26 octubre 2010

Muere Francisco Pérez González ‘Pancho’, histórico socio de Jesús Polanco para levantar la editorial Santillana y el Grupo PRISA

Hechos

EL 26 de octubre de 2010 el diario EL PAÍS informó del fallecimiento de D. Francisco Pérez González ‘Pancho’

26 Octubre 2010

Francisco Pérez González, español de pro

Pedro Crespo de Lara

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Era uno de los que Goethe decía: «Aquel que se esfuerza sin cesar hasta el cansancio, con él podemos contar». Con él se contó para toda empresa noble que le cuadraba. Descanse en paz quien tanto trabajó hasta el final de su vida, y todos llamaban Pancho; señal de su especial carácter. Tuvo en común con los grandes de la Transición, siendo uno de ellos, las notas de talento, generosidad, altura de miras, esfuerzo ilusionado, a prueba de dificultades, voluntad inquebrantable de superación.

Fue socio de Jesús de Polanco, con quien realizó empresas de alto vuelo como la Editorial Santillana, implantada en España y en la casi totalidad de los países americanos; como PRISA, editora de EL PAÍS, periódico que por su excelencia se instaló entre los grandes del mundo y entre ellos sigue ejercitando el genio periodístico; amén de la SER y otros medios de comunicación, que con tanto éxito contribuyeron a que fructificara en la sociedad española el espíritu del tiempo nuevo y su vertebración con Europa.

Este cántabro nacido en Buenos Aires, e indiano a su manera, de la raza de los Valdecilla y Comillas, es uno de los españoles que más han hecho para estrechar relaciones con los países hermanos de Hispanoamérica. Dotado de poderosa energía, calzaba sus botas de siete leguas y recorría América de cabo a rabo, de continuo, haciendo su trabajo como embajador de los libros y de la amistad, de lo que obtuvo resultados óptimos. Tenía el don de hacer amigos y de conservarlos mediante el servicio afectuoso y constante. Amaba a su familia, dedicando a todos -mujer, hijos, nietos y próximos- cuidadosa y diaria atención. Admirando tal virtud, yo le decía: «Pancho, ¿por qué no me prohíjas?».

Tuvo un gran poder social y lo ejerció con prudencia y discreción. Pancho fue discreto en todas sus manifestaciones y, en particular, en sociedad. Evitó, siempre que pudo, el foco de las candilejas y los primeros planos. Recibió altos reconocimientos y grandes cruces, y rechazó otros honores que se le ofrecieron. Soy testigo. Como cántabro de pro, sabiéndolo y saboreándolo, participaba en los acontecimientos de su querida Cantabria, donde tendrá larga memoria su figura prócer, acogedora como la sombra de los poderosos robles del bosque próximo a su casona de Barcenillas, allí donde se celebraban «los cocidos de Pancho» en el verano, primero, en las espaciosas habitaciones de la casa, desde el portal a las troneras, luego, bajo amplia carpa, en el prado contiguo; allí donde queda instalada, en mansión hidalga, su Fundación para Estudios Hispanoamericanos.

Me place imaginar a Pancho, reencontrado con Polanco en la otra orilla, sus bizarras hazañas recordando: «Que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero»; y concluir estas líneas a modo de brindis festivo por tan ínclita pareja al rosicler de la mañana.

26 Octubre 2010

Pancho, amigo y empresario

Juan E. Iranzo

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En España, tradicionalmente, han escaseado los buenos empresarios hasta hace poco tiempo y el «espíritu emprendedor» no ha sido, precisamente, uno de los dones de nuestro carácter. Pues bien, Pancho Pérez fue una excepción. Ha sido un ejemplo de tantos empresarios que trabajaron con intensa vocación y trascendieron con creces el ámbito económico para llegar al interés por el proyecto humano, cultural y social en que se va transformando la empresa de toda una vida, en este caso, la empresa editorial.

Encarnó de un modo genuino lo que entendemos por espíritu empresarial, como el deseo de creación de algo perdurable, de trato y de colaboración. Cofundador con Jesús de Polanco de la editorial Santillana, desarrolló su actividad incluso en momentos en que las circunstancias culturales, políticas o económicas en España no eran especialmente propicias.

Desde sus comienzos en Santander, su ciudad de adopción, en la librería Hispano Argentina no ha hecho más que crear y potenciar proyectos empresariales, impulsando la cultura, sobre todo en español.

Asimismo, desempeñó un papel institucional fundamental en la Agrupación Nacional de Libreros, en la Federación de Gremios de Editores de España y en el Gremio de Editores de Madrid.

Pancho comprendió que el mercado era el mundo, especialmente el iberoamericano, a todos los efectos, aprovechando las posibilidades del mercado global para mejorar su posición competitiva y optimizar los resultados de sus inversiones y de los diferentes procesos. Fruto de esta lógica fueron las colaboraciones temporales o permanentes entre las empresas que dirigió y las operaciones corporativas que impulsó, encaminadas a conseguir el tamaño y la capacidad adecuados para participar a escala internacional.

En los años recientes hemos asistido a una permanente expansión de las empresas españolas en los mercados mundiales, con un éxito indudable, que viene a desmontar por partida doble esa ancestral desconfianza en nuestra capacidad para emprender y liderar proyectos empresariales. Pancho fue un adelantado, acompañado además por la pasión y el entusiasmo por todo lo que acometía. Formaba desde hace años un tándem imbatible e inseparable con Rosa Bernal, gran decoradora y empresaria, que nos honraron con su amistad y nos enriquecieron con su inteligencia.

Se nos ha ido el gran empresario, el magnífico amigo, pero nos quedará siempre su obra, tanto en la Fundación Barcenillas, a la que dedicó muchos esfuerzos y entusiasmos, situándola en el pueblo de sus antepasados y donde descansará definitivamente; como sus empresas, de las que nos hemos beneficiado el conjunto de sociedad.

Pero, sobre todo, permanecerá dentro de todos sus amigos su ilusión e inteligencia, con las que nos impregnó a los que tuvimos el privilegio de compartir largas tertulias, tanto en tierra como en el mar, y de recibir sus consejos. Gracias, Pancho.