8 octubre 1984

Sánchez-Junco ficha a Preysler como entrevistadora para su revista y Peñafiel cuenta con la marquesa de Cubas para la suya

La guerra entre ¡HOLA! y LA REVISTA alcanza el espionaje en torno a la entrevista de Isabel Preysler a su ex Julio Iglesias

Hechos

En octubre de 1984 dña. Isabel Preysler marquesa de Griñón se estrenó como entrevistadora en ¡HOLA!. Dña. Marta Chávarri marquesa de Cubas lo hizo en LA REVISTA.

Lecturas

Las revistas ¡HOLA! y LA REVISTA salían exactamente el mismo día. Pero, extrañamente, la revista LA REVISTA incluía titulares similares o idénticos en no pocas ocasiones a ¡HOLA! haciendo sospechar que existía espionaje industrial. En el número correspondiente a la primera semana de octubre de ¡HOLA! se incluía una entrevista de Dña. Isabel Presyler a D. Julio Iglesias y en el número de LA REVISTA se hacía referencia a esa misma entrevista cuando en el momento de redactar ese número de LA REVISTA tal entrevista aún no se había publicado evidenciando la existencia de esas filtraciones.

LA ENTREVISTA DE PREYSLER A SU EX JULIO IGLESIAS EN ¡HOLA!

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  • Preysler – Oye, me han contado que te molesta que me llamen marquesa ¿es verdad?
  • Iglesias – Yo pienso que tú no eres marquesa, Isabel; marquesa es un título que se hereda, no se adquiere…
  • Preysler – ¡Por supuesto! Pero cuando te casas, lo llevas.
  • Iglesias – ¡A cuestas! – dice riéndose
  • Preysler – Antes llevaba señora de Iglesias. Entonces, ¿tampoco era señora de Iglesias?
  • Iglesias – Tú siempre has sido Isabel Preysler, gracias a Dios.
  • Preysler – Incluso cuando era señora de Iglesias.
  • Iglesias – Incluso. Te lo confieso personalmente.
  • Preylser – ¿Sigues tan celoso o has cambiado?
  • Iglesias – ¡Lo soy más!
  • Preysler – ¿Aún más que antes?
  • Iglesias – Mucho más, porque tengo más que perder.
  • Y nos reímos de buena gana los dos (…)
  • Preysler –  ¿Has tenido algún fracaso amoroso en los últimos tres años?
  • Iglesias – Todos
  • Preysler – ¡Anda ya!
  • Iglesias – ¿Qué es un fracaso amoroso? Yo es que no sé lo que es un fracaso amoroso. Si es cuando una historia que empieza no termina, pues entonces he tenido muchos (…)
  • Preysler – ¿Te reprochas algo de nuestro matrimonio, Julio?
  • Iglesias – No, nada.
  • Preysler – ¿Y a mí me reprochas algo?
  • Iglesias – Nada
  • Preysler – ¿Y qué echas de menos de nuestro matrimonio?
  • Iglesias – Vamos a ver… posiblemente la emoción, el sentido de la emoción; es decir… dos personas que al mismo tiempo se quieren casar; es emocionante convivir sin más razón que la de convivir por cariño. Ahora me costaría mucho más pensar que la convivencia sería posible sólo por emoción.
  • Preysler – Aunque no pensaba hacerlo, terminaré con una sola pregunta que me han pedido hacerte: ¿Cómo me encuentras ahora, Julio?
  • Iglesias – ¿Qué cómo te encuentro? Yo te encuentro mejor, mejor, mejor.
  • Preysler – ¿Mejor?
  • Iglesias – Mejor, mejor. La palabra mejor es general, es una palabra bellísima. ¿Y tú cómo me encuentras, Isabel? ¿Peor?
  • Preysler – Nos reímos de buena gana, y yo le digo, palabra a palabra, sabiendo lo que digo:
  • Iglesias – Yo, Julio, también mejor. Siempre mejor.

(¡HOLA!)

LA REFERENCIAS A LA ENTREVISTA EN LA REVISTA (SIN CITAR A ¡HOLA!)

Isabel Preysler, ex mujer de Julio Iglesias, ha viajado a Miami con el fin de entrevistar a su ex marido, con quien estuvo casada siete años y medio, dejándole ese desgraciado matrimonio tres hijos y una estela de fama que sabe rentabilizar muy positivamente en todos los sentidos.

Por supuesto que Isabel viajó a Florida sin su actual esposo, el marqués de Griñón, ya que este viaje era ‘profesional’. Y tras varios días de negociaciones, en las que no estuvieron ausentes toda clase de presiones y llamadas al corazón y a los sentimientos. Julio Iglesias, al fin y al cabo un hombre bueno, generoso, nada duro y sentimental, accedió a responder a las preguntas de la improvisada ‘reportera’.

En el trascurso de la conversación, la reportera se impuso e incluso con una total sufciencia y seguridad de conocer hasta los más íntimos sentimientos de su ex marido. Por ello, posiblemente, le debió resultar decepcionante escuchar de labios de Julio Iglesias que había en su vida muchos, muhcísimos secretos que ella no conocía.

(LA REVISTA).

10 Octubre 1984

GUERRA CIVIL EN LA JET

Alfonso Ussía

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Quienes no fueron invitados al a fiesta de presentación del novedoso producto, se han sentido lógicamente humillados y rehuyen su compra en los quioscos. Los convidados, al contrario, no hablan más que exquisiteces de LA REVISTA, compadeciendo al ¡HOLA! de la misma manera que a un anciano sin futuro.

España está dividida desde el alto podio de la frivolidad. En los elegantes cenáculos madrileños, apenas se habla del acuerdo económico y social, ni del traído y llevado referéndum sobre la OTAN. Poco importan los feroces mandobles dialécticos que se han dedicado el presidente del Gobierno y el secretario general de CCOO. El Mercado Común comienza a producir somnolencia y don Miguel Boyer, en los solapantes momentos del café, cae hasta simático.

La alta sociedad madrileña, como ejemplo de la española, está peligrosamente enconada. Puede incluso, si el sentido común de un buen moderador, no lo impide, desencadenarse una guerra civil entre duquesas, marquesas, condesas pincesas falsas, duquesas más falsas todavía, marquesas aún más postizas y clienteas de peluquería, con resultados altamente demoledores para el mundo de la sonrisa como norma. La mal llamada ‘jet set’ que había permanecido unida frente a las apetencias del ‘cambio’ se encuentra a un celemín de ividirse en dos bandos irreconciliables. Los partidarios del ¡HOLA! y los aficionados a LA REVISTA.

La chispa que enciende la mecha de las revoluciones es, por lo común, imprevisible. Y lo preocupantes es que ya ha prendido. Los fieles y antiguos lectores de la gran escritora Isabel Preysler, no perdonan a LA REVISTA su pisitón, en lo que se refiere al magistral coloquio que ha publicado ¡HOLA! con el cantante Julio Iglesias, primer esposo de la prolífica narradora. Y, por otro lado, los acólitos de LA REVISTA argumentan – con cierta razón – que el dolor de la pobre Isabel Pantoja, que tanto solaza a las calses medias, está mejor reflejado en la nueva publicación que en la tradicional y antigua.

La calidad literaria,  raíz del fichaje de Isabel Preysler como reportera, movida fundamentalmente – según ¡HOLA! – por su enorme interés en conocer al ser humano, prima en la vieja publicación. LA REVISTA, no obstante, presenta el atractivo gráfico de una fotografía de Schommer en su tercera página que se confunde irremediablemente con la publicidad de la anterior, lo que no tendría importancia si los personajes a confundir hasta la fecha no hubieran sido Su Majestad la Reina y la esposa del presidente González, l oque se me antoja una cierta frescura y peculiar abuso.

En el apartado médico-científico, LA REVISTA supera al ¡HOLA! gracias a la pluma del doctor Beltrán, que en su postrer trabajo especializado, ‘El duelo de Isabel Pantoja’ subraya y aconseja: «Sería muy aconsejable que Isabel se sometiese, junto a la tearapia medicamentosa, a una profunda terapia psicológica, lo que da prueba del interés de esta publicación por la divulgación de la nueva medicina.

Para equilibrar esa vacilación en la blanza médica, ¡HOLA! nos ofrece la forma de rejuvenecer nuestro cuerpo con la ayuda de un aro, a base de unos movimientos realmente comprometedores para quienes tenemos la flexibilidad algo deteriorada.

Pero esto no es lo importante. Lo serio de la cuestión estriba en que los lectores de una y otra están en pie de guerra. Se han retirado hasta saludos. Quienes no fueron invitados al a fiesta de presentación del novedoso producto, se han sentido lógicamente humillados y rehuyen su compra en los quioscos. Los convidados, al contrario, no hablan más que exquisiteces de LA REVISTA, compadeciendo al ¡HOLA! de la misma manera que a un anciano sin futuro. Gunilla von Bismark – que es señora de Ortiz y de princesa, nada – Alfonso de Hohenloe – que es Alfonso de Hohenloe y príncipe tampoco – Tessa Baviera – que es Tessa Baviera y princesa en ilusiones – Loliya y Chiquetete, deberán elegir inmediatamente entre una u otra. No se admiten medias tintas, y en los lectores ha de ocurrir exactamente lo mismo.

Las dos cabceras han enfrentado palacios siempre amigos, carrillos antaño interbesables, sonrisas compartidas y largas horas de comunes vaciedades. Se come con Marta Chávarri o se asiste a la operación estética de Arancha y Jaime Martínez Bordiú. Ambas cosas, no es tolerable. Se reconoce la paternidad – y se acepta como tal – del hijo de Camilo Sesto o se habla de la tragedia de Pozoblanco con Carmina Ordoñez. Se pasea uno con el hijo de Carolina de Mónaco de incógnito por París o se visita el palacio de los príncipes – estos sí son de verdad . de Liechtenstein. Pero plagiarse una a otra los reportajes es señal de muy censurable conducta, amén de sembrar la cizaña entre la jet set sin razones justificables.

Y lo malo es que están enfadadísimos unos con otros. La guerra de las peluquerías merece otra declaración que la meramente supina de la frivolidad.

Alfonso Ussia

Uno de los casos de filtración más espectaculares

Juan Caño Díaz

1999 (Una historia de amor y un décalogo, pag. 42)

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Son precisamente los servicios auxiliares culpables de las más graves filtraciones en nuestra profesión. Así ocurrió en uno de los casos más espectaculares de la de la historia reciente del periodismo de revistas en nuestro país. No lo viví directamente, pero me ha sido relatado por algunos de sus protagonistas.

En octubre de 1984 el Grupo Zeta lanzó al mercado LA REVISTA, réplica de la inmensamente célebre ¡HOLA! La copia era tan descarada que la similitud de algunos títulos de portada no extrañó a nadie… fuera de los propios autores de los títulos originales, los redactores de ¡HOLA!

Cundió la sospecha cuando el plagio se repetía semana tras semana, a pesar de que ambas revistas salían del quiosco a la misma hora. Las primeras medidas de precaución, lacrar los sobres que se enviaban a la imprenta a través de mensajeros no dieron resultado.

Se recurrió entonces a una empresa de detectives que culminó con éxito la investigación: un empleado de la sección de fotocomposición de la imprenta Hauser y Menet, perteneciente al turno de noche, copiaba meticulosamente los títulos de ¡HOLA! y aprovechaba su descanso para el bocadillo en un bar cercano para telefonear a LA REVISTA y dictar los títulos a un contestador automático.

Parafraseando el lema policial podríamos decir que “el copiador nunca gana”. En el caso de LA REVISTA, su vida fue corta en años, tan sólo dos, y larga en pérdidas, estimadas en 1.600 millones de pesetas de entonces.