20 septiembre 1991

La decisión del Gobierno del PNV, apoyado por EE, de romper con EA, fue la clave de la discrepancia. Aulestia y los suyos no abandonarán sus escaños y se alinearán con EA

Kepa Aulestia Urrutia y el resto de dirigentes críticos son expulsados de Euskadiko Ezkerra por el sector oficial

Hechos

  • El 21.09.1991 el Biltzar Txipia de Euskadiko Ezkerra (EE) decidió expulsar del partido a los Sres. Kepa Aulestia, Igone Arteagabeitia, Pablo Ruiz de Gordejuela, Xabier Gurrutxaga y Koro Agote. La decisión fue aprobada por los 47 votos del sector ‘Renovación Democrática’ que lideran D. Juan María Bandrés y D. Jon Larrinaga.

22 Septiembre 1991

El sector oficial de EE expulsa del partido a los dirigentes más importantes de «Auñamendi»

Miren Koldorena

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El Biltzar Txipia (máximo órgano entre congresos) de Euskadiko Ezkerra decidió ayer la expulsión de los cinco parlamentarios adheridos a la corriente «Auñamendi», por no acatar las resoluciones aprobadas por el Comité Ejecutivo del partido. Una vez decidida la expulsión, se exigió a Kepa Aulestia, Igone Arteagabeitia, Pablo Ruiz de Gordejuela, Xabier Gurrutxaga y Koro Agote, que en el plazo de una semana devuelvan los escaños. Los parlamentarios de «Auñamendi», que adelantaron su intención de permanecer durante toda la legislatura como diputados vascos con plenos derechos, tendrán un mes para recurrir su expulsión de EE ante la Comisión de Garantías del partido. La reunión celebrada en Vitoria, que duró casi cuatro horas, transcurrió dentro de las previsiones anunciadas por los dos sectores enfrentados. Nadie cedió en sus posiciones. Los 42 críticos decidieron no ejercer su derecho al voto en señal de protesta. Xabier Gurrutxaga, portavoz del sector crítico, advirtió al terminó de la reunión que el Biltzar Txipia no estaba ayer legitimado para actuar como órgano de decisión, sino tan solo de opinión. En su exposición ante los miembros de este órgano, Gurrutxaga volvió a exigirla celebración de un congreso extraordinario para que la militancia se pronuncie sobre la ruptura del Gobierno vasco. Las decisiones fueron adoptadas ayer con los 47 votos del sector Renovación Democrática.

15 Julio 1991

Pulso en Euskadiko

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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LA CRISIS que desgarra a Euskadiko Ezkerra (EE) desde la celebración de su último congreso, en febrero pasado, ha venido a coincidir con un momento en que se hacen perceptibles en el seno del nacionalismo vasco movimientos diversos en busca de alianzas hasta ahora inéditas y de reagrupamiento de fuerzas en torno a nuevos proyectos políticos. Los resultados de las últimas elecciones municipales, y sus efectos en la configuración de nuevas mayorías de gobierno en las entidades locales, parecen haber sido el elemento desencadenante de esta actividad.Con la vista puesta en las elecciones generales de 1993, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) esboza, por primera vez, la posibilidad de pactos con el Partido Popular (PP). El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, no ha rechazado la mano que le ha tendido en este sentido su homólogo del PP, José María Aznar, en los recientes contactos habidos entre ambos para discutir el pacto autonómico propuesto por el Gobierno. Por su parte, Eusko Alkartasuna (EA), el partido de Garaikoetxea escindido del tronco nacionalista conservador, pugna por constituirse en centro aglutinador de un nuevo proyecto de nacionalismo radical y democrático hipotéticamente abierto incluso a sectores de HB.

En este contexto no es difícil aventurar dificultades añadidas para la solución de la aguda crisis que amenaza con partir en dos mitades a EE. A los factores iriternos que están en su origen -y que pueden resumirse en la creciente divergencia entre quienes pretenden que el partido vire hacia el nacionalismo abertzale y los que mantienen que debe seguir siendo una opción de izquierda nacional vasca y plural- se añaden ahora los foráneos, procedentes de quienes desde el exterior lanzan sus redes o preparan opas silenciosas para arramblar con los restos del posible naufragio.

En estos momentos, Euskadiko Ezkerra -un partido que ha ocupado en el País Vasco un espacio electoral reducido, pero que ha aportado en sus 15 años de existencia la capacidad de hacer política y grandes dosis de racionalidad en un ambiente marcado por la violencia- se halla dividido en dos sectores. De un lado está el sector crítico integrado en la corriente denominada Auñamendi, perdedor por escaso margen en el congreso de febrero y liderado por Kepa Aulestia, anterior secretario general; su propuesta es la transfórmación de EE en una nueva formación política o su integración en una coalición. De otro está el sector oficial liderado por Bandrés, Marlo Onaindía y Jon Larrinaga, su actual secretario general, para el que la apuesta política de marca de EE, que le ha dado respeto y una aureola de izquierda consecuente, sigue siendo perfectamente válida. Entre el suicidio de EE, al que llevaría una escisión, y su supervivencia, parece lógico que uno y otro sector aboguen por esta última y hagan todavía un supremo esfuerzo por debatir sus diferencias. Sería realmente lamentable echar por la borda el trabajo de 15 años de un partido cuya influencia ha superado con mucho, en Euskadi y en España, su implantación electoral y cuya desaparición se haría sentir en la política vasca.