19 marzo 2019

Algunos como Soraya Rodríguez, Eduardo Madina o Antonio Trevín ya habían renunciado antes evitando así ser desterrados por Sánchez

Pedro Sánchez pasa factura a sus enemigos y saca de las listas electorales del PSOE a Antonio Pradas y a Ignacio Urquizu, dos de los diputados que lideraron la rebelión de 2016

Hechos

El 17 de marzo de 2019 la dirección del PSOE aprobó sus listas para las elecciones generales de abril de 2019.

Lecturas

El 17 de marzo de 2019 la dirección del PSOE aprueba las listas electorales para las elecciones generales de abril de 2019. Entre los excluidos que perderán su condición de diputado se encuentrna D. Antonio Hernando Vega (que fue portavoz del PSOE durante el tiempo que funcionó la Gestora), D. Antonio Pradas Torres (que lideró desde el Comité Federal la rebelión contra D. Pedro Sánchez en 2016) o los diputados D. Ignacio Urquizu Sancho y Dña. Iratxe García Pérez, que respaldaron la operación.

Ya antes de la confección de las listas habían dimitido otros de los diputados que más se significaron contra el Sr. Sánchez en 2015 como D. Eduardo Madina Muñoz, D. Antonio Trevín Lombán o Dña. Soraya Rodríguez Ramos (está último, incluso abandonó el PSOE y se pasó a Ciudadanos).

Dña. Susana Díaz Pacheco reaccionó tras hacerse públicas las listas comentando a los medios que ‘tomaba nota’ de la forma de actual de la dirección nacional. Ante eso respondió también ante los medios D. José Luis Ábalos Meco (secretario de organización del PSOE) considerando que ‘todos tomamos nota de todo’.

LOS ‘PURGADOS’ SE DESPIDEN DESDE LAS REDES SOCIALES.

El diputado D. Antonio Pradas Torres, que encabezó la rebelión del Comité Federal contra D. Pedro Sánchez en 2016, ha encabezado la lista de los excluídos de las listas al PSOE para las elecciones de abril de 2019.

El diputado D. Ignacio Urquizu fue señalado como uno de los coordinadores de la operación para reemplazar a D. Pedro Sánchez en 2016 y de las labores de la Gestora que dirigió el partido durante los meses siguientes. También ha quedado excluido.

Dña. Iratxe García Pérez, diputado que apoyó la destitución de D. Pedro Sánchez en 2016, también ha sido excluida.

 

D. Antonio Hernando Vera es otro de los apartados de la lista. En su caso su salida se daba por segura por ser considerado un ‘traidor’ para los sanchistas por aceptar ser el portavoz de la Gestora del PSOE en el Congreso.

D. José Blanco también ha quedado excluido de las listas del PSOE, incluso de las de Parlamento Europeo donde no ha cumplido ni una legislatura.

SUSANA DÍAZ: «TOMO NOTA».

La presidenta de Andalucía y principal enemiga interna de D. Pedro Sánchez del PSOE comentó a los medios de comunicación tras conocer las exclusiones en las listas electorales que ‘tomaba nota’ de la decisión del presidente del Gobierno.

JOSÉ LUIS ÁBALOS REPLICA: «TODOS TOMAMOS NOTA DE TODO».

D. José Luis Ábalos, secretario de Organización de D. Pedro Sánchez, le devolvió la amenaza a Dña. Susana Díaz: «Todos tomamos nota de todo».

 

18 Marzo 2019

Sánchez ahonda la herida de su PSOE

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

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LA CONFECCIÓN de las candidaturas socialistas para los próximos procesos electorales ha evidenciado que la herida abierta en su día por la pugna entre el sanchismo y el susanismo dista mucho de cicatrizarse. Pedro Sánchez ha laminado a todo aquél que en su día cerró filas en torno a Susana Díaz, purgando por el camino, incluso, a dirigentes históricos. Sorprende especialmente el caso de José Blanco, un ex vicesecretario del partido al que ha excluido de las listas para el Europarlamento cuando solo llevaba una legislatura en Bruselas. Pero el episodio más elocuente del nivel de tensión existente se vive en la federación andaluza. Allí las bases habían hablado, relegando a los últimos puestos para el 28-A a los candidatos de Ferraz. Pero Sánchez, que tanto se vanagloriaba de la democracia interna, ha hecho oídos sordos e impuesto su ley. «Tomo nota», estalló ayer la propia Díaz. Dos simples palabras preludio de lo que se avecina. El final de este conflicto intestino no será cercano ni feliz.

Está claro que no estamos ante una renovación de ideas, sino ante el cesarismo de quien pese a llegar al poder a través de unas primarias ahora ignora a la militancia y basa sus decisiones en ajustes de cuentas personales para purgar así el PSOE a su medida.

19 Marzo 2019

La boda roja… en la Casa Sanchista

Teodoro León Gross

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Lo del secretario general del PSOE en Ferraz este fin de semana ha sido una masacre, casi al modo de 'Juego de Tronos'

Las siglas se conservan, pero su significado se desdibuja: el PSOE va pasando a ser el Partido Sanchista Obrero Español. A su medida. Todo líder tiene legitimidad para sintonizar el partido, pero se entiende que eso afecta a la ejecutiva, a la dirección del grupo parlamentario, a la nomenclatura, pero no a privatizar el partido. La purga impuesta por Sánchez ha arrasado con la pluralidad saludable del centroizquierda, la socialdemocracia y la izquierda socialista. Los datos publicados por Cue y Marcos en EL PAÍS son incontestables: más de dos tercios de los abstencionistas de 2016 han sido liquidados en las listas, y solo quedan 22 de 68. Lo de Sánchez en Ferraz este fin de semana ha sido una masacre; casi al modo de La boda roja, el legendario episodio de Juego de Tronos de un ceremonial como trampa de la Casa Frey para pasar a la Casa Stark a cuchillo. Sánchez, desde la mesa presidencial, con la sonrisa de Walder Frey, ha disfrutado de la venganza de la Casa Sanchista por los agravios de 2016.

Ciertamente, Casado ha operado de modo similar para liquidar el marianismo, pero hay una diferencia sustancial: el PP es un partido vertical, con una cultura presidencialista, y el PSOE es —o era— un partido federal y horizontal en buena medida. La referencia orgánica de Casado debería ser el último argumento en Ferraz para calibrar un mérito. Sánchez, el líder de la militancia, no es que se haya reservado un plus en las candidaturas, bajo ese modelo tan aznarista del dedazo para los cabezas de lista, sino que ha privatizado las siglas. La sangría no ha sido importante, sino implacable. Hay gestos que bordean el capricho, como depurar a Urquizu, un nombre de prestigio nada amenazante. Aviso a navegantes: aquí no hay sitio ni para los mejores fuera de la sumisión. Pero sobre todo se trataba de arrasar a la Casa Susanista; ese era el objetivo de la boda roja. Se les ha pasado por la quilla, dejando unas listas irreconocibles para la militancia. El secretario andaluz de Organización lo ha sintetizado con ironía: “Algunos nombres he tenido que buscarlos para saber quiénes son”. Para el susanismo es un anticipo de la faena que se rematará después de mayo, el final en diferido para la boda roja ejecutada por Sánchez, Ábalos y Cerdán.

Con las perspectivas de triunfo, y desde luego sin la amenaza ya del sorpasso por la izquierda, ¿era necesario hacer ese ejercicio de cesarismo? No es nuevo el premio a la fidelidad en los partidos, el bonus por sumisión, pero esto ha sido una exhibición de venganza innecesaria, confundiendo las prerrogativas de un secretario general con una organización personalista, como si liquidar familias del partido fuese equiparable al derecho al Falcon. No hay antecedentes en el PSOE. Esto va más allá del código guerrista de disciplina interna. Aunque Susana Díaz quiso contactar varias veces con el presidente, Sánchez se desentendió pronto; y a los secretarios provinciales se les ignoró literalmente. Por más que cultive la estética kennediana en su book, está más cerca de la mecánica leninista. Sánchez habrá calibrado la operación mientras se rodea de una nomenclatura de prestigio menor —todos los bonapartismos empiezan así su decadencia, decía Metternich— pero esto entraña riesgos. Lo que suceda en las urnas ya tendrá sello sanchista; y esta por ver si habrá desmotivación en el feudo del sur. En todo caso hay algo seguro: los abusos de poder interno siempre regresan en el futuro para pasar la factura.