13 mayo 2013

La voz de Dath Vader es sólo una de los cientos personajes a los que puso voz

Muere Constantino Romero, actor de teatro y doblaje, locutor, presentador de televisión y la voz más popular de España

Hechos

El 13.05.2013 la prensa informó de la muerte de D. Constantino Romero.

13 Mayo 2013

La voz de oro del cine y la televisión

Eduardo Álvarez

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Nada le gustaba más que no hacer nada salvo mirar a través de una ventana, como confesó en alguna entrevista. Quizá porque sólo algo tan mundano podía saciar su infinita curiosidad por casi todas las cosas. O quizá sencillamente porque alguien que trabajaba tanto, no podía hallar mayor placer que el de cruzarse de brazos. Por eso resulta especialmente injusto que sólo cinco meses después de anunciar su jubilación, y con 65 años, la muerte se haya llevado a Constantino Romero.

El suyo es un caso único, ya que el hecho de ser un rostro muy popular –sobre todo por la televisión–, no le impidió mantenerse como uno de los maestros del doblaje. Sólo un actor con tanto talento como también era él podía lograr al mismo tiempo el reconocimiento en ese curioso oficio, casi siempre ligado al anonimato, de prestar su voz a terceros.

Constantino Romero nació en Albacete en 1947, aunque se sentía barcelonés porque vivía en la Ciudad Condal desde los nueve años. Tras enviudar, su madre se trasladó con él allí para trabajar como sirvienta. Fue una época de estrecheces. Su madre a duras penas pudo alquilar una buhardilla sin agua corriente ni váter y a él lo envió a un internado de los salesianos de Sarrià, con una beca como espada de Damocles. «Si suspendes, te sacan y tendremos que volver a Albacete», repetía la madre.

Fue en el colegio donde se dieron cuenta de que su voz era prodigiosa y los curas no tardaron en sacarle provecho, encomendándole que leyera pasajes de las Sagradas Escrituras a la hora del almuerzo. Aun así no cogió manía a su voz. E incluso empezó a imaginarse a sí mismo como uno de esos locutores de radio que tanto alegraban la vida en blanco y negro de la posguerra.

Y su pasión, hecha realidad, se convirtió en su primera profesión a mediados de los años 60, cuando fue contratado por Radio Juventud y Radio Nacional, entre otras emisoras, para presentar espacios como Radio Young en los que pinchaba discos de la nueva ola musical anglosajona. Entre 1965 y 1975 trabajó en Radio Barcelona, con tanto éxito que este último año fue reconocido como La Voz de España. A las ondas volvería en 1992, para presentar un matinal en RNE. Sin embargo, en entrevistas recientes declaraba que no echaba de menos trabajar en este medio, por considerarlo «especialmente duro».

De hecho, este todoterreno se sintió mucho más cómodo en la televisión, que le reportó fama y mucho dinero. A él no le importaba reconocer que trabajaba en la pequeña pantalla porque, es «muy cruel, pero está muy bien remunerada». Y, además, le permitía compaginarlo con el doblaje y el teatro, su gran amor.

Fue en 1985 cuando dio el salto a TVE, poniéndose al frente del programa Ya sé que tienes novio. Después llegaría el concurso por el que todavía hoy le recuerda el gran público: El tiempo es oro. Lo presentó, con enorme éxito, entre 1987 y 1992. Su perfecta dicción, su erudición y su estilo formal y serio, e incluso distante en su punto justo, encajaban bien con su cometido en un formato donde los concursantes debían hacer gala de sus conocimientos enciclopédicos sin que la cuenta atrás del reloj y los nervios les traicionaran en exceso.

Tras varios espacios en la televisión pública, dio el salto a Antena 3, donde vivió otra gran etapa con programas como La parodia nacional o Alta tensión, que le valieron numerosos premios. En los últimos años ha seguido ligado al medio, en la televisión autonómica de Castilla-La Mancha y otras cadenas.

Y en su agenda interminable, Constantino Romero compaginaba sin descanso el doblaje y los escenarios. En el cine, ha prestado su voz a innumerables actores y personajes, aunque por encima de todos destacan las 32 películas en las que ha doblado a Clint Eastwood o su celebrada interpretación de Darth Vader en la saga de La guerra de las galaxias. Y en el teatro, donde más disfrutaba, desde que debutó en 1983 en la obra Ópera de tres peniques, de Bertolt Brecht, ha protagonizado montajes memorables como los musicales Sweeney Todd y Ascenso y caída de la ciudad de Mahaggony, dirigidos por su gran amigo, Mario Gas.

Era un perfeccionista casi patológico. Un magnífico profesional que siempre mantuvo su vida privada fuera de los focos. Su adiós en Twitter a la profesión el pasado diciembre hoy es su mejor despedida: «¡Esto ha sido todo, amigos!».

Constantino Romero, actor y presentador, nació en Albacete el 29 de mayo de 1947 y murió en Barcelona el 12 de mayo de 2013.

13 Mayo 2013

¿Qué será de Darth Vader?

Milagros Martín-Lucas

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Huérfanos, se han quedado huérfanos. La comunidad Star Wars ha perdido a su icono. Con la repentina muerte de Constatino Romero Lord Darth Vader ha enmudecido. Ahora que Kathleen Kennedy acababa de confirmar que el séptimo episodio de la saga se rodará en el Reino Unido y se estrenará en 2015, ¿qué será de Darth Vader?

Anakin Skywalker, el jedi que se dejó seducir por el Lado Oscuro de la Fuerza, murió en el episodio VI, pero los admiradores de la serie creada por George Lucas lo tienen claro, están convencidos de que Michael Amdt, responsable de escribir el nuevo guión, de algún modo incluirá al temido Vader.

La perpetua pugna que ha existido entre los partidarios del doblaje y los que apoyan las versiones originales nunca ha entrado en conflicto cuando se trataba de escuchar a la inolvidable, peculiar y grave voz de Constantino Romero. Es más, el universo hispanohablante de Star Wars siempre ha considerado que en el doblaje español la voz de Vader es infinitamente mejor que la original de James Earl Jones. «Tu destino va unido al mío. Si conocieras el poder del reverso tenebroso, Obi Wan no te dijo lo que le pasó a tu padre. (Me dijo lo suficiente, me dijo que lo mataste). No. Yo soy tu padre».

Constantino Romero alcanzó la inmortalidad con su voz. Pasó con éxito por televisión como presentador de concursos como El tiempo es oro, Valor y coraje, La parodia nacional, incluso Pasapalabra; fue actor, actor de teatro, la última vez que se subió a las tablas lo hizo en 2010 con Beaumarchais, dirigido por Josep Maria Flotats; pero su voz, inevitablemente, está ligada en español a una serie de grandes del cine.

Darth Vader fue su interpretación suprema, pero él fue mucho más que el Lado Oscuro de la Fuerza. También participó en Star Trek, la voz de William Shatner es suya. Le prestó su poderosa dicción a Clint Eastwood. De hecho, el protagonista de El sargento de hierro y Los puentes de Madison no supo qué decir cuando se oyó doblado por el actor español. ¿Quién heredará el legado?

Constantino Romero fue Terminator en sus tres entregas en castellano y la frase con la que Arnold Schwarzenegger despedía a sus víctimas es ya todo un clásico del cine: «Sayonara baby». Para clásico, el inolvidable monólogo de Rutger Hauer bajo el aguacero en Blade Runner. «Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos brillar en la puerta de la oscuridad de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir».

A lo largo de sus 47 años como actor de doblaje, no sólo interpretó personajes de carne y hueso, entregó su voz a dibujos animados. Fue Mufasa en El rey león, quizá la oferta le llegara porque en la versión original del clásico de Disney la voz del padre de Simba era la de James Earl Jones (el mismísimo Vader). «Simba, toda la tierra que baña la luz es nuestro reino. El tiempo que dura el reinado de un rey asciende y desciende como el sol. Algún día, Simba, el sol se pondrá en mi reinado y ascenderá siendo tú el nuevo rey». Constantino Romero ya tenía experiencia en doblar dibujos animados cuando se enfrentó al bueno de Mufasa, pues prestó su voz al Conde Broken, el malísimo de Mazinger Z.

Detrás del micrófono se transformó en James Bond de la mano de Roger Moore, en dos ocasiones se metió en la piel de Sean Connery –Atmósfera cero (1981) y Cinco días y un verano (1982)–, pero siempre fueron los malos los que le reportaron los mayores éxitos, como su interpretación del camisa negra Attila Mellanchini (Donald Sutherland) en Novecento. ¡Qué la Fuerza te acompañe maestro Romero!

13 Mayo 2013

Constantino Romero, la voz de trueno

Diego Galán

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Es paradójico que quienes no amamos el cine doblado pudiéramos admirar al mismo tiempo el buen hacer de Constantino Romero cuando prestaba su voz, grave y rotunda, a los actores extranjeros. Lo empezó haciendo casi por casualidad hace más de cuarenta años, al principio dando vida en castellano o catalán a intérpretes desconocidos o de poco relieve, mientras también daba vigor a un buen número de spots publicitarios. Pero pronto comenzó a doblar a actores populares y, entre ellos, a Clint Eastwood en Los violentos de Kelly y Dos mulas y una mujer, ambas de 1971, lo que siguió haciendo hasta su muerte. Creo que no llegaron a conocerse personalmente, pero en las pantallas españolas ambos acabaron siendo una única persona. Se hicieron tan inseparables actor y doblador que en los últimos tiempos, ya retirado del oficio, Constantino Romero solo se prestaba a doblar a este actor. Cuando Álex de la Iglesia pretendió que Clint Eastwood apareciera en la última secuencia de su película 800 balas (2002) tuvo que conformarse con la espalda de un doble… y la voz de Constantino Romero; solo con ella era verosímil la presencia del actor americano.

Por la reconversión del doblador pasaron, entre muchos otros, nada menos que Stacy Keach, Robert Redford, Roger Moore con sus James Bond, Raf Vallone, Donald Sutherland, Michael Caine, Sean Connery, Kirk Douglas, Orson Welles, Arnold Schwarzenegger, incluso Pier Paolo Pasolini en El Decamerón y, por supuesto, Rutger Hauer en Blade Runner (inolvidable aquella frase en la sonora voz de Romero: «Todos esos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia»), el oscuro Darth Vader de La guerra de las galaxias («Yo soy tu padre»), el mismísimo Rey León («Simba, el tiempo que dura el reinado de un rey asciende y desciende como el sol»)… La voz y la presencia de Constantino Romero se hicieron igualmente un hueco en la televisión y el teatro. Grandiosa fue su creación de Sweeny Todd, bajo la dirección de Mario Gas, donde cantó con dominio, sonoridad y buen gusto. El director le reclamó más tarde para el espectáculo musical Follies, pero la dolencia en las piernas que padecía Romero le impidió aceptar la oferta dada la cantidad de números que le obligarían a subir y bajar escaleras, incluso bailando.

Ante las cámaras intervino poco en el cine, pero detrás de ellas, en las salas de doblaje, Constantino Romero moduló su voz, a veces de trueno, otras en tono más amable, en un incalculable número de películas, no solo dando presencia hispana a actores extranjeros sino en frecuentes ocasiones también a intérpretes españoles cuya prestancia física no viene acompañada del dominio de la dicción, algo que desgraciadamente no siempre viene unido.

13 Mayo 2013

La Voz

David Trueba

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A menudo mostrar cierta resistencia a la costumbre del doblaje te expone al resentimiento de sus profesionales

A menudo mostrar cierta resistencia a la costumbre del doblaje te expone al resentimiento de sus profesionales. En España gozamos de grandes voces para el doblaje, lo que no significa que la implantación excesiva de esa costumbre sea del todo saludable. De tanto en tanto la comparativa con otros países que exponen a sus ciudadanos a las lenguas ajenas en su televisión y cine nos deja en mal lugar. La desaparición de los cines que proyectan películas subtituladas evidencia que el futuro no va a ser mucho mejor. Son batallas colectivas que se han perdido, sin resistencia, quedan por tanto solo los triunfos individuales, de aquellos que escojan para sí un camino algo diferente al del rebaño.

En la muerte de Constantino Romero no puede dejar de hablarse de las grandes voces. Muchas de ellas crecidas en la edad dorada de la radio, cuando de fondo siempre se escuchaba un transistor. Constantino Romero tenía ese don prodigioso y al final fueron los concursos televisivos los que más se beneficiaron de aquel timbre bajo y resonante, donde cada vez que él proponía una pregunta parecía ser Dios quien te recordaba que El tiempo es oro. En dos funciones de Mario Gas brilló el actor poderoso. En La ópera de los tres peniques y Sweeney Todd, aquel barbero satánico de Fleet Street, que hoy se queda en entrañable perverso de Sondheim al crecer cada año la capacidad del ser humano para agrandar los límites del mal, como en el reciente caso del secuestrador de adolescentes de Cleveland.

Su voz fue también la versión española de Darth Vader, el rey León, de Clint Eastwood, de Schwarzenegger diciendo “Hasta la vista, baby” o el replicante rubio que hablaba de lágrimas en la lluvia en el final de Blade runner. A todos ellos les correspondió ese contrabajo humano donde reconocíamos la autoridad y la fuerza. En la muerte de Constantino Romero desvelamos que su voz estaba detrás de ellos, subiendo el telón para mostrarlo como en Cantando bajo la lluvia. Puede que algún día, cuando les llegue la hora a Schwarzenegger o Rudger Hauer descubramos también sus marcados acentos europeos en el original en inglés y se desvele el secreto de que alguna gente en otros lugares habla otros idiomas