La nueva cadena LA SEXTA compra los derechos del mundial de fútbol 2006 pero deberá vendérselos a PRISA para rentabilizarlos

No nos extraña que PRISA y EL PAÍS se hayan prestado a apoyar los inquietantes experimentos sobre la estructura del Estado y del a identidad nacional de Zapatero y su Gobierno, aunque ello implique una pérdida de lectores y consecuencias desastrosas para España.

No nos sorprende porque Polanco siempre ha utilizado estos favores para obtener rentables negocios, como el que acaba de conseguir ahora con el acuerdo entre CUATRO y LA SEXTA para compartir los derechos de televisión en abierto del próximo Mundial de fútbol.

Según este acuerdo, CUATRO ofrecerá en directo los partidos de la selección española, el encuentro inaugural, las semifinales, la final y otros de eventual interés, que se podrán ver también por LA SEXTA. Sogecable dispondrá igualmente de la explotación de los partidos en codificado a través de DIGITAL PLUS.

El acuerdo comporta muchas ventajas para las dos nuevas cadenas. A la de Polanco – que además está haciendo publicidad engañosa como si CUATRO fuera la única en la que se puede ver el Mundial – le va a ayudar a dar ese salto en audiencia que todavía no ha conseguido. A LA SEXTA, le inyecta en caja una importante cantidad, que no le va a venir nada mal, una vez hecha la promoción del Mundial y obtenida la anhelada antenización de millones de hogares.

A la vista de este acuerdo, da la sensación de que Polanco siempre gana con una instrumentalización ventajista de la ley o simplemente vulnerando las normas cuando no se ajustan a sus intereses. ¿Cómo es posible que quien vaya a televisar los partidos del Mundial sea una cadena que no fue adjudicataria de los derechos y que ha vuelto a incumplir la norma del concurso que impedía la cesión de estos derechos a un subcontratista?

El Gobierno ha mirado nuevamente para otra parte en el enésimo favor a Polanco, a sabiendas de que el acuerdo rompe las condiciones de la fusión digital. Pero ello ha sido posible porque antes permitió a CANAL PLUS emitir en abierto, sin motivo alguno y vulnerando la Ley de Contratos del Estado, y gracias a la debilidad de César Alierta, presidente de Telefónica, que ha sido rehén de la condescendencia de PRISA desde que EL MUNDO reveló su presunto uso de información privilegiada.

Telefónica, la propietaria de los derechos, sabía perfectamente cuando los subastó que LA SEXTA iba a ser incapaz de cubrir todo el territorio nacional – y menos retrasando, como hizo, su decisión – como exige la ley. Sin embargo, se los adjudicó a dicha cadena, que ha hecho de libere mecánica de CUATRO, que era quién sí podía transmitir los partidos con todas las ventajas y sinergias que le proporciona Sogecable.

Ahora ANTENA 3 Y TELECINCO se llevan las manos a la cabeza y amenazan con un recurso cuando lo que ha sucedido tiene mucho que ver con su indefinición empresarial y su falta de compromiso en la defensa de algunos principios básicos. Ambas han perdido la batalla frente a un competidor con muchos menos escrúpulos para ganarse los favores del poder.