24 agosto 1946

Aún estará sometido al Virrey de La India en un clima de marcada violencia

Los ingleses aceptan que Pandit Nehru, del partido de Ghandhi, asuma la jefatura del Gobierno de La India, la mayor colonia británica

Hechos

Fue noticia el 24 de agosto de 1946 el nombramiento de Pandit Nehru como jefe de Gobierno de La India.

Lecturas

Nehru era líder del Partido del Congreso desde 1936. 

En medio de graves enfrentamientos, el Pandit Nehru ha sido designado por el virrey, lord Wavell, jefe del gobierno provisional indio recién constituido.

Ha sido el propio virrey quien se ha encargado de formar gobierno, tras su frustrado intento de que hindúes y musulmanes constituyeran un gabinete de coalición.

No es la primera vez que Jinnah, jefe de la Liga Musulmana – la principal entidad política que se opone a Nehru, líder del Partido del Congreso de Ghandhi – frustra un posible acuerdo con los hindúes. Ya el 24 de julio se negó a formar parte en la Asamblea Constituyente, y exigió al mismo tiempo la absoluta soberanía del Pakistán en el noroeste y el noroeste del territorio indio. Anunciaba también el paso a la acción cuando lo considerase oportuno. El día más apropiado pudo ser el 16 de agosto, que Jinnah declaró día de luto y que marcó el comienzo de nuevos choques sangrientos. La lucha fue violenta en Bombay, pero sobre todo en Calcuta, done al cabo de ocho días de enfrentamiento habían muerto más de 4.000 personas.

Y un asesinato político, el e Shafrat Ahmad Khan, ha puesto una vez más de manifiesto la intransigencia de la Liga Musulmana: Khan había manifestado su intención de participar en el gobierno de coalición, posteriormente abortado aun bajo la presidencia de Nehru.

En agosto de 1947 se proclamará la independencia de La India y de Pakistán. 

El Análisis

Nehru, al timón de la India en la víspera de su independencia

JF Lamata

En un momento decisivo para el subcontinente, el nombramiento de Jawaharlal Nehru como jefe de Gobierno marca un punto de no retorno en el camino hacia la independencia. La India, la mayor joya del Imperio británico, sigue siendo oficialmente colonia, pero el relevo en el Virreinato —con Louis Mountbatten destinado a ser el último representante de la Corona— anuncia que el reloj imperial está en cuenta atrás. La designación no ha sido un trámite sencillo: las tensiones entre la mayoría hindú y la minoría musulmana han pesado tanto como la propia decisión de Londres.

Gandhi, con su habitual visión estratégica y su afán conciliador, defendió que el cargo recayera en un musulmán, buscando un gesto que calmara a la comunidad encabezada por Muhammad Ali Jinnah. Pero ni los líderes hinduistas ni el propio Jinnah abrazaron la propuesta, en una muestra de la profunda desconfianza que separa a ambas comunidades. Ante la imposibilidad de un consenso interreligioso, el Congreso Nacional Indio y las autoridades británicas han convergido en la figura de Nehru, un hombre cultivado, cercano a Gandhi, pero con su propio peso político y una concepción moderna del Estado.

Nehru hereda una misión que desborda cualquier manual de política: conducir a un país de más de 300 millones de habitantes hacia la independencia, evitar una guerra civil y, si es posible, preservar la unidad de una nación desgarrada por décadas de desigualdad y rivalidad religiosa. Mountbatten podrá entregar las llaves del Virreinato, pero la verdadera transición la protagonizarán Nehru y su gabinete. El reto no es sólo lograr la libertad, sino impedir que, en el amanecer de la independencia, la India nazca ya partida en pedazos.

J. F. Lamata