8 enero 2007

La gallega Ana María Ríos Bemposta, detenida en México por tráfico de armas, se convierte en celebridad mediática durante un mes en España

Hechos

El 8 de enero de 2007 Dña. Ana María Ríos Bemposta aparece en portada de la revista INTERVIÚ.

Lecturas

La turista española, de 26 años, peluquera de profesión, fue detenida el 8 de octubre de 2006 en Cancún por tenencia ilícita de explosivos y de un artefacto de detonación cuando concluía su luna de miel en el Caribe mexicano e iba a volver a España.

La joven estuvo encarcelada en Cancún del 8 al 16 de octubre de 2006 y permaneció en esa ciudad hasta el día 20, cuando el juez al cargo del caso, Alfonso García, le autorizó a regresar a España pese a que la causa seguía abierta.

El 22 de octubre de 2006 el periódico EL MUNDO lograba en exclusiva las fotos de Dña. Ana María Ríos Bemposta volviendo a España en limusina: «la pesadilla mexicana acabó en limusina».

En enero de 2007 Dña. Ana María Ríos reaparece en portadas al aceptar posar desnuda para la revista INTERVIÚ en un posado pagado.

Después de su posado, ese mes de enero, ofreció un maratón de entrevistas a programas de televisión. Pujaron por entrevistarla los programas ‘En Antena’ (Antena 3 TV), ‘¿Dónde Estás Corazón?’ (Antena 3 TV), ‘Las Mañanas de Cuatro’ (Cuatro-Sogecable), ‘El Programa de Ana Rosa’ (Telecinco), ‘A Tu Lado’ (Telecinco) y ‘Sábado Dolce Vita’ (Telecinco). Ganaron la puja los de Telecinco, por lo que la peluquera apareció en ‘El Programa de Ana Rosa’, ‘A Tu Lado’ y ‘Dolce Vita’. Además, también apareció en el programa ‘Gente’ de TVE.

El 25 de enero de 2007 Dña. Ana María Ríos presenta un libro contando su experiencia de la semana que permaneció detenida en México. El acto de presentación de su libro será su despedida a su mes de fama.

13 Octubre 2006

Investigan si la detenida en Cancún fue víctima de traficantes

Jacobo García

Leer

A medida que pasan las horas, todas las hipótesis confirman la idea de que Ana María Ríos Bemposta fue víctima de alguna de las bandas que operan en el aeropuerto de Cancún, y que tienen en el paradisiaco balneario una de sus plazas importantes para el tráfico de armas y droga. Mientras tanto, la Justicia mexicana decidió encarcelar a la peluquera gallega de 26 años después de que la policía encontrara en su equipaje un detonador y varios cartuchos percutidos.

La defensa de Ana María apura ahora las 72 horas de plazo concedidas por el juez para reunir nuevas pruebas que demuestren su inocencia. Entre otras cosas, la joven denunció en su declaración ministerial que no estaba presente cuando abrieron sus maletas y su abogado exigió un nuevo informe pericial, por considerar que el primero, elaborado por un teniente del Ejército «está mal hecho».

Se solicitó además la recogida de nuevas huellas dactilares y testimonios, en una carrera desesperada por lograr la liberación de la joven, natural de Arcade (Pontevedra). «Todo esto es demencial», dijo el cónsul honorario español, Javier Marañón. «No sabe ni lo que es una bala, ni las ha visto en su vida», aseguró el diplomático, quien se mostró «convencido» de que saldrá en libertad.

Hasta el momento, sin embargo, la luna de miel de Ana María se ha convertido en una pesadilla desde que fuera detenida el pasado domingo en el aeropuerto de Cancún, cuando iba a abordar el avión de Pullmantur con destino a Madrid y la policía encontró varios cartuchos en su maleta. Después de dos días en las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) (fiscalía) y de numerosas gestiones del cónsul español Javier Marañón Cañadas, la española fue encarcelada en la prisión municipal de Cancún «por posesión de armamento y explosivos de uso exclusivo del Ejército». Las autoridades detallaron que «en su maleta se encontraron varios cartuchos, algunos percutidos, de calibre 7.62 para las armas conocidas como cuernos de chivo, dos calibres 223 que son para las R-15, unos de nueve milímetros y otros calibre 50 o 60, que es de muy alto calibre».

.

Sin certezas

.

Según la ley mexicana, la violación de la ley federal de armas de fuego y explosivos está considerado como «grave», de ahí que el juez decretara su encarcelamiento sin fianza. Para su abogado, Álvaro Alcocer, se trata de un error catalogar de «grave» el delito, ya que la mayoría de los proyectiles estaban ya percutidos.

En su declaración, la española dejó constancia además de que no se le permitió estar presente cuando abrieron su equipaje, por lo que no tiene certeza de que las cosas hayan ocurrido como dicen las autoridades. Dijo también que, después de dejar su habitación en el hotel Barceló, sus maletas permanecieron allí durante varias horas, hasta que llegó el vehículo que las trasladó al aeropuerto para regresar a España.

La madre de la joven y un tío suyo llegaron hasta Cancún, para unirse al marido de la turista, el también español Marcos Dasilva, quien, desesperado, hizo guardia los dos últimos días frente a las puertas de la cárcel municipal.

El hecho ocurre a menos de un mes de que la policía mexicana detuviera en el aeropuerto de Cancún a una periodista argentina del diario La Nación, después de encontrar droga en maletas marcadas con su nombre. La comunicadora quedó en libertad cuando se comprobó que su equipaje había sido intercambiado con otro en una escala en Panamá, en una maniobra atribuida al narcotráfico.

La peluquera «está devastada». Ella y su esposo, el fontanero Marcos Dasilva, «vinieron en su viaje de novios, ahorraron mucho tiempo para poder hacerlo y de pronto les sucede esto… Es gente inocente que no tiene nada de culpa», dijo el cónsul Marañón. Sus gestiones lograrón que la gallega fuera separada del resto de presos durante su encarcelamiento. Marañón confía en que las iniciativas de la defensa prosperen y que el hecho se considere una falta leve que la detenida pueda sortear con una multa.

14 Enero 2007

LA PELUQUERA HIZO 60.000 DE CAJA

Manuel Darriba

Leer

El lunes pasado, Ana María Ríos se encerraba a cal y canto en su piso de casada, un entresuelo próximo al puerto del pueblo pontevedrés de Arcade. Sobre las dos de la tarde tuvo ganas de salir a tomar un café y telefoneó a un bar cercano. Allí le confirmaron que no había periodistas en la zona. Pero no se atrevió a salir. Al día siguiente, la agencia de famosos que la representa le aconsejó que abandonara el piso con discreción. Camino de Madrid, la joven confirmaba que, tras su espectacular portada de Interviú, no le convenía dejarse ver. Ni abrir boca si no era en un plató de televisión… Empezaba a saborear su nueva y mediática vida.

Hasta entonces, Ana María no pasaba de ser la peluquera de 26 años que tuvo la desgracia de pasar ocho días de octubre en una prisión de Cancún (México) en plena luna de miel. Los peritos determinaron que sus huellas no estaban en un detonador y munición que le habían requisado en su bolsa de viaje y la Justicia mexicana archivó el caso. Aquí, la gente apoyaba a la desdichada joven y contemplaba con pena su calvario. Ahora, los 4.000 habitantes de Arcade también pueden opinar sobre su top-less en Interviú. Y sobre los textos que acompañan el despliegue de fotos de calendario: «¿Los que me critican me van a pagar la hipoteca? Me avergüenza más que toda España me viera esposada que desnudarme en la revista».

Precisamente que todos los periódicos la sacaran esposada, día tras otro, resultó decisivo para que la sociedad y las instituciones se movilizaran a su favor. Pero el guión ha cambiado: toca entrar en el circo de la fama, hacer caja. Cuando, al regresar de México, este suplemento contactó con su representante oficiosa, la periodista que ahora escribe el texto de Interviú, María José Lorenzo, ella negaba todo negocio. «No ha cobrado por ir a Ana Rosa ni a ningún programa». Desde entonces, apenas ha tocado las tijeras.

Hoy su representante se llama Edith, quien ha llevado a famosos como la hija de Rocío Dúrcal o la viuda de Joaquín Prat. «Jamás diremos cuánto pagó Interviú», dice. La realidad, según ha sabido CRÓNICA, es que cobró 60.000 euros, por más que la propia Ana María contara a algunos vecinos que fueron 160.000 euros. «Primero le ofrecieron 90.000 euros. Luego, 120.000. Esperó hasta que llegaron a los 160.000», decía estos días una paisana suya. Después, se esfumó. Cambió de teléfono móvil. Su agencia y su familia la apartaron de la prensa. «Esto durará una semana, luego todo se calmará y Ana volverá a la peluquería», asegura Pamela, su rubia hermana, al

frente del negocio en su ausencia. La vecina bien informada da otra versión: «Esta semana no habló porque firmó una exclusiva con el programa Dolce Vita [emitido anoche, y por el que cobró casi 18.000 euros más]. Hablar significaría perder la pasta… Ella dice que un tren así sólo pasa una vez en la vida. Si esto sale bien, no volverá a la peluquería. Quiere ser colaboradora en el programa de Ana Rosa. También le están escribiendo un libro, tiene que ir a corregir las pruebas a Madrid. ¡Si no estuvo ni 15 días en Cancún!».

A pie de calle, Camila, Emilia y Nieves (240 años que suman) miran ávidas la revista y disparan. «A rapaza hace muy bien. No se le ven más que las tetas, y las tetas las lleva ahora todo el mundo al aire en la playa», resume Camila.

En la aldea pontevedresa de Canicouba, la madre de Ana María, Gloria Bemposta, contesta al teléfono rebosante de orgullo. «Siempre ha sido una niña inquieta. Decidió estudiar peluquería, pero yo siempre pensé que este mundo se le quedaría pequeño. Es una niña bonita e inteligente que se suelta en los medios, y a ella le atrae este mundo». Gloria, que trabaja en el servicio de habitaciones de un hotel, soñó alguna vez con ser modelo. En Arcade se da por hecho que está detrás de la incipiente carrera de Ana. Sin ella no habría habido posado para la revista. «Consultó en casa lo de Interviú y todos estuvimos de acuerdo: padres, hermana, marido… Incluso la abuela. Al final, la acompañé en la sesión de fotos».

El detonante ha sido, por supuesto, el dinero. Ana y su familia se lamentan por los gastos exorbitantes que afrontaron en México, recién salidos de otro gran dispendio, el de la boda. «Lo de México fueron unos 36.000 euros», recalca Gloria, que fue quien habló con Interviú, la revista dirigida por Manuel Cerdán. El semanario vendió más ejemplares de este número, por lo que esta semana continuará con más información de la peluquera. «Abogados, peritos, desplazamientos de familiares… Lo de Interviú, que no sé cuánto es, cubre ese gasto. Aquí a ella nadie le ofreció dinero», insiste la madre. «Eso es mentira», aseguran varios vecinos, que dicen haber puesto parte de su sueldo de obreros a disposición de la familia. Todo esto, claro, cuando Ana no era famosa ni había cobrado exclusivas. «Además, todo el pueblo salió a la calle para apoyarla. Se cerraron los negocios, yo mismo cerré el mío», dice un joven en un bar. «Hace 12 años se cargaron La Pontesa, una cerámica que daba trabajo a medio Arcade, y nadie se manifestó».

Las fotos de Interviú han hecho hervir esta localidad conocida por sus ostras. Vanessa, gestora de la Asociación de Empresarios -de la que Ana es socia-, habla con admiración: «Creo que hace muy bien, y si gana dinero, mejor. Además, sale guapísima». Tampoco hay resquemor en las palabras de la presidenta de los empresarios, Milagros Rivas, la misma que leyó un comunicado público en nombre del pueblo cuando lo de Cancún. «Era lo mínimo que teníamos que hacer por una socia. Por lo demás, yo soy liberal, y cada uno que haga lo que quiera con su cuerpo».

La familia asegura que el único retoque de las fotos es «el moreno», pero las mujeres de Arcade, con más ojo, creen que los pechos, vientre, caderas y piernas no son tan abultados fuera del papel. Ana María, en realidad, es un fideo.

Mientras, el marido de la peluquera sigue de camionero en una empresa de Vigo. Marcos Dasilva, antiguo marmolista, pasa de los medios, dice su suegra. Nadie sabe aún si ha colgado los pósters de su chica en la cabina del camión. Pero el miércoles se despachaba a gusto en un diario gallego: «Los que critican a Ana María son los tontos del pueblo».

Un joven, otro de los que no dan su nombre, mostraba el titular en un bar a CRÓNICA. «¿Ves lo que dice? ¡Si la mayoría del pueblo cree que está aprovechando su condición de víctima!».

-¿Tú la conoces?

-Bastante -responde con sonrisa pícara. El chico la describe como «aficionada a criticar y darse importancia. Carácter fuerte, inteligente, ambiciosa…. Sabe dónde se mete», asegura como ex novio. «Y yo podría meterme también. Hay quien me lo ha dicho, que podría sacar tajada si hablo. Pero yo vivo tranquilo. Paso». Y el chaval, encantado de despreciar la tentación, paga su cerveza, se despide y regresa a su vida sin colorín de obrero.