22 junio 2012

El gobierno argentina le expropió Aerolíneas Argentina

Muere Gonzalo Pascual Arias, fundador de Viajes Marsans y socio de Díaz Ferrán, que elude así la catarata de procesos judiciales que se agolpaban en su contra

Hechos

Fue noticia el 22 de junio de 2012.

Lecturas

Lágrimas conciliadoras y palabras sinceras. «Se ha ido nuestro tercer amigo», reconocía, emocionado, Gerardo Díaz Ferrán a José Antonio Segurado ante el cuerpo sin vida de Gonzalo Pascual. El gobernador, como lo llamaban sus dos allegados, falleció en la madrugada del jueves de un infarto al corazón, en los brazos de Gelos, su querida esposa. Unos extraños ronquidos despertaron a María Ángeles que, sin dudarlo un segundo, echó mano del teléfono para avisar a sus hijos. El Samur acudió de inmediato, pero nadie pudo salvarlo. El corazón de Gonzalo había dejado de latir.

Las malas lenguas aseguraban que su socio no acudiría al sepelio. Pero allí estuvo él, Gerardo, con toda su familia, al completo, para estar con su socio. Hace un par de días conversaron por teléfono para limar las asperezas que los negocios habían gestado entre ambos. «Fue un mano a mano con Gonzalo», confesó Gerardo a José Antonio, nada más verle en el tanatorio.

Rencillas aparte, el corazón de Gonzalo unió, de nuevo, al gobernador, al archimandrita (Gerardo) y al presidente (José Antonio), los tres amigos de toda la vida. «Recuerdo el día que lo conocí, allá en 1978, con ese chaquetón de cuero y esa enorme pasión que siempre ha tenido por los negocios», cuenta el presidente de este trío. Y es que la vida de Don Gonzalo Pascual, como le siguen llamando los que se cruzaban con él en los pasillos de la patronal de empresarios madrileña, no se puede ver sin una empresa a su lado. Del mismo modo que el turismo español no se puede analizar sin contar con la figura de este aventurero de los negocios.

El empresario, «con mayúsculas», como lo define su hijo Ignacio, arrancó con tan sólo 22 años, cuando fundó su primera compañía mercantil dedicada a la importación y la exportación. Tres años después fundó Trapsa, empresa de autobuses madrileña y primera piedra de lo que, cuatro décadas más tarde, se convertiría en el primer imperio turístico de España, el Grupo Marsans. Eso sí, siempre junto a su inseparable socio (y amigo) Gerardo.

En 1971, Pascual comenzó a hacer sus pinitos como representante empresarial del sector del transporte. Primero, fue elegido presidente del grupo urbano de viajeros de Madrid, donde permaneció hasta 1978. Ese año se convirtió en presidente de la Asociación Provincial de Transportes Colectivos Urbanos y Líneas de Viajeros madrileña y, desde entonces, no abandonó al sector.

Llegó a ser vicepresidente de la patronal madrilena y de Asintra, la Federación Española Empresarial de Transporte de Viajeros. Fue consejero de Fasa Renault, miembro del comité ejecutivo de Ifema -el recinto ferial de Madrid- y vocal de la Cámara de Comercio madrileña. El broche de oro lo puso con su vicepresidencia en la CEOE, acompañando a su socio Díaz Ferrán, que ocupó el cargo de presidente.

«Fue un luchador generoso hasta el extremo, pensando en hacer cosas nuevas todos los días», cuenta su hijo Ignacio, con el que compartió más de un negocio. «Era un machaque permanente, con un corazón que no le cabía en el pecho… hasta que le estalló». Gonzalo fue galardonado con la Medalla de Plata al Mérito Turístico, en 1989, y con la Medalla de Oro, en 1996, por el mismo motivo. Atrás dejó empresas como Viajes Marsans, Trapsatur, Travel Bus, Publibus, Spanair, Aerolíneas Argentinas, Air Comet o Pullmantur. Por desgracia, la crisis económica derrumbó en 11 meses su imperio, obligó a echar el cierre a casi todas sus empresas y destapó un agujero sin precedentes en el grupo turístico más señero de España.

Es inevitable recordar el 18 de diciembre de 2009, cuando un juez paralizó la venta de billetes de Air Comet y la aerolínea tuvo que cerrar; el 10 de junio de 2010, cuando Pascual y su socio Díaz Ferrán vendieron Marsans; el 3 de agosto de ese mismo año, cuando un juez embargó sus propiedades por las deudas de Air Comet; o el pasado mes de marzo, cuando ambos tuvieron que comparecer ante la Audiencia Nacional por un presunto delito de estafa y apropiación indebida.

Gonzalo y Gerardo se echaron a su espalda un contrato millonario de compra de aviones para ampliar las flotas de Aerolíneas Argentinas, Spanair y Air Comet. El problema es que no contaron con la expropiación de la compañía argentina por el país austral, que hundió su proyecto aeronáutico y les obligó a descapitalizar el resto de las empresas del grupo para poder mantener el negocio aéreo y responder así a los acuerdos de financiación de aquel contrato.

Hace poco más de 20 días, José María, uno de los tres hijos varones de Gonzalo -tiene también una hija, «su niña favorita», como confiesa un amigo de la familia- contrajo matrimonio. Apenas 12 horas antes de fallecer, el orgulloso padre compartió comida con su hijo y su nuera, que acababan de regresar de su luna de miel. «He visto a mucha gente que se ha ido a esquiar a las estrellas, y Gonzalo es uno de ellos», dice su amigo José Antonio, el presidente del trío. Qué Dios lo tenga en su gloria.