14 julio 2010

Su revista, editada en 14 naciones y distribuida en 100, es la publicación española con más expansión por el mundo

Muere el Director-propietario de la revista ¡HOLA!, Eduardo Sánchez Junco, artífice de la expansión internacional de la publicación

Hechos

El 14 de julio de 2010 falleció D. Eduardo Sánchez Junco, Director de la revista ¡HOLA!.

Lecturas

El 14 de julio de 2010 mure el director propietario de la revista ¡Hola! D. Eduardo Sánchez Junco.

D. Eduardo Sánchez Pérez hijo de D. Eduardo Sánchez Juncó y nieto de D. Antonio Sánchez Gómez, asume el cargo de Director-Propietario de ¡HOLA! siendo la tercera generación.

15 Julio 2010

El fin de una era 'sonrosada'

Carlos García Calvo

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Modernizó/actualizó con gran visión y maestría la revista de sociedad que fundasen sus padres, convirtiéndola en la cabecera de un imperio que se extiende en varios idiomas por los quioscos de tres o cuatro continentes.

Eduardo Sánchez Junco, que falleció ayer en Madrid a los 67 años, supo con mano autoritaria hacer la transición de Carmen Polo de Franco a Carmen Martínez-Bordiú, pasando, entre otras, por Carmen Ordóñez o Carmen Cervera de Thyssen-Bornemisza, ofreciendo a las mujeres que leían ¡Hola! cada semana bajo el secador los latidos del corazón de las celebridades del momento

Logró, además, que su publicación fuese, año tras año, década tras década, la número uno, superando con creces las ventas de sus competidores en el mundo de la prensa sonrosada de este país, aunque de vez en cuando le surgían competidores que le producían fuertes dolores de cabeza. Recuerdo dos en especial: Gala, por la que sentía especial aversión debido a una vieja historia editorial en Francia y OK después. Pero en el fondo no tenía por qué preocuparse ya que las dos desaparecieron de España en poco tiempo, dado que los lectores de ¡Hola! le suelen ser muy fieles y no la cambian por nadie. También la intentó diversificar creando publicaciones como Diva, pero no tuvieron mucho éxito.

Para tener a este público fiel en un sinvivir de suspense, Sánchez Junco inventó algo llamado la exclusiva para deleite de sus lectores, en el que el famoso del momento contaba/revelaba su noviazgo, futuro matrimonio, boda, estado de buena esperanza o luna de miel, suponemos que mediante pingüe pago. Lenguas anabolenas hablaban siempre de las cifras astronómicas -que posiblemente no lo fueran- de lo que habían costado estos jugosos reportajes. Así pudimos seguir palpitantes las love stories de Paulina Rubio y Colate Vallejo-Nágera, Jesulín de Ubrique y María José Campanario, Paloma Cuevas y Enrique Ponce y, suponemos, en breve, los de Rafael Feria y Laura Vecino.

También se sinceraban en exclusiva cambiando una media docena de veces de look toda clase de mujeres adictas a Santa Photoshop. Las había desde las que poseen un pasado histórico -como Isabel Sartorius, que no hace mucho nos abrió las puertas de su corazón- hasta tonadilleras, actrices, mujeres de toreros o las hijas de a las que solía confesar Tico Chao.

Aunque Sánchez Junco supo actualizarse siempre, tenía una marcada debilidad por las épocas más elegantes del pasado. Y, sobre todo, por las mujeres bien vestidas, como su madre, Mercedes Junco Calderón, del gratin palentino, que temporada tras temporada ha confeccionado los modélicos figurines de Alta Costura y prêt-à-porter de ¡Hola!

Sentía, también, una especial predilección por algunas de estas mujeres, entre ellas Naty Abascal, su estilista estrella, capaz de convertir a Carmen Janeiro en Patricia Arquette; Isabel Preysler, Carmen Thyssen-Bornemisza, Paloma Cuevas y, desde hace unos años, la mexicana Genoveva Casanova. Solían copar invariablemente los puestos destacados en las listas de sus mujeres elegantes, codo con codo con royals españolas o extranjeros, algo que a veces rayaba en la monotonía.

Con la desaparición de Sánchez Junco al que siempre recordaremos por su entusiasmo, cariño y constante buen humor, surge la pregunta de si sus herederos sabrán mantener el tono de esta revista que siempre ha mezclado con tanta maestría royals, alta y baja sociedad o showbiz. Esperemos que sí, ya que las sesiones de champú mis-en-plis semanas no serían igual sin ella.

15 Julio 2010

Editor del glamour

Jaime Peñafiel

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Nunca, jamás, hubiera querido escribir este artículo. Veintidós años de mi vida se han ido con Eduardo Sánchez Junco. Los mismos que fui redactor jefe de ¡Hola!, la revista que fundara su padre, Antonio Sánchez Gómez, en Barcelona, el 8 de septiembre de 1944, fecha en la que salió a la calle el primer número.

Eduardo no sólo ha sabido ser el digno continuador de ese milagro editorial de prestigio mundial, tan famoso en el mundo entero como el Real Madrid o como Zara, sino que, gracias a su visión, lo ha engrandecido a nivel periodístico y empresarial. ¡Hola! lo mismo se compra en un centro comercial de Tokio que en el corazón de Hamburgo, en la Regent Street de Londres, en el aeropuerto de Estocolmo, en la calle Florida de Buenos Aires, en Corrientes de México o en la Quinta Avenida de Nueva York, como escribió Luis María Anson. También se lee por suscripción en el Palacio de La Zarzuela de Madrid, en el Amalienborg de Copenhague, en el Real de Estocolmo, en el Palacio de Laeken en Bruselas, en Buckingham en Londres y hasta en El Elíseo en París.

En 1988, cuatro años después de la muerte de su padre, Eduardo se atrevió a lanzar la primera edición en inglés, Hello!. El éxito fue tal que supuso el comienzo de la expansión internacional de ¡Hola!, hasta el extremo de que hoy se edita en 14 países -el último, desde hace sólo unos días, Tailandia-, y se distribuye en 90 de los cinco continentes. Esta obra es exclusiva de un solo hombre, Eduardo Sánchez Junco, cabeza de una empresa familiar donde «se cultiva tanto la disciplina en el trabajo como el sentido de clan», según sus propias palabras. Todos como una piña en torno al espíritu de su fundador, Antonio Sánchez Gómez, y a la dirección de su único hijo y heredero, Eduardo, un palentino como su madre, Mercedes Junco Calderón, quien a sus 90 años sigue al frente no sólo de los números especiales de moda de tanta influencia en el sector, sino también de las páginas semanales. ¡Duro y dramático trance el de sobrevivir, a esa edad, a la muerte de un hijo! Quien esto escribe, bien lo sabe.

Eduardo nació en 1943 en Palencia, ciudad donde se habían casado sus padres. Antonio, su progenitor, se había traslado a la ciudad castellana para dirigir El Diario Palentino. Poco después, toda la familia se marchó a Barcelona, incluido, claro, el pequeño Eduardo -apenas contaba unos meses- porque su padre fue nombrado director de La Prensa. Al mismo tiempo fundó ¡Hola!, con una cabecera que adquirió por 10.000 pesetas, y que no tardaría en revolucionar los quioscos. En la Ciudad Condal, Eduardo estudió el Bachillerato en los Jesuitas de Sarriá.

Tras el enorme éxito nacional que alcanzó ¡Hola! con la boda de Balduino y Fabiola de Bélgica, todos volvieron a hacer las maletas y se trasladaron a Madrid. Allí, Eduardo estudió Ingeniería agrónoma. Al mismo tiempo, se licenció en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense.

El hecho de que cursara las dos carreras tenía un claro fundamento: Retortillo, su magnífica finca, situada entre Burgos y Palencia. «Tengo la suerte de vivir en un lugar de una naturaleza excepcional. Esto me lleva a tener una gran afición por la agricultura. De viernes a domingo, estoy viendo maíces. De verdad, cuando no estoy haciendo ¡Hola!, estoy trabajando en el campo. Me entusiasma», declaraba hace poco. Era Retortillo su refugio de fin de semana, y será también allí donde reposarán sus restos junto a los de su padre, en la bellísima iglesia románica que éste reconstruyó.

Aunque le apasionaba su explotación ganadera -al frente de la que se mantuvo hasta principios de los 80-, Eduardo estudió Periodismo porque sabía que un día tendría que hacerse cargo de la revista, en la que empezó a colaborar muy intensamente antes de finalizar la carrera. Así sucedió en 1984 al fallecer su padre, precisamente de la misma dolencia que ahora se ha llevado a su hijo.

Eduardo se casó con Mamen Pérez Villota. De este matrimonio ejemplar nacerían tres hijos: Carmen, Mercedes y Eduardo jr, el heredero, y quien ahora se hará cargo de las riendas de la publicación.

El síntoma de que el principio del fin podía estar cerca lo destapó La Otra Crónica (LOC) de EL MUNDO el 19 de diciembre del pasado 2009, con un amplio reportaje titulado La tercera generación, lista para el relevo. Días antes, el 11 de diciembre, la Junta General de accionistas de la empresa familiar HOLA, S.A. (integrada por Eduardo, su madre, su esposa y sus dos hijas mayores) nombraba consejero delegado a Eduardo Sánchez Pérez, el benjamín. El cargo llevaba vacante desde 2006, cuando Eduardo dejó sus puestos en el Consejo (era presidente, vicepresidente y consejero delegado). Sin embargo, hasta ese día no se había tomado la decisión de designar un sustituto.

Eduardo Sánchez Junco tenía 67 años. Desde hacía tiempo, sus más allegados eran conscientes de su frágil estado de salud. ¿Se encontraba ya enfermo cuando el año pasado un jurado compuesto por Marcelino Oreja, César Antonio Molina, Antonio Mingote, Santiago Castelo y Raúl del Pozo le concedió el prestigioso premio Luca de Tena, que le entregó el Rey en el transcurso de una cena? Méritos los tenía todos.

Otros premios que recibió son la Medalla de Oro 2006 del Queen Sofía Spanish Institute de Nueva York o el galardón Editor del Año (2001) de la Asociación de Revistas de Información (ARI).

No es frecuente que se den en la misma persona las condiciones que en él se daban, como en su padre, de periodista y propietario. De director y empresario. Y que teniendo esta duplicidad profesional pudiera ser tan honesto y, al mismo tiempo, tener todo el éxito del mundo, triunfando en la vida sin engañar a nadie.

Eduardo se organizaba para que el triunfo no cambiara en nada su vida privada, su vida familiar. Vida pública nunca la quiso. El dinero no le hizo perder el sentido de la realidad que le circundaba y podía hacer suyas las palabras de su padre cuando decía: «El éxito económico tiene para mí mucho menos valor que el éxito periodístico… No me gusta nada que se tergiverse, desvirtuándola, esa autenticidad mía».

Así era también Eduardo Sánchez Junco, ese gran hombre que acaba de morir. Mi pensamiento vuela hoy hacia Mamen, su esposa, hacia sus tres hijos y, sobre todo, hacia su madre, esa mujer que a los 90 años tiene que enterrar a su único hijo.

Eduardo Sánchez Junco, propietario del imperio ¡Hola!, nació en Palencia en 1943 y murió en Madrid el 14 de julio de 2010.

17 Julio 2010

UN CAJÓN CON LADY DI DESNUDA Y OTRAS FOTOS

Emilia Landaluce

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Eduardo Sánchez Junco no se llevó ningún secreto al más allá sino que los dejó en un cajón de la mesa de su despacho en la sede de ¡Hola! En un mundo tan proceloso como es el mercadeo de la prensa rosa son muchos los mitos que adornan la figura del sagaz director de ¡Hola!, pero quizás el más celebre sea el legendario cajón donde Sánchez Junco custodiaba fotos impublicables: Royals en situaciones comprometidas, infidelidades que podrían desembocar en divorcios millonarios, alcurnias pasadas de copas, desnudos… El propio Sánchez Junco confirmaba la veracidad del mito: «Cajón, cajón… Son más bien unos temas, unas carpetas. De todas formas, algunas veces hay más motivos que la propia conveniencia o el interés de un famoso. Puede haber un tema que por el estilo de mi revista no es publicable en ella, pero es importante, es un tema de gran interés, pues eso me lo quedo para que no lo publique otro. Que no somos tan buenos…», afirmó en una entrevista. Aunque él siempre desmintió que utilizase estas imágenes como instrumento de extorsión para conseguir in for maciones. «Muchas veces lo hacía por amistad con el personaje», afirma un conocido. Puede que la foto más cotizada fuera el famoso top less de la princesa Diana de Gales, que Sánchez Junco compró al paparazzi Diego Arrabal en 1994. Según el propio fotógrafo, le pagó «1,2 millones de euros por las fotos y las quemó. El propio Arrabal afirmó a MAGAZINE de ELMUNDO.es que podría haber ganado mucho más pero ¡Hola! «es la revista con más poder del mundo y conviene llevarse bien». Pero ésa no ha sido la única imagen que el siempre conciliador Sánchez Junco desterró al olvido de su cajón. Como cualquier leyenda, el cajón de ¡Hola! tiene una parte de ficción. El año pasado se dijo que la revista había pagado 60.000 euros por retirar del mercado unas instantáneas de la duquesa de Alba, de 83 años, sorprendida cuando mudaba de ropa de civil a biquini. El propio abogado de Cayetana desmintió a La Otra Crónica la existencia de las fotografías.

Un conocido periodista del corazón enumera alguno de los tesoros gráficos presos de la discreción de Sánchez Junco: «Lo último han sido unas fotos de Norma Duval en las que salía poco favorecida. Pero dicen que en el cajón hay fotos de miembros de la Familia Real saliendo de noche con alguna copa de más (España es el único país del mundo que nunca ha sorprendido en este estado a miembros de la Familia Real) o la anatomía regia al descubierto por un traje de baño demasiado revelador. También este año ha guardado algunas fotos que podrían testimoniar el acercamiento de Cayetano Martínez de Irujo y su ex mujer Genoveva Casanova».

Eduardo Sánchez Pérez (34 años), que sucederá a su padre al frente de la prestigiosa cabecera seguirá con esta política de cuidar al personaje. Cuando el pasado año, publicó unas fotos de Cristina Valls y Juan Villalonga, llamó a la joven para informarle. Pero el archivo de ¡Hola! guarda otro secreto nacional: las fotos de los posados de Isabel Preysler previo paso por photoshop.

18 Julio 2010

Convertiste 'Hola' en el gran éxito internacional del periodismo español

Luis María Anson

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Querido Eduardo…

Eras el equilibrio, la mesura, el buen sentido. Eras la amabilidad, la cortesía, las buenas formas. Eras la elegancia espiritual, la discreta caballerosidad, la fidelidad a la palabra dada. Estabas en las antípodas del aspaviento, de la exageración, del amarillismo. Conseguiste el reconocimiento general fuera y dentro de la profesión.

Pusiste siempre el honor de los demás por encima de tus intereses económicos, también de los periodísticos. Era yo director del ABC verdadero y te fui a visitar acompañando a Jesús Aguirre, pues el duque de Alba quería plantearte un asunto especialmente espinoso. Le diste solución certera, a pesar del coste económico que supuso para ti. Casi nadie en la profesión ha actuado con la generosidad y el señorío que te caracterizaron.

Recuerdo el día de la boda de tu hija en tu finca burgalesa. Me llevaste a un rincón de la carpa con Adolfo Suárez para decirnos:

– No sé si acertaré pero me voy a dedicar de lleno a la expansión internacional de Hola. Me gustaría saber qué pensáis.

Te animamos a la aventura. Salvaste todos los himalayas que se interpusieron entre ti y el éxito. Ahora Hola se edita en catorce naciones y se vende en cien. Es la gran estrella internacional del periodismo impreso español. Lo he repetido muchas veces. Al margen del periodismo digital, el único producto periodístico español con auténtica dimensión internacional es Hola. Ni el periodismo impreso, generalista o especializado, ni el periodismo audiovisual ni el periodismo hablado han sido capaces de cruzar las fronteras nacionales. Sólo la agencia Efe y la revista Hola pueden presumir de competir internacionalmente. A los que denostan la prensa rosa, que yo defiendo porque me parece muy difícil hacerla bien, bueno será recordarles que el mayor éxito periodístico internacional español es precisamente una revista del corazón.

Tu madre, que es la inteligencia y el buen sentido, supo organizar una dinastía para dar solidez y continuidad a la revista. Es una constante en el periodismo internacional. Así ocurrió en el Times londinense, en el New York Times, en Le Figaro, en La Nación de Buenos Aires, en El Comercio de Chile o de Perú, en El Tiempo de Bogotá, en el ABC de Madrid o en La Vanguardia de Barcelona. Tus padres crearon Hola, tu engrandeciste la revista, tus hijos le darán continuidad.

Puedes estar satisfecho, querido Eduardo, ahora que, demasiado joven, has cruzado la incierta penumbra del más allá. Tu gran obra periodística está consolidada y tiene asegurada la permanencia. Nos dejas consternados a los que fui-mos tus amigos, a los que admiramos tu hombría de bien, tu inalterada serenidad, el pasmo de tu éxito sostenido. Contigo se va una época, toda una época, a la que yo pertenezco. Por eso te digo al terminar éstas líneas públicas: «Hasta pronto, querido Eduardo, hasta pronto».

Luis María Anson

26 Diciembre 2010

Eduardo Sánchez Junco

Mamen, Mercedes y Eduardo Sánchez Pérez

Artículo de los tres hijos de Eduardo Sánchez Junco

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Eduardo Sánchez Junco fue el creador de un nuevo concepto de revista de éxito mundial, un luchador incansable y un padre excepcional.

Nació en Palencia el 26 de abril e 1943. De su padre, Antonio Sánchez Gómez, heredó el vitalismo rondeño; de su madre, Mercedes Junco Calderón, la lucha y la perseverancia castellanas; de los dos recibió el legado de continuar con la revista ¡Hola!, que ambos habían creado en Barcelona, sólo un año después de que él naciera, en 1944.

Su infancia transcurrió en la Barcelona de los años 40 y 50, y siempre habló maravillosamente de aquellos tiempos, recordando su colegio San Ignacio, de los jesuitas de Sarriá, y aquellos amigos de pupitre que nunca perdió; su casa de la calle Muntaner, y sus excursiones junto a sus padres a la Costa Brava. Pero lo que más le emocionaba eran sus viajes a sus raíces palentinas, a Retortillo, sus veranos en el campo, agostado y caluroso. Allí siempre se sintió muy cerca de la naturaleza. El nido del águila real, las perdices, el aullido del lobo eran sus vivencias y obsesiones.

En 1962 se trasladó a Madrid con sus padres e hizo la carrera de ingeniero agrónomo, «por si acaso el negocio editorial no era muy duradero». Se instalaron en el edificio de la calle Miguel Ángel donde empezaron con una pequeña redacción en el primer piso y donde todavía hoy se encuentran las oficinas de la revista. Terminó su carrera -le apasionaba el campo, su gran afición-, pero, poco a poco, su verdadera pasión, la editorial, salió a relucir y ya no hubo quien le parase.

Había visto a «la revistilla» nacer y convertirse en parte de la familia. Había sido testigo de cómo sus padres ponían en ella todo su esfuerzo e ilusión y cuando, en 1984, nos dejó nuestro abuelo Antonio, él no sólo la continuó, sino que la ensanchó y revolucionó, consiguiendo éxito y reconocimiento mundiales. El primero de ellos fue conquistar los corazones de Gran Bretaña lanzando con éxito Hello! en 1988. Hoy en día el título se extiende por todo el mundo, se edita en 18 países, en 10 idiomas y con una cantidad de lectores cercana a los 15 millones semanales, probablemente la revista más leída del mundo.

Muchas veces se nos ha preguntado cuál es la fórmula del éxito de ¡Hola!, y lo único que podemos decir es que nuestro padre era capaz de trasladar magistralmente su arrolladora manera de ser a la revista. Una persona que daba el máximo en todo lo que hacía, siempre alegre, generoso, ilusionado, un hombre de principios que nunca tuvo enemigos, porque vivió honestamente, sin dobleces, con una inmensa facilidad para perdonar.

Mucha gente coincide en destacar su capacidad para dedicarse a los demás como si cada uno fuera la persona más importante del mundo. Tenía amigos por todas partes, de todo tipo, muchos y muy buenos. Todos ellos nos han transmitido muchas vivencias, comentarios, sentimientos inolvidables. A todos les dejó algo de su genial personalidad. Era carismático.

Eduardo Sánchez Junco era un hombre de familia que transmitía los mejores valores humanos. Fue más que un hijo para su madre, siempre a su lado y pensando en lo mejor para ella. A nosotros, sus hijos, Mamen, Mercedes y Eduardo, y a mi madre, Mamen, nos daba siempre sus mejores momentos, sentíamos que nos necesitaba casi tanto como nosotros le necesitábamos a él. Siempre éramos su prioridad, nos llevaba a todas partes. Un maestro, un amigo, un padre maravilloso.

En lo profesional, un gigante del periodismo, respetado y querido, pero, sobre todo, un hombre de palabra. Con él no era necesario redactar contratos, manejaba la revista como su vida; con honradez y rectitud. Era un ser humano de enorme sensibilidad hacia las cosas que importaban a las personas.

Además, era un trabajador incansable. A la hora que fuera del día o de la noche estaba siempre dispuesto a recibir a las agencias, a no perderse ninguna noticia importante, a salir el primero, a no decepcionar al lector, a aumentar las páginas si hacía falta. Le gustaban los retos, era muy valiente y transmitía una seguridad enorme en todas sus decisiones.

Nos ha dejado un vacío enorme y una memoria rebosante de todo lo que hizo.

Qué suerte tuvimos de conocerle.

Editor, 67 años. Nació en Palencia, creció en Barcelona, la ciudad donde sus padres fundaron el semanario del corazón ¡Hola! y llegó a Madrid en 1962. Pese a haber estudiado para ingeniero agrónomo y seguir enamorado del campo hasta su último día, en 1984, a la muerte de su padre, se hizo cargo de la revista. Primero la llevó a Gran Bretaña con notable éxito, y luego a todo el mundo. Hoy ¡Hola! tiene casi 15 millones de lectores en l8 países y 10 idiomas.