27 junio 1994

Su segunda entrevista sera con Luis del Olmo en Onda Cero el 6 de julio de 1994

Mario Conde concede su primera entrevista tras la intervención de Banesto al periódico EL MUNDO de Pedro J. Ramírez

Hechos

El 27 de junio de 1994 el periódico EL MUNDO publica una entrevista a D. Mario Conde Conde, presidente del Banco Banesto hasta el 28 de diciembre de 1998.

Lecturas

UNA ENTREVISTA DE CASIMIRO GARCIA ABADILLO

El ex presidente de Banesto, Mario Conde, en la primera entrevista que concede tras la intervención de la entidad por la autoridad monetaria, considera que el banco «fue intervenido porque el sistema no aceptaba un foco de poder incontrolado».

Conde dice que no tiene ningún miedo de ir a la cárcel, y recuerda que seis meses después de la intervención no se han presentado demandas penales contra él.

Conde confirma que el banco pagó 600 millones de pesetas a una sociedad «para vencer el clima político creado por Solchaga contra la concesión de exenciones fiscales a la Corporación», que al final se concedieron.

El ex presidente del banco afirma que no se ha cumplido lo que dijo Rojo en lo que se refiere a garantizar la independencia de Banesto, que hoy está bajo la órbita del Santander.

Mario Conde, en la entrevista, duda de que vaya a caer el presidente, Felipe González, y asegura que en cualquier caso un cambio de Gobierno no conlleva un cambio en el sistema político. En su opinión, la gran interrogante política es conocer lo que harán los cuatro millones de electores que se abstuvieron el 12 de junio.

Pregunta.- ¿Ha hecho usted o alguna de sus sociedades operaciones en las que se haya lucrado a costa de Banesto?

Respuesta.- No. El estereotipo que se ha vendido es que mientras el banco ha ido a peor yo he ido a mejor. Es decir, que yo he ganado dinero en operaciones mientras Banesto, en esas mismas operaciones, ha perdido dinero. Mi respuesta es: rotundamente, no. A partir del día 28 por la tarde, fecha en la que Alfredo Sáenz toma posesión como presidente de Banesto, el Banco de España inicia una inspección, que termina en febrero, y es la que se incorpora al expediente. Hay una búsqueda sistemática de cosas raras en Banesto y en sus libros. Hasta ahora no podíamos contestar porque no sabíamos de qué se nos acusaba. Ese catálogo ya lo tenemos. Ahora ya conocemos las operaciones fraudulentas de las que se nos acusa.

P.- Precisamente en el pliego de cargos del Banco de España se le acusa de que una sociedad controlada por usted, Euman-Valiser, realizó unas plusvalías de 3.800 millones a costa de Banesto.

R.- En Euman-Valiser no tengo ni directa ni indirectamente ninguna participación. Lo que se dice en el pliego de cargos es algo muy grave. En él se establece una relación entre mi persona y esa empresa por el hecho de que dos sociedades de mi propiedad han sido adquiridas por Euman-Valiser. Se trata de Inversiones del Condado e Inversiones Puerto Moral. Estas sociedades proceden de cuando se realiza la separación patrimonial entre Juan Abelló y yo, y son dos sociedades inactivas, una de ellas con un capital de 500.000 pesetas y otra con un capital de 20 millones. Esas sociedades jamás han tenido un solo negocio; las administra mi abogado y yo me entero de que han sido vendidas a Euman-Valiser por el pliego de cargos del Banco de España.

P.- Si no está usted ¿quién hay detrás de Euman-Valiser?

R.- No lo sé.

P.- Pero su abogado sí lo sabrá.

R.- Me imagino que sí, pero esa es una pregunta para mi abogado. Creo que lo importante es determinar que en una operación fraudulenta, como señala el pliego del Banco de España, se tiene que demostrar que yo he tomado una decisión que ha perjudicado al banco y de la cual yo me he beneficiado. Si el banco ha ganado dinero, y estamos hablando de Isolux, con la que la Corporación ganó dinero, no se puede hablar de operación fraudulenta.

P.- Como mínimo, si usted participara en ella, sería un acto poco ético.

R.- Mi principal implicación con Banesto es mi relación como accionista, por la que he perdido mucho dinero. Pero es que tampoco he hecho negocios con el banco, ni siquiera negocios en los que el banco haya ganado dinero. Mucho menos, actos fraudulentos. Lo peor de la acusación del Banco de España es que no consigue demostrar dónde está el daño para la entidad. Si el Banco de España hubiera tenido una prueba más sólida, la habría utilizado. También es verdad que, después de haber aparecido en EL MUNDO mi contestación, los inspectores del Banco de España volvieron a Banesto.

P.- ¿Niega usted haber hecho negocios privados con Banesto?

R.- Yo no he hecho ningún acto fraudulento. Y estoy casi seguro de que nunca he hecho negocios con Banesto, incluso aunque hayan sido buenos para Banesto, en cuyo caso no estaríamos ante ningún acto fraudulento.

P.- Sin embargo, usted ha tenido una empresa de su propiedad, Veblinsa, que ha trabajado prestando servicios de seguridad a Banesto.

R.- Sí, pero eso no me ha reportado ningún beneficio. Veblinsa, en la que ya no participo, me ha producido muchas pérdidas.

P.- ¿Ordenó usted instalar medios de escucha en los despachos de los ejecutivos de Banesto?

R.- En Banesto no había ningún tipo de control, telefónico, ni de otra naturaleza. Lo que sí sé es que, en alguna ocasión hemos sido sometidos a escuchas. Yo nunca he querido entrar en ese tipo de juegos.

P.-¿Es usted consciente de que la sociedad Kroll le haya sometido a investigación?

R.-Sí. Sabía de la existencia de esa investigación desde el mes de septiembre de 1993. Lo que no sabía en ese momento era que la empresa en cuestión que estaba realizando ese trabajo era Kroll. Pero en el mes de noviembre de 1993 personas de Kroll se entrevistaron con ejecutivos de JP Morgan para contarles determinadas cosas que afectaban a mi persona. Lo que no sabían los empleados de Kroll es que en esos asuntos había intervenido directamente JP Morgan y sabían mejor que nadie el alcance de dichas operaciones.

P.- ¿Tiene usted algún dato de que el informe fuera encargado por algún miembro del Gobierno?

R.- Lo que sí sé es que el trabajo fue encargado por una persona del Estado. Porque el director general de la Guardia Civil que ha reconocido haber encargado el informe es una persona que formaba parte de la estructura del Estado. Lo que parece difícil de creer es que fuera una iniciativa exclusivamente personal del ex director general de la Guardia Civil.

P.- ¿Tiene usted alguna participación directa o indirecta en la sociedad Kaneco?

R.- Ni directa, ni indirecta, ni de ningún tipo.

P.- ¿Pagó Banesto por un trabajo de asesoramiento 600 millones a una empresa ligada a Antonio Navalón?

R.- Banesto pagó 600 millones a una sociedad, pero no puedo decir si esa sociedad tiene alguna relación con Navalón.

P.- ¿Por qué pagó Banesto esa cantidad de dinero?

R.- Había que vencer el clima político creado por Carlos Solchaga contrario a la concesión de exenciones a la Corporación Industrial. Nosotros necesitábamos un asesoramiento, pagamos 600 millones y conseguimos las exenciones fiscales. Eso es todo.

P.- ¿Quiere decir que las personas de esa sociedad hicieron gestiones ante Solchaga o ante al PSOE para conseguir exenciones.

R.- No puedo saberlo. Sólo puedo decir que Rafael Pérez Escolar fue a ver a Mariano Rubio, le habló de nuestro proyecto de Corporación Industrial y Rubio le dijo que eso sólo se haría por encima de su cadáver. El expediente que presentamos ante Hacienda no avanzaba. Las noticias que yo tenía eran que el Ministerio no tenía voluntad política de conceder las exenciones. Si el problema era político y no técnico, lo razonable era que Banesto utilizara los medios para que esa voluntad política se convirtiera en algo más razonable. Si no hubiera existido esa voluntad política contraria a darnos las exenciones no hubiéramos tenido que contratar a nadie.

P.- Después de contratar los servicios de esa sociedad, usted se entrevista con Felipe González.

R.- Yo creo que esa reunión tiene lugar en diciembre de 1989 y me parece que se produce a sugerencia de algunas personas del PSOE. Seguro que ese encuentro no lo sugiere Carlos Solchaga. En esa reunión el presidente del Gobierno me dice que está totalmente de acuerdo con el proyecto, que le parece sensato y coherente. En abril de 1990, Solchaga me cita en su despacho de la calle Cuzco y ahí me dice literalmente que me van a dar 40.000 millones de plusvalías. Yo le digo que eso es como cargarse la Corporación. Ahí entramos en una especie de negociación y llegamos a la cifra definitiva de 132.500 millones. Cuando Solchaga termina me dice: «Que sepas que las exenciones te las estoy dando yo y espero que te enteres de cómo funcionan las cosas en este país».

P.- ¿Cobró su suegro 800 millones de comisión por la venta de un complejo turístico propiedad de Banesto en Mallorca a una sociedad de Marc Rich?

R.- No. Según me ha dicho él, no.

P.- ¿Cuanto cobró?

R.- No lo sé. El grupo Tryp nos ofreció 3.000 millones más que otra oferta que teníamos por ese complejo turístico. Nosotros hicimos una buena operación y ellos, por lo visto, no. Lo que sí puedo decir es que Banesto no pagó ninguna comisión y también digo que si alguien trae un negocio para Banesto de 3.000 millones yo le pago una comisión.

P.- Banesto no pagó, pero pagó el comprador y el comprador afirma que la comisión era una condición para cerrar la operación.

R.- Eso lo niego rotundamente. Esa comisión no formaba parte del precio. Si la comisión hubiera sido parte del precio estaría documentada.

P.- ¿Firmó Banesto algún tipo de acuerdo de recompra de sus propias acciones con el Grupo Oasis, Jacques Hachuel o las empresas relacionadas con los hermanos García Pardo?

R.- Ni con García Pardo ni con Hachuel firmamos ningún tipo de acuerdo. La prueba es que las acciones de Hachuel han sido ejecutadas. Con Oasis el asunto es distinto: existen unas acciones sobre las que no hay ningún tipo de acuerdo y hay otra cantidad, 1,5 millones de acciones, sobre las que Banesto tenía una obligación de compra en caso de que la sociedad quisiera deshacerse de ellas. Eso se hizo así porque el anterior consejero delegado de Banesto, Juan Belloso, en la creencia de que las acciones podían subir, le pidió a Oasis una opción de compra sobre dichas acciones. Pero sobre el resto de las acciones de Oasis, que suponen unos 5 millones, Banesto no tiene ninguna obligación de compra.

P.- ¿Cuál era la autocartera real de Banesto? ¿En algún momento el Banco de España llegó a hacer explícita esa cantidad?

R.- De Banesto se ha llegado a decir en la Prensa que tenía hasta el 34% de autocartera. En la última junta, el actual presidente de Banesto dijo que la autocartera era del 3,8%, y no hay que olvidar que la autocartera se maneja como una de las causas que provocan la intervención del banco. Sin embargo, el Banco de España nunca ha hecho explícito cuál era ese exceso de autocartera al que hace referencia en el Acta de Intervención.

P.- ¿Cómo puede explicar que tan sólo un cliente como Oasis haya provocado en Banesto un quebrando de más de 60.000 millones? En ese caso hay algo más que una mala gestión.

R.- Eso es lo que dice el Banco de España. Pero eso es tanto como decir que los activos de Oasis no valen casi nada, porque el riesgo total era de 80.000 millones. Antes de la intervención nosotros iniciamos unas conversaciones con el Grupo Oasis. Esto sucedió entre octubre y diciembre de 1993 y llegamos a una partición de activos. Nosotros nos quedábamos con las acciones de Banesto y el Grupo Oasis con unos hoteles en México. Y de ello se informó al Banco de España. Llegamos a estimar, no un daño patrimonial para Banesto, sino unas provisiones de 15.000 millones. Y el Banco de España ni siquiera nos pidió ninguna provisión para el Grupo Oasis. En el acuerdo de separación de activos se incluía, además de las acciones de Banesto, los hoteles de México, los hoteles de Canarias y los activos de Gescam. Decir lo que dice ahora el Banco de España es como decir que todo eso no vale nada.

P.- ¿Ocultó Banesto información sobre el Grupo Oasis al Banco de España?

R.- Nunca. Nunca le ocultamos ninguna información sobre Oasis o sobre ningún otro tema. Se nos acusa de haber ocultado información sobre Vellinghan. Ese asunto se resolvió con el Banco de España y pasó por la cuenta de resultados de Banesto. Nosotros le llegamos a dar al Banco de España información sobre los créditos de menos de 250 millones que ellos no tenían. Los inspectores del Banco de España están en Banesto desde 1988. Si hemos pecado de algo ha sido de ser excesivamente transparentes.

P.- ¿Por qué pagó Banesto comisiones tan elevadas a UBS por la venta de activos del banco?

R.- No pagamos ninguna comisión que no fuera estrictamente lo que marcaba el mercado. Y todas ellas fueron visadas por la Dirección General de Transacciones Exteriores. Es más, la comisión pagada a Morgan, sobre la que también se ha dicho que fue muy elevada, se hizo por debajo de los estándares establecidos.

P.- ¿Hubo alguna aplicación en Bolsa de Petromed antes de la OPA de British Petroleum con la que salieron beneficiados algunos consejeros de Banesto?

R.- No lo sé, pero me extraña mucho porque esa negociación la llevamos personalmente Arturo Romaní y yo mismo. Juan Herrera se enteró de que habíamos vendido Petromed cuando se lo dije yo.

P.- Las auditorías realizadas después de la intervención estiman el agujero de Banesto en 600.000 millones. Creo recordar que usted en su rueda de prensa estimó en menos de la mitad esta cantidad. ¿Sigue pensando lo mismo que entonces?

R.- Es que Banesto no tiene agujero. El propio gobernador del Banco de España en su intervención en el Congreso habló de unas necesidades de dotaciones de 503.000 millones de pesetas, pero también dijo, al igual que el ministro de Economía, que eso en ningún caso había que equipararlo a lo que vulgarmente se entiende por agujero. Esas necesidades, según el propio gobernador, son brutas. También dijo Rojo que una parte del saneamiento tendría un carácter exclusivamente contable. Rojo afirmó que Banesto tenía unas plusvalías muy importantes y que algunos de los saneamientos no tenían que hacerse de manera inmediata. Uno de los tres conceptos básicos de los que se derivan esas necesidades es la fluctuación de la cartera de valores de Banesto. No hay ninguna norma legal que diga que hay que practicar dotaciones para esas fluctuaciones, sino todo lo contrario. Respecto al segundo concepto, el fondo de pensiones, nosotros teníamos un acuerdo para cubrirlo en ocho años, como se ha hecho con otros bancos. Respecto a los créditos morosos, nosotros decimos que una revisión absoluta de dicha cartera nos hubiera llevado a unas necesidades de saneamiento de 275.000 millones. Pero esto no es un agujero. Además de eso, nosotros aportábamos las garantías de que disponíamos para cubrir, en el peor de los casos, esos créditos.

Hay que tener en cuenta que la recuperación de morosos, no sólo de Banesto, sino de toda la Banca, es del 65%. Entonces, ¿dónde está el problema? El Banco de España nunca nos pidió un programa especial de saneamiento. Fue una iniciativa nuestra porque queríamos comenzar 1994 con un balance completamente saneado. El perjuicio patrimonial para Banesto, en el peor de los casos, teniendo en cuenta unas necesidades brutas de financiación de 275.000 millones, hubiera sido de 75.000 a 80.000 millones. Y en esas cifras estaba de acuerdo también el Bando de España. El 22 de diciembre, Violy de Harper se encerró con el director general de la Inspección del Banco de España, José Pérez, y llegaron a la conclusión de que no había ninguna diferencia entre los datos manejados por los inspectores y los manejados por Banesto.

P.- Una de las acusaciones más graves que se realizan en el acta de la Inspección del Banco de España es que usted y su equipo maquillaron el balance del banco por medio de artificios contables.

R.- ¿Cómo pueden decir eso si la Inspección estaba en Banesto desde 1988? ¿Cómo pueden decir eso teniendo las auditorías? Y, sobre todo, ¿cómo pueden decir eso después de haber realizado la mayor ampliación de capital llevada a cabo por un banco en Europa tras haber sido examinados a fondo tanto por el Banco de España como por la Comisión Nacional de Valores?

P.- ¿Qué es lo que ha llevado a los actuales gestores de Banesto a proponer a la junta de accionistas la acción social de responsabilidad?

R.- Según nos han informado, las presiones directas del Banco de España y de un gran banco español.

P.- ¿Tiene la demanda alguna posibilidad de prosperar?

R.- Respetando la decisión judicial que se adopte, pienso que es un despropósito jurídico. Cualquier operación que se realice ahora es una operación sometida a litigio, porque se me acusa de haber causado un daño y no se me da la oportunidad de demostrar que ese daño no se produce. La venta de activos que hagan ahora es una disposición indebida de bienes. Y eso lo vamos a plantear jurídicamente.

P.- ¿Cuál es su patrimonio en este momento?

R.- Es una cuestión íntima a la que no voy a responder. Sólo puedo decir que mi inversión en Banesto me ha producido pérdidas muy cuantiosas.

P.- ¿Se sustenta técnicamente la intervención de Banesto?

R.- En absoluto. La intervención es un acto de autoridad que sólo se puede llevar a cabo cuando se dan los supuestos que marca la ley. Sólo se puede hacer si existe un problema de recursos propios, que Banesto no tenía. Banesto tampoco tenía problemas de estabilidad, que es el segundo supuesto que marca la ley. Tampoco teníamos problemas de liquidez, que es otro de los supuestos de la ley, ya que éramos prestadores en el interbancario cuando se produce la intervención, y tampoco teníamos problemas de solvencia, último supuesto de la ley. Y eso es lo que hemos planteado jurídicamente. Lo que ocurre es que jamás se había recurrido hasta ahora una decisión del Banco de España.

P.- ¿Entonces hubo razones políticas para intervenir Banesto?

R.- A mí no me cabe ninguna duda. La decisión de intervenir es una decisión estrictamente política. Y la prueba de que esto es así es que han intervenido el Gobierno y el Parlamento.

P.- Según su tesis ¿por qué el Gobierno quería destituir a Conde?

R.- El Gobierno respalda la decisión del Banco de España. Yo creo que estrictamente no es una decisión del Gobierno, sino del Banco de España. Pero no es una decisión sólo de las personas que en esos momentos están en el Banco de España. En esta decisión participan personas que formalmente no están en el Banco de España.

P.- ¿Intervinieron Mariano Rubio o Carlos Solchaga en esa decisión?

R.- De que intervino Mariano Rubio a mí no me cabe la menor duda. Rubio no ha sido un gobernador normal. La estructura del Banco de España está condicionada por Rubio. Su salida del Banco de España no quiere decir que deje de tener influencia porque las personas que siguen en el Banco de España han sido nombradas por él. Además, el anterior gobernador ha seguido teniendo despacho y ha seguido siendo asesor del Banco de España hasta hace poco. Además, los inspectores que realizaron el acta de Banesto fueron nombrados por Rubio sin el consentimiento del director general de la Inspección.

P.- ¿Y Solchaga?

R.- No tengo ninguna prueba.

P.- ¿Entonces usted reduce el problema de la intervención a un problema de visceralidad de Mariano Rubio contra usted?

R.- No, no se puede ser reduccionista. Es mucho más complejo. Lo que ha pasado en Banesto conecta con lo que son las relaciones de poder en España. En torno a Banesto se estaba gestando una estructura de poder más compleja de lo que es simplemente un banco. Estábamos en medios de comunicación social, teníamos un gran grupo de empresas, habíamos impartido doctrina económica distinta a la oficial, y se estaba creando algo que no era exactamente un banco. En un momento determinado, el Banco de España tiene que aprobar un plan y las razones para no aprobar el plan son razones políticas que hacen referencia a lo que era Banesto. El problema no era Conde, sino el modelo que había generado nuestro banco en el contexto de poder vigente en España. Banesto fue intervenido porque el sistema no aceptaba que se creara un foco de poder fuera de su control.

P.- ¿Cree que a Banesto se le veía como un virus para el sistema?

R.- Banesto era una enzima positiva para regenerar el sistema. Lo que ha producido la intervención de Banesto es un silencio en la sociedad. Hasta el punto de que el presidente del Banco Santander dijo en la última junta de accionista que el Banco de España no sugiere, manda. Y Banesto lo que decía es que el Banco de España sólo manda en lo suyo.

P.- ¿No es cierto que en ese modelo, usted, cuando decide entrar en medios de comunicación lo que buscaba era protección política?

R.- Eso es absurdo. Antes de entrar en Banesto yo ya participaba en El Independiente. Hasta la aparición de los canales privados de televisión, lo único que tenía Banesto era una participación indirecta del 4,6% en EL MUNDO. Nuestra participación no era determinante. Cuando aparecen los canales privados analizamos que el mundo de los medios de comunicación va a sufrir una transformación muy importante porque se va a caminar hacia proyectos «multimedia» y empezamos a estudiarlo. Pero, digo más, la decisión de entrar no es nuestra, es de Godó, que es quien nos propone participar en Antena 3.

P.- En un primer momento el Gobierno consigue parar ese acuerdo.

R.- Supongo que eso es verdad. Lo que sí sé es que Godó me dijo que recibió presiones políticas para no hacerlo.

P.- Luego las cosas cambian y se produce la entrada de Banesto en Antena 3. ¿Qué es lo que provoca ese cambio en la actitud del Gobierno?

R.- Eso no es así. No hay un cambio de actitud. Algún miembro del Gobierno llega a decirle a Antonio Asensio que se busque otro socio.

P.- Pero usted habla con Alfonso Guerra sobre ese asunto.

R.- Nunca he hablado con Guerra sobre ese tema.

P.- ¿Cómo explica entonces que, tras su entrada en Antena 3, salgan de la empresa buenos profesionales conocidos por ser críticos con el poder?

R.- Yo doy mi palabra de honor de que no intervine en absoluto en la sustitución de los profesionales a que usted se refiere. Quizás debería haber ejercido más presión para que se quedaran en sus puestos. Por lo que respecta a Martín Ferrand, él se marcha de Antena 3 porque quiere.

P.- Esa interpretación política que usted da a la intervención de Banesto puede interpretarse como una excusa para ocultar los problemas reales del banco.

R.- Soy consciente de ello. Decir eso es fácil, pero lo que no es fácil es probarlo. A eso le dedico mi libro. A mí lo que más me interesa es demostrar cómo funcionan las relaciones de poder en España, y el caso Banesto es importante al efecto de conocer ese funcionamiento, no tanto porque me afecte a mí personalmente. Por eso digo que el caso Banesto empieza ahora.

P.- ¿Habló usted con Felipe González el día de la intervención de Banesto?

R.- Sí, a las 8,30 de la mañana.

P.- ¿Del tono de la conversación dedujo que el presidente era favorable a la intervención?

R.- Rotundamente no. Es más, creo que a esas horas no sabía que se había tomado la decisión de intervenir.

P.- ¿Le propusieron el gobernador o el subgobernador en las horas previas a la intervención que vendiera sus acciones?

R.- Si, el subgobernador con toda claridad. Primero, en la reunión que tuvimos el 22 de diciembre en el Banco de España con JP Morgan. Violy de Harper y Roberto Mendoza pudieron escuchar como el subgobernador proponía, delante del gobernador y del director general de Inspección, que había que buscar una solución para mis acciones. En la mañana del día 28 de diciembre, Miguel Martín me propuso que vendiera mis acciones.

P.- ¿Le dijo a quién tenía que venderlas?

R.- Me insinuó que al BBV.

P.- ¿Tras la intervención se ha reunido alguna vez con Alfredo Sáenz?

R.- Ni una sola vez. Las conversaciones siempre las ha llevado Enrique Lasarte.

P.- ¿Cuál es su opinión profesional sobre Sáenz?

R.- No tengo opinión.

P.- Tras la intervención de Banesto usted cenó con Miguel Martín en casa de Arturo Romaní. ¿Qué ocurrió en esa cena?

R.- Esa cena se celebra porque me llegaron algunos comentarios de que yo consideraba a Martín culpable de toda la tragedia. Teniendo en cuenta las relaciones de amistad de Martín y Romaní, yo le dije que me interesaba despejar dudas personales con el subgobernador. Propuse la cena para hablar de temas personales, no de la intervención. Cuando Martín sacó a colación el tema de la acción social de responsabilidad, le dije que no estábamos allí para hablar de esos asuntos.

P.- ¿Ha habido algún intento de pacto con el Banco de España o con Banesto?

R.- No. Lo que sí había era el convencimiento de que si nosotros impugnábamos la junta se frustraba el proceso y se creaban problemas brutales. Pero no hemos pactado no intervenir en la junta a cambio de nada. No intervinimos porque si lo hubiéramos hecho se hubiera destruido Banesto.

El Banco de España llegó a decir que o se aceptaba su planteamiento o se disolvía el banco. Luego vinieron las elecciones y tampoco quisimos hablar. Y luego había que saber de qué nos iba a acusar el Banco de España. Por eso no he hablado hasta ahora. Si la crisis de Banesto se ha resuelto ha sido porque no hemos dado la batalla.

P.- ¿El proceso de adjudicación ha sido transparente? ¿Piensa que el Santander es la entidad más capaz para sacar adelante el Banco Español de Crédito?

R.- ¿Transparente?, no sé porque no lo conozco. Lo que sé es que no se ha cumplido lo que dijo el gobernador en el Parlamento en lo que se refiere a garantizar la independencia de Banesto, porque Banesto es hoy una filial del Santander. Y esto se ha producido entre otras razones porque, tras la intervención, Banesto ha perdido 1 billón en depósitos.

De los tres grupos en liza, al final se lo lleva el banco que lo ha estudiado mejor, porque ha sabido asesorarse recurriendo a Morgan. De todas formas, el Banco de España hubiera preferido que se lo quedase el Banco Bilbao Vizcaya.

P.- ¿Cuántas acciones tiene en estos momentos en Banesto?

R.- Seis millones.

P.- ¿Qué va a pasar con ellas?

R.- Todavía no lo sé.

P.- ¿Cuál es su interpretación de las recientes elecciones europeas?

R.- Hay un hecho muy claro: el Partido Socialista Obrero Español ha perdido y ha ganado el Partido Popular. Pero, ¿qué es lo que ha pasado? Que al PP le ha votado casi 800.000 personas menos que en las anteriores elecciones y el PSOE ha perdido casi cuatro millones de votantes. Lo que ha sucedido es que hay cuatro millones de personas que no han votado. Yo creo que en la abstención hay un cierto ejercicio reflexivo. No sólo ha aumentado la abstención por el hecho de ser unas elecciones europeas. El gran interrogante es qué harán en unas elecciones generales esos cuatro millones de votantes.

P.- ¿Se ha replanteado usted la decisión de entrar en política?

R.- Ahora no puedo contestar a esa pregunta. Cuando una persona se mete en política para solucionar sus problemas se nota. Por eso mi decisión es explicar primero qué es lo que ha pasado en Banesto.

P.- ¿Entonces lo que está haciendo ahora es prepararse el terreno?

R.- No es exactamente así. Yo me he preguntado muchas veces si debía o no debía hablar. Pero llega un momento en que no denunciar lo que ocurre cuando lo conoces es una irresponsabilidad.

P.- ¿El modelo Berlusconi es importable a España?

R.- En Italia se ha llegado al convencimiento de que lo viejo no vale. Ese convencimiento es muy poderoso y lleva a la gente a cambiar, sea lo que sea lo nuevo. Y lo nuevo es tanto Berlusconi, como Bossi, como los neofascistas. Yo creo que aquí la tesis de que lo viejo no vale no se ha instalado todavía con la misma fuerza que en Italia. Lo que se ha instalado en España es que algo no funciona. ¿Ese dilema se soluciona sólo con un cambio de Gobierno? Yo creo que no. Aquí tenemos tiempo para hacer una reflexión que no se ha hecho en Italia. Lo importante de Berlusconi no es que sea empresario, sino que es alguien nuevo en la política.

P.- ¿Será Felipe González el próximo en caer?

R.- Yo creo que eso está por ver. Si se mantiene la legislatura, si hay una cierta recuperación económica y se atajan los casos de corrupción puede que no. No me atrevería a hacer una lectura lineal de lo que está pasando.

P.- ¿Cuando usted habla del sistema incluye en él a Aznar?

R.- Hoy por hoy, no. La Constitución establece unas libertades y unos grupos que las referencian. Lo importante es ver cómo esas libertades se desarrollan en la sociedad. Lo que yo trato de defender es que entre el Estado y la sociedad hay una estructura que muerde parcelas de poder del Estado y de la sociedad, que se llama sistema y que afecta a los medios de comunicación, a parte del Gobierno y al poder económico. Funciona con un código personal e independiente del partido gobernante. Esencialmente, el poder en este país sigue estando en las mismas manos porque el sistema convive con distintos tipos de Gobierno. Por ello un cambio de Gobierno no conlleva necesariamente un cambio en el sistema.

P.- ¿No cree usted que esa tesis que defiende puede llevar a un modelo de Estado totalitario?

R.- Al revés. Los componentes totalitarios donde se dan es en el funcionamiento del sistema. Se ha impuesto la tesis en los últimos años de que lo importante es la eficiencia, que el sistema sea eficiente. Y yo digo que lo eficiente son las libertades. Y la paradoja es que, al final, se ha demostrado que el sistema ni siquiera es eficiente porque nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos.

P.- ¿Propuso usted en algún momento a doña Pilar de Borbón ser miembro del consejo de administración del Banco Español de Crédito?

R.- Es una idea tan absurda que no sé de qué mente puede haber salido. Doña Pilar aceptó ser vocal del patronato de la Fundación Banesto porque se dedica a actividades culturales y porque el cargo no conllevaba ningún tipo de retribución.

P.- ¿Cuáles son sus relaciones con el Rey?

R.- Mis relaciones con el Rey son las que corresponden a una persona que mantiene una inquebrantable lealtad a la Corona.

PREGUNTA.-¿Cómo se siente un hombre que en pocos meses ha pasado de ser un héroe a ser un villano?

RESPUESTA.- Pero, ¿para quién he comenzado a ser un villano?

P.- Para una gran parte de la sociedad usted es un compendio de malas prácticas financieras y un destacado representante de lo que se ha dado en llamar «la cultura del pelotazo».

R.- Eso es lo que han publicado algunos medios de comunicación social. Hay que admitir que un caso como el de Banesto, en el que la evolución de la información ha ido desde justificar la intervención por un problema de gestión hasta ahora, que se insinúa que ha sido por una serie de actos fraudulentos, es imposible que se salde sin coste. De ahí a decir que se ha destruido mi imagen como referente hay una diferencia. Pero no es eso lo que me preocupa. Lo que me preocupa es que se sepa la verdad, que se conozca lo que ha sucedido y, por eso, me he decidido a hablar. Pero no con el objetivo de restaurar mi figura como referente, sino con el objetivo de explicar el caso Banesto y por qué se ha producido. A mí lo que me parece grave de lo que ha sucedido en Banesto es que demuestra cómo está funcionando el poder en España.

P.-¿Usted es consciente de que su imagen se ha destruido?

R.- Lo que es imposible es que mi imagen no se haya deteriorado después de cinco meses. Pero, por encima de mi preocupación por mi imagen, yo tengo 45 años, quiero seguir viviendo en este país, y lo que me importa es que la sociedad española llegue a una conclusión: si después de todo el caso Banesto, la conclusión que se saca es que en España las cosas funcionan por un sistema de poder que hace posibles cosas como éstas y se tiene un juicio exacto sobre las responsabilidades en este caso yo me daría por satisfecho.

P.- ¿Quién le ha traicionado en estos últimos meses?

R.- Nadie de las personas de mi entorno. Todo lo contrario, las personas que estaban en el proyecto y que lo conocían siguen estando ahí. Porque lo que sí es verdad es que todos y cada uno han sido bombardeados para producir un aislamiento. Otras personas del consejo, por las razones que sean, han preferido seguir un camino distinto. Pero, en sentido estricto, no ha habido traiciones.

P.- ¿Ni siquiera se siente traicionado por JP Morgan?

R.- Para nada. Hasta el día 28 de diciembre, el comportamiento de Morgan ha sido absolutamente impecable. No sólo el día 28 en el que escriben una carta absolutamente rotunda, sino el día 23 en una reunión en Nueva York, con toda la comisión ejecutiva de Morgan en pleno, que termina con unas palabras del presidente del banco en el sentido de que Morgan va apoyar con todas sus fuerzas el proyecto de Banesto. Y la carta de Morgan se escribe cuando se sabe que se van a tomar medidas, aunque todavía no se sabe cuáles van a ser. De hecho, en una reunión el 27 por la tarde, el gobernador, Luis Angel Rojo, me anuncia que se pueden tomar medidas de emergencia, pero no me especifica qué tipo de medidas. Fue entonces cuando Roberto Mendoza, que estaba en Nueva York, decide escribir la carta, que cuenta con el respaldo de Morgan. Y en ella se dice que el plan de Banesto es lo mejor para el sistema financiero, para Banesto y para sus accionistas. A partir del día 28 ya es otro asunto. Morgan podía haber tomado la actitud de llevar hasta las últimas consecuencias lo que afirmaba en su carta, pero JP Morgan es un banco que tiene negocios en España y enfrentarse al Banco de España hubiera sido una actitud casi legionaria por su parte. De hecho, un alto directivo del Banco de España, el mismo día 28 por la tarde, me dijo que no me preocupara más por Morgan ya que Morgan iba a hacer lo que dijera el Banco de España.

Ahora, yo pregunto, ¿por qué ningún grupo político le ha pedido a JP Morgan que acuda al Parlamento a explicar en la comisión Banesto por qué apoyó el plan? Ni Morgan ni yo mismo hemos sido llamados a declarar. ¿Quieren conocer la verdad de lo que ocurrió? Si es así, ¿por qué no nos han llamado a declarar?

P.- ¿Qué errores ha cometido durante sus seis años como presidente de Banesto?

R.- Muchos. En una sociedad como Banesto, que manejaba 8 billones de pesetas, es absolutamente imposible no cometer errores. Es posible, incluso, que hayamos cometido más de los necesarios. Sólo hay una manera de no cometer errores: no decidiendo nada. Pero ese hubiera sido el mayor error.

P.- ¿Cuál ha sido su mayor equivocación? ¿Qué haría si pudiera volver a empezar?

R.- Eso no me lo he planteado. Pero si volviera hoy a situarme en el mes de diciembre de 1987, sustancialmente creo que volvería a hacer lo mismo. Quizás hubiera introducido algún cambio en la dirección del banco un poco antes, pero, globalmente, volvería a hacer los mismo.

P.- ¿Sus grandes decisiones serían las mismas?

R.- Por supuesto. Una de las razones que se han dado para la intervención ha sido nuestra posición en los medios de comunicación. Imaginémonos lo que hubiera sido de los medios de comunicación si no hubiera existido Banesto.

P.- Algunos profesionales de Antena 3 pensarían que todavía podrían seguir haciendo una radio y una televisión críticas con el Gobierno.

R.- Tienen perfecto derecho a opinar. Pero yo también tengo derecho a opinar que no es así.

P.- ¿Teme ir a la cárcel?

R.- No. En el mes de enero una de las grandes amenazas que se cernían sobre mí es que se ejercitaran acciones penales. Pero yo estaba absolutamente tranquilo porque no había razones para ello. Han pasado seis meses y no ha habido ninguna acción penal. Hay otro caso de intervención, en el que si se abrió un proceso penal, que es Banca Catalana, uno de cuyos máximos ejecutivos era Jordi Pujol. Se llegó a dictar procesamiento y se ganó la sentencia por un voto. El señor Pujol es hoy una de las personas más importantes de la vida política española.

P.- Hay personas que opinan que una vía de evadir las responsabilidades financieras es metiéndose en política…

R.- Pero este país no es nada tonto y distingue entre los que van a la política para resolver sus problemas personales y los que van a la política para tratar de aportar algo a la sociedad. A los primeros, normalmente, no los suele votar.

P.- ¿Volverá usted a ser alguna vez un empresario de primera fila en España?

R.- No es eso lo que me preocupa. Ahora lo que me interesa es contar qué es lo que ha pasado exactamente con Banesto. Después de eso, qué voy a hacer,… Ya hablaremos.

El asunto Banesto no está cerrado. Todo lo contrario, la discusión política sobre Banesto empieza ahora. Si lo que me preocupara fuera exclusivamente mi imagen ya habría hablado antes, habríamos impugnado la junta. No lo he hecho por un acto de responsabilidad. Ahora es el momento de decir la verdad.

P.- ¿Qué hace en un día de su vida normal el ciudadano Conde?

R.- Trabajar. En un primer momento tuvimos que diseñar la estrategia frente a la junta de Banesto, qué hacer con mi patrimonio, qué hacer para defender al resto de los accionistas,… Y además he empleado mucho tiempo en poner en unas páginas mi experiencia personal escribiendo un libro.

P.- ¿Echa usted de menos el poder que tenía cuando era presidente de Banesto?

R.- El día 29 de diciembre, cuando estaba paseando por el campo, me di cuenta de que lo primero que tenía que hacer era mantener la estabilidad psicológica. Para conseguirlo hay que diferenciar lo que es uno de lo que son sus cosas. Aunque parezca cursi es así. Yo no había nacido siendo presidente de Banesto y tampoco la presidencia de Banesto era algo esencial en mi personalidad.

27 Junio 1994

¿Por qué y a quién tuvo que pagar Conde 600 millones para lograr exenciones fiscales?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Mario Conde rompe seis meses de silencio en la entrevista que hoy publica EL MUNDO. Un silencio que puede explicarse por su declarado deseo de no entorpecer el proceso de reflotamiento de la entidad y por su voluntad de esperar a conocer las imputaciones del expediente abierto por el Banco de España. Conde no elude ninguna pregunta y responde a esas acusaciones unas veces de forma más tajante que otras. Desvela que el subgobernador Miguel Martín le ofreció encontrar un comprador para sus acciones el día de la intervención, algo a lo que no quiso contestar en la multitudinaria rueda de prensa de enero. Pone énfasis -y no sin razón- en que las irregularidades de las que le acusa el instituto emisor no han merecido acción penal alguna. No le falta tampoco motivo para señalar que es inexplicable que la comisión parlamentaria que investiga Banesto no le haya llamado aún a declarar. Al margen de la autojustificación, Conde resalta que la intervención tuvo una motivación política: «Banesto fue intervenido porque el sistema no aceptaba que se creara un foco de poder fuera de su control». De sus palabras se desprende la sensación de que Conde tiene ambiciones políticas a medio plazo, aunque él mismo reconoce el deterioro que ha sufrido su imagen. Por último, Conde confirma que Banesto pagó 600 millones a un intermediario para lograr las exenciones fiscales de la Corporación que le negaban Solchaga y Rubio. EL MUNDO había publicado que este intermediario era Antonio Navalón y que Txiqui Benegas había hablado con Conde de las exenciones. Un asunto de enorme gravedad que debería ser aclarado por el Parlamento y los tribunales, ya que o pagó para conseguir algo a lo que tenía perfecto derecho gratis o bien no había justificación y alquién incurrió en delito de prevaricación.

07 Julio 1994

La contradicción de Conde: intervención política sin responsabilidad de González

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Mario Conde desarrolló ayer, en el programa de Luis del Olmo, la sorprendente tesis que ya apuntaba en la entrevista en EL MUNDO: que, siendo la intervención del banco de carácter político, Felipe González no fue su inspirador ni participó en ella. Conde -que no es ningún ingenuo- aseguró que no cree que el presidente estuviera al corriente de la decisión de intervenir el banco el día 28 de diciembre, algo sencillamente increíble. En un sistema de poder organizado de manera piramidal, es impensable que González fuese ajeno a una decisión de tal calibre. El ex presidente de Banesto reconoció haber desembolsado 600 millones para lograr las exenciones de la Corporación. Esa suma fue entregada «para explicar» y «no hubo pago de comisiones». ¿A quién «explicaron» los receptores de los 600 millones el problema? ¿Qué tipo de relación existía entre ellos y los que recibieron a Conde para escuchar esas explicaciones? ¿Cómo puede estar seguro de que no hubo comisiones? Preguntas sin contestar y que la Justicia y el Parlamento deberían esclarecer.