridad para los concejales que, en el marco del Pacto Antiterrorista, discutían ayer socialistas y populares. El mensaje tiene la forma de un desafío: si protegéis a los concejales iremos a por los militantes sin cargo, y si también, a por los de la rama juvenil o a por los hijos o los nietos de los militantes. Pronto hará un año de las declaraciones al diario La Repubblica de un dirigente de Haika, la rama juvenil del tinglado: ‘Concejales del PP y del PSOE, por ejemplo, me parece que no caben dudas: son objetivos legítimos a eliminar’.

Horas antes del atentado, el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, había calificado como ‘estrategia de guerra’ las reformas legales planteadas por el Gobierno para reforzar la lucha antiterrorista. Ayer no estimó oportuno condenar el atentado de Sestao; se limitó a considerarlo una expresión ‘del conflicto’. Hace tres semanas, Batasuna presentó su última propuesta de paz, en la que incluía una declaración de respeto al pluralismo vasco. Como ayer dijo el lehendakari, el atentado indica que para ETA y Batasuna pluralismo significa que los demás acaten sus ideas o se atengan a las consecuencias.

Socialistas y populares son realistas respecto al papel de Batasuna, y de ahí que estén de acuerdo en estudiar medidas que dificulten su utilización de la legalidad para realizar prácticas ilícitas. Lo son las destinadas a imponer el proyecto de ETA. Es una contradicción reclamar de la UE la inclusión del brazo político de ETA en la lista de organizaciones terroristas y considerarla legal en España. Se trata de una intención que habrá de plasmarse en reformas legislativas (Ley de Partidos Políticos, Ley Electoral y Ley de Financiación de Partidos) que deben ser consensuadas y compatibles con el precepto constitucional que atribuye a los partidos la función de expresar el pluralismo y facilitar la participación política.

La ilegalización de Batasuna es una posibilidad que dependerá de los jueces. Lo que ha desaparecido es la idea de que se evitaba dar ese paso por considerarlo inoportuno políticamente. Ahora hay acuerdo en considerar que nada es tan oportuno como acabar con la impunidad de quienes, por ejemplo, se consideran con derecho a intimidar a los concejales o candidatos de partidos con los que compiten en las elecciones.

25 Febrero 2002

¿Qué Humanidad?

Federico Jiménez Losantos

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Mil personas detrás de un símbolo no lo convierten en respetable. Cuarenta mil personas detrás de una pancarta con una frase no le confieren automáticamente ni coherencia, ni inteligencia, ni sentido, ni valor. Es el caso del lema “No hay más patria que la Humanidad” que el sector pro-nacionalista del PSE-EE, en el que milita el joven mutilado por el último atentado etarra, impuso en la manifestación bilbaína del sábado.

Para empezar, el lema es falso; para continuar, lo que quiere decir es lo contrario que lo que dice; y para terminar, el sentido de la pancarta y de la propia manifestación es opuesto a lo que se supone que es o debería ser, porque la condena de este atentado no iguala y alcanza a todas las víctimas de todos los atentados de ETA y, sobre todo, porque se excluye explícitamente a ETA de la condena del atentado. Todo, para mostrar de forma tan triste como elocuente que la voluntad de pactar con el nacionalismo de cierto PSE está dispuesta a pasar por todo, incluidos el sacrificio y la aniquilación política. Nunca el silencio de una manifestación vasca ha sido tan claramente el silencio de los corderos.

Por supuesto me merecen absoluto respeto muchas personas que en ella participaron. Faltaría más. Pero ni lo merece el lema, ni los argumentos del discurso, ni su auténtica, tortuosa y engañosa finalidad política. Para empezar, oponer Patria y Humanidad es absurdo. El sentimiento de humanidad, con minúscula y la idea de que la dignidad del ser humano, con mayúscula está por encima de razas y fronteras no excluye en absoluto ni el sentimiento patriótico ni la idea de Patria. En el patriotismo, que es un sentimiento natural, cultural y político, caben muchas acepciones. Unas respetables y otras no. Borrar las buenas junto a las malas sólo indica una incapacidad para condenar la maldad concreta escudándose en una condena abstracta. A propósito de un atentado se condenan todas las patrias. Bien. Pero ese atentado, como todos los de ETA, se ha cometido sólo en nombre de una cierta Patria – el País Vasco socialista, independiente y euskaldún de ETA, tan cercano al del PNV-EA como se demostró en Estella – Y las víctimas de ETA (y los perseguidos por el PNV) lo son por querer seguir perteneciendo a otra Patria, España, viejísima nación políticamente identificada por sus propios enemigos con su constitución y que no mata ni mutila. ¿Por qué se finge entonces que todas las patrias y patriotismos son iguales si en el País Vasco está claro que verdugos y víctimas no lo son? Porque el fin último aunque oculto del lema bilbaíno es poner a los partidos españoles, al menos al PSOE, en manos de un patriotismo excluyente del PNV-EA, para pactar la independencia, o sea, la rendición ante otro patriotismo, el criminal de ETA. Eso sí, en nombre del a ‘Humanidad’ ¡Que humano es el terror!