12 septiembre 1994

El ex presentador de 'Su Media Naranja' se convertirá en el rostro del programa, dando pie a numerosas parodias e imtiaciones

Jesús Puente se convierte en el nuevo presentador de ‘Lo que Necesitas es Amor’ reemplazando a Isabel Gemio

Hechos

A partir de septiembre D. Jesús Puente comenzó a ser el nuevo presentador del programa ‘Lo que Necesitas es Amor’ emitido por ANTENA 3 TV.

Lecturas

A pesar de que la crítica de televisión, Dña. María Penedo, consideró que D. Jesús Puente no era creíble en aquel programa, el formato fue un éxito y D. Jesús Puente se convirtió en el símbolo del programa y en una de las caras más conocidas de ANTENA 3 TV y la televisión del momento gracias a ese espacio.

Cuando el amor es un anuncio

María Penedo

1994

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En el mundillo televisivo es habitual escuchar aquello de ‘éste transmite’, ‘aquél emana credibilidad’ o ‘ése es artificial, nadie se cree lo que dice aunque se limite a recitar los diez mandamientos”. Este último ejemplar es capaz de acabar en un par de meses con el mejor programa del mundo. Pero no siempre la ausencia de credibilidad es cualidad innata; en ocasiones, es adquirida. Compaginar la presentación de un programa con la participación activa en los bloques publicitarios que acoge es una fórmula magistral para acabar con la credibilidad del más creíble de los mortales. Y más si lo que se publicitan son pinzas milagrosas o similares. O sea, más o menos lo que se le ha ocurrido a Jesús Puente, con la diferencia de que el actor dio el salto de la publicidad a los programas y no a la inversa como suele ser habitual.

Puente tiene desde hace un par de meses el reto de mantener, ya que superar parece labor imposible, el éxito que ‘Lo que Necesitas es Amor’ cosechó en su primera temporada en antena, cuando Isabel Gemio asumió, con gran algarabía general, el inmortal papel de Celestina de la postmodernidad.

El actor no le ha cogido la medida al programa, permanece y se le nota distante y, sobre todo, no logra dar sensación de verosimilitud a lo contado, a pesar de tener a su favor una historias que para sí hubiera querido la prolífica Corín Tellado. ¿Por qué alguien que viene de triunfar en su programa erótico-festivo como ‘Su media naranja’ naufraga cuando se enfrenta a historias más o menos trágicas, dramáticas, heróicas, románticas, ñoñas, cursis o simplemente cotidianas? Digamos que al conductor, que tan bien conectó con los seguidores de ‘su media naranja’ le falla la correa de transmisión cuando se adentra en los amores más o menos serios.

Doblador de actores, actor él mismo de prolongada trayectoria, su voz está irremediablemente unida a la de muchos de los grandes y menos grandes del celuloide americano, y en lo últimos años a unas latas de atún que le han proporcionado pigües beneficios a la vez que una identificación quizá excesiva con el producto en cuestión. Desconozco si es actitud general, pero más de una vez me ha ocurrido el tener que abandonar la visión de un, a priori, buen western cuando, en medio de una orgía de tiros, descubro la cavernosa voz de Puente. Más que un spaguetti western la película en cuestión queda reducida a un atún western. Calvo, claro, pero de imposible visión.

Con tan importante hándicap a sus espaldas, las mentes pensantes del programa de amoríos de ANTENA 3 han tenido una brillante idea de consecuencias letales. En una escena que por repetida no deja de provocar general emoción, se introdujo hace un par de semanas un elemento merced al cual cualquier situación, por verídica que sea, se aproxima al más espantoso de los ridículos. Estudio de ANTENA 3. Pareja X. Ella le suplica perdón; él, con ínfulas de duro, no cede aún. Viendo que se le escapa vivo, la mujer derrama algunas lágrimas; él, preparando para todo menos para la escena lacrimógena, se derrumba, cae en sus brazos y se funde en un apasionado beso. La cámara permanece fija durante unos segundos, mientras tiene lugar la reconciliación vía ósculo. El espectador, ya entregado vibra. ¿Qué hace Puente? Da la gracias a la colonia Patriks, que tanto sabe de amores y que ha hecho posible éstas y otras tantas reconciliaciones. ¿Qué hace el espectador? Salir huyendo, herido en su sensibilidad a flor de piel. Lo de la ruptura del frasco de Patriks que el varón telespectador guarda en su armario dependerá de lo que se haya implicado en la historia.

Tiemblo sólo al pensar en un artefacto Lobatón celebrando con ‘la pulsera magnética Vuelve’ el regreso al hogar de un joven descarriado. Si criticables son las programas que basan su éxito en la exhibición, que no denuncia, de la desgracia del prójimo, el hecho de que los diez apasionados besos que suelen tener cabida en ‘Lo que necesitas es amor’ puedan ir patrocinados por un perfume que vende felicidad terrenal, es difícilmente digerible.

El homo publicitas en que se ha convertido el que fuera digno intérprete de los clásicos del Siglo de Oro español puede disparar las ventas de varoniles colonias pero lo que parece más claro cada domingo es que Dios no le ha llamado por los caminos del celestinaje.

María Penedo