19 enero 1966
Refuerza el tirón dinástico en las Repúblicas
La hija de Nehru, Indira Gandhi, nombrada nueva primera ministra de La India, siendo la primera mujer en liderar un país tan habitado
Hechos
El 19.01.1966 Indira Gandhi fue nombrado por la Cámara nueva primera ministra de la Unión India por 355 votos frente a los 171 de Morarji Desal.
Lecturas
El partido del Congreso de la India ha elegido hoy a Indira Gandhi como primer ministro, es reemplazo de Lal Bahadur Shastri, fallecido hace nueve días.
Indira Gandhi, nacida en Allahabad hace 49 años, es hija del pandit Nehru, y ha sido presidenta del partido del Congreso y ministra de Información.
Llega a la jefatura de Gobierno en un momento difícil; su antecesor en el cargo murió 9 horas después de haber firmado el acuerdo de Tashkent, que ponía fin al sangriento conflicto fronterizo entre la India y Pakistán.
El acuerdo había sido logrado, en buena parte, gracias a la mediación de la Unión Soviética.
Pero la eliminación del conflicto fronterizo con Pakistán no significa que Indira Gandhi pueda contar con una política exterior sin conflictos: la tensión con China no ha dejado de aumentar.
En noviembre de 1969 Indira Gandhi será expulsada del Partido del Congreso.
El Análisis
El 19 de enero de 1966, la Cámara india ha decidido que Indira Gandhi, hija del fallecido Jawaharlal Nehru, asuma el cargo de primera ministra, imponiéndose por 355 votos frente a los 171 obtenidos por Morarji Desai. Es la segunda vez, en apenas dos años, que el Partido del Congreso debe elegir un nuevo jefe de Gobierno, tras la muerte de Nehru en 1964 y el breve paso por el poder de Lal Bahadur Shastri, fallecido repentinamente en Tashkent, poco después de firmar un acuerdo de paz con Pakistán. La India, que desde la independencia no ha conocido otro partido gobernante, vuelve así a colocar a un miembro del círculo más íntimo del “padre de la patria” al frente del país.
El contexto no es sencillo. La tensión con Pakistán sigue siendo constante, alimentada por la disputa de Cachemira y por la reciente guerra de 1965, que dejó cicatrices profundas. En el exterior, Nueva Delhi continúa jugando la carta del No Alineamiento, una posición que le granjea simpatías en ciertos foros internacionales pero que, en Occidente y especialmente en Estados Unidos, sigue despertando recelos. La India de Nehru, Shastri y ahora Indira Gandhi ha mantenido distancia de los bloques, pero sin ocultar en ocasiones una cercanía mayor hacia Moscú que hacia Washington.
Que una mujer asuma la jefatura de un país de más de quinientos millones de habitantes, en una sociedad marcada por jerarquías religiosas y castas, es un hecho de alcance mundial. No obstante, su apellido pesa tanto como su ideario: el Congreso ha apostado por la continuidad más que por la ruptura. Indira Gandhi tendrá que demostrar que no es únicamente la heredera de una saga, sino una dirigente capaz de gobernar en un país gigantesco, complejo y permanentemente en la cuerda floja entre la modernización y el atraso, la paz y el conflicto. El reto no es menor: mantener unida y estable a la mayor democracia formal del planeta.
J. F. Lamata