3 octubre 2007

Acusan a Jiménez Losantos de cobrar de ‘El Pocero’ en ESTRELLA DIGITAL (Pablo Sebastián) y PERIODISTA DIGITAL (Enrique de Diego)

Hechos

El 3.10.2007 el periodista D. Pablo Sebastián publicó en su diario, ESTRELLA DIGITAL, un artículo crítico hacia D. Federico Jiménez Losantos titulado FEDERICO, CUENTA LO DEL POCERO.

Lecturas

Según D. Pablo Sebastián y D. Enrique de Diego (ex colaboradores del Sr. Jiménez Losantos), su ex compañero se había visto beneficiado por dinero del constructor de Seseña D. Francisco Hernando ‘El Pocero’ para crear Libertad Digital y Libertad Digital TV.

03 Octubre 2007

FEDERICO, CUENTA LO DEL POCERO

Pablo Sebastián Bueno

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Antes de acudir al psiquiatra —que ya le toca otra vez—, Federico, cuenta lo del Pocero. Cuenta con pelos y señales las reuniones que mantuviste con Eduardo Zaplana y Paco Hernando, el Pocero de Seseña, el emblemático empresario del pelotazo del ladrillo en cercanos desiertos de Madrid, y diles a los oyentes de la COPE si es verdad que te ha metido tres millones de euros —cerca de quinientos millones de las antiguas pesetas— en tus negocios de Libertad Digital.

Cuenta todo eso Federico, gran mandril, predicador de la catástrofe, que estás utilizando el discurso de la España que se hunde para forrarte el bolsillo, exhibiendo el garrote vil de la COPE, y pasando el cazo a los ricos del ladrillo que son amigos de tus compinches del PP, y a ciertos presidentes autonómicos con Esperanza Aguirre a la cabeza. Cuenta, Jiménez Losantos, que tu socio y accionista, el Pocero, es uno de los amigos del Rey al que todos los días pones a parir, ¿o no has visto las fotos en los aviones, los barcos, las fiestas y recepciones? Cuéntalo, Federico, y explica que Zaplana condecoró al Pocero y di quiénes fueron y cómo los que favorecieron al Pocero para levantar el monstruo de Seseña.

Y si es cierto que Zaplana veraneaba en su yate Clara, con gasóleo gratis total y con toda su banda de amigotes, los chicos de Altea. Deja en paz, Federico —y no te olvides de lo del psiquiatra—, a las víctimas del terrorismo, que utilizas de una manera infame en contra del Rey o del alcalde Gallardón, o a las familias que sufren el acoso cultural y político del nacionalismo en Cataluña y el País Vasco, porque todo eso es un truco tuyo para que no te quiten el micrófono de fanático insultador de todo y de todos. Porque ya sabemos que tu campaña contra el Rey es para que, si un día los obispos se cansan de tu impostura de falso patriota, puedas decir que el monarca fue quien te cortó la libertad de expresión, o de agresión.

Cuenta lo del Pocero, Federico, y de paso lo de tus negocios sucios sobre la base del tráfico de influencias con ciertos dirigentes del PP como Zaplana, Acebes y Aguirre, a los que sobas el lomo mientras se lo crujes a otros con el garrote de la COPE, mojado en agua bendita. Cuenta, por ejemplo, cómo y por qué te dio Esperanza Aguirre cuatro licencias de televisión digital en un concurso con un pestilente olor a prevaricación y tráfico de influencias, y quién llamó a los banqueros para los avales millonarios de todas esas concesiones. ¿Acaso fue la propia Aguirre, la liberticida del Diario de la Noche de Germán?, o su compañero de póquer y socio tuyo, el otro talibán, el tal Alberto Recarte, miembro del “Club Liberal o te lincho”? Por cierto, ¿tu psiquiatra es también del Club? Y, de paso, Federico, diles a los oyentes de la COPE si es cierto que Acebes y Zaplana han hecho otras gestiones en comunidades gobernadas por el PP, Valencia, Murcia, etc., a fin de conseguirte más concesiones de televisión digital (y si estás a la espera de otras licencias de radio a pachas con Pedro J.) ¿Cuántas licencias has trincado, pillín, regaladas por políticos del PP? ¿Cuántos avales? ¿Quién los paga y en qué condiciones? ¿Dónde están las cuentas claras de ese tinglado que huele a tráfico de influencias y pestilente corrupción? No te empeñes, Federico, ni España se rompe, ni el Estado se derrumba, ni el Rey va a abdicar, por más que registres la historia negra de los borbones, en vez de registrar la de la Conferencia Episcopal, desde la Inquisición, la evangelización americana y cruzada franquista con el Caudillo bajo palio, hasta las negociaciones con ETA en el santuario de Loyola, y puede que en la presencia de algún prelado que ha podido hasta guardar las actas de esta última negociación en el Vaticano, como otros intervinieron en los tiempos de Aznar. De todo esto no dices ni pío, mandril de la mañana.  Cuéntalo todo y deja de hacerte el predicador patriota para forrarte el riñón, o hacer de sicario de Aguirre contra Gallardón, previo cobro de licencias y de otros muchos regalos en publicidad y toda clase de ayudas y gestiones.

Y cuéntales a los oyentes de la COPE tu ronda de visitas a los presidentes autonómicos del PP pidiendo licencias y ayudas, mientras blandes ante sus narices el garrote de la COPE, o me das o te doy. Y luego te callas lo de la corrupción del golfo Porto en la Comunidad de Madrid, y denuncias que los gobiernos de este o de aquel partido han favorecido a varios editores, afines al PSOE o al PP, un modelo que has copiado en plan trincón que te hace cómplice de un gran tráfico de influencias políticas, malversación de los fondos públicos, prevaricación y corrupción.

Pero ¿cómo te atreves a dar lecciones a nadie, ni a registrar el pasado de otros, tú que has adorado a Lenin, Stalin y Mao? ¿No te ha dicho ya tu psiquiatra que no mires hacia atrás? Federico, gran mandril —o mandil de mandilón— de la mañana, cuéntanos todo lo del Pocero y lo de Zaplana, y explícales a los que tanto esperan del PP que tú, en verdad, lo que quieres es que se estrelle Rajoy y que Zapatero siga otros cuatro años en el poder. A ver si así hacen a Aguirre, tu protectora, la líder del PP y te sigue forrando el riñón. Explica a los del PP que tú estás en contra de Rato y Gallardón porque sabes que ganarían de calle a Zapatero y que tú juegas al “contra peor España, mejor para mí”. Y no hables de libertad de expresión tú que prendiste fuego —con tu compinche Luis Herrero, otro trincón colocado en Bruselas por Aznar— a la “biblioteca plural” de Antonio Herrero que a su muerte juraste preservar, para llenar los programas de la COPE de fanáticos sin el menor pluralismo o diversidad. Cuenta lo del Pocero, Federico, y lo de Aguirre, Acebes y Zaplana, y deja de hacer el indio neofascista.

Y deja en paz a España, deja de manosear la dignidad de las víctimas del terror o del nacionalismo como pantalla para justificar tu infame sermón y para tapar el zurrón de los ruinosos negocios amparados por ciertos sectores del PP, porque para ti eso de competir en el libre mercado es, seguramente, otra idiotez. Federico, trinconcete, háblanos del Pocero. ¿Cuánto dinero te dio? Y confiesa de una vez que eres un enano infiltrado por Zapatero en el equipo de Rajoy, porque tu discurso venal y neofascista le quita los votos al PP y se los regala al PSOE. Y no te olvides —no dirás que no te lo recordé— de acudir a la cita del psiquiatra porque vas de mal en peor, pero antes cuéntanos lo del Pocero, ¿Cuánta pasta te dio?

18 Octubre 2007

La secta losantiana

Enrique de Diego

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La revelación de que Francisco Hernando ‘El Pocero’ está detrás del chiringuito mediático de Losantos ha vuelto a mostrar el inquietante clima de secta que rodea al personaje. Si por sus frutos los conoceréis, en cuanto a sus seguidores abunda una exhuberancia garrula y mostrenca que se caracteriza por el insulto inmediato, la ausencia de reflexión, la abjuración del raciocinio y la exhibición patética de doble moral, en niveles que se mueven entre la estupidez y el protototalitarismo. ‘Los nuestros’ tienen bula para hacer lo que consideren oportuno por la causa, incluso mentir –cosa que Losantos ha hecho hasta el hastío en torno al 11 M, sin, al parecer, importarle que hubiera 192 muertos y miles de heridos-, e incluso están dispuestos a considerar legítima la corrupción.

No es que el caso en cuestión lo sea en términos penales, pero la menestra de periodistas, políticos y empresarios no puede por menos que resultar escandalosa a cualquier mentalidad regeneracionista. Si se utilizan las mismas armas para luchar contra el adversario, se supone que el adversario ha dejado de ser tal, pues simplemente ha pasado a ser el ejemplo a imitar. Vamos, que no estamos ante regeneración alguna, sino ante el puro negocio. Como las veces que la COPE del okupa losantinom del émulo pllanquito, repartía pegatinas en las manifestaciones de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, para convertir las marchas contra ETA y la negociación en manifestaciones a favor de la COPE…quizás para que le renovaran el contrato a Losantos y al compulsivo erudito Vidal.

Se supone que en el acanallado mundo de los medios de comunicación lo que hay que hacer es liberalizar y acabar con el sistema de concesiones administrativas, pero resulta que Losantos ha visto el chollo y a lo que aspira –con Acebes y Zaplana de presuntos conseguidores, o tempora, o mores- es a instalarse en las cloacas sistema y a conseguir el mayor número de concesiones posible. Legítimo, pero no da para ir de salvador de la patria, sino de yuppie ansioso de poder.

A estas alturas es imprescindible que el PP aclare si está al servicio de los intereses de Losantos. O si sólo lo están Zaplana y Acebes.

No deja de ser curiosa esa clá que jalea al gurú, concediéndole que chapotee en aguas cenagosas y se conceda a sí mismo como moral lo que él fustiga como inmoral en los demás. Porque si Pepiño Blanco se hubiera reunido con ‘El Pocero’ para darle dinero a Sopena, la secta losantiana lo vería –con razón- fatal.

La cuestión es que toda aquella ampliación de capitales de Libertad Digital –en caída libre, en el blog de Del Pino, date el piro, me dicen, que andan cuatro ‘visires’ escribiendo a troche y moche para que no se note la desbandada de seguidores del fabulador- sugiere una gran mentira, en la que los minoritarios van de pardillos y al final quien está detrás es ‘El Pocero’. Liberalismo egipcio, puro y duro.

Faltaría que el liberalismo español hubiera devenido en el ridículo de tener como objetivo fundamental llevar agua a la macrourbanización de Seseña o vender sus pisos –están casi todos a la venta, por cierto- o favorecer los viajes en avión privado de algunos políticos o darle más medallas a ‘El Pocero’ que a Fidel Castro.

Las claves de la secta losantiana son su falta de discurso, su naufragio mercantilista, su propensión a la purga estalinista, su obsesión por el baneo y la persecución civil, su utilización de lo que sea –incluidas las víctimas- y, sobre todo, su falta de ética.

Nada menos liberal que esa ambientación sectaria, que está produciendo vejaciones y daños morales con el estrambótico episodio de la conspiranoia sobre el 11 M. No sabemos, por ejemplo, a estas horas, qué papel ocupa ‘El Pocero’ en la teoría de la conspiración. O Alberto Recarte. Por de pronto, parecen haberse acallado los gritos histéricos e histriónicos de Losantos clamando “¡hay que soltarlos a todos!”, referido a los islamistas.

La secta losantiana es patética pero el gurú no va desnudo. Parece tener bien pertrechada la faltriquera por ‘El Pocero’. Con el dinero de otros hacen fiesta los devotos. Y los devotos de la secta, ¿qué es lo que ganan en todo esto? Porque lo de Losantos está claro y crudo.