18 octubre 1982

El que fuera 'cerebro' de los GRAPO hasta los secuetros de Oriol y Villaescusa considera ahora que "la dictadura del GRAPO sería peor que la de Franco"

Pío Moa rompe con los GRAPO y se declara arrepentido del terrorismo: «Ha sido un terrible error absurdo y sangriento»

Hechos

El 18.10.1982 desde la clandestinidad Pío Moa concedió su primera entrevista tras abandonar el GRAPO a la revista CAMBIO16.

Lecturas

La entrevista íntegra:

HABLA EL CEREBRO DEL GRAPO

La policía le busca para encerrarle y sus antiguos camaradas del GRAPO le han amenazado de muerte. Por eso, desde el año 1968 en que fundó la OMLE (Organización Marxista Leninista de España), PÍO MOA Rodríguez, treinta y tres años, vigués, periodista y uno de los grandes cerebros más privilegiados que tuvo el GRAPO hasta poco después de los secuestros de Oriol y Villaescusa, vive en la clandestinidad ocultándose de unos y de otros.

Es hoy uno de los principales críticos de Marx y Stalin. Considera su etapa al frente del GRAPO ‘un siniestro error’ y espera poder volver a vivir algún día como una persona normal. Ha concedido a esta revista la primera entrevista de su vida.

GRAPO, PCE (R) ¿Qué hay detrás de estas dos siglas?

PÍO MOA – Cuando se formó el Grupo Revolucionario Primero de Octubre la idea era que fuera el embrión de un ejército revolucionario y que tuviera cierta autonomía. Una especie de rama armada de un frente antifascista. Pero ese proyecto inicial no prosperó. Allí no entraba más gente que la del erre, y el GRAPO no ha pasado del terrorismo. Entonces uno y otro eran la misma cosa. El partido es el aparato político que justifica al grupo, su correa de transmisión. Sus dirigentes, la comisión política, estaba compuesta por las mismas personas. Yo hacía del responsable de propaganda.

RAFAEL CID – …Un grupo terrorista.

PÍO MOA – Sí. Y no tiene posibilidades de ser otra cosa. La vertiente política o militar de un grupo terrorista es siempre secundaria. El PCE (R) en sus comienzos era un grupo maoísta furibundo. Consideraba a la Unión Soviética como su principal enemigo, al nivel de la Alemania nazi. Y de repente, un año después de mi salida, sobre el 78, se pasó al os rusos. Esto podía interpretarse como que han existido relaciones entre ambos. Pero lo dudo. No creo que un grupo como el GRAPO ofrezca seguridades a la KGB. Aunque les viene bien que exista y que esté ahí, no creo que existan relaciones directas. Pero pudieran llegar a existir. ¿Por qué? Porque es un factor de disgregación en una sociedad enemiga… que está entrando en la OTAN. Además, la tendencia en los últimos años es la ruptura de la distensión y un enfrentamiento cada vez más violento entre los bloques.

RAFAEL CID – Parece un viraje ideológico muy brusco.

PÍO MOA – Desde luego, el cambio fue rarísimo. Es como si el PCE se hace falangista y se sigue llamando comunista. Pero a los rusos no puede convencerles una organización cuyo comité central cae en bloque de golpe. Además sería un escándalo que internacionalmente se supiera. No les conviene eso. De existir algo, más bien partiría de los propios dirigentes del PCE-R. Ellos han estado apoyando al maoísmo, y el maoísmo se ha hundido por completo teórica y prácticamente. Pasaron luego al lado de Deng Xiao Ping, que fue precisamente el enterrador del maoísmo. Pero es evidente que éste no pensaba favorecer bajo ningún concepto a un grupo que estaba saboteando a países amigos…, los chinos son partidarios de la OTAN… Nuevo error. Y queda la Unión Soviética. El cálculo racional que existe en algunos de los dirigentes más espabilados del GRAPO es que, como la tendencia general apunta hacia una mayor ruptura entre los bloques llegará un momento en que pueden jugar un papel de apoyo a los rusos.

RAFAEL CID – No hay relaciones probadas con intereses extraños. Los contactos con las embajadas del Este son rutinarios. Pero el GRAPO pone bombas en claves de la transición democrática. Asesina a militares progresistas. ¿Quién manipula a los grapos?

PÍO MOA – No se puede acusar a un grupo de atacar a los demócratas cuando precisamente ese mismo grupo piensa que son todo lo contrario. El GRAPO ha matado a gente de todo tipo, porque para ellos todos son lo mismo, fascistas disfrazados. De todas formas, hay que distinguir dos etapas: antes y después del secuestro de Oriol Esta última época es más histérica, más alevosa, más mezquina. Después de lo de Oriol, el GRAPO quedó en una situación muy precaria, casi desmantelado. Y eso debió favorecer las infiltraciones, porque hasta entonces no hubo ninguna.

Las muertes servían para demostrar que no había pasado nada, que se seguía, como fe de vida. Yo he estado allí y sé lo que hubo. ¿Favorece a la derecha? Cierto. Pero no porque íntimamente ellos lo deseen. Afirmar eso sería caer en la misma deducción que ellos hacen de los demócratas: aunque sean buenas personas, están limpiando la cara a los fascistas. Lo único que se puede decir es que políticamente sus acciones favorecen a la ultraderecha.

RAFAEL CID – Una de las características fundamentales del GRAPO es su crueldad. Que sea capaz de las más esantosas matanzas, como el atentado cometido contra la cafetería California 47, que, al parecer, lleva la marca de los grapos.

PÍO MOA – Aquello sucedió con posterioridad a mi salida. Pero creo que entra dentro de lo posible que lo hayan hecho ellos. Es algo bastante común entre los radicales.  Mientras en Italia las matanzas más indiscriminadas las ha hecho la derecha, aquí ha sido la izquierda, ETA, y posiblemente el GRAPO en el caso de California. Normalmente, los grupos de la izquierda tienen cuidado para aparecer como defensores del pueblo y no tocarle. Peor a veces se les escapa la mano, como en el caso de la cafetería Rolando y en la campaña veraniega de los polis-milis, poniendo bombas en estaciones de ferrocarril. Mi opinión personal es que la concepción ideológica de la izquierda lleva directamente ahí, y que si no lo hacen es simplemente por razones políticas. El mesianismo es igual a derecha e izquierda. En la concepción de la izquierda las masas sólo son comparsas. Los dirigentes son conscientes de que sus prédicas no tienen demasiado efecto entre las masas y lo justifican diciendo que están alienadas. Desde el momento en que consideran que no son dueños de sí mismas intentan convencerles de que necesitan un guía y que ese pastor son ellos.

RAFAEL CID – Una de las rarezas del GRAPO es que pasó del atentado personal e indiscriminatorio a las acciones espectaculares tipo secuestro de Oriol, la llamada Operación Cromo. ¿Por qué?

PÍO MOA – Cuando se hizo la Operación Cromo el GRAPO llevaba un año de vida y tenía gente curtida. El asalto al polvorín de La Reigosa, donde se robaron 800 kilos de goma 2 fue con diferencia la mayor acción en su género de las hasta entonces realizadas en España por grupos amados. Había armas, dinero y se pensó que el Gobierno claudicaría. Oriol no sólo era un alto cargo del Régimen, presidente del Consejo de Estado, sino además el representante de la familia oligárquica por excelencia. Parecía claro que el sistema no aguantaría el reto y aceptaría nuestras condiciones: la libertad de Oriol por la de un grupo de presos políticos con altas condenas y partidarios de la lucha armada. Íbamos a cambiar un ‘cromo’, Oriol, por muchos.

RAFAEL CID – Pero aparece la sospecha: el secuestro se produce en unos momentos en que los españoles van a despedirse del franquismo, votando el referéndum para la reforma política. ¿No es raro?

PÍO MOA – Al contrario. A nuestro entender, el referéndum era el camino directo para maquillar el régimen fascista, consulta a la que, por cierto, la mayoría de los partidos de la Platajunta se oponía. Luego el GRAPO no hacía sino llevar hasta sus ´ltimas ocnsecuencias esa oposición. Era poner en evidencia la reforma y conseguir la libertad de los presos demostrando al mismo tiempo que la única manera de conseguir cosas era mediante acciones armadas. Pero nuestros esquemas fallaron: el Estado no sólo no claudicó, sino que incluso arrostró la posibilidad de la muerte de Oriol. Esto produjo diferencias entre los miembros de la comisión política. Pérez, el secretario general del PCE-R, al tercer día dijo que había que soltarlo, que el objetivo propagandístico se había alcanzado ya. Pero se encontró con una oposición rotunda porque se pensaba que liberarlo en aquellos momentos serviría para alimentar los rumores sobre la manipulación del GRAPO. Que se trataba de la extrema derecha. Que era un puro cuento. Que lo habíamos cogido para fastidiar las elecciones y, como no lo habíamos logrado, los soltábamos. ¡Cómo íbamos a matar a nuestro jefe!

RAFAEL CID – Y entonces nuevamente va el GRAPO y sorprende a todos secuestrando también a Villaescusa.

PÍO MOA – En realidad, lo que se decidió fue seguir presionando y aprovechar para hacer propaganda a través de comunicados y entrevistas en la prensa. Se quería un militar para forzar la negociación. En eso seguíamos la táctica de los tupamaros, con algunos de los cuales, exiliados en Europa, había conectado Francisco Javier Eizaguirre, Ares, el responsable de las relaciones internacionales. Y, como tampoco salió, se pensó en una tercera persona: Fraga. Consideramos que con el máximo representante de la derecha en la ‘cárcel del pueblo’ nos cargaríamos las elecciones del 15 de junio. Pero ya fue tarde. Vino la caída.

RAFAEL CID – ¿Cómo fue el desenlace? ¿Qué falló?

PÍO MOA – Fue por culpa de los vehículos. Llegó un momento en que la policía se dio cuenta que los coches eran el punto débil. No sólo se robaban vehículos, sino que además se cogía documentación y matrícula de otros de la misma marca y modelo. De esta forma a no ser que comprobaran el número del motor, era muy difícil que, incluso durante un control de carreteras, el coche despertara sospechas. Pero la acumulación de denuncias sobre este tipo de robos puso a la policía sobre la pista. Primero detectaron un coche, y a través de su ocupante, un piso. Allí detuvieron a un militante del PCE-R y tendieron una emboscada para capturar a otro, pero consiguió escapar y avisó a la gente. A partir de ese momento se cambiaron los pisos que se habían utilizado y se separó a Oriol de Villaescusa.

Fueron allí, abrieron con la llave y sorprendieron a Abelardo Collazo, que lo menos que podía esperar es que se presentara la policía con la llave en la mano. Se debió de quedar patidifuso. Y, como existían rencillas entre Cerdán y Collazo, éste se quedó con la duda de que Cerdán les hubiera traicionado. Por eso, cuando le interrogaron dijo que él no sabía nada del otro piso, donde se encontraba Oriol, que se lo preguntaran a Cerdán. Cerdán se vio perdido y se derrumbó: les llevó hasta Vallecas.

RAFAEL CID – ¿No hubo ningún momento en que peligrara la operación?

PÍO MOA – Hubo situaciones difíciles. Pero más por culpa del cansancio que por los aciertos de la policía. Como había muy poca gente disponible y se estaba preparando la huelga general proamnistía, algunos tuvieron que hacer doblete. Y cometieron errores. Collazo, que estaba en todo, atropelló a un muchacho con el coche y tuvo que salir pitando para evitar complicaciones. Pero cuando abandonó el vehículo se dejó olvidado la chaqueta con una agenda y un carné de identidad falso que llevaba una foto reciente suya. Fue un momento delicado porque la policía sólo tenía una foto donde apenas se le reconocía.

RAFAEL CID – ¿Se pensó en matar a los secuestrados?

PÍO MOA – Nunca. Esa no era la estrategia convenida. Lo que sí hubo fue una sugerencia, a posteriori, de los servicios secretos argelinos para que acabáramos con Oriol. Según nos comunicó Ares, que mantenía contactos con el jefe de la inteligencia de Argel, el coronel Sliman Hoffman, éstos se habían transmitido la idea porque, según sus espías en España, la muerte de Oriol provocaría inevitablemente un golpe de Estado que acaudillaría un general de la Guardia Civil de ideología castrista. A nosotros aquello nos pareció completamente estrafalario. Aunque ¡quién iba a pensar que en Portugal existiría un 25 de abril encabezado por militares marxistas!

RAFAEL CID – ¿Luego existían relaciones orgánicas con los servicios secretos de un país de la órbita comunista?

PÍO MOA – No exactamente. Lo único que existía era una relación entre el encargado de las relaciones internacionales del PCE-R, Francisco Javier Eizaguirre, Ares, un vasco natural de Erandio que años después sería asesinado por un comando parapolicial cuando almorzaba en un restaurante de París, con los hombres del MPAIAC de Cubillo, protegidos por el Gobierno argelino. Argel directamente, no nos dio nada. Incluso cuando les transmitimos una petición de armas nos la negaron por miedo a las repercusiones diplomáticas. Y no, remitían siempre a los independentistas canarios, que, al estar reconocidos por la Organización para la Unidad Africana, ofrecían menos peligros.

Aunque de hecho las únicas transacciones que se hicieron fueron en sentido ivnerso: el GRAPO cedió bombas y temporizadores al MPAIAC.

RAFAEL CID – ¿Hubo algún otro caso en que aparecieran presuntos intermediarios del Este?

PÍO MOA – Hubo una oferta para comprar un cargamento de armas procedentes de un arsenal de los coroneles griegos. También llegó a través de Ares. El asunto levantó ampollas en la comisión política. Las inmejorables condiciones en que se nos hacia la oferta provocaron divisiones en su seno. Pérez estaba completamente decidido a cerrar el trato. Decía que no importaba quién estuviera detrás, que si nos ayudaban, fuera quien fuera, adelante. Pero el resto nos opusimos. La hipótesis más probable que se barajó durante la discusión era que posiblemente se tratara de una operación encubierta de la KGB. Al final desapareció el contacto y la cosa quedó en nada.

RAFAEL CID – La Operación Cromo fracasó y, sin embargo, de nuevo las bases no empujan pidiendo una explicación. ¿Por qué esta docilidad?

PÍO MOA – Esto refleja una de las características principales de los grupos terroristas., de todos los  utópicos en general: una mezcla de fanatismo y vaciedad intelectual. Hay miles de contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace.

La forma en que se justifica todo es realmente demencial y nunca pasa nada porque en realidad las bases lo que desean es hacer cosas, actuar, por encima de todo, aunque cueste sacrificios, exponiendo la vida. El militante no sabe mucho, pero imagina que los de arriba así y podrán contestar a todas sus dudas. El de arriba también es consciente de que sabe poco, pero se apoya en que le siguen y en que si le siguen es señal de que lo suyo no es ninguna tontería. En el caso del GRAPO y el PCE-R, como su éxito es mínimo, en mi época no pasaban de un centenar el número de militantes, todo se justifica por el impacto de las acciones.

RAFAEL CID – ¿Hacia dónde conduce ese vértigo?

PÍO MOA – Sus convicciones llevan a una tiranía mucho mayor que la franquista. Esa es precisamente la lógica del pensamiento utópico del marxismo. El estalinismo es el utopismo perfecto. Empieza por prometer el oro y el moro, la sociedad de la abundancia y de la felicidad para todos y termina por declarar que son unos hijos de p. los que no se conforman. El franquismo era casi un régimen de conveniencia, socialmente la inmensa mayoría no comulgaba con él. Pero estos grupos necesitan lavar el cerebro a la población. De hecho, durante el franquismo se podía pensar como le daba la gana a uno, aunque hubiera que andarse con cuidado a la hora de expresarse. Pero aquí no sólo hay que andarse con cuidado, es que no puedes pensar.

RAFAEL CID – ¿El estalinismo es un hijo legítimo del marxismo?

PÍO MOA – El estalinismo es el hijo legítimo del marxismo, en su plasmación concreta. Aunque nadie afirman que Marx está por la democracia. Marx escribió muchas cosas, desde luego, en gran parte contradictorias, pero hay una línea argumental que conduce al estalinismo. Y la práctica histórica lo demuestra. ¿Terrorismo y marxismo? Bueno… Lenin se oponía en general al terrorismo, aunque en ocasiones lo justificara. Esta ambigüedad es muy propia de los teóricos marxistas, que hablan de tantas cosas que uno puede encontrar en ellos argumentos para una cosa y para su contraria. Pasa como con la Biblia. El terrorismo es, en mi opinión, el hijo del aspecto utópico del marxismo, aspecto que es muy fuerte tanto en el marxismo como en el leninismo.

RAFAEL CID – ¿Dentro del GRAPO se ha practicado la represión contra sus propios militantes?

PÍO MOA – No era frecuente. En una ocasión se acusó a un miembro de la dirección, Marcial Fournier, de colaborar en una caída ocurrida en Andalucía en el setenta y cuatro. Ante las sospechas, la Comisión Política optó por tomar represalias contra él. Yo estuve en la reunión donde por un voto de diferencia se decidió pegarle una paliza en vez de darle un tiro. Al final, se le pegó un tiro y creo que durante bastante tiempo estuvo paralítico. Hoy me parece improbable su supuesta felonía. Después de mi salida hubo otro caso en Galicia, mataron a un chaval, le pegaron un tiro en la nuca. Es un hecho siniestro, siniestro porque le acusaron de ser confidente de la policía y haber contribuido a la captura del Comité Local de Vigo cuando precisamente estaba a punto de declarar la huelga general. Algo inaudito, porque aquella gente no tenía ninguna posibilidad de declarar nada, eran cuatro gatos. Siempre en estos grupos hay una tendencia a caer en lo mafioso. Es una dinámica que te lleva ahí: quien no está contigo está contra ti. Para ellos es vital no dar una impresión de ira imponente.

RAFAEL CID – ¿Qué acciones espectaculares se debatieron en el GRAPO?

PÍO MOA – Se pensó en utilizar aviones de juguete, dirigidos electrónicamente y cargados con dinamita, para lanzarlos contra objetivos como la Dirección General de Seguridad. También se trabajó para lograr sacar de la cárcel a los caídos a causa de la Operación Cromo. Hubo dos intentos. Uno consintió en excavar un túnel a partir de una de las tumbas existentes en un pequeño cementerio anexo a Carabanchel. Otro, mucho más extravagante, consistía en utilizar un helicóptero para sacar los metidos en una red cuando se encontraran paseando por el patio de la prisión. Pero el piloto no tenía más conocimiento de helicópteros que los que había obtenido montando en uno durante la mili.

RAFAEL CID – ¿Cómo es el hombre fuerte del PCE-R – GRAPO, su secretario general Manuel Pérez Hernández, el llamado Camarada Arenas?

PÍO MOA – Su papel fundamental es el ideológico. Ha escrito montones de artículos. Indudablemente es una persona con mucho ascendente en el grupo. Cuando leí el perfil que Semprún hace de Carrillo en su libro ‘La autobiografía de Federico Sánchez’, mezcla de inteligencia, de energía dadivera, de capacidad maniobrera, de falta de escrúpulos, reconocí en él a Pérez. Este tipo de personas es un chliché habitual entre los dirigentes de la izquierda. Es la relación con los demás miembros de la dirección ocurría un poco lo que relató en su informe al XX Congreso Kruschov [Kruschev] de Stalin, que cuando invitaba a cenar casi hacían testamento. Pérez también provoca sumisión.

RAFAEL CID – ¿Cómo fue tu vida tras ser expulsado?

PÍO MOA – Cuando salí de allí, de hecho tenía en lo fundamental las mismas ideas que esta gente. Me puse a reconstruir el partido por enésima vez. Durante casi dos años. Formamos un pequeño grupo y mantuvimos violentas polémicas con esta gente.  Y bueno… llegó un momento en que vi que aquello no funcionaba. Se deshizo el grupo y algunos pasamos a ocuparnos en trabajos teóricos sobre la crisis del marxismo haciéndolos públicos a través de una revista denominada ‘Contracorriente’. Nosotros pensábamos que el fascismo y los fenómenos de mayor injusticia y explotación que se registraban en nuestra sociedad eran lo que realmente definían la situación histórica. Pero ‘Contracorriente’ no funcionó. Hoy en día soy un marxista con serias dudas.

RAFAEL CID – ¿Cómo valoras los últimos atentados perpetrados por el GRAPO?

PÍO MOA – Aquí lo que yo piense es pura especulación. Yo creo que una vez más han salido a la luz para demostrar su fuerza. Es significativo que no hayan matado a nadie. Todo depende de lo que hagan los jefes cuando salgan de la cárcel. Si se quedan aquí, no harán nada, son listos y no van a correr peligro. Ahora, si se marchan al extranjero es posible que continúen la lucha armada. Si se van fuera, tratarán de montar un aparato y desde allí estimular a estos infelices que siguen poniendo bombas.

Yo lo que sí quiero decir es que mi experiencia en el GRAPO fue un terrible error, absurdo y sangriento.