23 enero 2008

Estaba nominado al Óscar por ser el Joker en la última versión de Disney

Las drogas acaban con la vida del actor australiano Heath Ledger, que triunfó en Hollywood con ‘Brokeback Mountain’

Hechos

El 28.01.2008 se hizo público el fallecimiento de Heath Ledger.

23 Enero 2008

El atormentado vaquero gay

Javier Memba

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Al igual que Brad Renfro, el otro joven actor muerto prematuramente estos días, la filmografía de Heath Ledger, no obstante su insospechado final, comprende un considerable número de películas. Ahora bien, en base al favor del público, destaca entre todos ellos su creación de Ennis del Mar en Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005). Pocos lectores recordarán que el título español de dicha cinta fue En terreno vedado, pero no hay duda de que Ennis del Mar ha de ser el personaje por el que se recordará a este actor australiano, encontrado muerto ayer en su domicilio del Soho neoyorquino. Las pastillas descubiertas por la policía junto a sus restos mortales parecen indicar que fueron las drogas quienes pusieron fin a los días de este intérprete, últimamente atormentado por su separación y porque no acababa de sentirse realizado en sus más recientes trabajos.

Ledger -que debía su nombre a un personaje de Cumbres borrascosas, la obra maestra de Emily Brontë y la novela de cabecera de los padres del futuro actor- fue un hijo del divorcio.

Mientras asistía al desmoronamiento del amor de sus padres destacó jugando al hockey sobre hierba y en los primeros cursos de teatro en los que se matriculó. Su debut como actor profesional tuvo lugar en Clowning Around, una producción independiente australiana dirigida por George Whaley en 1992. Tras participar en series como Ship to Shore (1993) y Sweat (1996), al igual que en películas como Blackrock (Steven Vidler, 1997) y 10 Things I Hate About You (Gil Junger, 1999), el aplauso internacional le vino dado con su creación del Jimmy de Two Hands, dirigida por Gregor Jordan también en el año 99.

Ya trasladado a Estados Unidos, Ronald Emmerich lo asocia a Mel Gibson -a buen seguro porque los dos actores son australianos- y le encomienda la creación del Gabriel Martin de El patriota (2000). Aunque fue aquélla una cinta ambientada en la revolución estadounidense, Heath Ledger ya estaba estigmatizado en Hollywood por sus orígenes. De ahí que no tardara en dar vida al mismísimo Ned Kelly, el más legendario de los forajidos australianos en la cinta homónima. Dirigida por Gregor Jordan en 2003, no fue sino un remake fallido -otro más- de una excelente película rodada por Tony Richardson en 1970 y protagonizada Mick Jagger. A la postre, era la segunda de las nuevas versiones de cintas clásicas inglesas producidas por Hollywood en aquellos días. La primera, una revisión de Las cuatro plumas, la maravilla dirigida por Zoltan Korda en 1939, perpetrada por Sekhar Kapur en 2002. Mejor recuerdo merece Monster’s Ball (Marc Foster, 2001), donde Ledger dio vida a Sonny Grotowski. Agasajado por la prensa y distinguido con diferentes premios, todos los aplausos que se le dispensaron en 2001 se multiplicaron en 2005, cuando Brokeback Mountain se convirtió en la primera película que mostraba un amor homosexual entre vaqueros, que además resultó aceptada por Hollywood.

«El Sr. Ledger y el Sr. Gyllenhaal hacen esta angustiosa historia de amor físicamente palpable. Ledger, mágica y misteriosamente, desaparece bajo la piel de su magro y musculoso personaje. Es una gran actuación, tan buena como las mejores de Marlon Brando y Sean Penn», escribió tras el estreno Stephen Holden en el New York Times. Pero el actor no supo corresponder a tanto elogio. Siempre en liza con la prensa, varios fotógrafos, en respuesta a los puñetazos que Heath Ledger propinó a un paparazzi, descargaron sobré el actor sus pistolas de agua en el estreno australiano de la cinta que le introdujo en la historia del cine.

16 Julio 2008

Heath Ledger, desde el más allá

Francisco Chacón

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Qué pasó la noche anterior a la extraña muerte de Heath Ledger? El James Dean (o el River Phoenix) del siglo XXI fue visto en una fiesta en un club privado de Manhattan la madrugada del pasado 22 de enero. El vaquero gay de Brokeback Mountain parecía más bien un personaje de Eyes wide shut, de Stanley Kubrick, o incluso de Cruising, de William Friedkin. Devaneos en el límite del peligro. Un umbral que traspasó sólo unas horas después, cuando un cóctel explosivo de pastillas contra el estrés y el insomnio le envió al purgatorio de los malditos irredentos. Y ahí sigue, con su aureola de incomprendido, de atormentado, de outsider, deambulando como esas leyendas esclavas de sus demonios para toda la eternidad.Su porte de australiano trotamundos sobrevuela el estreno de su película póstuma, Batman: el caballero oscuro, que llegará el próximo viernes a las pantallas estadounidenses y el 13 de agosto a las españolas. Alucinado, excesivo, escalofriante, esquizofrénico se exhibe Heath Ledger en su testamento cinematográfico. Un papel, el de Joker, para el que, como confesó en su día, se había inspirado en La naranja mecánica (o sea, Malcolm McDowell) y en Pete Doherty. Referentes infalibles para encarnar a un villano no sólo perverso, sino pasado de vueltas. Bueno, sí, de acuerdo, también podía haber tomado como modelo a Marilyn Manson, o a Tricky, o a… toda una larga lista de sospechosos habituales. Espejos en los que mirarse para no palidecer ante el mismo malvado en la versión de Jack Nicholson.

Y vaya si no se arredró. De hecho, ya comienza a circular, con el apoyo de influyentes críticos anglosajones, que es merecedor como poco de una candidatura al Oscar (al mejor actor secundario). Sería el séptimo seleccionado para la gloria y quién sabe si el segundo en obtener la estatuilla cumbre después de muerto (el único hasta ahora, Peter Finch por Network).

El mito de Ledger, porvenir segado con tan sólo 28 años, se agigantaría a una velocidad de crucero aún mayor. La confirmación de aquel muere-joven-si-quieres-pasar-a-la-posteridad-como-una-gran-estrella.

Hollywood se lavaría así su mala conciencia por no haber premiado su magistral interpretación del cowboy Ennis Del Mar en Brokeback Mountain, la joya de Ang Lee elevada a los altares de la iconografía homosexual. Claro que los hombres sin piedad de la todopoderosa Academia ya se permitieron el desliz de pasar por alto las dos nominaciones de James Dean a título póstumo: Al este del Edén y Gigante (durante cuyo rodaje se rumoreó que tuvo una relación con Rock Hudson como la de Heath Ledger y Jake Gyllenhaal en el largometraje basado en la novela de Anne Proulx). También Oliver Reed, por Gladiator, y Ulrich Mühe, por La vida de los otros, fueron ignorados en la ceremonia cuando ya no estaban vivos.

En cualquier caso, el morbo está servido. Y más con los puntos oscuros que no dejan de acechar las misteriosas circunstancias de la última noche vivida por el actor australiano. Aún no se ha aclarado qué pintaba junto a su cadáver un billete de 20 dólares enrollado si oficialmente no se encontraron drogas ilegales alrededor.

Nadie había reparado unas semanas atrás en que Ledger, cofundador del sello discográfico Music Masses a medias con el cantante Ben Harper, había grabado un vídeo para recrear a su manera Black eyed dog (Perro de ojos negros, parafraseando la expresión con la que Winston Churchill invocaba su flaqueante estado de ánimo), la última canción que grabó el mítico Nick Drake antes de caer víctima de una sobredosis de antidepresivos. Era demasiado tarde cuando alguien revisó las imágenes (en blanco y negro) y descubrió que Heath se ahogaba en una bañera. Una puesta en escena premonitoria, en la que sus labios simulan que cantan: Un perro de ojos negros llamó a mi puerta/ un perro de ojos negros sabía mi nombre/ me estoy haciendo viejo y quiero irme a casa/ me estoy haciendo viejo y no quiero enterarme.

El inmueble del Soho neoyorquino donde se ubica el que fue su apartamento se ha convertido en un altar al que llegan cada día decenas de ávidos peregrinos y fetichistas consumados. Los mismos que no cesan de preguntarse por qué, si él tenía ese rostro tan angelical, le elegían para interpretar papeles como el de Dan, el yonqui que acapara los focos en Candy, del también aussie Neil Armfield.

Mientras tanto, su ex novia Michelle Williams, a quien conoció durante la filmación de Brokeback Mountain -donde ella hacía precisamente de su esposa, Alma Beers Del Mar- y con la que tuvo una niña llamada Matilda Rose, ha puesto el grito en el cielo porque, según ella, la familia de Heath impide que la pequeña vaya a recibir la parte de la herencia que le prometieron. El actor hizo testamento antes de que naciera la criatura, así que legalmente no aparece como beneficiaria. Pero los padres y las hermanas de Ledger tuvieron el detalle de decir que no olvidarían a la niña.

El paso del tiempo parece demostrar lo contrario, a juzgar por la virulenta reacción de Michelle Williams, quien estuvo a punto de boicotear los fastos de la puesta de largo de Batman: el caballero oscuro en Nueva York, a la que acudieron los Ledger el lunes por la noche. Un acto al que no faltaron Gary Oldman, Michael Caine, Morgan Freeman, Christian Bale y Maggie Gyllenhaal (hermana de Jake).

No es que el patrimonio objeto de la disputa (una casa en Los Ángeles, principal activo) adquiera unas dimensiones desmesuradas, pero la cosa podría cambiar en función de la taquilla y los derechos que genere la explotación de la película de Christopher Nolan, con todo a favor para convertirse en el pelotazo de la temporada.

La actriz, transmutada en madre coraje, pretende asegurarse de que Matilda percibirá el nada desdeñable puñado de dólares que se le puede venir encima.

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APOYO

El emotivo silencio de Jake Gyllenhaal

Apenas se ha oído a Jake Gyllenhaal, compañero de Heath Ledger en la epopeya homosexual de Ang Lee, hablar sobre lo que sintió cuando se enteró de la muerte de su amante en la ficción. Desde entonces, ha reducido casi por completo sus apariciones ante la prensa y, en todo caso, no permite que le pregunten por el fallecimiento de su colega y amigo. Las pocas palabras que han trascendido en estos meses atribuidas a Jake proceden de ‘fuentes próximas’. Hablan de lo abatido que se encuentra por la pérdida de Heath, con quien le unía una relación tan estrecha que Gyllenhaal es el padrino de Matilda Rose, la hija de Ledger con Michelle Williams. Hubo quien especuló con una extensión del idilio protagonizado por ambos en la gran pantalla, pero en la realidad no fue así.

«Para Jake, la muerte de Heath en esas circunstancias ha supuesto un golpe muy fuerte, mucho más que para otros», han declarado las citadas fuentes a varios medios estadounidenses y australianos.

Cuando sobrevino el fatal desenlace, Gyllenhaal se encontraba rodando en Nuevo México varias escenas de la película ‘Brother’, de Jim Sheridan. Lo más rápido que pudo se embarcó en un avión con destino a Nueva York. «Estaba allí, pero en realidad no estaba allí. Todo suponía para él un verdadero trauma», precisó la misma persona, al parecer perteneciente al ‘staff’ de ‘Brother’.

Jake finalizó su participación en la película y posteriormente se enfrascó en otros proyectos, pero cuentan que no ha vuelto a ser el mismo. Y ‘Brother’ aún se halla en fase de posproducción debido a los retrasos sufridos en todos estos meses. Mike Newell le aguarda para su próximo filme.