1 julio 2014

Será reemplazado en el cargo por Gonzalo Cortázar

Isidro Fainé suprime a Juan María Nin como Consejero Delegado de CaixaBank en pleno proceso de sucesión por la Ley de Cajas

Hechos

El 1 de julio de 2014 se hizo pública la destitución de D. Juan María Nin como Consejero Delegado de CaixaBank.

Lecturas

El proceso de conversión de la poderosa caja de ahorros catalana La Caixa, en un poderoso banco privado denominado CaixaBank también supone un cambio en el órgano de Gobierno de la entidad. El 30 de junio de 2014 el consejo de administración de La Caixa acuerda a instancias de su presidente D. Isidro Fainé Casas destituir a D. Juan María Nin Génova como consejero delegado y reemplazarle por D. Gonzalo Cortázar Rotaeche, que queda así fijado como CEO de CaixaBank y el encargado de pilotar ejecutivamente la nueva entidad, eso sí, bajo la supervisión del Sr. Fainé Casas.

 Si el Sr. Fainé quiere seguir controlando CaixaBank, es decir, presidiendo la Fundación La Caixa que es el matriz accionarial del mismo, deberá dejar la presidencia del banco.

 D. Gonzalo Cortázar será el nuevo Consejero Delegado de CaixaBank.

06 Julio 2014

ASÍ CAYÓ EL LUGARTENIENTE ‘GOLPISTA’ DE CAIXABANK

Carlos Segovia

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NIN NO SOLO CRITICABA A FAINÉ, SINO QUE HABLABA CON ACCIONISTAS PARA LA SUCESIÓN

GORTÁZAR, EL SUCESOR, NO SOLO NO ES CATALÁN, SINO ROTUNDO MADRIDISTA EN BARCELONA

«Mira Isidro, Nin va diciendo por ahí que la Caixa estaba llena de minas tras la burbuja y que, como tú estás anticuado, si no es por él, el banco no estaría resistiendo así la crisis». Confidencias como ésta se multiplicaban casi desde el principio en los oídos del presidente de CaixaBank, Isidro Fainé.

Por tanto, le estaba poniendo a caldo nada menos que Juan María Nin, su consejero delegado en CaixaBank, el reputado financiero que él había arrancado al banco rival Sabadell en 2007 para que fuera su brazo derecho y, probablemente, sucesor. Es cierto que la Caixa tenía importantes retos por delante cuando aterrizó Nin y que éste ha tenido un relevante papel en intentar sembrar en el mercado internacional y tomar medidas para superar incomparablemente mejor que otras cajas esta larga crisis. Todavía hoy la Caixa tiene aún un largo trecho antes de dar por cerrado y consolidado su modelo de negocio, pero siendo importante Nin, es un error menospreciar a Fainé, que cumple 72 años el jueves, aunque a veces parezca un hombre despistado. Antonio Brufau o el propio Nin pueden contar aquella anécdota que tanto divirtió en un consejo de Repsol cuando Ángel Durández, productor de la película Blancanieves hablaba del éxito de taquilla y Fainé corroboró que a sus nietos les encantaba. El presidente de la Caixa creía que Durández evocaba el viejo éxito de Disney y no la laureada película de Maribel Verdú.

Sí, a Fainé se le pueden escapar varios trending topic de la vida social española, pero no todo lo que considera clave para la Caixa, la entidad a la que está dedicando su vida. Este pragmático financiero se ha limitado durante años a contener el ímpetu de Nin aceptando una cohabitación plena de discrepancias que Emilio Botín o Francisco González no habrían tolerado en el Santander o el BBVA. La nueva ley de las cajas de ahorros dio a Fainé en las últimos meses la excusa de contener de forma definitiva a Nin, al restringir que un ejecutivo de CaixaBank, lo pudiera ser también de la matriz Caixa. El consejero delegado olfateó rápido que en la nueva estructura de la entidad, lo que da poder es justamente estar arriba, en la fundación bancaria y en Criteria, así que pidió hueco y, según la versión recabada por este diario, instó a Fainé a convencer al Gobierno de que debía haber excepciones de compatibilidad. Pero la ley solo permite una excepción coyuntural, la que permite a Fainé compatibilizar ser presidente de la matriz y de CaixaBank hasta junio de 2016. La solución airosa para Nin era al menos ser el presidente del banco filial cuanto antes.

Siempre según la versión que circula oficiosamente en la Caixa, Nin jugó fuerte para conseguirlo y llegó a hablar con accionistas minoritarios pero de cierto peso en CaixaBank –incluidas familias catalanas y Enrique Bañuelos– para conseguir apoyos que forzaran el cambio. «Intentó un golpe de estado», asegura un interlocutor habitual de Fainé.

Nin creyó quizá que había ganado cuando Fainé le pidió una reunión el pasado día 26. Pero no. Le comunicó que con la tensión actual no se podía continuar y que lo mejor era su marcha «de mutuo acuerdo» cuatro días después, en el consejo de administración del lunes 30. Tras un último intento de freno de Nin, así fue. Fainé, con guante de seda, le despide con una indemnización superior a los 13 millones brutos (seis anualidades de retribución fija y complementos) y el privilegio de continuar con chófer, secretaría, despacho y Audi 8 tanto en Madrid como en Barcelona. Además, seguir como consejero en representación de la Caixa en tres entidades, incluida Repsol, lo que supone una garantía de retribución anual de unos 550.000 euros. A cambio, Nin no debe ir a la competencia en dos años, aunque conociendo a Fainé, es fácil que, comprensivo con los 61 años de su ex lugarteniente, le permita ir antes a otro banco. Fainé ha escogido como sucesor de Nin a Gonzalo Gortázar, con respetado cartel profesional, y que, por primera vez en la centenaria entidad, no solo no es catalán, sino rotundo madridista. Interesante dato en la convulsa Cataluña.

El 99% de la población española querría un despido como el de Nin, pero es lógico que un gran ejecutivo como él se pueda tomar como una humillación que se le eche así y, además con ¡unanimidad! del consejo y subida en Bolsa.

La Caixa mantiene oficialmente que se trata de un cambio de «mutuo acuerdo» y todo indica que Fainé, que odia el ruido mediático, habría preferido no tener que mostrar que bajo el guante de seda mantiene puño de hierro.

 

10 Julio 2014

Ganar

Salvador Sostres

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ISIDRO FAINÉ ha demostrado a lo largo de su trayectoria que mandar es ganar. Ganó cuando con su primer sueldo enseñó a leer a sus padres, ganó cuando trabajó hasta en nueve empresas para poder estudiar el Bachillerato por las tardes, sin quejarse nunca de sus circunstancias, y tratando de mejorarlas. Ganó cuando con sólo 32 años fue director general de la Banca Jover, ganó cuando en 1999 obtuvo el mismo cargo en La Caixa y ganó en 2007 cuando llegó a presidirla. Mandar es ganar. Sin desfallecer nunca, pero siempre con temple. Aunque parezca menor, la prudencia es la primera norma de la inteligencia.

Tal como relató Carlos Segovia en otra de sus memorables crónicas, Juan María Nin cometió el error de hacer el fantasma entre amigotes, políticos y periodistas diciendo que los logros de La Caixa –en especial su transformación en CaixaBank– habían sido mérito suyo. Intentó arrebatarle algunas competencias de Fainé y Fainé amablemente cesó al lenguaraz incauto porque mandar es ganar y Fainé manda porque siempre gana. Es estúpido desafiarle si no tienes un as muy seguro en la manga. Sin contar las inversiones sudamericanas del Santander y del BBVA –que ya veremos cómo acaban– Fainé ha convertido CaixaBank en el banco más importante de España. Nin, que ya había salido del Santander y del Sabadell con gloria escasa, desaprovechó la oportunidad que La Caixa le brindaba de demostrar que había aprendido algo.

Al frente de La Caixa, Fainé ha protegido los intereses de cientos de miles de españoles en estos años trágicos en que todo se derrumbaba. La moda de insultar a los banqueros, y de culparles de todo, es tan absurda como la vanidad de Nin y conduce igualmente al fracaso. Sin bancos no hay economía, ni progreso, ni libertad, que es lo que pasa en las sociedades sometidas al yugo infinito del socialismo.

Sin propiedad privada no hay nada que defender y todo es barbarie. Lo mucho que tenemos que perder es lo que hace que nos comportemos como personas civilizadas. No es cierta la demagogia de las desigualdades: todo está al alcance de todos y precisamente esto es lo que ha hecho de este mundo un lugar de dueños y de parias.

Lo que marca la diferencia no es el dinero, es la inteligencia. No es tener, sino ser. Fainé no tenía nada y ganó enseñando a leer a sus padres.