24 diciembre 2007

"Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo, si te descuidas te provocan"

Sacan de contexto unas palabras del obispo de Tenerife, para hacer creer que justifica los casos de pederastia

Hechos

El 24.12.2007 el diario LA OPINIÓN de Tenerife publicó una entrevista al obispo de Tenerife, monseñor Bernardo Álvarez. El diario EL PAÍS y otros medios reprodujeron una parte del fragmento en el que hablaba sobre sexualidad el 28.12.2007

Lecturas

La mejor forma de analizar friamente lo ocurrido es conocer el contexto, esto es, la entrevista íntegra:

ENTREVISTA ÍNTEGRA DE ‘LA OPINIÓN DE TENERIFE’ A MONSEÑOR BERNARDO ÁLVAREZ:

Laura Docampo, 24.12.2007

– Según las estadísticas, las bodas civiles superan ya en Canarias a las religiosas, ¿por qué piensa que se da esta tendencia?
– Son varias las causas que lo justifican. Muchas de las bodas que se celebran en Canarias son segundas o terceras bodas. Si hubo una boda canónica y una separación, la nueva boda ya no puede ser canónica. En segundo lugar, esto significa también que la gente se casa menos. Tenemos otras formas de convivencia y esto forma parte de una sociedad plural en la que hay gente creyente y gente que no lo es. La gente a la hora de casarse sabe que el matrimonio en la Iglesia es para toda la vida y, por tanto, no quieren correr el riesgo hasta estar muy seguros. Luego, también influye esta especie de montaje que se ha hecho alrededor del matrimonio, todo el gasto en la parafernalia que se monta alrededor de esto.
 
– Canarias tiene el récord nacional de divorcios. ¿Nos falta amor o compromiso en el matrimonio?
– Yo diría que falta madurez. Frivolizamos un poquito las cosas serias, no sé si porque somos una región muy soleada o porque somos muy abiertos. La gente se casa sin la conciencia y sin la responsabilidad que esto implica. También se cree que el matrimonio es algo que uno toma y deja como quien se sube y baja del tranvía. Hay una especie de incapacidad para afrontar el sufrimiento, el sacrificio; para aceptar al otro con sus limitaciones, para perdonarse. Todo esto influye y si encima se tiene una puerta de escape como el divorcio exprés, el mensaje es: No se complique usted la vida, ¿para qué hacerlo si hay una salida fácil?
 
– ¿Está usted de acuerdo con que casarse por lo civil o irse de copas sea motivo de despido de un profesor de Religión?
– Yo no sé cuáles fueron los motivos por los que hubo esos despidos, pero seguro que no fue solo por eso. Una boda civil sí puede ser una causa de despido. Bueno, no de despido, porque nosotros no despedimos a nadie, lo que hacemos es no renovarle la misión. Para dar clases de Religión hace falta cumplir una serie de requisitos. Por eso, el encargo se renueva anualmente. La clase de Religión es algo muy peculiar. Estamos hablando de un trabajo en el que están involucradas las creencias. Esto está regulado de una forma muy especial, que es difícil de compaginar con los derechos de los trabajadores.
 
– EL PAÍS adelantó el lunes las dos nuevas sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en las que se condena al Obispado de Gran Canaria por «vulneración consciente» de los derechos fundamentales de las dos docentes de Religión despedidas en 2001.
– El artículo de EL PAÍS es tendencioso y tiene una marcada agresividad. Con Las Palmas hemos optado por callarnos porque se han escrito cartas al director de ese periódico y no las publican. Segundo, en el TSJC ha habido una filtración que vulnera el secreto sumarial, porque ese artículo decía que el tribunal diría tal cosa. Pero lo que no dicen es que en varias ocasiones el Tribunal Supremo de España ha dicho que el de Canarias no tiene razón. El TSJC puede emitir todas las opiniones o valoraciones que quiera, pero luego hay un tribunal superior que ha dado la razón a la Iglesia. Todos podemos reclamar cosas, pero el Obispado de Las Palmas no ha actuado en contra de la Ley. Nadie puede dar clases de religión si el obispo no da el nombramiento y si lo hace es que el Estado se está metiendo en un campo que no le compete. El Estado puede readmitirlo, pero en otra función. En clases de Religión, no. No podemos ceder en esto.

– El obispo de San Sebastián dijo que la COPE debería evitar ‘destilar animosidad’, ‘ironía mordaz’ o ‘sectarismo’. ¿Está usted de acuerdo con estas acusaciones? ¿Escucha habitualmente la emisora?

– La escucho poco. Tengo poco tiempo y si escucho la radio pongo música clásica. Primero hay que decir que la COPE no es la Iglesia. Es una emisora en la que la Iglesia tiene la mayoría de la propiedad. Esto significa que es libre, no la maneja nadie ni se vende a nadie. La llevan los que la dirigen y cada uno de los profesionales es libre y responsable de decir lo que quiera. Unas vees hay unas voces como las de la mañana, que yo no comparto para nada. Son voces esperpénticas y tendenciosas y otras veces hay otras voces. Y si no existiera la COPE habría que inventarla, porque si no estaríamos todos cortados por la misma línea informativa.
 
– ¿Es cierto que no marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta es pecado, como dice Jiménez Losantos?
– Esa expresión es una hipérbole literaria. El lenguaje de Federico hay que entenderlo en el contexto en el que él habla. Creo que ni él mismo pondera lo que dice. Pero al margen de cuestionar la forma, muchas veces el contenido de su discurso da en el clavo.

– ¿Usted sabe que en Canarias hay un colectivo homosexual muy numeroso?
– ¿Tan grande es?

– ¿Qué opina de la homosexualidad?
– Creo que lo primero que hay que hacer es distinguir a las personas del fenómeno. Las personas son siempre dignas del mayor respeto. Si una persona, por una razón fisiológica elige esta forma de vida me merece mi máximo respeto. Otra cuestión es que la homosexualidad sea o no una virtud. Hay que tener mucho cuidado hoy en día porque no se puede decir que la homosexualidad se sufre o se padece. No es políticamente correcto decir que es una enfermedad, una carencia, una deformación de la naturaleza propia del ser humano. Eso que decía cualquier diccionario de Psiquiatría diez años atrás, hoy no se puede decir. Está clarísimo que, en este sentido, mi pensamiento es el de la Iglesia: respeto máximo a la personas. Pero, lógicamente, creo que el fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad. A la larga pagaremos las consecuencias como las han pagado otras civilizaciones. Yo no digo que se reprima, pero entre no reprimirlo y promoverlo hay un margen. Creo que hay que promover la educación. Los valores de la feminidad y la masculinidad debemos inculcarlos en los niños. Puede que nos digan que estos valores son retrógrados, pero nosotros pensamos que estos valores respetan la libertad pero al mismo tiempo orientan a las personas.

– ¿Hay que orientar la sexualidad?
– No se puede dejar a las personas libradas a lo que salga, ¿por qué no hacemos lo mismo con la violencia o con otros impulsos que tiene el ser humano? Además, sólo un 6% de los homosexuales se deben a cuestiones biológicas. No hay que confundir la homosexualidad como necesidad existencial de una persona, con la que es practicada como vicio. La persona la practica como puede practicar el abuso de menores. Lo hace porque le atrae la novedad, una forma de sexualidad distinta.

– La diferencia entre una relación homosexual y un abuso está clara.
– Por supuesto. Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?

– Para empezar, un abuso es una relación no consentida.
– Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece.

BUENAFUENTE EN LA SEXTA: «A PESAR DE QUE EN CANARIAS VAN UNA HORA POR DELANTE, ESTE SEÑOR HA DEMOSTRADO UN PROFUNDO RETRASO»

buenafuente_sexta D. Andreu Buenafuente (propietario de El Terrat) dedicó parte de su programa ‘Buenafuente’ de LA SEXTA al obispo monseñor Bernardo Álvarez al que acusó de tener un profundo retraso. «La Iglesia tiene tradición de culpar a otra gente: culpa al Gobierno del ansticonstitucional, culpa a los niños de los abusos, culpó a Franco de… no, a Franco no lo culpó».

Wyoming_2011 El Gran Wyoming en el programa ‘El Intermedio’ también se dedicó en su programa a burlarse del obispo de Bernardo Álvarez incluyendo ridiculizar su aspecto físico «que provocaba niños porque se creía un bombón».

29 Diciembre 2007

No provoquen a los obispos

El Acento (Director: Javier Moreno)

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Qué preocupados están los obispos por la familia! Mañana mismo, el derechódromo de Madrid, la plaza de Colón, se verá invadida por miles y miles de señoras, señores y niños, bendecidos por la jerarquía eclesiástica, que tendrán que soportar a pie firme el frío decembrino. La mañana será dura, pero hallará felices a los concentrados, reconfortados por la fe y la presencia de algunos de sus más queridos obispos, confiados en su lucha heroica, que no es otra que salvar a la familia tradicional frente a los despiadados ataques del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero si la homosexualidad les trae a los señores obispos por la calle de la amargura, el problema de la pederastia les obsesiona. Razones tienen: a lo nefando del pecado se une lo caro de su reparación. Sólo la diócesis de Chicago, es un ejemplo, tuvo que pagar casi siete millones de dólares en indemnizaciones por el poco piadoso comportamiento de algunos de sus clérigos.

En éstas estábamos cuando aparece por la esquina canaria Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife. Tras afirmar que la homosexualidad «perjudica a las personas y a la sociedad» y que «la persona practica (la homosexualidad) como puede practicar el abuso de menores», el bueno del obispo dijo lo siguiente: «Puede haber menores que lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores (sic)y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece».

Desde luego que es complejo. Es muy difícil entender qué actuación, palabra o gesto considera el señor obispo de Tenerife una «provocación» de un chaval de 13 años. Dada la gravedad del tema, no parece muy oportuno hacer demasiadas gracias con estas opiniones del prelado que tiene a su cargo a los feligreses tinerfeños, niños incluidos.

No consta que Bernardo Álvarez vaya a acudir a la concentración de mañana. Si así fuera, le recomendaríamos que se protegiera, no fuera a ser que se descuide y le provoque algún chaval que por allí pasee en compañía de su familia, tan atacada por Zapatero.

29 Diciembre 2007

Provocación

Manuel Rivas

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Busco rastros auténticos, a lo Dickens, de la verdadera Navidad. Por fin, en la noche, pegada a modo de pasquín, con tipos antiguos, como impresa en la última Minerva, la primera página de una Solidaridad Obrera con un titular a toda plana: «¡Contra la Lotería Nacional!» ¿No es emocionante? Alguien que se preocupa a estas alturas por escribir, imprimir y pegar un manifiesto contra el uso del Estado como un Gran Casino. Eso sí que es apuntar al corazón del sistema. Al croupier de la felicidad. Al día siguiente del sorteo, conocemos la noticia de que, durante las celebraciones del Gordo, en las que predominan las ráfagas de cava al más puro estilo rifle Kaláshnikov, a la camarera que repartió la suerte le robaron su propio décimo. He ahí, frente a tanta incredulidad, una muestra inconfundible de la vigencia del espíritu navideño. Ese hurto cruel se nos aparece como el acto más perfecto de la trama festiva. Frente al bombardeo de bondad orquestado por san Nicolás de Bari, san Francisco de Asís y la santísima Coca-Cola, que en 1931 encargó al pintor Sundblom el diseño del actual Papá Noel, los hechos que dan lugar a la Navidad se desencadenan por culpa del mal. Como en ocasión solemne dijo el consejero de Cultura de Fraga, «no hay que confundir las churras con las meninas». Lo que ocurrió en Belén aquella noche fue, tal como figuraba en el comunicado oficial del gabinete de prensa de Herodes, una provocación. Ese niño no tenía que estar allí. ¡Ah, la provocación! Con tanto mazapán cultural, se me había extraviado esta palabra peligrosa. Hasta que la leo repescada por el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez. A propósito de una pregunta sobre los abusos sexuales a menores, monseñor nos habla de los niños que llevan algo así como un ‘kit del mal’ en la carne: «Incluso, si te descuidas, te provocan». ¡Dios mío!

28 Diciembre 2007

El obispo

David Torres

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Ya era hora de que alguien lo dijera en voz alta: es que van provocando. Los menores con esos pantaloncitos cortos y las menores con esas falditas plisadas. Se agachan a recoger una pelota y claro, pasa lo que pasa. Bernardo Alvárez, obispo de Tenerife, asegura que a veces es difícil reprimirse ante los contoneos de un niño de trece años. Para un cura más, por lo visto. Así se explican los miles de casos de pederastia certificados en el seno de la Iglesia Católica.

Por esa regla de tres, la culpa del hachazo que se llevó en la cabeza es toda de José Luis Moreno, que va por ahí exhibiendo su riqueza: a quién se le ocurre vivir en un chalé de lujo en las afueras. Y el tipo que se tapiñó un tigre en San Francisco también: no es de recibo ir a un zoológico enseñando los mondongos a un pobre carnívoro, una criatura del Señor al fin y al cabo. Dios nos hizo como nos hizo y las víctimas deberían saber a qué atenerse ante estos depredadores con sotana que gastan un hambre atrasada de carnívoro y una moral de albanokosovares. Según el obispo de Tenerife, un niño violado sólo es un cacho de carne fresca que, además, lo está deseando.

Las declaraciones del colega son demasiado ridículas como para tomárselas en serio y demasiado bestias como para tomárselas a broma. El obispo remata la faena comparando homosexuales y pederastas, y citando un diccionario de psiquiatría donde, según él, la homosexualidad es sólo «una enfermedad, una carencia, una deformación de la naturaleza propia del ser humano».

Este hombre habla porque tiene boca: lo malo es que se sube a un púlpito para soltar semejantes memeces, embutido en casulla de once varas. Por las mismas nos dirá que la teoría de Darwin es un cuento chino y que el hombre no desciende del mono, cuando está claro que, con declaraciones como éstas, hasta un orangután no muy espabilado podría darle clases de ética. Con un cerebro atascado en el fango del Concilio de Trento y unas nociones de historia natural escritas en las piedras de Stonehenge, la Iglesia católica vuelve a las andadas.

A estas alturas del tercer milenio, resulta descorazonador que, a la hora de elegir, los progenitores tengamos que hacerlo entre algo tan grotesco como Educación para la Ciudadanía y una imbecilidad tan flagrante y montaraz como la que ha eructado este buen hombre que lleva solideo sólo para que no se le resfríe la sesera. Que no haya un término medio, científico y pedagógico, donde poder criar a nuestros niños para que no salgan baldados de por vida.

En cualquier caso, a este hombre y a tantos como él, disfrazados con el barniz teológico, habría que darles bromuro en cada hostia consagrada, no vaya a ser que los niños se acerquen demasiado y le provoquen. No por nada en el belén hay burros y vacas, ángeles y camellos, pero ni una sola sotana.

31 Diciembre 2007

Los homosexuales

Martín Prieto

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En el Nuevo Testamento no aparece ninguna palabra de Cristo sobre la homosexualidad. Cristo no fue un sexólogo y su tolerancia cubrió como un manto tanto a María de Magdala como a la mujer que iba a ser lapidada. El Viejo Testamento, una historia de pasiones y fuego poco apta para el público infantil, retrata un Dios furioso con Sodoma y Gomorra y tronante contra Onam por dejar caer su semilla en la tierra. El Dios de los judíos está fuertemente sexualizado. En la patrística cristiana no hay referencia explícita al pecado nefando pero se les quemaba en la madrileña Puerta de Toledo, donde se levantaban el cadalso y el rollo.

Derogada la franquista ley de vagos y maleantes, la homofobia vuelve a gorgotear no se sabe si por miedo al contagio, los matrimonios gay, la masiva salida del armario o su éxito en las televisiones. Que se aterren los homófobos porque la mies es mucha. Hemos tenido, ni más ni menos, un ministro de Educación gay y no padeció la enseñanza de los educandos. Y en el Gobierno actual, que los cuenten los que tengan ganas.

Dos homosexuales influyeron decisivamente en la Antigüedad: Alejandro el Magno y Julio César, que la única enfermedad que padeció fue la epilepsia, y eso que era el marido de todas las mujeres romanas y la esposa de sus centuriones. Y es que la Iglesia católica no se contenta con la confesión de los pecados y la abstinencia como una cadena perpetua sexual, sino que está regresando a la tesis de que la homosexualidad es una enfermedad y tiene cura. Hace 50 años un par de celebridades médicas hicieron fortuna tratando homosexuales, horror de la clase pudiente, estudiando ora las secreciones glandulares, ora la tiroides o aplicando el bárbaro electroshock, hoy felizmente desterrado de los psiquiátricos. Lo más que lograron fue algún suicidio. No se sabe por qué el área del placer del cerebro se inclina por un sexo u otro o edad o aspecto. Pero la homosexualidad no es una dolencia ni una pandemia que se contagia. Rock Hudson adquirió el sida libremente en su círculo; Burt Lancaster imponía a su amante en los rodajes. Montgomery Clift sobrevivió a los infiernos del Castro de San Francisco y Cary Grant usaba bragas aduciendo que ocupaban menos espacio en la maleta que los calzoncillos. Hoo-wer (FBI; otro homosexual) les espiaba para cotillear.

Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, es piedra de escándalo comparando la homosexualidad con la pederastia. No contento, afirma que los niños provocan a los adultos. Será a él que tiene a la infancia impúber por rehata de agresores sexuales. Se ha confundido con la Lolita de Nabokov. Podía leer a Kavafis.

El Análisis

MUERTE A LA INTELIGENCIA

JF Lamata

¡El obispo de Tenerife ha dicho que le provocan los menores para que les viole! Tralará… ¿a quién le importa lo que quisiera decir el obispo? A los periodistas no les importa lo que quiera decir alguien, sino el titular que pueda llamar la atención.

El obispo hacía una reflexión con la periodista Dña. Laura Docampo. Ante la pregunta de ella sobre por qué la Iglesia pretendía orientar la sexualidad en vez de permitir a los homosexuales que sigan sus impulsos para serlos, replicaba monseñor Álvarez que permitir los impulsos no siempre era bueno, poniendo como ejemplo que también habrá abusadores que tendrán el impulso de tener relaciones con menores y eso se prohíbe legalmente. Entonces la periodista le advierte que  su comparación no es válida, porque los abusos no son permitidos, a lo que el prelado le recuerda que en algunos sí eran permitidos, y que permitido o no seguía siendo un mal.

Por lo que no era determinante que estuvieran permitidos o no. Y es en ese contexto en el que aparece la frase: «Puede haber menores que sí lo consientan y de hecho lo hay, incluso si te descuidas, te provocan» (obviamente, no se refería a que le provocaban a él, sino al supuesto de que un menor provocara a un adulto, en su tesis de que el hecho de que el menor lo permitiera o no, no alteraba el hecho de que ese adulto seguía causando un mal, seguiría siendo igual de ‘enfermo’ y delincuente).

Las opiniones del Sr. Álvarez sobre la homosexualidad pueden ser todo lo discutibles que se quieran, pero lo triste es que en vez de prestar atención a un debate o una reflexión entre monseñor Álvarez y la Sra. Docampo, nos quedamos en sacar una frase de contexto y escandalizarse, renunciando al debate. Triste periodismo el que niega la reflexión y la sustituye por el ‘muera la inteligencia’ de Millán Astray.

J. F. Lamata