27 julio 1953
Las hostilidades habían finalizado en 1951 para dar paso a la negociación
Finaliza la Guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur con tablas entre los dos países entre los que se mantendrá la tensión
Hechos
El 27.07.1953 Corea del Norte y Corea del Sur firmaron un alto el fuego que ponía fin a la guerra de Corea.
Lecturas
Tras la capitulación de Japón en la Segunda Guerra Mundial, tropas estadounidenses y soviéticas ocuparon Corea. En agosto de 1948 se fundó en el sur la República de Corea, de orientación pro-occidental, mientras que en el norte se proclamó, un mes más tarde, la República Popular Democrática de Corea, como dictadura comunista. Ese mismo año ambos estados iniciaron un rápido rearme militar.
El 25 de junio de 1950 tropas norcoreanas franquearon el paralelo 38, la frontera con Corea del Sur, y se adentraron hasta Seúl, la capital. Pocas horas después, la radio norcoreana difundía la noticia que se había declarado la guerra a Corea del Sur. En Estados Unidos cundió la alarma. El presidente Harry S. Truman consideró el ataque sorpresa una prueba de que el comunismo va a recurrir ahora al método de la invasión armada y la guerra. A instancias de Estados Unidos, que veía amenazada su posición en el Asia oriental, el Consejo de Seguridad condenó ese mismo día a Corea del Norte como fuerza agresora. La resolución fue posible porque el delegado soviético se abstuvo de asistir a la reunión, en protesta por la presencia de un representante de la China nacionalista (Taiwan).
El 27 de junio de 1950, después de que Core del Norte hiciera caso omiso a la invitación de las Naciones Unidas de retirarse, el Consejo de Seguridad decidió la formación de una fuerza de la ONU, bajo el mando de Estados Unidos, cuya misión consistiría en expulsar al agresor. Onde días después, el presidente Harry S. Truman nombró al general estadounidense Douglas MacArthur comandante en jefe de dicha fuerza. Corea del Norte continuó su avance, manteniendo todo el sur bajo su control militar hasta finales del mes de julio, cuando Truman reforzó notablemente las unidades de combate y ordenó la entrada en acción de tropas terrestres. Aun así, la contraofensiva de las fuerzas estadounidenses y de la ONU no triunfó hasta otoño. Sus unidades alcanzaron la línea de demarcación del paralelo 38 y siguieron avanzado hacia la frontera china. El 3 de noviembre de 1950 la Asamblea General de la ONU legitimó el mantenimiento de las acciones militares de sus tropas. Cuando a principios de 1951 potentes unidades militares chinas mandadas por Mao Zedong obligaron a las tropas de Estados Unidos y la ONU a retroceder, el general MacArthur reclamó el bombardeo de la retaguardia china. En los meses siguientes se desarrolló una polémica entre MacArthur, apoyado por los republicanos, y el presidente demócrata.
Truman, que apostaba por la negociación destituyó a MacArthur el 11 de abril de 1951. Tres meses más tarde se inició el diálogo para el cese de las hostilidades, que habría de prolongarse por espacio de más de dos años. Durante dicho período continuaron los combates. El 27 de junio de 1953 las partes implicadas en la guerra firmaron finalmente una tregua sobre la base del statu quo. El paralelo 38 quedó confirmado como la frontera entre las dos Coreas. La partición de Corea estaba sellada.
El Análisis
La firma del armisticio de Panmunjom, el 27 de julio de 1953, ha puesto fin a tres años de sangrienta guerra en la península coreana. Pero este alto el fuego —más que una paz— deja un regusto amargo: ninguna de las partes ha logrado su objetivo inicial. Corea del Norte, bajo el férreo control de Kim Il Sung, no ha conseguido la unificación forzosa del país bajo su régimen comunista. Y las fuerzas de la ONU, lideradas por Estados Unidos, no han logrado tampoco liberar al norte del dominio comunista ni deponer a su caudillo, que permanece incólume al otro lado del paralelo 38. El resultado: una península dividida, dos gobiernos enfrentados y una paz congelada que más bien parece una tregua sin reconciliación.
Ni la Corea del Sur capitalista, encabezada por Syngman Rhee, ni la Corea del Norte de Kim Il Sung serán por ahora admitidas en la ONU, en un reflejo de la parálisis diplomática global, similar a la de las dos Alemanias. La guerra de Corea ha sido, en muchos sentidos, el primer gran ensayo del conflicto bipolar del mundo de posguerra. Que no haya escalado a una Tercera Guerra Mundial es, por sí solo, un alivio. Pero el costo humano ha sido altísimo, con millones de muertos y desplazados, y la región permanece armada, vigilante y marcada por un odio latente.
Para el bloque comunista, el mantenimiento de Kim Il Sung en el poder puede presentarse como un éxito estratégico: resistió el embate de las potencias occidentales. Para Occidente, haber evitado la caída total de Corea del Sur también puede entenderse como una victoria defensiva. Pero si algo demuestra esta guerra sin vencedor claro es la capacidad destructiva de las guerras ideológicas. Corea ha sido arrasada, y la paz firmada no pone fin al conflicto de fondo. Solo lo aplaza.
J. F. Lamata