25 marzo 1968

El órgado contradecía declaraciones anteriores del autor en las que aseguraba estar dispuesto a cantar en castellano

Joan Manuel Serrat rechaza representar a España en Eurovisión por no permitírsele usar el catalán para interpretar el ‘La la la’

Hechos

El 25 de marzo de 1968 el cantante elegido para representar a España en Eurovisión anunció que declinaría representar al país si no se le permitía realizar su canción en el idioma catalán.

Lecturas

¿JUGADA POLÍTICA A 48 HORAS DEL FESTIVAL?

D. Joan Manuel Serrat fue designado representante de España en Eurovisión en enero de 1968. Desde el principio indicó que cantaría en castellano y que no tenía el menor problema en hacerlo en ese idioma hasta el punto de que el día 21 de marzo de 1968, escasamente una semana antes del festival lo volvía a reiterar en una entrevista en el diario BALEARES:

«No sólo había pensado cantar en castellano, sino que lo tenía decidido para cuando surgiera la opoertunidad. Hasta tal punto que tengo canciones en castellano compuestas desde hace más de un año. Puedo demostrar que esto es verdad, porque tengo la respuesta de una carta que dirigí a mi casa de discos ofreciendoles mis canciones en castellano». 

E incluso llegó a declarar que él «pensaba mejor en castellano». Pero llegado el 25 de marzo de 1968, cuando quedaban apenas 48 horas para el festival de Eurovisión, declaró que o le dejaban cantar en catalán o renunciaba a participar en el festival. Justificó su cambio en que «el alejamiento de su tierra, unido a su bisoñez, y al exceso de trabajo, le impidieron juzgar las cosas con claridad hasta ese momento». 

El cronista de espectáculos del grupo PESA, D. Josep Carles Clemente declaró: «Personalmente como catalán, entiendo que Serrat ha embrollado de tal forma las cosas que lo mejor que podría hacerse hoy sería prescindir de él como nuestro representante a Eurovisión»

26 Marzo 1968

El Caso Serrat

LA VANGUARDIA (Director: Xavier de Echarri)

Leer

Hay cuestiones ante las que ningún periódico responsable puede permanecer en silencio. A veces esa inhibición es muy cómoda, pero moralmente no es admisible en un órgano de información que, paralelamente a esa tarea de difundir noticias, asuma una misión formativa, cumpla un deber de opinar y de encauzar la opinión. Tal es, sin duda, la cuestión, palpitamente actual, de la renuncia de Serrat a tomar parte en el Festival de Eurovisión, si no se le autorizaba a cantar en catalán. Nosotros, LA VANGUARDIA, estamos en excepcionales condiciones de autoridad para decir algo sobre el problema.

No hace muchos días publicamos un comentario editorial, abriendo nuestras páginas dedicadas a la ciudad, en el que preguntábamos sin rodeos, por qué Joan Manuel Serrat no cantaba el dichoso ‘La, la, la’ en catalán, lengua españolísima y tan ajena al entendimiento de los oyentes de un festival europeo como el propio castellano. Con esta pregunta no hacíamos otra cosa que continuar fielmente una actitud, en la que siempre nos hemos mantenido, de exaltación y defensa de nuestro idioma vernáculo, actitud que consideramos bastante coherente y lógica en un diario archicatalán, que se publica en Barcelona desde hace más de ochenta años y que jamás ha dejado de ser, a pesar de sus hondas raíces regionales, espejo del más insobornable y limpio españolismo. Conste pues, que a lo que Joan Manuel Serrat – a quien en aquel comentario rendíamos un sincero homenaje de admiración por sus excepcionales cualidades artísticas – ha dicho ahora, tarde y sin razón, lo dijimos nosotros a tiempo y con todas las razones. Serrat podía haber condicionado su intervención en el Festival de Eurovisión, exigiendo, en su idea, que la canción seleccionada fuese interpretada en catalán. Estaba en pleno derecho. ¿Cómo vamos  a discutírselo nosotros que, incluso muchas fechas después, propugnábamos que lo hiciese así? Ahora bien, el tiempo ha pasado y en numerosas demasiado numerosas, ocasiones, Serrat ha explicado que cantaba en castellano – y en catalán, por supuesto – porque siendo hijo de padre catalán y madre aragonesa su expresión natural era bilingüe. El estaba en su indiscutible derecho y todos lo reconocimos así. Pasan semanas, muchas semanas, puesto que fue designado para representar a España en el Festival citado nada menos que en enero y ahora casi en vísperas del día programado, el cantante dice que el alejamiento de su tierra, unido a su bisoñez, y al exceso de trabajo, le impidieron juzgar las cosas con claridad; se desdice de lo dicho con reiteración y exige cantar en catalán el ‘La, la, la’, ese tan traído y tan llevado.

El asunto, como el lector verá, no es muy trascendental en sí mismo.  Pertenece al mundo de la canción ligera y es ligero también en su esencia. Pero como pueden ser muchos los que pretendan especular excesivas en torno a él nos ha parecido conveniente y justo decir que la actitud del estupendo cantante Joan Manuel Serrat nos parece indefendible. Tal como se ha producido con sus antecedentes ya irrevocables. Quien le haya aconsejado le aconseja mal – muy mal – y en nada beneficia la causa, de la defensa y exaltación de la lengua catalana. Este volver sobre lo dicho desdecirse, proceder de manera arbitraria e inconsecuente, demostrar tan poca firmeza de opiniones y criterios, es lo menos adecuado al sentido común, a la seriedad. En una palabra, al ‘seny’. Que es, como forma de vida y como manera de ser, lo catalán. Lo sentimos por el joven y pésimamente aconsejado Joan Manuel Serrat.