15 abril 1946

Ex ministro y teórico del partido nazi NSDAP para él que se pide pena de muerte en la horca

Juicio de Nüremberg: Alfred Rosemberg niega que el Partido Nazi haya defendido nunca que los alemanes sean una raza superior

Hechos

El 15 de abril de 1946 se produjo la declaración del acusado Alfred Rosenberg en el juicio de Nuremberg.

Lecturas

Alfred Rosenberg aseguró que conoció a Adolf Hitler en 1919 y fue uno de los primeros en afiliarse al Partido Nacional Socialista Obrero Alemán dado que en su juventud había viajado a la Unión Soviética y consideró horrible lo que vio allí, por lo que se impuso la misión de trabajar para hacer imposible que algo así pasara en Alemania.

No se considera autor del ideario racial del Partido Nazi, pero asegura que lo suscribe. Niega que en él se establezca en ningún momento que la alemana sea una «raza superior» y critica la insistencia con la que se les atribuye esa idea en el Tribunal de Nüremberg. Asegura que en los discursos del Partido Nazi esa expresión nunca se utilizó. «La única vez que he oído hablar de razas superiores fue cuando leí a un autor británcio citando a Lord Kitchener, afirmando que los ingleses eran hombres superiores».

Aseguró sobre los judíos que él siempre defendió una idea – que según él también apoyaba Adolf Hitler, de enviara los judíos a Asia, a la zona de Palestina, porque era allí donde estaba el origen de los hebreos.

Y recuerda Alfred Rosenberg que antes de que Alemania dictase políticas antisemitas el gobierno de Polonia había expulsado a todos los judíos de su país sin que la Sociedad de Naciones expresara ningún tipo de protesta.

Antes había declarado el acusado Kaltenbrunner.

El siguiente testimonio clave fue, como testigo, el del comandante de Auschwitz, Rudolf Hoess. 

El Análisis

Acusado por los aliados de ser ideólogo del odio

JF Lamata

Entre los rostros juzgados en Núremberg, pocos representaron tan nítidamente el núcleo doctrinal del nazismo como Alfred Rosenberg. No fue general ni comandante de campo, sino algo más profundo y duradero: para los aliados el arquitecto ideológico de un régimen basado en el racismo, el antisemitismo y la supremacía aria. Como autor de El mito del siglo XX, Rosenberg alimentó las bases intelectuales del nazismo con una mezcla tóxica de pseudociencia racial, mitología nórdica y odio al judaísmo y al bolchevismo. De acuerdo a la fiscalía desde su puesto como Ministro de los Territorios Ocupados del Este, supervisó la explotación brutal de los pueblos sometidos, facilitando el saqueo económico, la germanización forzada y la persecución sistemática de millones.

A diferencia de otros altos cargos nazis que buscaron escudarse en la obediencia militar, Rosenberg defendió hasta el final su visión del mundo, negando responsabilidad directa en los crímenes pero sin arrepentimiento por el papel que jugó en su justificación teórica. En la sala del tribunal, quedó claro que sus ideas no solo influyeron al partido, sino que cimentaron el marco que hizo posible el Holocausto. Para los americanos, los soviéticos y los británicos su condena a muerte en 1946 fue un  necesario: el juicio no solo castigaba actos, sino también las ideas que los inspiraron. Rosenberg no fue un hombre de acción en el frente, pero fue un hombre cuyas ideas asesinaron. Los aliados buscaban algo más que condenar a un individuo: se sentenció a muerte una ideología. Un vistazo a la historia de los americanos, rusos y británicos y como han tratado a pueblos que han considerado ‘inferiores’ pone bastante en duda que tuvieran ninguna autoridad moral para acusar de ‘sembrador de odios’ a otros. Pero que no los acusadores no fueran ‘santos’ no resta ni un ápice de responsabilidad a Rosenberg, que formó parte de un Gobierno que cometió el último gran genocidio de la Europa occidental.

J. F. Lamata