29 marzo 1992
Los dirigentes de la banda apresados en Bidart eran conocidos como 'el colectivo Artapalo responsable de cientos de asesinatos
La Guardia Civil asesta el mayor Golpe a ETA al desarticular su cúpula en Francia: Pakito, Txelis y Fittipaldi (grupo Artapalo) detenidos
Hechos
- El 29.03.1992 efectivos de las fuerzas de seguridad de España y Francia arrestaron a los principales miembros del Comité Ejecutivo de la organización criminal Euskadi Ta Askatasuna, encabezados por Francisco Múgica Garmendia, responsable de cientos de asesinatos.
Lecturas
El 30 de marzo de 1992 aparece una portada que podría ir para el guiness: el ABC del Sr. Anson reconoce un “Éxito del Gobierno” con la imagen de don Felipe González. Tras diez años arremetiendo contra el presidente del Gobierno, su gestión y su persona en sus portadas… ¿Por qué el Sr. Ansón elogiaba tanto al Sr. González aquel día? Porque la ocasión lo merecía: acababa de ser detenida toda la cúpula del terrorismo: el sádico Francisco Múgica Garmendia cuyas órdenes habían llevado a varios niños a la muerte, el fabricante de bombas Arregi “Fittipaldi” y el jefe del aparato político Álvarez “Txelis”, todos fueron encarcelados en Bidart en una brillante operación de coalición entre fuerzas de seguridad españolas y francesas. El director del ABC me explicaba aquellos elogios en la “visión de Estado” y se distanció de EL MUNDO asegurando que él nunca asesoró a ningún dirigente del PP. “Yo establecí un estricto apoliticismo, me reuní con gente del Partido Popular, pero también con gente del Partido Socialista, sobretodo con los ministros de Interior [Sr. Barrionuevo, Sr. Corcuera] porque había esa política de Estado en la lucha contra el terrorismo”. El ABC explicó a sus lectores aquella felicitación al presidente con una ecuación: “Si Felipe González es el responsable último de los errores y fracasos de la gestión de los Ministerios, también lo es de los éxitos. Y éxito grande es el que ayer obtuvo el Ministerio de Interior que dirige José Luis Corcuera”. (ABC, 30-3-1992)
Francisco Múgica Garmendia ‘Pakito’ era el principal jefe del aparato militar de ETA tras la caída de Txomin. Primero con Josu Ternera y después casi en solitario.
El Coronel Enrique Rodríguez Galindo dirigió aquella operación en la que fue detenido ‘Pakito’ junto a los otros dos principales dirigentes de la cúpula.
El director de la Guardia Civil, D. Luis Roldán y, por encima de él, el Secretario de Estado de Defensa, D. Rafael Vera, fueron claves. El Sr. Vera fue el principal inspirador de la colaboración francesa con España.
Los principales elogios del ABC eran a los dirigentes de la lucha antiterrorista: el Secretario de Estado don Rafael Vera y el coronel Enrique Rodríguez Galindo, que fueron los que planificaron la operación. “¡Bingo!” fue la palabra que pronunció el coronel al localizar la base de la cúpula terrorista tras ocultar un microfil en unos misiles. El coronel en cuestión ya había dirigido varias operaciones exitosas como la desarticulación del comando Goyerri-Costa (los asesinos de Yoyes y la familia Garrido) mediante una interesante estrategia con cabinas telefónicas. Por éxitos como aquellos, la redacción del ABC declaró al coronel “figura del mes” y le concedió un homenaje el 14 de abril de 1991, dedicándole varias portadas. También revistas de izquierda como la efimera PANORAMA de don Carlos Carnicero alabaron a aquel coronel que más tarde daría que hablar.
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EL MAYOR GOLPE A LA CÚPULA DE ETA
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D. Carlos Carnicero reflexiona con J. F. Lamata sobre el Coronel Rodríguez Galindo:
06 Abril 1992
Calígula busca Heredero
En la estancia se filtraba una luz tenue, casi sombría y lúgubre. A metro y medio de una mesa de despacho desvencijada estaba esposado, con las manos delante, el jefe más carismático de cuantos ha tenido ETA. A su derecha vigilante, una mujer policía francesa observaba cualquier movimiento del detenido. Al otro lado, un fornido miembro de la policía judicial tampoco perdía detalle del as más mínima de las reacciones de Francisco Múgica Garmendia, Artapalo y Pakito, que es como se le conoce en la nomenclatura de su organización.
Una mano firme y segura abrió la puerta y el coronel Rodrígue Galindo, el cerebro de la Guardia Civil en la lucha antiterrorista, se plantó delante del detenido, flanqueado por el comisario francés Roger Boslé. “Estarás orgulloso de ti mismo. Te has hecho famoso matando niños”, le espetó en tono duro y seco, pero tranquilo, el oficial español. El asesino bajó la mirada mientras respondía: “Yo de eso no sé nada”.
Detrás de esa breve entrevista quedaban horas de angustia, niños reventados en las aceras de Zaragoza, Madrid y Vic y las más formidable maquinaria de búsqueda y captura de un asesino montada conjuntamente por las Fuerzas de Seguridad de dos países. Para entender el alcance de esta operación un solo dato. Durante los últimos tres meses, más de 150 guardias civiles de paisano han realizado labores de vigilancia en Francia con el consentimiento de las autoridades galas.
Ha caído el más sanguinario de los terroristas vascos. El Calígula con boina que también mató a su ex amante, Yoyes; a su amigo Pertur y a un montón de niños. Con ese pedigree en semejante panda, tenía garantizado el liderazgo entre otras razones por el terror que generaba entre su propia gente.
29 Marzo 1992
La noticia más esperada
El año 1992, considerado por los jefes de ETA como decisivo para sus expectativas, lo será sin duda para ellos, aunque por motivos bien distintos a los previstos. La detención, ayer, en el País Vasco francés, de lo que parece ser el órgano de dirección de ETA, incluyendo al famoso Artapalo, considerado el jefe máximo de esa banda terrorista, responsable último de decenas -tal vez centenares- de asesinatos, constituye una excelente. noticia para toda persona amante de la paz; pero constituye también un momento trascendental en la batalla de la sociedad española contra el principal reducto de intolerancia todavía actuante en este país.Los detalles recientemente conocidos sobre los modos de operar de los etarras, tan alejados del mito del guerrillero que se mueve entre la población como pez en el agua, y la difusión, por otra parte, de documentos internos de la banda que contenían valoraciones tan espeluznantes como las relativas a los hijos de los policías, revelaban la descomposición en la que había entrado ETA. En el sentido organizativo: pistoleros que deambulan por la calle a la búsqueda de víctimas y son capaces de asesinar a dos policías que ven casualmente al pasar ante un establecimiento público de Barcelona, según se pudo observar en el vídeo que captó accidentalmente sus movimientos. Pero descomposición sobre todo moral: la muerte como oficio desesperado, sin otro horizonte que seguir matando en el siglo XXI, como reconocía la dirección de la banda en un reciente comunicado.
Esa descomposición tratará ahora de ser disimulada mediante declaraciones heroicas y tal vez atentados improvisados. Es el momento de que alguien con dos dedos de frente demuestre valor en el entorno del nacionalismo vasco radical. Si es verdad lo que dice Arzalluz de que algo se mueve en Herri Batasuna, es el momento de que alguien dé un paso al frente para poner fin a esta locura. Una locura que, con causar tanto dolor, no ha hecho avanzar un milímetro causa alguna que no sea la de la muerte misma; y que ha embotado hasta límites inauditos la sensibilidad de miles de vascos que algún día considerarán incomprensible haber figurado entre los energúmenos que gritaban «ETA, mátalos» y jaleaban a los autores de matanzas como la de Vic y tantas otras.
Artapalo, el Paquito de quien partió, según la policía, la orden de eliminar a Yoyes, tiene a sus espaldas un impresionante historial de crímenes. Si las impresiones transmitidas por el Ministerio del Interior son certeras, era él quien daba las órdenes, por más que formalmente existiera un órgano colegiado de dirección.
ETA y sus ayudantes reiterarán ahora que «más que nunca» es el momento de la negociación política. Su argumento parte de la presunción de que existen dos legitimidades comparables, la de las instituciones y la que emana de las armas de los activistas. Pero si la insuficiente legitimación de determinados regímenes políticos pudo dar validez a ese planteamiento en otros países y situaciones, carece de fundamento en la España actual. Las 15 elecciones celebradas en el País Vasco con posterioridad a la muerte de Franco, en las que todas las opciones políticas, incluyendo las más radicales, han podido participar libremente, constituyen la base de legitimidad de las instituciones. ETA, por el contrario, carece de cualquier legitimidad democrática.
31 Marzo 1992
La Idea
La detención de Francisco Múgica Garmendia no supone el final de ETA, como hacen creer tantos titulares, ya que detrás de la violencia atroz de ETA hay una idea, y asimismo nuevas generaciones de jóvenes vascos dispuestos a luchar por ella. La solución al problema vasco es, naturalmente, policial y política. Ahora se ha conseguido en Francia un fuerte éxito policial, pero el frente político sigue intacto, en cuanto que la idea -La Idea, que decíamos, seguirá generando energía y generaciones, y a una idea sólo se la combate con otra idea, o haciéndose soluble la una en la otra o las dos en una tercera, síntesis dialéctica y deseable. ¿Y qué idea es ésa que tanto y de tan antiguo mueve a unas inmensas minorías vascas? No otra que la Arcadia o la Utopía, un mundo cerrado, doméstico, musical y perfecto. No olvidemos que casi toda utopía presupone una restricción de espacio o especie, una domesticidad, incluso la utopía grandiosa: Napoleón se restringe a Europa y Hitler a la raza aria. Detrás del vasquismo sangriento no está sino la idea del buen salvaje. Rousseau y no Marx (el marxismo es todo menos localista). En cualquier caso, un Rousseau y un Marx de caserío, una idea, como se ve, ingenua, pueril, de poco calado, tocada inevitablemente de fanatismo étnico. Pero las ideas, cuanto más elementales, más gente mueven. El buen salvaje, sí. El hombre en estado de naturaleza, que se rebela contra la civilización perversora. La castidad vasca manchada por Madrid. Un idealismo elemental que, por su propia elementalidad, ya está dicho, mueve a mucha gente, y sobre todo a los jóvenes. Como el fascismo y el comunismo de manual en los años treinta. Acaba de decirlo incluso Arzalluz: «Los de Madrid nos satanizan». Madrid es el demonio para el celibato colectivo de Vasconia, una castidad y una felicidad de caserío, juegos elementales, versos elemen tales, una gracia de idioma simple y versolaris. Sólo una tan alta idea de paz puede derramar tanta sangre. La pureza siempre es fanática y en el País Vasco confluyen la pureza de raza, de idioma, de identidad, de sangre, de vida y de ideales. Pero la pureza, a estas alturas de la Historia, siempre es elementalidad: quiero decir que está cerca dé los cuatro elementos presocráticos: fuego, agua tierra y aire. Hemos mandado nuestros guardias civiles a luchar contra los elementos. Porque si ETA tratase de reindustrializar altamente su país, está claro que eso no es compatible hoy con un ideal de virtud campesina e idioma cerrado. Ya el carlista Javier María Pascual hablaba de «la farsa del madrileñismo». Como ahora Arzalluz. El carlismo comportaba la misma utopía casta y casticista de ETA, sólo que desde presupuestos contrarios. El carlismo también tenía curas enredados en su lucha. Siempre ha pensado uno que ETA es fundamentalmente un movimiento rural, y ahora lo veo confirmado en un informe responsable: muy pocos miembros de ETA son universitarios. ETA baja del Pirineo azul y castísimo. Por todo esto, como decíamos al principio, la detención de la cúpula de ETA sólo supone la desarticulación de una estructura. Pero la idea sigue exenta, aunque tan pervertida por el fanatismo y el crimen. Y esa idea, que lo peor de todo es que es arcaica, sólo desaparecerá, ya digo, haciéndose soluble en otra idea más general y actual, mediante la cultura, la economía, la comprensión y la integración. Todos los nacionalismos son románticos y anticuados, empezando por el español. De ahí su tirón juvenil, que puede renovar indefinidamente los cuadros de ETA. La Arcadia que traía Felipe González ha acabado en Mariano Rubio. La Arcadia vasca, en los veinte asesinatos del señor Múgico.
01 Abril 1992
Francia ha prestado una gran ayuda... ...pero no siempre ha sido así
La versión oficial es que Francia ha prestado siempre total colaboración en la lucha contra el terrorismo de ETA. Es obvio que la última acción de su Policía ha resultado inmejorable. Noticia que ayer se vio empañada por el atentado, mediante cartabomba, que sufrió un coronel retirado en Madrid, de resultas del cual perdió una mano. Pero la cuestión del apoyo francés tiene matices, que tampoco hay por qué ignorar. Ayer, en un acto celebrado en la Complutense, el embajador francés, Henri Benoit, replicó airadamente a Álvarez Cascos, cuando éste afirmó que la detención de los máximos dirigentes de ETA representa una positiva inflexión en la actitud de las autoridades galas, que se han mostrado ahora más sensibles a la opinión pública española. Rechazó también que el gobierno francés, según sostuvo el director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, se haya servido de este asunto para sus negociaciones con el ejecutivo de Madrid. Benoit, que tuvo el apoyo de los otros dos ponentes del debate -Juan María Bandrés y Ramón Jáuregui-, acabó por despedirse «a la francesa» y abandonó el acto.
El hecho es que, varias veces desde 1986, la Policía gala ha tenido localizado a Pakito Múgica Garmendia, y en ninguna de esas ocasiones procedió a su detención. Según publica hoy EL MUNDO, los servicios de información galos tuvieron a Pakito al alcance de la mano en diversas oportunidades: en 1986 en San Juan de Luz -la vigilancia se suspendió en este caso «por órdenes directas de París», en 1998 en Bayona, en 1989 en Anglet -allí se le vigiló, fotografió y filmó durante varios días- y en septiembre de 1990, nuevamente en Anglet. En todos estos casos, la Policía francesa tuvo ocasión de detener a Pakito, y no lo hizo. «Siempre por razones políticas», insisten las fuentes policiales consultadas por nuestro periódico. EL MUNDO publica hoy también una fotografía, obtenida por la Policía francesa, que se le hizo al dirigente de ETA en 1986, en una de las ocasiones en que fue localizado y no se le arrestó. Es comprensible que las autoridades de ambos países no quieran remover esos problemas del pasado, y menos en estos momentos. «Está bien todo lo que acaba bien», dice un refrán francés. Y no se equivoca.
31 Marzo 1992
La fase siguiente
TRAS LAS detenciones es el momento de alguien que, al igual que hizo Mario Onaindía con los antiguos polimilis, tenga el valor de plantear abiertamente, desde dentro de ese mundo que se mueve en torno al símbolo de ETA, lo que nadie que no esté cegado por el fanatismo ignora: que la prolongación de la violencia se ha convertido en un fin en sí mismo, y que acabar con esa inercia que degrada la causa de Euskadi es hoy un deber para quienes crean en ella. Alguien con el coraje necesario para olvidarse de proclamas vanas y plantear una salida realista a cuantos han quedado atrapados en ese mecanismo circular de la venganza.Los concejales de HB en el Ayuntamiento de San Sebastián demostraron ayer estar presos de esa dinámica. Quisieron leer un escrito de homenaje a los caídos en Francia, y como no se les hizo caso optaron por la huida: se ausentaron del pleno. En ese escrito se canta la entrega a la causa vasca de los jefes detenidos y se amenaza con hacer conocer a Europa entera, con motivo de la salida del Tour de su ciudad, «la verdad de la situación de Euskadi». Si esa verdad consiste en considerar heroico sembrar las calles de niños mutilados o huérfanos y en financiar tales ekintzas mediante extorsiones mafiosas, no será muy favorable la opinión que Europa sacará de la causa vasca.
Seguramente era inevitable que la primera reacción del mundo de Herri Batasuna fuera la reafirmación de la lealtad inquebrantable a los jefes militares (y a su discurso militarista). Desgraciadamente, la necesidad de autoafirmación heroica de los comandos sobrevivientes puede traducirse también en nuevas salvajadas. Pero habrá que esperar algún tiempo para poder calibrar el alcance real del descabezamiento de ETA en la moral de los activistas, incluyendo a los que se pudren en las cárceles sin otra esperanza que la de un imposible milagro. En cualquier caso, parece lógico pensar que las repercusiones del golpe policial sean proporcionales al carácter fuertemente jerarquizado de la estructura de ETA.
Para la estrategia terrorista, lo principal no es demostrar que las instituciones son incapaces de satisfacer las demandas sociales que toman como pretexto (la ecología, por ejemplo), sino hacer ver que esas instituciones son incapaces de acabar con la violencia por ellos producida en torno a tales pretextos. Transmitir la sensación de invulnerabilidad de su estado mayor, mitificado por las sombras, es fundamental para que prenda en la población la idea de que los terroristas son imprescindibles para acabar con la violencia que ellos mismos generan. La consigna de la negociación es la expresión condensada de esa estrategia.
Afirmaciones como que ETA no es una banda, sino un movimiento de masas, o que, puesto que el origen del problema es político, las soluciones policiales no son válidas constituyen manifestaciones de la interiorización de esa lógica por parte de algunas personas. Naturalmente que ETA no es sólo una banda al estilo de la de Bonnie and Clyde, pero es también una banda: un grupo de personas deliberadamente colocadas al margen de la sociedad y cuyo pasado de crímenes les hace insensibles al dolor que causan e incapaces de desengancharse por sí mismas de esa forma de vida., Contraponer a estas alturas soluciones políticas a policiales supone ignorar que la eficaz actuación policial es la condición previa a cualquier iniciativa imaginable para acercar el fin de la violencia, incluyendo la búsqueda de salidas personales para los presos y activistas que dejen las armas.
Ha sido sobre todo el terror impuesto por quienes mataron a Yoyes lo que ha impedido que desde el interior del mundo de ETA y HB sudan sectores capaces de dirigir una retirada organizada que acorte el proceso, ahorrando vidas y sufrimientos. Por el contrario, la confusión entre medidas de este tipo y lo que los portavoces de los terroristas llaman negociación política ha despistado tanto a la opinión pública como a los propios activistas. Lo que éstos llaman negociación política consiste en que la mayoría se pliegue a las exigencias de la minoría por el hecho de que lo que reclama lo haga mediante el terror. Por ejemplo, que los navarros acepten su integración en la comunidad de Euskadi o que se modifique la Constitución en el sentido por ellos exigido. Ningún Gobierno podría hacer eso: ni sus votantes ni los demás partidos, ni la comunidad internacional, lo consentirían.
Los más ilustrados de entre los jefes de HB debieran hacérselo saber a sus amigos de ETA, y puede que ahora sea el momento. Porque, por lo demás, es posible -aunque no seguro- que la detención de Múgica Garmendia y sus lugartenientes permita a sus sucesores dar satisfacción a una de las más sentidas aspiraciones de los vascos: que ETA se autodisuelva. Asi lo desea, según una encuesta reciente del Gobierno vasco, el 80% de los ciudadanos de Euskadi.