24 abril 2024

Pedro Sánchez anuncia públicamente que se plantea dimitir como presidente del Gobierno para renunciar a ello a los cinco días

Hechos

  • El 24 de abril de 2024 el presidente del Gobierno D. Pedro Sánchez Pérez Castejón hizo público un comunicado en el que decía que el 29 de abril de 2024 informaría de si dimitía de su cargo.

24 Abril 2024

Carta a la ciudadanía:

Pedro Sánchez

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No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta. Sin embargo, la gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar ni opinión. Le agradezco, por tanto, que tome un poco de su tiempo para leer estas líneas.

Como ya sabrá, y si no le informo, un juzgado de Madrid ha abierto diligencias previas contra mi mujer, Begoña Gómez, a petición de una organización ultraderechista llamada Manos Limpias, para investigar unos supuestos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios.

Por lo que parece, el juez llamará a declarar a los responsables de dos cabeceras digitales que han venido publicando sobre este asunto. En mi opinión, son medios de marcada orientación derechista y ultraderechista. Como es lógico, Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes.

En efecto, la denuncia de Manos Limpias se basa en supuestas informaciones de esa constelación de cabeceras ultraconservadoras arriba referida. Subrayo lo de supuestas informaciones porque, tras su publicación, hemos ido desmintiendo las falsedades vertidas al tiempo que Begoña ha emprendido acciones legales para que esos mismos digitales rectifiquen lo que, sostenemos, son informaciones espurias.

Esta estrategia de acoso y derribo lleva meses perpetrándose. Por tanto, no me sorprende la sobreactuación del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal. En este atropello tan grave como burdo, ambos son colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista y la organización Manos Limpias. De hecho, fue el Sr. Feijóo quien denunció el caso ante la Oficina de Conflicto de Intereses pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público.

La denuncia fue archivada doblemente por dicho organismo, cuyos funcionarios fueron descalificados posteriormente por la dirigencia del PP y de Vox. Seguidamente, instrumentalizaron su mayoría conservadora en el Senado, impulsaron una comisión de investigación para, según dicen, esclarecer los hechos relacionados con este asunto. Como es lógico faltaba la judicialización del caso. Es el paso que acaban de dar.

En resumen, se trata de una operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire, para intentar hacerme desfallecer en lo político y en lo personal atacando a mi esposa.

No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa. Como soy también plenamente consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que represento: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática.

Esta lucha comenzó hace años. Primero, con la defensa que hicimos de la autonomía política de la organización que mejor representa a la España progresista, el Partido Socialista. Pugna que ganamos. Segundo, tras la moción de censura y las sucesivas victorias electorales de 2019, el sostenido intento de deslegitimación del gobierno de coalición progresista al calor del ignominioso grito de ‘que te vote Txapote’. Tampoco pudieron quebrarnos.

El último episodio fueron las elecciones generales del 23 de julio de 2023. El pueblo español votó mayoritariamente por el avance, permitiendo la reedición de un gobierno de coalición progresista, en contra del gobierno de coalición del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal que auguraban las baterías mediáticas y demoscópicas conservadoras.

La democracia habló, pero la derecha y la ultraderecha, nuevamente, no aceptaron el resultado electoral. Fueron conscientes de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal.

Sin ningún rubor, el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal, y los intereses que a ellos les mueven, han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano Umberto Eco, llamó “la máquina del fango”. Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas.

Esta es mi lectura de la situación que vive nuestro querido país: una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas, y que están dispuestos a esparcir fango con tal de: primero, tapar sus palmarios escándalos de corrupción y su inacción ante los mismos; segundo, esconder su total ausencia de proyecto político más allá del insulto y la desinformación; y tercero, valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario político. Se trata de una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que se extiende a lo largo y ancho de las principales democracias occidentales, y a las que, le garantizo, responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación.

Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también.

Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor. A pesar de la caricatura que la derecha y la ultraderecha política y mediática han tratado de hacer de mí, nunca he tenido apego al cargo. Sí lo tengo al deber, al compromiso político y al servicio público. Yo no paso por los cargos, hago valer la legitimidad de esas altas responsabilidades para transformar y hacer avanzar al país que quiero.

Todo ello me lleva a decirle que seguiré trabajando, pero que cancelaré mi agenda pública unos días para poder reflexionar y decidir qué camino tomar. El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación y daré a conocer mi decisión.

Gracias por su tiempo. Atentamente,

Pedro Sánchez

24 Abril 2024

La penúltima mentira de Pedro Sánchez

VozPopuli (Director: Francisco Rosell)

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Sánchez no se irá, no abandonará nunca el cargo. El dramatismo de esta misiva no es más que la escenificación de una estrategia diseñada en Moncloa para transformar una realidad de insuperable culpabilización en una especie de gran mártir por la democracia

«Necesito parar y reflexionar». Pedro Sánchez, en una decisión tan inédita como sorprendente, hizo pública este miércoles una carta a la ciudadanía en la que anuncia que cancela su agenda hasta el próximo lunes cuando desvelará si continúa o no al frente del Ejecutivo. La iniciativa del presidente se concreta horas después de conocerse que un juzgado de Madrid ha abierto diligencias contra su esposa por posible tráfico de influencias y corrupción en los negocios.

No cabe valorar esta decisión presidencial más que una colosal añagaza para alimentar una imagen de víctima frente a lo que califica de ‘la máquina del fango’ puesta en marcha por Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, a los que menciona por sus nombres y los enrola en un movimiento internacional de la derecha y la ultraderecha contra las fuerzas del progreso. El presidente del Gobierno de una democracia avanzada debería haber comparecido esta misma mañana ante la nación y ofrecido explicaciones sobre el sinnúmero de episodios de corrupción que le rodean, a él y a su entorno familiar, empezando por su esposa y siguiendo por su propio hermano, como ha venido desvelando Vozpópuli, amén de su Gobierno y su partido, cuyas expresiones más lacerantes, como el caso Koldo y las mascarillas, se dilucidan estos días tanto en el ámbito político -las comisiones de Congreso y Senado- como en el judicial.

Con su lacrimosa misiva, en la que no esquiva siquiera algunos pasajes de melodrama sentimental, Sánchez pretende presentarse como un héroe hostigado por las fuerzas reaccionarias, objeto de una campaña de persecución que no está dispuesto a soportar. Habla incluso de plantearse su renuncia, algo que, dado su trayectoria y su personalidad, nadie puede llegar a creerse. Es una maniobra más del gran falsario de la política que está conduciendo al país hacia una situación imposible, un horizonte incompatible con la permanencia del Estado de Derecho y la defensa de la Constitución.

Sánchez no se irá, no abandonará nunca el cargo. Su pirueta lastimera no pretende más que retirar el foco del caudal creciente de episodios delictivos que le rodean y que, tarde o temprano, le sepultarán. El dramatismo de esta misiva no es más que la escenificación de una estrategia diseñada en Moncloa para transformar una realidad de insuperable culpabilización en una especie de gran mártir por la democracia. Una trampa más del líder socialista, una descomunal trola del gran embustero que se ve forzado a aumentar la dimensión de mentiras conforme crece la montaña de sus clamorosas infamias.

Las fuerzas de la oposición deben exigir ahora todo tipo de explicaciones sobre los episodios que sacuden a la Moncloa, en lugar de mirar ingenuamente hacia otro lado, como hasta ahora ha ocurrido. Urgen una reacción de firmeza cívica y de fortaleza ética para poner coto a este estado de cosas. Es hora de plantar cara al tramposo y desenmascararlo ante una nación fatigada y aturdida, después de su penúltima mentira de ayer.

25 Abril 2024

Menos ataques y más explicaciones

Álvaro Nieto

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«La mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo. Y en el caso de Begoña Gómez se ha incurrido en conductas al menos poco estéticas»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este miércoles 24 de abril que se toma cinco días de reflexión para decidir si dimite. Lo hace, según dice en una inusual «carta a la ciudadanía», por los ataques que está recibiendo su mujer, Begoña Gómez, por parte de «la derecha y la ultraderecha».

Sánchez inicia esa reflexión el mismo día que un juzgado de Madrid ha decidido abrir diligencias previas contra su mujer por los presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias, a raíz de una denuncia presentada por una asociación denominada Manos Limpias recogiendo diversas informaciones periodísticas en las que se detalla cómo Gómez habría intermediado para que algunas empresas obtuvieran contratos y ayudas del Gobierno presidido por su marido.

El ‘caso Gómez’ deriva directamente del ‘caso Koldo’, que tiene que ver con la trama de corrupción que operaba en torno al Ministerio de Transportes durante la etapa de José Luis Ábalos y que terminó con la detención de 20 personas el pasado 21 de febrero. Seis días más tarde de esa operación policial, el martes 27 de febrero, THE OBJECTIVE abría su edición a toda plana con la exclusiva de que la ‘trama Koldo’ no sólo se habría lucrado con la venta de mascarillas, sino que trabajó para Air Europa ayudándole en diversas gestiones con el Gobierno.

Aquella noticia dio pie al día siguiente a que diversos medios, que también estaban sobre las mismas pistas que THE OBJECTIVE, apuntasen directamente a Gómez como intermediaria fundamental entre Air Europa y el Gobierno. De hecho, han quedado acreditadas diversas reuniones de la esposa del presidente con la cúpula de Globalia, matriz de Air Europa, justo mientras esta empresa negociaba su rescate público con el Ejecutivo. Como desveló THE OBJECTIVE, las ayudas, subvenciones, avales y rescates recibidos por todas las empresas dependientes de Globalia durante los años 2020 y 2021 ascendieron a 1.100 millones de euros.

El caso de Globalia-Air Europa es el más llamativo en el que está involucrada Gómez, pues se trata de la empresa más beneficiada teóricamente por sus gestiones. Y conviene recordar que Air Europa llegó a patrocinar diversas actividades académicas de Gómez y que existen numerosas pruebas fotográficas de las relaciones entre los dirigentes de esta compañía y la esposa del presidente mientras se negociaba su rescate. Rescate que fue aprobado de forma exprés en Consejo de Ministros sin que el presidente del Gobierno se abstuviera de participar en la reunión a pesar de que la empresa mantenía vínculos evidentes con su mujer.

Luego supimos que Gómez montó un máster en la Universidad Complutense con la ayuda del empresario Carlos Barrabés, para quien hizo varias gestiones ante diversos ministerios. Llegó a firmar de su puño y letra dos cartas de recomendación avalando una de las empresas de Barrabés, tal y como publicó ‘El Confidencial’. Con posterioridad, THE OBJECTIVE ha desvelado por ejemplo cómo Gómez organizó una reunión en Moncloa para que Barrabés le explicara al presidente del Gobierno una ‘app’ sobre cómo gestionar los fondos europeos.

En total, y según la información recopilada por THE OBJECTIVE, al menos once ministerios y alguna empresa pública como Correos han hecho gestiones o han tenido que ver con las actividades privadas de la esposa del presidente del Gobierno. ¿Constituyen estas intermediaciones un delito? Eso lo tendrá que dilucidar la Justicia. En THE OBJECTIVE nunca le hemos atribuido delito alguno, simplemente hemos puesto en conocimiento de los lectores informaciones que nos parecían relevantes porque entendíamos que se podía estar cruzando una línea roja.

Begoña Gómez no tiene ningún cargo público y no desempeña ningún papel institucional. Por tanto, debería llevar una vida privada completamente desvinculada de las actividades que desarrolle el Gobierno y no debería interferir en su toma de decisiones. Con las noticias publicadas hasta ahora, es evidente que no ha actuado con pulcritud. Ya veremos si debe ser procesada por ello, pues no estamos aún en esa fase, pero no conviene olvidar que, aparte de las responsabilidades jurídicas, existe algo que se llama responsabilidades políticas. Es decir, no hace falta haber cometido un delito para haber incurrido en una actuación reprobable. Dicho de otro modo, la mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo. Y en este caso a todas luces se ha incurrido en conductas al menos poco estéticas dada la alta responsabilidad que desempeña su marido.

Desde que empezamos a publicar esta historia dos o tres aguerridos medios de comunicación, no hemos escuchado ni una sola explicación pública por parte de Gómez o Sánchez. Y resulta que la primera reacción formal del presidente del Gobierno ha sido una «carta a la ciudadanía» plagada de virulentos ataques a la prensa y a la oposición. Es una pena que Sánchez haya desaprovechado la ocasión para explicar algunas de las informaciones publicadas, pero confiemos en que tras su reflexión sí que lo haga. Aún hay tiempo.

Mientras tanto, les dejo aquí debajo las 25 exclusivas publicadas por este periódico en relación a la esposa del presidente del Gobierno. Están ordenadas en orden cronológico de publicación desde el día 27 de febrero hasta hoy. Ahí tienen los titulares que llevaban cada una de las noticias y si alguna les interesa, pueden pinchar sobre ellos para leerlas.

De las 25 exclusivas publicadas por THE OBJECTIVE durante este tiempo, solo hay una que ha sido desmentida oficialmente por Gómez. En mitad de todo el fragor de informaciones sobre ella, y tras haber desvelado en primicia que había creado una empresa en noviembre pasado, publicamos una noticia con este titular: «El Gobierno oculta el importe de una subvención a nombre de Begoña Gómez». En esa nota decíamos que el Ejecutivo había concedido una subvención a una persona con ese nombre y que los datos de la ayuda permanecían ocultos en el portal oficial donde se suelen ofrecer este tipo de informaciones. Al contrario de lo que algunos medios han pretendido hacer creer, en nuestra noticia en ningún momento atribuimos la subvención a la esposa del presidente, puesto que incluso dimos el dato de que hay otras cuatro personas con su mismo nombre en España que también podían ser las beneficiarias. Simplemente nos limitamos a contar lo excepcional de que una subvención con ese nombre permaneciese con los datos ‘capados’ en una página web oficial, justo en mitad de toda la polémica sobre Begoña Gómez. La esposa del presidente se acogió a su derecho de réplica y nos envió un pequeño texto negando que ella hubiera recibido subvención alguna. Y, por supuesto, lo publicamos, faltaría más.

A raíz de aquella noticia, se ha intentado desacreditar todo nuestro trabajo al grito de «bulo». Y este miércoles se ha intensificado la campaña porque la asociación que ha presentado la denuncia contra Gómez ante el juzgado 41 de Madrid ha incluido entre sus recortes de prensa precisamente esa historia de la subvención. Que la torpeza de los denunciantes no nos impida ver el bosque: aquí tienen las otras 24 noticias publicadas por este periódico en relación a Begoña Gómez, ninguna de las cuales ha sido desmentida hasta hoy:

La trama de Koldo hizo negocios para Air Europa en presencia de Ábalos

Una foto vincula a un cabecilla del ‘caso Koldo’ con la cúpula de Air Europa antes de su rescate

El Gobierno lleva tres años ocultando el detalle del rescate de Air Europa impulsado por Ábalos

El rescate de Air Europa en el que medió la trama salpica a Montero, Calviño y Ribera

Un informe del ministerio de Ábalos fue clave para aprobar el rescate de la SEPI a Air Europa

El Gobierno dio a Globalia, Air Europa y Avoris 1.100 millones en avales, créditos y ayudas

Air Europa montó una filial para estrechar lazos con la mujer de Sánchez antes de la covid

El Gobierno rescató a Air Europa a través de una sociedad que incumplía los requisitos

La esposa de Sánchez gestionó con Globalia importar mascarillas justo antes de su rescate

Hidalgo se reunió con Begoña Gómez en 2019 para que el Gobierno le ayudase con una deuda

Air Europa pactó dar 40.000 euros al Africa Center de Begoña Gómez el año de su rescate

Globalia se deshizo de una deuda de 700.000 euros tras solicitar la ayuda de Begoña Gómez

Globalia reunió en Fitur 2020 a Begoña Gómez, Ábalos, la RFEF y otros vinculados a Koldo

El Gobierno contrató con dos firmas avaladas por Gómez pese a carecer de plan de igualdad

Begoña Gómez acudió a una reunión en Rusia con ministros africanos como «primera dama»

Begoña Gómez creó en noviembre una empresa para asesorar en sostenibilidad

Begoña Gómez acudió a la sede de la OMT a pedir «colaboración» con el centro que dirigía

Industria autorizó la marca de Begoña Gómez tras habérsela denegado seis meses antes

Begoña Gómez montó una cita entre Barrabés y Sánchez para hablar de los fondos europeos

La empresa pública Correos pagó por enviar alumnos al máster de Begoña Gómez

Industria dio una ayuda de 10 millones a una de las empresas avaladas por Begoña Gómez

El máster de Begoña Gómez usa como gancho comercial empresas que niegan ser sus clientes

Industria contrató a Barrabés para promocionar a Begoña Gómez: «Orden de Moncloa»

Al menos 11 ministerios se han involucrado en las actividades privadas de Begoña Gómez

FIN

25 Abril 2024

El límite de Sánchez

EL PAÍS (Directora: Pepa Bueno)

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El presidente del Gobierno se plantea dimitir por el acoso a su esposa de las derechas, que han conseguido judicializar el caso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, denunció este miércoles una campaña de acoso y derribo de la derecha y la ultraderecha contra él a través de su esposa, Begoña Gómez, basada en mentiras difundidas por algunos medios de comunicación y amplificadas por denuncias falsas en los tribunales de un pseudosindicato ultra, Manos Limpias, habituado a presentar querellas contra el Gobierno o el PSOE que siempre acaban archivadas.

Después de conocer que un juez había admitido a trámite la última denuncia de Manos Limpias y abierto diligencias contra su esposa por un supuesto delito de tráfico de influencias, el presidente dirigió una carta a la ciudadanía que publicó en su cuenta de X anunciando que se toma unos días para reflexionar sobre su futuro y responder a la pregunta de si debe “continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor”. Ha cancelado su agenda pública hasta el próximo lunes, 29 de abril.

Por las exhaustivas investigaciones que ha realizado este periódico, no parece que haya una sola prueba de que las actividades de Begoña Gómez incurran en lo que la jurisprudencia del Tribunal Supremo considera un delito de tráfico de influencias. En los dos casos que el Partido Popular viene denunciando desde hace varios meses basándose en informaciones de los citados medios no se aportan indicios de que las actividades de Gómez y sus relaciones profesionales hayan influido de ningún modo en las ayudas concedidas a determinadas empresas privadas.

La trayectoria política de Pedro Sánchez se ha caracterizado por su capacidad de resistir a los peores contratiempos y por su querencia a los golpes de efecto para superar todas las crisis, desde que accedió por primera vez a la secretaría general del PSOE hasta ayer mismo. Este anuncio parece más motivado por un impulso emocional —el daño a su mujer— que por un movimiento táctico que busque llamar la atención de los progresistas sobre el peligroso lodazal en el que se desarrolla la vida pública y tomar impulso ante el momento de intensidad política que vive España, donde se celebrarán dos elecciones muy importantes antes del verano. Lo único constatado es que ni sus más estrechos colaboradores sabían en la tarde de ayer semejante movimiento del jefe del Ejecutivo, que comunicará el próximo lunes si continúa al frente del Gobierno o dimite.

Su reflexión abre un debate sobre los límites de la lucha partidista por el poder, sobre la existencia de mecanismos suficientes en el poder judicial para evitar las sospechas de lawfare —utilización política de los tribunales— que se ciernen sobre determinados jueces que pretenden ejercer desde sus juzgados el poder legislativo o ejecutivo que no tienen, y sobre los efectos perversos de la desinformación dedicada a la destrucción personal.

La suma de recortes de pseudoprensa que el juez ha admitido a trámite en la denuncia incluye un bulo que atribuía una subvención a la esposa del presidente y que, en realidad, se adjudicó a una empresaria cántabra que también se llama Begoña Gómez. La indefensión que provocan estos libelos, organizaciones como Manos Limpias y jueces que, como mínimo, se precipitan al admitir semejante basura como indicio, afecta a los derechos de todos los ciudadanos españoles. Ese sitio de internet tuvo que aclarar varios días después, cuando el bulo atronaba, que no se trataba de la mujer de Pedro Sánchez.

La lectura de toda la denuncia de Manos Limpias mantiene idéntico nivel. Es un relato cargado de juicios de valor sin fundamento y basado en recortes de informaciones aparecidas en medios digitales con noticias, en muchos casos, inexactas, y en otros, directamente falsas. Con esos mimbres, un juez ha decidido abrir la investigación por tráfico de influencias.

El clima público tóxico que vive España desde que las urnas no arrojaron el pasado 23 de julio el resultado que las encuestas preveían, y Sánchez consiguió su investidura a cambio de la ley de amnistía para los encausados del procés, se ha traducido en ataques desde la derecha y la ultraderecha en los que se le atribuyen delitos graves; acosos a las sedes socialistas y a los domicilios de políticos de este partido y filibusterismo parlamentario que desgasta las instituciones y desvía la atención sobre los retos reales a los que se enfrenta España.

La gota que ha colmado el vaso ha sido la apertura de la investigación judicial a su mujer, objeto de toda clase de difamaciones en las redes sociales desde hace años. El presidente Sánchez se pregunta si merece la pena seguir en esas condiciones al frente del Ejecutivo. Y lo hace en una carta en la que incluye reflexiones personales, un formato inédito en esta democracia y que provocó este miércoles un desconcierto absoluto. Se trata de una especie de moción de confianza personal ante la ciudadanía con un cierto aire plebiscitario.

Estos cuatro días de reflexión anunciados por Sánchez serán días de incertidumbre en un país europeo con una economía robusta y cada vez mayor peso en la escena internacional, pero necesitado también de una regeneración ética del discurso público, de sus órganos de justicia y de sus medios de comunicación.

25 Abril 2024

Un presidente débil echa un pulso sentimental a la sociedad

EL MUNDO (Director: Joaquín Manso)

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EL PRESIDENTE ha realizado un movimiento de alto voltaje con el que echa un pulso sentimental a la sociedad española, la sume en la incertidumbre y agita la división entre ciudadanos característica de su estilo de gobierno. Pedro Sánchez anunció ayer que cancela cinco días su agenda y que comparecerá el lunes para desvelar si sigue en el cargo o renuncia, presentándose como víctima de una conspiración político-mediática de cariz derechista contra su mujer y contra él, después de que un juzgado haya abierto diligencias para investigar a Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios. «Soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que so-bre ella esparcen día sí y día también», afirma en la carta que difundió personalmente en las redes.

El golpe de mano del presidente es un síntoma de debilidad política evidente. A las puertas de las elecciones catalanas y europeas, Sánchez alude a los supuestos «ataques sin precedentes» de una «constelación» ultraconservadora para esconder la auténtica excepcionalidad: la de un dirigente que perdió en las urnas, que carece de mayoría parlamentaria para gobernar y que ha decidido conservar el poder edificando un «muro» y haciendo que la gobernabilidad dependa de partidos extremistas. Pero su giro tampoco es inocuo en el plano internacional. El presidente se postula ante el mundo como un político íntimamente destrozado por la «derecha» y la «ultraderecha» citadas 14 veces, cuando la realidad es que, por ahora, el principal partido de la oposición sólo ha pedido explicaciones al presidente. Y ayer fue el propio Sánchez quien introdujo el asunto en la sesión de control al Gobierno en el Congreso.

La excusa para este movimiento son las informaciones periodísticas sobre la actividad laboral de su mujer que han derivado en la apertura de una investigación judicial. En su denuncia, la plataforma Manos Limpias recoge dos cuestiones. Por un lado, su relación con el empresario Carlos Barrabés, que logró contratos de la Administración Central con el apoyo expre-so de Begoña Gómez. La esposa de Sánchez co-dirige además un máster en la Universidad Com-plutense impulsado precisamente por Barrabés. En segundo lugar, la denuncia señala los lazos de Gómez con el grupo Globalia, patrocinador de su carrera en el Africa Center del Instituto de Em-presa que ella dirigía, y que obtuvo del Gobierno el aval para rescatar a su aerolínea, Air Europa, con más de 600 millones de fondos públicos.

Lo conocido hasta ahora sobre el caso de Begoña Gómez exige que el presidente dé explicaciones. Sumir al país en la interinidad y en una polarización tan intensa, además de una evidente táctica populista, es una grave irresponsabilidad. Ejercer dignamente la política no consiste en someter a los ciudadanos a un juego de excepcionalidad permanente.

30 Abril 2024

Sánchez después de Sánchez

EL PAÍS (Directora: Pepa Bueno)

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El presidente del Gobierno anuncia que sigue en su puesto, pero debe concretar y consensuar su plan de regeneración democrática

Pedro Sánchez desveló ayer su decisión de seguir como presidente del Gobierno y puso fin a uno de los episodios más desconcertantes de la vida política española reciente. Fue el desenlace de una reflexión de cinco días comprensible desde el punto de vista humano —un presidente tiene derecho a quebrarse emocionalmente, suspender su agenda pública y reflexionar sobre su propia dimisión—, pero hacerla pública sometió a la sociedad a un estrés político que terminó ayer con un discurso de ocho minutos en el que devolvió a España a la senda de la estabilidad en un momento crucial para el país —con las elecciones autonómicas en Cataluña la semana que viene— y para toda Europa, que acude a las urnas la primera semana de junio.

La hipotética dimisión del presidente del Gobierno abocaba a España, en el mejor de los casos, a otro largo período de conversaciones, investiduras, parálisis y quizás pérdida de peso y oportunidades en las negociaciones que la Unión Europea abrirá para el reparto del poder tras esos comicios. Y todo ello con un Ejecutivo que prácticamente había empezado a andar hace solo cinco meses.

Se impuso la responsabilidad del presidente, que había considerado seriamente la posibilidad de dimitir, y la noticia fue recibida con alivio por los socialistas y por sus socios en el Congreso de los Diputados, aunque con acritud por los independentistas catalanes, eclipsados en plena campaña. La mayoría parlamentaria que le puso al frente del Gobierno sigue ahí. Por su parte, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, no anunció una moción de censura, lo que demuestra, a su vez, que no dispone de una mayoría para intentarlo. Las urnas hablaron el pasado 23 de julio.

Sánchez volvió a sorprender —como ha hecho durante toda su trayectoria política— con un giro de guion sobre el que fue muy poco explícito ayer. Un episodio del calado como el que ha protagonizado no puede, sin embargo, resolverse con una mera declaración de continuidad, en una comparecencia sin preguntas de la prensa ni con un compromiso genérico de trabajar por la “regeneración de nuestra democracia”. Estos cinco días de abril van a precisar de más explicación. Por un lado, porque ha hecho vivir al país un desconcierto extraordinario. Por otro, porque el acoso a su familia y concretamente a su esposa, el detonante de su reflexión, no va a parar. De hecho, no ha parado estos días: el viernes la organización ultracatólica Hazte Oír se sumó al pseudosindicato de ultraderecha Manos Limpias en una denuncia basada en recortes de prensa, bulos incluidos.

Así que hemos de pensar que el compromiso de Pedro Sánchez incluye un plan de acción que debe explicarse y sustanciarse en sede parlamentaria. Si ese plan supone una novedad relevante en la agenda de la legislatura, entonces sí cobraría sentido que el presidente se sometiera a la cuestión de confianza en el Congreso para buscar el impulso y el mayor consenso posible, incluso más allá de sus apoyos habituales, dado que buscar soluciones tanto para la desinformación como para la judicialización de la política puede suponer rozar pilares fundamentales de nuestro Estado de derecho. Y para ello hacen falta amplios consensos que en estos momentos no se vislumbran. Parece imposible, pero debe intentarlo. Aunque conduzcan a la melancolía las reiteradas apelaciones a las zonas templadas de los votantes conservadores, seguramente tan espantados como el resto por el clima tóxico de nuestra vida pública.

Con sus cinco días de encierro en La Moncloa, Pedro Sánchez ha conseguido abrir un debate sobre el modo en que la legítima rivalidad ideológica puede llegar a sobrepasar todos los límites éticos y terminar utilizando como arma arrojadiza cualquier bulo que corre por las redes sociales. El presidente del Gobierno debe llamar al líder de la oposición y que cada cual asuma su responsabilidad por intentar, o no, reconducir la peligrosa grieta social que cada día se ensancha un poco más en España. Núñez Feijóo respondió ayer a la noticia de que el presidente continúa en su puesto con el habitual discurso tremendista y descalificador, pero quien lidera el proceso es Sánchez y a él corresponde tomar la iniciativa.

Dejar fuera de esa reflexión a medio país no conduciría más que a sugerir, peligrosamente, que el otro medio tiene el monopolio de la democracia. El Gobierno más que nadie ha sufrido el tono apocalíptico de quienes ven interesadamente en el curso normal del Estado de derecho —con la tramitación de la ley de amnistía como mayor ejemplo— síntomas de estado de excepción: con continuas referencias a una ilusoria quiebra de la Constitución o de la democracia liberal cada vez que el Congreso de los Diputados toma mayoritariamente una medida que no agrada a las derechas españolas.

Liderar un intento serio de regeneración pasa por evitar la tentación de defenderse con los mismos métodos. También por dejar de lado la ola emocional y el empacho de moralinas en los que se ha embarcado la política en España últimamente para volver a las instituciones y hacer política. Y recoser así las costuras de un país metido en un formidable embrollo político, judicial y mediático.

30 Abril 2024

Del muro a la «limpieza» de los contrapoderes

EL MUNDO (Director: Joaquín Manso)

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EL PULSO sentimental que Pedro Sánchez echó el miércoles a la sociedad y a su propio partido culminó ayer como una irresponsable operación política para su propio relanzamiento en la que ha sacrificado el mínimo respeto a las instituciones, incluido el jefe del Estado. Tras sumir cinco días al país en el desconcierto, el presidente sorprendió anunciando que sigue en su cargo y lanzando la inquietante promesa de un «punto y aparte». Con su intervención sobreactuada, Sánchez ha levantado un palmo más su muro entre españoles al abrir paso a una ofensiva para «limpiar» España de los elementos que considera antidemocráticos: los contrapoderes que le fiscalizan. Una ofensiva que pretende concretar en los próximos días con medidas en el ámbito judicial y en el de los medios de comunicación.

La narrativa construida por Sánchez está basada en falsedades. Ni él es el primer presidente criticado ni son inciertas la gran mayoría de las informaciones publicadas sobre las relaciones de su mujer con empresas que percibieron fondos públicos del Gobierno. Pero su discurso no solo se nutre de la mentira, sino que engendra un peligro cierto. Consagrando la importación de las estrategias del populismo latinoamericano, el presidente reclama una «regeneración democrática» sobre la premisa de que la democracia es él. Se trata de un evidente intento de intimidación a la Justicia y a la prensa no afín, a las que enmarca en una delirante conspiración de «la derecha y la ultraderecha».

El enésimo giro de Sánchez ha desatado todo tipo de teorías sobre si no dimitir era el desenlace que orquestó desde el principio con su «carta a la ciudadanía». Pero eso importa poco. Lo relevante del último capítulo de esta inmensa impostura es lo que ha ocurrido ya y lo que puede ocurrir.

Feijóo acierta al decir que España sale dañada. No sólo en su credibilidad internacional, con esa amenaza de dimisión de cinco días exenta de cualquier control democrático, una fórmula ostensiblemente populista y ajena a los usos de la política occidental. Sobre todo se ha quebrado la línea de institucionalidad sobre la que Sánchez aún caminaba. Su deber como presidente ha quedado aparcado en nombre del declarado amor a su mujer, figura que él mismo ha acabado empleando como un arma política más. En su operación netamente iliberal ha utilizado incluso al Rey, anunciándole primero su posible dimisión y reuniéndose con él en Zarzuela este lunes para comunicarle lo contrario.

Internamente, y tras humillar a su partido, Sánchez sí ha logrado el cierre de filas del PSOE en torno a su figura, con una unanimidad impropia de una formación democrática. Tras un Comité Federal entregado a la exaltación de su líder carismático e incluso de su esposa, el PSOE ha dado el paso definitivo desde un partido sistémico a un movimiento asambleario. La proyección de Begoña Gómez como encarnación del bien vincula también al presidente con las formas más inquietantes del peronismo. Conviene insistir en que en un Estado de Derecho las noticias, pesquisas o críticas políticas a la familia del jefe del Gobierno tienen su cauce, y ese no es el frentismo.

Sobre los fines buscados, Sánchez ha logrado cambiar el foco del debate: ya no son la amnistía ni las cesiones a Junts y ERC, sino su autoproclamada condición de «víctima». Un discurso emocional desplegado en un momento de debilidad, cuando el Gobierno inicia la legislatura incapaz de aprobar presupuestos ni legislar, y con dos elecciones a las puertas, las catalanas del 12 de mayo y las europeas del 9 de junio, que el presidente transforma ahora en puramente plebiscitarias.

El tiempo dirá si esta estrategia le sonríe. Por ahora parece claro que, redoblando su recurso al llamado combate contra «las derechas» a las que identifica falazmente con el bando sublevado en la Guerra Civil, pretende galvanizar todo el espacio a su izquierda, fortaleciéndose como la cabeza de su mayoría disolvente. Como el líder incuestionable del «somos más» o del «9 a 1» con el que leyó los resultados de los comicios vascos, Bildu incluido. Se abre, en todo caso, una incierta etapa política todavía más convulsa, y con serios interrogantes. ¿Qué medidas harán falta para defender su «muro»?

En algo tiene razón el presidente: la vida pública está degradada, pero el máximo catalizador de esa degradación es él. Ayer se concedió a sí mismo la extraña oportunidad de dar un paso a un lado. Su huida hacia delante difícil-mente pivotará en torno a los valores que el país necesita: entendimiento, concordia, institucionalidad, pluralismo y respeto. Lo importante ahora es que los ciudadanos conserven la calma y también la firme determinación de resistir cívicamente ante quien los quiere irremediablemente enfrentados.

En algo tiene razón el presidente: la vida pública está degradada, pero el máximo catalizador de esa degradación es él