10 septiembre 1974
El atentado es obra de militantes de ETA bajo la coordinación de la dirigente del PCE, Eva Forest, que será expulsada del partido
Matanza terrorista en la Calle Correo al estallar una bomba en una cafetería frecuentada por policías: Mueren 11 civiles
Hechos
El 13.09.1974 se produjo un atentado terrorista al estallar una bomba en la cafetería Rolando, de la Calle Correo de Madrid, en la que murieron 11 personas.
Lecturas
El atentado fue obra de ETA, la misma organización que cometió el magnicidio contra Carrero Blanco.
Hechos: El 13 de Septiembre de 1974 la explosión de un artefacto de gran potencia en la cafetería Rolando en la Calle Correo (al lado de la Puerta del Sol) causa doce muertos en lo que se convertía en ese momento en el mayor atentado terrorista de la historia reciente de Madrid y de España. Aparentemente, el objetivo de los terroristas era asesinar al mayor número posible de policías y Guardias Civiles, ya que la Dirección General de Seguridad estaba situada justo al frente de la Cafetería Rolando, en la misma calle correo, pero la casualidad quiso que no hubiera ningún militar en ese momento y las doce víctimas fueron civiles. De las víctimas fueron tristemente destacados Antonio Alonso Palacios y María Jesús Arcas Tirado, ya que se acababan de casar y estaban en la cafetería celebrándolo.
Víctimas Mortales:
D. Antonio Alonso Palacios (esposo de Dña. María Jesús Arcos).
Dña. María Jesús Arcos Tirado (esposa de D. Antonio Alonso).
D. Baldomero Barral Fernández (marido de Dña. María Josefina Pérez).
Dña. María Josefina Pérez Martínez (esposa de D. Baldomero Fernández).
Dña. Francisca Baeza Alarcón.
D. Gerardo García Pérez.
D. Francisco Gómez Vaquero.
D. Antonio Lobo Aguado.
Dña. María Ángeles Rey Martínez.
Manuel Llanos Gancedo, Luis Martínez Agente, Antonio Lobo Aguado, Concepción Pérez Payno,
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LA ORGANIZACIÓN ETA, RESPONSABLE DE LA MATANZA:
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EVA FOREST EXPULSADA DEL PCE TRAS CONOCERSE SU IMPLICACIÓN EN EL ATENTADO:
También fueron interrogados por posible implicación en la matanza los dirigentes del PCE Dña. Lydia Falcón y D. Eliseo Bayo, matrimonio y padres del popular periodista de izquierdas D. Carlos Enrique Bayo.
Nunca habrá juicio por el atentado de la Calle Correo. Los detenidos serán puestos en libertad por el Gobierno de Adolfo Suárez poco antes de las primeras elecciones de junio de 1977 y la investigación quedará cerrada por la Amnistía de 1977.
El Análisis
El 13 de septiembre de 1974 quedará grabado en la memoria de Madrid como un día de horror. La explosión de un potente artefacto en la Cafetería Rolando, en plena calle del Correo, a escasos metros de la Puerta del Sol, segó la vida de doce civiles y dejó decenas de heridos. El objetivo evidente era causar una matanza entre los policías y guardias civiles destinados en la vecina Dirección General de Seguridad. Pero la fatalidad quiso que, en ese instante, no hubiera agentes en el local, y la barbarie se cebó en inocentes, entre ellos Antonio Alonso Palacios y María Jesús Arcas Tirado, recién casados que celebraban su boda cuando fueron alcanzados por la metralla. El mayor atentado terrorista en la historia reciente de España no sólo rompió familias: buscó dinamitar las expectativas de apertura política que empezaban a vislumbrarse.
Porque en 1974, el Gobierno de Carlos Arias Navarro iniciaba tímidas reformas que abrían la puerta, aún con lentitud y contradicciones, hacia una futura democracia. ETA, con su estrategia de sangre, quiso marcar con fuego que no aceptaría ninguna transición que no pasara por sus exigencias políticas y territoriales. Sin embargo, lo sucedido en la calle Correo evidenció también el aislamiento de la violencia. Ni los partidos de oposición con proyección nacional, ni los movimientos catalanes que reclamaban libertades, respaldaron nunca el crimen ni la lógica terrorista. Sólo en el entorno del nacionalismo vasco radical se mantenía un aliento de justificación, una complicidad que se convertiría en una de las grandes losas morales de aquella etapa.
La reacción de la oposición democrática, por el contrario, fue inequívoca. El propio Santiago Carrillo, secretario general del PCE, reaccionó con contundencia al confirmarse la participación en el atentado de Eva Forest, militante comunista, junto a su marido el dramaturgo Alfonso Sastre, convertido desde entonces en propagandista de la violencia etarra. Carrillo no dudó: ambos fueron expulsados de inmediato del partido, dejando claro que no cabía justificar la violencia en nombre del antifranquismo ni de ninguna ideología emancipadora. Esa decisión marcó una diferencia crucial: mientras unos dinamitaban vidas, otros, incluso desde la clandestinidad, asumían el camino de la política y la palabra como único instrumento legítimo. El crimen de la Cafetería Rolando no sólo mató a doce personas inocentes: mostró también la encrucijada de España en 1974, entre la senda de la violencia y la de la democracia.
J. F. Lamata