21 octubre 1983

Participó en el Partido de los Comunistas Catalanes de Pera Ardiaca que rompió con el PSUC por mantener su fidelidad a la URSS

La antigua actriz infantil Pepa Flores ‘Marisol’ tacha a la articulista Maruja Torres de ‘fascista’ por burlarse de ella por levantar el puño en un acto de comunistas pro-soviéticos catalanes

Hechos

El 21.10.1983 Dña. Maruja Torres publicó el artículo ‘El puño de Marisol’.

Lecturas

A principios de los años 80 la antigua estrella de televisión como actriz infantil Dña. Josefa Flores González, decidió aparecer públicamente respaldando actos políticos de las escisiones políticas a la izquierda del PCE y fieles a la Unión Soviética, concretamente el Partido de los Comunistas de Catalunya (PCC) de D. Pere Ardiaca y el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) de D. Ignacio Gallego. Estos grupos consideraban que el PCE oficial conducido por D. Gerardo Iglesias no era suficientemente radical por haberse distanciado de la URSS. En esta posición de Dña. Josefa Flores González también estaba su marido D. Antonio Gades [Antonio Esteve Ródenas], que llegaría a ser miembro de la dirección del PCPE.

Después de que la Sra. Josefa Flores González apareciera en un acto publico del PCC levantando el puño, la comentarista progresista del diario EL PAÍS, Dña. Maruja Torres, considerada cercana ideológicamente al PCE oficial, publicó un artículo de burla contra ‘Marisol’.

Esta, a su vez, respondió con su propio artículo.

También desde la derecha comentaristas como D. Alfonso Ussía escribieron sobre el ‘puño’ de «Marisol».

21 Octubre 1983

El puño de Marisol

Maruja Torres

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Para levantar el puño como el otro día lo hizo Marisol, sin una fisura, con toda convicción, como si acabara de tomar el Palacio de Invierno y freírse unas salchichas en el sótano, hay que tener la fe desesperada del viejo militante que se resiste a ver morir su sueño, o la fe pisoteada de la niña prodigio que nunca pudo crecer con una visión propia. A mí, la foto de Marisol alzando el brazo esbelto, broncíneo, rematado con un picaporte de lujo, en el congreso del prosoviético PCC catalán, me recordó aquellos mítines que encabezaba Jane Fonda hace muchos años, cuando la atacó el repente de querer poner a los indios a vivir en Beverly Hills: hoy, ya lo sabemos, la Fonda está dándoles carrera a sus niños a costa de todos los que hacen el indio deslomándose con el aerobic, uno-dos, uno-dos-puf.

Marisol, que empezó a sufrir la invasión ajena cuando era muy niña, al tiempo que soportaba que le camuflasen los pechos de marron glacé por medio de refajos; Marisol, a la que nunca he conocido fuerte, sino pasando de la tutela de un hombre a la de otro, demasiado deshabitada de sí misma, cree ahora que Andropov es santa Cecilia tocando el arpa mientras el resto del mundo vive entregado a la corrupción del capital y la explotación del imperialismo: son los peligros de bailar al mismo son que taconean otros.

Pero precisamente porque todos seguimos siendo quienes éramos y regresando al lugar de donde salimos, aunque hayamos avanzado a ciegas en la dirección contraria, a mí me produce cierta pena que esa niña que nunca pudo serlo ya no mire con ojos de congoja, que ni la sombra de una duda le impida cuestionar lo que está defendiendo. Qué segura, Marisol, puño en alto por la Unión Soviética -aunque, quizá, sea el suyo un, puño en alto por lo que no le dieron-, qué tristeza de musa bolchevique a destiempo, cuando todos los rojos destiñen y hay que buscar preguntas y respuestas a la misma velocidad con que nos hiere la información que llega de una u otra parte. «Porque mi pelo ya no es el de una niña, ni mi vida tampoco». Yo no me atrevería a afirmarlo tan tajantemente.

28 Octubre 1993

Réplica de Marisol

Josefa Flores

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Ese modo de tratar mi gesto es fascista, porque sólo intenta degradar el derecho a hacerlo con dignidad.

En el número de ese diario que usted dirige del día 21 apareció una columna titulada El puño de Marisol, firmada por Maruja Torres. Como lo encuentro ofensivo y degradante para mi persona, le ruego publique esta réplica, a la que me considero con derecho. Por lo visto, a Maruja Torres le caigo gorda, no le caigo nada bien, vamos, o, si no, no entiendo tanta virguería literaria con la que se goza en intentar degradarme. Pero lo que está claro que en realidad Maruja Torres no tolera, que la pone enferma, vamos, es el puño en alto: sólo comprensible en casos de viejos militantes trasnochados o de niñas prodigio neurotizadas por la vida.

Alégrese Maruja Torres: por una frase así, Franco la habría felicitado, sobre todo si la hubiera escrito hace ocho años. El puño en alto, dice Maruja Torres, es un gesto de gentes desvaídas y trasnochadas o de mujeres idiotas, sometidas a pareceres de otros. Porque sólo hay, hoy por hoy, una vía para los inteligentes y los decentes -para Maruja Torres-: la vía del medio; y es que está ya uno harto, ahíto, de saber de qué va la vaina y de qué las ideologías, y qué duda cabe de que sin marxismo no pasaría esto que está pasando por todas partes… La gente decente e inteligente, hoy, tira toda por la vía del medio.

Se trata de una vía donde la única libertad que interesa, y por consiguiente se admite, es la del personalismo, la del derecho a decir lo que a uno se le antoje sobre todos los demás, degradando así la dignidad de la libertad de cada persona. Pues bien, allí donde este cauce se espesa, casi cloaca, allí milita en primera columna Maruja Torres, y desde allí ensarta tiras y tiras de encajes y florituras verbales sobre todo lo habido y por haber, sobre bidés, sobre corrupción, sobre curas, sobre fetos, sobre películas, sobre amigos geniales… Estas virguerías se empaquetan y se envían para consumo de los burgueses desencantados, de los proges ambiguos, de todos los indecisos, de los hambrientos de carnaza con nombre propio; y esta palabrería circula con rapidez de la cloaca al lector, y algo, claro, salpica siempre a la víctima del párrafo.

En el caso de mi dignidad me molesta, pero me molesta un poco menos porque está claro que se trata de opiniones procedentes de esa vía del medio que tiene sus principales forofos en los esbirros del Pentágono y en las derechas pro-USA (de modo que por ambas cosas puede además alegrarse Maruja Torres); sin embargo, quiero decir que ese modo de tratar mi gesto, mi libertad y la dignidad de mi brazo en alto con el puño cerrado, esa forma de comentarlo, es fascista, porque sólo intenta degradar el derecho a hacerlo con dignidad.

22 Octubre 1983

Marisol

Alfonso Ussía

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  • Mariso mirasol, mira Josefa
  • Pepi, Pepilla Flores, Pepa Gades,
  • no te enfades
  • sí te llamo pequeña mequetrefa.
  • Tu extraña evolución hacia el marxismo,
  • tu actitud pro-soviética me intriga;
  • el fracaso no obliga
  • para nada al imberbe revanchismo
  • Tu empanada mental se balancea
  • de un lado, el puño prieto comunista,
  • en el otro, la artista
  • propietaria de un yate, allá en Altea.
  • Pudiera ser la frustración, culpable
  • del radical espasmo que hoy te oprime;
  • porque Pepilla, dime
  • con la mano en tu pecho incomprable:
  • ¿No será tu romance con Moscú
  • el que a nivel de artista no hagas nada
  • excepto esa bobada
  • de anunciar una marca de champú?
  • ¿No será que el aplauso se te niega
  • porque el talento breve ya no priva?
  • ¿No será que, cautiva
  • tu soberbia infantil aún hoy te ciega?
  • Lamento la razón de tus pesares,
  • pero creo que el puño te envenena.
  • Mitígate la pena
  • navegando en tu yate por los mares.
  • y acepta este consejo necesario.
  • El triunfo es el trabajo y el talento,
  • el resto es puro cuento
  • aunque Umbral te alimente lo contrario.

Alfonso Ussía