12 noviembre 1969

Indira Gandhi expulsada del Partido del Congreso de La India

Hechos

Fue noticia el 12.11.1969.

Lecturas

Indira Gandhi está en el poder en la India desde enero de 1966

La grave crisis política que agita al Partido del Congreso que ejerce el poder en la India, ha llegado este 12 de noviembre de 1969 a su punto más alto, cuando la dirección del partido decidió expulsar a la prime ministro, Indira Gandhi.

Los dirigentes del Partido del Congreso afirman que Indira perjudica a la agrupación con una política excesivamente personalista y carente de disciplina.

La representación parlamentaria del partido reaccionó de inmediato y, por amplia mayoría, ratificó su confianza en Indira Gandhi. Sin embargo, el bloque gubernamental ha quedado dividido: 110 de los 430 diputados han formado un nuevo bloque, hostil a la primer ministro y bajo la conducción de Desar.

De esta manera el gobierno de Indira ya no dispondrá de mayoría en el parlamento y tendrá que formar una coalición.

Indira Gandhi morirá asesinada en 1984.

El Análisis

Heredó su cargo, pero no la autoridad de su padre

JF Lamata

La política india vive su mayor sacudida desde la independencia. El 12 de noviembre de 1969, la dirección del Partido del Congreso ha expulsado a Indira Gandhi, acusándola de un personalismo que, según sus críticos, erosiona la cohesión interna y pone en riesgo la maquinaria política que durante dos décadas ha gobernado sin interrupciones. Es irónico: una acusación así podría haberse dirigido a su padre, Jawaharlal Nehru, pero a él nadie se atrevió a desafiar. La hija, en cambio, ha comprobado que ha podido heredar el cargo, pero no la autoridad que tenía su padre.

La expulsión no significa, sin embargo, su final político. La representación parlamentaria ha reaccionado con rapidez y, por amplia mayoría, ha ratificado su confianza en la primera ministra. Aun así, la fisura es profunda: 110 de los 430 diputados han roto filas para seguir a Morarji Desai, antiguo rival interno, formando un bloque hostil que le arrebata a Indira el control absoluto del Legislativo. Por primera vez desde 1947, la India no está gobernada por un Congreso unido. El Gobierno deberá sobrevivir en coalición, maniobrando entre equilibrios frágiles y apoyos condicionados.

Fuera de las fronteras, Pakistán sigue siendo el gran adversario, vigilante ante cualquier signo de debilidad interna. Dentro, Indira tendrá que enfrentar no sólo a los desertores del Congreso, sino también a una oposición que ve en esta división la oportunidad de debilitar a un gigante hasta ahora intocable. Su liderazgo dependerá de si es capaz de convertir esta crisis en un plebiscito a su favor o si, por el contrario, queda atrapada entre los viejos guardianes del partido y la presión de un país que exige más que fidelidad a un apellido.

J. F. Lamata