27 octubre 1977
El ex ministro franquista Gonzalo Fernández de la Mora anuncia que se da de baja del Club Siglo XXI por haber invitado al líder comunista
Manuel Fraga (AP) acepta presentar a Santiago Carrillo (PCE) como conferenciante en el Club Siglo XXI desatando iras en la derecha
Hechos
- El 27.10.1977 el Club Siglo XXI admitió como conferenciante al Secretario General del PCE, D. Santiago Carrillo cuya conferencia fue presentada por el presidente de Alianza Popular y socio del club, D. Manuel Fraga Iribarne.
Lecturas
El Club Siglo XXI es una asociación civil fundada en 1969 que organiza conferencias de figuras relevantes de la sociedad española para que reflexionen sobre el futuro. Mayoritariamente estaba formada por figuras franquistas que querían una reforma democrática. Por eso supuso un reto para sus organizadores invitar a dar una conferencia al secretario general del Partido Comunista de España, D. Santiago Carrillo Solares, una figura a la que gran parte de los franquistas consideraba un monstruo. Pero la mayor sorpresa fue la persona a la que el Club encargó que presentara la conferencia del Sr. Carrillo Solares: el secretario general de la federación de Alianza Popular, D. Manuel Fraga Iribarne. La aparición de aquellos dos líderes políticos juntos este 27 de octubre de 1977 se ha convertido en un símbolo de la Transición española. Eso sí, mientras que en el PCE han recibido el acto con alegría, en la federación de AP ha estallado una crisis interna, especialmente en uno de los partidos de esta federación, la Unión Nacional Española (UNE), el partido que lidera D. Gonzalo Fernández de la Mora Mon que ese mismo día en que se produjo ese acto anuncia su baja como asocio del Club Siglo XXI.
El mismo 27 de octubre de 1977 D. José Luis Zamanillo y D. José María Velo de Anteno, vicepresidente de UNE anunciaban que dimitían de sus puestos y que UNE rompería con Alianza Popular, pero D. Gonzalo Fernández de la Mora Mon, el presidente de UNE y D. Miguel Fagoaga Gutiérrez Solana, su secretario general, anunciaron que el partido seguiría en la federación de AP. El 12 de noviembre de 1977 se mantuvo una polémica Asamblea de Unión Nacional Española en la que los Sres. Velo de Anteno y Zamanillo trataron de erigirse en representantes genuinos de UNE y forzar la ruptura de este partido con AP sin lograr su objetivo.
El terremoto provoca do por la intervención del dirigente comunista había producido con anterioridad las dimisiones de D. Torcuato Luca de Tena Brunet, D. Lucas María de Oriol, D. José María Velo de Antelo y D. Pablo Garnica, todas ellas personas vinculadas a Alianza Popular.
Entre las 2.000 personas asistentes al acto (además del amplio salón de conferencias hubo que habilitar tres salas con circuito cerrado de televisión) se encontraban el embajador dela Unión Soviética, señor Bogomolov; la presidenta del Partido Comunista de España, Dña. Dolores Ibárruri ‘La Pasionaria’; varios embajadores de los países del Este y del norte de Africa, y varios ex ministros, entre ellos, los señores D. Alejandro Fernández Sordo, D. Joaquín Ruiz-Giménez y D. Carlos Robles Piquer. El Sr. Fraga calificó el encargo de presentar al Sr. Carrillo de «honroso, aunque difícil», y resaltó que «estamos ante un comunista de pura cepa y, si él me lo permite, de mucho cuidado». Por su parte, D. Santiago Carrillo Solares, en una intervención de veinte minutos, analizó el fenómeno eurocomunista con constantes referencias a los problemas políticos actuales.
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GONZALO FERNÁNDEZ DE LA MORA ABANDONA EL CLUB SIGLO XXI (PERO SEGUIRÁ EN AP)
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JOSÉ LUIS ZAMANILLO ABANDONA ALIANZA POPULAR
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LÓPEZ RODÓ: «FRAGA ACTUÓ A TITULÓ PERSONAL, NO EN NOMBRE DE ALIANZA POPULAR»
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SOLÍS, A FAVOR
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El II Congreso de Alianza Popular (tanto de la Federación de AP como del partido de AP) se celebrará en enero de 1978.
Río arriba
La convivencia en la junta directiva de Alianza Popular se fue haciendo cada día más difícil a causa del personalismo de alguno de sus miembros. Cuando Fraga anunció que presentaría al genocida de Paracuellos [Santiago Carrillo] en el conservador Club Siglo XXI, decidí plantear la cuestión en la junta, porque no me parecía una anécdota personal, sino que semejante acción del secretario general afectaba a la imagen de la coalición. El protagonista nos anunció que, cualquiera que fuese el resultado de la votación, su decisión estaba ya tomada. No obstante, a petición mía, los ocho presentes empezaron a emitir sus opiniones, y cuando el tesorero, señor Piera, iba a pronunciarse, como otros, en contra de la presentación del líder comunista, Fraga dijo con rotunda voz: «A usted lo he designado yo, y votará lo que yo diga».
Algunos nos retiramos, más tristes que coléricos. Decenas de socios del club se dieron de baja por aquel acto que fue el principio de un proceso de descomposición. Se podía defender a Carrillo; pero no citar a Franco. Todavía en junio de 1983 el ministro de Cultura inauguraba una exposición de homenaje a Marx.
28 Octubre 1977
El eurocomunismo, última fase del marxismo
Lenin definió el imperialismo (exportación del capitalismo monopolista a los países coloniales) como la última fase del capitalismo. Pienso que el eurocomunismo es, probablemente, la,última fase de un marxismo anticuado en sus análisis económicos y sociales, y en grave crisis de sus planteamientos filosóficos y, sobre todo, éticos. Los marxistas saben que, logrados importantes objetivos de su avance en países subdesarrollados, o donde ha podido imponerse el comunismo por la ocupación militar, no podrán penetrar en zonas como la Europa occidental, protegidas militarmente por la OTAN y. en definitiva, por el poder militar amenicano, más que desde dentro. Fracasados todos los intentos de hacerlo por vía revolucionaria, se buscan otros medios más practicables…El eurocomunismo sostiene que, siendo improbable una tercera guerra, las condiciones que hicíeron posible el golpe de Lenin y Trotsky, en 1917-1918, son, inefectibles y hay que buscar otra cosa. Para ello hay dos caminos: uno la explotación constante y sistemática de las crisis (económicas, sociales, políticas, de conciencia) de las sociedades libres: ahondando la ya existente, forzarido otras nuevas. o aún no manifestadas, aprovechando cualquier coyuntura para variar «la correlacción de fuerzas».En segundo lugar se recurre al mecanismo de la «infiltración», contraponiéndolo al de la destrucción violenta.
Se renuncia, por último, a la «dictadura del proletariado», dejándolo para los países subdesarrollados; al monolitismo del modelo socialista, y se acepta que, además de los campesinos y obreros, otros grupos (intelectuales, estudiantes, etcétera) puedan protagonizar la revolución.
Pero lo demás, lo esencial, no cambia. Se mantiene la validez del materialismo histórico y del predominio del factor económico sobré los «epifenómenos» religiosos, culturales, morales, etcétera. El «desarrollo creciente imparable» de los medios de producción (¿quién lo logró, por cierto, en España?) es garantía de que el proceso seguirá hacia adelante.
Se sostiene igualmente el principio de «lucha de clases». Hay una distinción más vaga y más sutil frente a la vieja de «burgueses» y «proletarios»; hoy proletarios quedan pocos, y no faltan los burgueses que presumen (por egoísmo o por snobismo) de marxistas. Perola lucha entre «las fuerzas progresistas» y las « fuerzas reaccionarias» sigue implacable.
Se postula en fin, que hay un «proceso revolucionario» a escala mundial que terminará, sin duda, con la derrota de los,«sistemas capitalístas e imperialistas». para llegar a un sistema socialista global, y, por supuesto, que donde sea posible (Vietnam, Cuba) es perfectamente lícito el uso inteligente de la violencia. La actitud respecto al uso paralelo de formas terroristas. de la presión fuerte por manifestaciones masivas y huelgas políticas, es igualmente ambigua, y se administra, sin escrúpulos ninguna clase. a partir de un principio de legitimación general. de que vale todo si sirve…
Evidentemente, esto no eb ulla «tercera solucíón». intermedia entre el capitalismo liberal y el comunismo leninista. Recordando la frase de Clausewitz diremos que el eurocomunismo es el comunismo clásico continuado por otros medios. Es otro camino hacia la meta, pero ésta sigue siendo la misma: el establecimiento. de una sociedad con economía planificada totalmente por un Estado controlado por los comunistas.
23 Octubre 1977
¿Quién lo hubiera dicho?
El ventarrón – porque no es ventolera – en torno al Club Siglo XXI, sigue soplando con fuerza amenazadora. Francamente, ¿quién hubiera previsto que realmente ocupara la acreditada tribuna del famoso CLub don Santiago Carrillo? Pero la mayor sorpresa – y ha sido Pilar Urbano quien lo ha contado – es que el padrino del jefe del Partido Comunista Español, para alcanzar el burquesísimo podio’, ha sido nada menso y nada más que don Manuel Fraga Iribarne y que, entre los directivos que votaron la propuesta para que Carrillo hable en el Club Siglo XXI está el ex ministro don José Solís.
Mientras anteayer, en una restorán colindante con el Club, un puñado de socios, también importantes por sus personalidades, debatían en voz, más o menos alta, el próximo acontecimiento de la conferencia de Carrillo, que, evidentemente, tratará del ‘eurocomunismo’ en el centro que fue sed de los principios inmutables, llegó otra noticia, todavía más sorprendente, y es que será don Manuel Fraga Iribarne el presentador para las masas de gente que acudan, del discutido líder de una parte de los comunistas españoles.
¡Cielos, qué cosas suceden en esta difícil e increible España!
Argos
El Análisis
A los sectores más conservadores de Alianza Popular les indignó ver al que pretendía ser el líder de la derecha, Manuel Fraga Iribarne, posando sonriente junto a Santiago Carrillo, el comunista que para ellos representaba todos los males. Y sin embargo Fraga veía en ello una oportunidad para demostrar que él podía ser tan ‘reconciliador’ como Adolfo Suárez, su gran rival en el campo de la derecha.
Los grupos de Federico Silva, Fernández de la Mora o López Rodó discrepaban de lo que había hecho el Sr. Fraga y trataron de que el secretario general de AP consultara con los otros partidos antes de hacer ese tipo de cosas.
Pero no era una tema de moderarse o no, era un tema de disciplina. No habían entendido que Alianza Popular se había creado para llevar a Manuel Fraga a La Moncloa y que por tanto, todos los que quisieran estar dentro de AP era porque estuvieran dispuestos a hacer lo que el caudillo gallego marcase. Y si no, para ‘Don Manuel’, sobraban en ‘su AP’. Fraga acertó en su estrategia del discurso conciliador con el PCE, pero había escogido compañeros de ruta sin estar seguro de que tuvieran el mismo planteamiento sobre la Transición como era el caso de Silva o Fernández de la Mora. Aquella alianza no podía durar.
J. F. Lamata