21 septiembre 2007

La entidad de gestión considera que el texto la injuria, pero los tribunales rechazarán su requerimiento

La SGAE de Teddy Bautista demanda a la revista literaria QUIMERA por un artículo en el que se les calificaba de ‘piratas’

Hechos

En septiembre de 2007 se hizo pública la demanda de la Sociedad General de Autores (SGAE) contra la revista Quimera por el artículo ‘La Horda de los Gestores’.

Lecturas

EL ARTÍCULO DE LA REVISTA QUE CAUSÓ LA DEMANDA:

LA HORDA DE LOS GESTORES (QUIMERA)

En realidad va a parecer que no hablo de literatura, pero sí lo estaré haciendo. Si en este país la piratería prácticamente no afecta al mundo de la literatura, es sólo por motivos circunstanciales, prácticos. Haciendo uso de los medios a nuestra disposición, y obviando la posibilidad de leer en pantalla, en términos económicos hoy en día sale casi por lo mismo fotocopiar un libro que comprarlo. De ahí la narcótica sensación de oasis del noble arte de la escritura, aparentemente a salvo de estos desaprensivos malversadores: los piratas. Pero eso en realidad poco importa, porque la extorsión no tiene a un arte por objeto sino al ciudadano, al lector, al consumidor de productos culturales, y éste (como imagino que es su caso, lector disciplinado) unas veces lee libros y otras ve películas o escucha música. Por eso creo que es importante que usted lo sepa: los piratas existen, están ahí fuera, son malos y nos acechan. Su propósito es acabar con el arte, convertirlo en mercancía y traficar con ella. Le daré algunas pistas para que, en caso de toparse con uno de ellos, pueda usted identificarlo y actuar en consecuencia.

Un confuso vínculo une al pirata con el mundo del arte. Si hoy se dedica a chulearlo y chuparle la sangre en nombre de la gestión y la propiedad intelectual, en otros tiempos lo practicó, normalmente con escasa suerte y altas cotas de mediocridad. Luis Cobos o Pau Donés (que sigue en activo, en serio…) serían ejemplos obvios, pero hay otros ex artistas que sí gozaron alguna vez del favor de las musas (no hay más que recordar la preciosa canción que, en su debut, Víctor Manuel le dedicara a Francisco Franco. Lo cierto es que suelen iniciarse en la piratería cuando se les acaban las ideas, o más bien las ganas de trabajar para tratar de tenerlas).

Sus métodos pueden despistarnos, pues no andan por la vida en barco, ni tienen el valor que requiere empuñar una espada. Han abandonado el ron, en favor del CD-Rom, y la bandera de la calavera por otras más discretas y actuales con las siglas de su banda: SGAE, VEGAP, etc.

Han ampliado su radio de acción, colonizando los mecanismos que en otros tiempos ampararon a una especie hermana: los corsarios. En virtud de esta reestructuración jurídica, y gracias a un juego de sobornos estándar, cuentan con el apoyo de las instituciones y sus representantes (muy próximos a ellos en capacidad intelectual y gusto estético), y en una evolución próxima a la de la mafia clásica, ejecutan un poder parademocrático que suele tener la forma de impuestos y normalmente recibe el nombre de canon.

Como los piratas de verdad en su momento, como el telar manual tras la aparición del mecánico, o como la comunicación mediante tambores después de inventarse el teléfono, estos zafios piratas tienen las horas contadas. Y nosotros, por una mera cuestión generacional, asientos de primera fila para asistir a su cochambrosa y ridícula agonía.

Así que, de momento, dejemos que nos sigan extorsionando. Querrá decir que siguen vivos, que todavía tenemos tiempo para asistir a su hecatombe.

Trebor Escargot

21 Septiembre 2007

La SGAE demanda a la revista 'Quimera' por daños al 'honor

Matias Nespolo

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A nadie le gusta que lo traten de pirata, menos aún de bucanero.Pero entre la injuria llana y la ironía de un artículo de opinión hay un trecho. Sin embargo el trecho se convierta en una grieta afilada a la hora de interpretar sus figuras retóricas. No hay nada dentro ni fuera del texto que indique cuál es la dirección a seguir, si una interpretación literal o una metafórica, más que el estado de ánimo de lector. Y, al parecer, la dirección de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) no está para bromas.

La SGAE ha interpuesto a la revista literaria Quimera una demanda de protección del derecho al honor. En el ojo de la tormenta hay texto sin manual de instrucciones ni guía de lectura. La columna de opinión se titula La horda de gestores, publicada en la Quimera 282, correspondiente al mes de mayo. Su autor, Trebor Escargot, desarrolla el escaso impacto de la piratería editorial frente a la de obras musicales y audiovisuales. Pero en el transcurso de su argumentación, Escargot realiza un poco sutil desplazamiento de las actividades ilegales de los piratas y bucaneros culturales hacia los gestores que supuestamente velan por la propiedad intelectual.

La respuesta de la SGAE no se ha hecho esperar. Y si de interpretación se trata, que lo haga un juez. «La SGAE discrepa de la valoración de la publicación, tal como lo demuestra la presentación de la demanda, y somete al juzgado la resolución del conflicto», afirma la dirección. Ramón Montaner, el portavoz de Cataluña, declina hacer declaraciones. Y al bueno de Ramoncín, actual miembro de la junta directiva y ex portavoz madrileño, ya no le compete.

Si en otros tiempos las cuestiones de honor se saldaban con sangre, hoy la SGAE ha solicitado a la publicación la suma de 9.000 euros para reparar la ofensa. Toda una quimera, teniendo en cuenta las finanzas de la revista.

25 Septiembre 2007

NOTA DE LA SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES A EL MUNDO

Sociedad General de Autores (SGAE)

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EL MUNDO se hacía eco, en su edición del pasado miércoles, de la demanda presentada por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) contra la revista Quimera por un artículo en el que se injuria gravemente a esta entidad de gestión.

La actuación de la SGAE ante la Justicia no representa, como se pretende hacer creer a la opinión pública, un atentado contra la libertad de expresión, pues responde exclusivamente a la necesidad de protegerse de los injustificados insultos vertidos por el autor del texto. La gestión de los derechos de autor y la defensa de la propiedad intelectual, que la SGAE viene realizando de forma eficaz y transparente desde hace más de un siglo, no puede interpretarse, bajo ningún concepto, en términos de piratería, chulería o extorsión. Términos que, en absoluto, son metafóricos.

En total, son casi una veintena las calificaciones vejatorias hacia la entidad, sus directivos o sus socios, como chulos («se dedican a chulear al arte»); vampiros («le chupan la sangre al arte»); mediocres (en referencia a socios y directivos de entidades de gestión); etcétera.

Nuestra Junta Directiva, que representa a los más de 88.000 asociados que integran esta entidad de gestión, está firmemente convencida de que los derechos de los autores deben ser defendidos por todos los medios legales a nuestro alcance. Repudiamos que sean tratados con frivolidad o que reciban injustificadas acometidas disfrazadas, como en este caso, de aparentes metáforas literarias.