26 junio 2019

Otegi fue condenado por pertenencia a la organización terrorista ETA

Polémica en TVE por la entrevista de Marc Sala al líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en el programa ‘La Noche en 24 Horas’

Hechos

La entrevista se emitió en directo el 26 de junio de 2019.

26 Junio 2019

Carta de la AVT a RTVE por la entrevista a Arnaldo Otegi

Asociación de Víctimas del Terrorismo (Presidenta: Maite Araluce)

Hija del asesinado José María de Araluce

Leer

Desde la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) queremos manifestar nuestro más absoluto rechazo a la entrevista que, si nadie lo remedia, emitirá la televisión pública española con el Coordinador General de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en la noche de hoy.

Concretamente será el programa La Noche en 24 horas de Radio Televisión Española (RTVE) la que entreviste a Arnaldo Otegi, Coordinador de una formación que, si muy a nuestro pesar es legal, es sin duda HEREDERA del brazo institucional de ETA. Consideramos que EH Bildu no puede ser tratada como una formación política más, pues la AVT ya presentó más de 200 indicios para su ilegalización. No en vano, sus máximos dirigentes actuales tienen todos un pasado ligado a partidos ilegalizados por sus nexos con el terrorismo de ETA.

Solicitamos a través de esta carta, que RTVE reconsidere la emisión de esta entrevista, pues carece de toda ética y moralidad. En caso de que decidan seguir adelante con este despropósito, esperemos que no sea una burda operación de lavado de imagen con la que se intente transformar a un terrorista condenado, en la gran esperanza de la “pacificación” en el País Vasco. Realmente esperamos que la televisión pública que pagamos todos los españoles que conformamos esta sociedad tan castigada por el terrorismo, no contribuya a blanquear la imagen de Arnaldo Otegi y no se le pregunte por el futuro, si no por ese pasado de violencia que nunca ha condenado. Si se llega a producir, esta entrevista debería servir para deslegitimar de una vez por todas la violencia de la banda terrorista ETA.

Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT)

26 Junio 2019

Comunicado contra la entrevista a Otegi en RTVE

Fundación Víctimas del Terrorismo (Presidenta: Marimar Blanco)

Hermana del asesinado Miguel Ángel Blanco

Leer

La Fundación Víctimas del Terrorismo, y en su nombre Mari Mar Blanco, como Presidente de la misma, quiere expresar su rechazo a la emisión hoy, en prime time, en el programa La Noche en 24 Horas del Canal 24 Horas de RTVE, de una entrevista a Arnaldo Otegi.

En un sistema democrático como el nuestro, la libertad de expresión es un derecho fundamental garantizado por la Constitución, pero una televisión pública debe velar por la defensa del interés general y garantizar la ética de todos sus contenidos informativos, algo que encuentra difícil encaje con el hecho de que se dé voz a quien de forma reiterada ha mantenido una clara posición de apoyo y justificación de ETA.

No se debe olvidar que el 7 de mayo de 2012 el Tribunal Supremo condenó a Arnaldo Otegi como autor de un delito de pertenencia a organización terrorista, en grado de dirigente, y aún se encuentra cumpliendo la pena accesoria de inhabilitación especial para el ejercicio de derecho de sufragio pasivo, que no se extinguirá hasta el 28 de febrero de 2021. Si nuestro sistema judicial reaccionó en su día con contundencia condenado su apología del terrorismo, es de esperar que nuestra televisión pública no se convierta ahora en una plataforma que permita blanquear la imagen de un condenado por terrorismo y legitimar su pasado como integrante de una organización terrorista.

La Fundación Víctima del Terrorismo tiene como objetivo esencial preservar la dignidad de las víctimas y la memoria y por eso no puede pasar por alto que desde la televisión pública se asuma la posibilidad de qué el entrevistado, como es habitual en él, trate de justificar la brutal actuación de quienes durante años han sesgado cientos de vidas inocentes e intente victimizar a los verdugos.

La unidad y la decidida lucha de todos los demócratas, junto al el inquebrantable esfuerzo de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, han permitido acorralar a unos asesinos que han dejado de matar con las armas, pero parecen decididos a seguir atacando a las víctimas con las palabras. Y la televisión pública no debe ponerse al servicio de ese deleznable fin.

No hay que olvidar que en reiteradas ocasiones Otegi se ha negado a condenar el terrorismo, permitiéndose además frivolizar con atentados que conmovieron a toda la sociedad española, como la matanza de Hipercor.

La historia del terrorismo de ETA sólo es una: la de todas las víctimas que dieron sus vidas por la libertad y que jamás han buscado venganza. La de quienes han confiado siempre en el Estado de Derecho frente a quienes trataron de quebrarlo. Por eso, actitudes y declaraciones como las de Otegi no pueden dejarse pasar, porque jamás vamos a permitir que nadie reescriba esa historia y mucho menos que la televisión de todos los españoles se instrumentalice en este fin.

27 Junio 2019

RTVE: degradante ofensa a las víctimas

ABC (Director: Bieito Rubido)

Leer

La entrevista que Televisión Española difundió ayer con Arnaldo Otegui es una vergüenza para este ente público y una ofensa a la sociedad española y a las víctimas de ETA. El devenir de la actual dirección de RTVE está marcado por un servilismo continuo a los intereses del Gobierno socialista, ahora mismo en funciones, y a la agenda política y social de la izquierda. Así, las monjas asesinadas por el Frente Popular quedan en la categoría de «desaparecidas» mientras que un terrorista reincidente merece una entrevista estelar en horario de máxima audiencia. Todo encaja en la degradación de la cadena pública, tan sensible con sus «viernes negros» frente al PP y los lacitos naranjas «contra la manipulación», y tan pastueña a la conveniencia del PSOE de tener satisfecho a Otegui y controlados los votos de EH Bildu en el Congreso.

Para frenar éticamente la presencia de este terrorista en la televisión pública no hay escrúpulos de «memoria histórica», la cual explica que el atentado de la T4 fuera un «accidente», según declaró el entonces presidente Rodríguez Zapatero, y la masacre de monjas, una desaparición. También con Otegui hay continuidad entre TVE y el tratamiento que la izquierda viene dando a los proetarras desde los tiempos de la negociación con ETA, cuando el inevitable Zapatero dijo de Otegui que había hecho «un discurso por la paz».

Ahora se trata de que aquella negociación política tenga una justificación histórica blanqueando el pasado de un terrorista multirreincidente y, de paso, premiar a Bildu en el proceso de normalización de ETA en la historia de España. La independencia profesional de un ente público no significa neutralidad ante un pasado marcado por el terror, el secuestro, la extorsión y el crimen. Cientos de personas fueron asesinadas, otras muchas secuestradas y heridas y más aún destrozadas de por vida, expulsadas del País Vasco y ahora obligadas a ver en la televisión pública a un símbolo de lo peor de ETA. Difícil que esta televisión pública pueda mostrarse más servil al que manda y sus objetivos, aunque se trate de un Gobierno en funciones.

Inhabilitado políticamente por la Justicia, debido a su copioso pasado criminal, y sin un acta de diputado o concejal que blandir como excusa, nada pinta Otegui en RTVE, salvo para ejecutar un indecente intento de blanqueo a un sujeto que, además de un espantoso pasado criminal del que nunca se ha arrepentido, sigue persiguiendo la destrucción de España. La dimisión de Rosa María Mateo es ya imprescindible. Tras aquel bochorno disparatado del debate electoral, la entrega sin matices del ente al sanchismo hace inviable la permanencia de los actuales gestores. Los españoles pueden tolerar la diaria y machacona manipulación, pero nunca esta incalificable ofensa a las víctimas.

27 Junio 2019

Indigno blanqueo de Otegi en TVE

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

Leer

LA OPERACIÓN para blanquear a Bildu orquestada por La Moncloa cristalizó anoche en la entrevista a Arnaldo Otegi en TVE. Su emisión –en vísperas del Día de las Víctimas del Terrorismo, fecha del primer asesinato de ETA– supone el enésimo sometimiento de la televisión pública a las prioridades estratégicas del Gobierno. Porque, más allá del interés informativo que tenga entrevistar a un tipo de tan abyecta trayectoria, lo relevante es que este intento de presentar a los herederos de ETA como un actor político normalizado coincide con el hecho de que el PSOE se haya abierto a aceptar sus votos. El vínculo inmoral que Sánchez ha establecido con un partido sucesor de Batasuna constituye un oprobio para la historia del socialismo español, pero también subraya las inquietantes intenciones de un presidente que no encuentra límites a su voluntad de poder.

Los dos escaños de Bildu en la pasada legislatura sirvieron para hacer presidente a Sánchez a través de la moción de censura, y la abstención de este partido será decisiva en una eventual investidura de la candidata del PSN en Navarra. De hecho, los socialistas ya se han prestado a facilitar la entrada de los proetarras en la Mesa del Parlamento navarro. Esta secuencia explica por qué dirigentes de Bildu aparecen ya con frecuencia en los espacios informativos y de opinión de la radiotelevisión pública. Sin embargo, la entrevista con Otegi rebasa el colmo de la obscenidad. Primero, porque se trata de un personaje con un pasado manchado con la execrable huella de su pertenencia a ETA. Y segundo, porque supone conceder una presencia en prime time a un ex etarra reconvertido en dirigente político incapaz, aún hoy, de condenar el terrorismo. Otegi no es un «hombre de paz», tal como le llegó a calificar el ex presidente Rodríguez Zapatero. El coordinador general de Bildu militó en ETA, fue encarcelado en cinco ocasiones y participó en el secuestro del director de Michelín en Vitoria, Luis Abaitua, en 1979. Todavía hoy, pese a llenarse la boca con la palabra democracia, tiene pendiente la condena sin equidistancias del daño causado por ETA durante tantos años en los que sus satélites en las instituciones justificaron la violencia para lograr fines políticos. De hecho, los homenajes a presos etarras siguen sucediéndose en muchas localidades del País Vasco y de Navarra. Ni Otegi ni ninguno de sus compinches en la cúpula batasuna han dado muestras de arrepentimiento.

Bildu, como recordó ayer la AVT, procede del brazo político de ETA. Resulta indigno que se le trate como un partido más, porque no lo es. Los directivos y los responsables los de informativos de Televisión Española no parecen entender esta evidencia, pero lo verdaderamente alarmante es que tampoco da muestras de haberlo asumido el presidente del Gobierno. Blanquear a Bildu supone una vileza que golpea la memoria de las víctimas del terrorismo.

28 Junio 2019

Arte de blanquear

Santiago González

Leer

Arnaldo Otegi tuvo su momento de gloria en la noche del miércoles cuando fue entrevistado en prime time por Televisión Española para blanquear dentro de lo cabe su imagen y la de la coalición que pastorea. Otegi es un hombre de facundia, que se expresa con una logorrea que le permitiría brillar como vendebragas en el mercadillo de su pueblo.

Este es un asunto que tiene mucha letra y poco pensamiento detrás. Cómo entrevistar a un terrorista y salir indemne del intento, gran asunto sobre el que teorizamos de vez en cuando. Los ingleses nos llevaban alguna ventaja en esto; la BBC no entrevistaba a los miembros del IRA con su propia voz. A Gerry Adams, que era un Otegi con mejor aspecto y más aseado, aunque igual de terrorista, le ponían un doble para sacarlo en la tele.

El Manual de estilo de RTVE tiene un capítulo V dedicado a Cuestiones sensibles. Dentro del apartado V: «Las entrevistas a miembros de organizaciones terroristas y a políticos pertenecientes a grupos que justifican o no condenan la violencia sólo tienen cabida en RTVE en casos de muy especial interés informativo. RTVE empleará los procedimientos necesarios y conforme a la ley para evitar que sus medios sean utilizados para practicar apología del terrorismo».

No se acierta a adivinar cuál es el muy especial interés informativo de una entrevista a Otegi, salvo el propio hecho del blanqueo. Ni la cuestión navarra ni la posición que iban a mantener en el Congreso durante el homenaje a la víctimas del terrorismo justificaban su entrevista en TVE.

Esto, sin embargo, nos ha permitido comprobar para qué tiene el doctor Fraude a la administradora única: para estas cochinadas, aunque no se acierta a adivinar el partido que saca de haber encabronado al mismo tiempo a todas las víctimas del terrorismo. Un periodista debe guiarse por el sentido común y asumir que la entrevista debe conducirla él, no el interés del entrevistado; eso es propaganda. No se trata sólo de pedirle muchas veces que condene las acciones terroristas; no lo hará.

Explicó que él había dejado clara su posición sobre el tema en un libro que escribió en la cárcel hace algunos años: «Lo siento de corazón si hemos generado más dolor a las víctimas del necesario o del que teníamos derecho a hacer». Hay, por lo visto, unas dosis de dolor homeopáticas, por debajo de las cuales las víctimas no tienen derecho a quejarse. ¿Derecho a causar dolor?

Jordi Évole, virtuoso de la entrevista-masaje, ya le planteaba la condena hace 10 años: «Arnaldo Otegi, qué fuerte, es la primera vez que saludo a un líder de la izquierda abertzale… Yo creo que tú, un día, te envalentonas y dices: ‘Me cago en la puta, hoy condeno la violencia, yo creo que mucha gente te seguiría y la cosa podría empezar a rular’». Otegi le miraba entornando los ojillos maliciosos y crueles y le respondía con cierta sorna: «¿Sí, tú crees? Yo creo que sin hacer eso la cosa va a rular».

Él explicaba a su pastueño interlocutor el imposible lógico de condenar la violencia: «¿Cómo voy a condenar algo que no condené en su día y por lo que ya he pagado?».

28 Junio 2019

Detergente

Ignacio Camacho

Leer
"Más dolor del necesario: ¿Qué dosis de horror, qué grado de daño merecería la disculpa de un hombre de paz?

Lo sacaron en la tele para blanquearlo, sal y trata de parecer presentable, pero se le caía el maquillaje moral como si se lo derritiesen los focos. Daba igual porque el mensaje de la entrevista a Otegi no eran sus respuestas sino su presencia, es decir, la decisión del Gobierno de darles a los herederos etarras carta de naturaleza en una política rebajada de sus estándares mínimos de dignidad y de vergüenza. Pero esta gente es rebelde a su pretendida normalización, como esos chicos montaraces que por más esfuerzo que haga su familia se niegan a aprender buenos modales. En el caso de los batasunos, no habrá en el mundo agua ni detergente político bastantes para desinfectar su alma por mucho que se bañen. No condenan la violencia ni piden perdón porque no creen que tengan que hacerlo, porque no se arrepienten de nada, porque no les sale. El problema no es tanto de ellos como de quienes por su propia conveniencia se empeñan en adoptarlos como decentes compañeros de viaje.

Otegi se retrató cuando, como una concesión extrema, balbució que ‘lamentaba’ sí ‘podía haber causado más dolor del necesario o del que teníamos derecho a hacer’. Nótese la semántica: lamentar, podía, necesario y, sobre todo, derecho. ¡¡Derecho!! La hipótesis del modo potencial ya es repugnante: sugería un exceso de susceptibilidad de las víctimas. Pero, por el amor de Dios, qué clase de agresión considerará este tipo una necesidad o un derecho de su delirio totalitario. Qué dosis de sufrimiento provocado estimará justa y razonable en su siniestra escala de permisividad criminal. ¿Un poquito de extorsión? ¿Una bomba sin muertos? ¿Un tiroteo con heridos? ¿Acaso un secuestro de diez días como el que le costó seis años de condena? ¿De un mes como el de Rupérez? ¿De año y medio, como el de Ortega Lara? ¿A quién era procedente o legítimo asesinar y a quien no? ¿Qué grado de daño hay que recibir para merecer la disculpa, siquiera a título póstumo, de un hombre de paz? Qué pena que la conversación no profundizase en esta casuística tan interesante. No para saber hasta donde llega su abyección, sino cuál es el umbral de tolerancia pragmática a la infamia de los que contemplan su apoyo como una posibilidad inaceptable.

Porque de eso se trata, de ignorar la inevitable cosquilla de remordimiento que esta suerte de amnistía moral suscita en cualquier conciencia. De autojustificar en la política de olvido deliberado del horror que expresa esa brutal frase del PSOE navarro: «ya está bien de vivir de las rentas de ETA». De acomodarse en la procacidad de ‘el muerto al hoyo y el vivo al bollo’ en la versión pos-moderna. De consagrar un nuevo relato selectivo según el cual la memoria de la guerra civil es una exigencia histórica y la del holocausto terrorista tan sólo un rencor más de la derecha.

La petición de perdón, en cualquiera caso, se la puede ahorrar Otegi. No lo tiene.

28 Junio 2019

La entrevista

Antonio Lucas

Leer

SERÍA para mí difícil justificar desde este oficio y estas páginas (un periódico) el no porque no a una entrevista siniestra, incómoda. Voy con lo de Otegi. Cuesta comprender que quien amparó, potabilizó y justificó centenares de crímenes terroristas sea hoy un líder político del país que fue objetivo y rehén de los suyos durante cuatro décadas. Cuesta entender que forme parte de una rueda de entrevistas donde ninguno de sus predecesores (y de los que vendrán) posee un pedigrí tan nocivo. Ni siquiera Vox, que ya es. Pero este Otegi, pese a él, es la certeza de un enorme esfuerzo democrático, con sus anomalías y penumbras.

Si vas a entrevistar a Otegi conviene hacerle saber que su condición recauchutada de demócrata es lo que menos importa. Hay cuestiones que un hombre con sus antecedentes debe esclarecer antes de exhibir el detergente de líder. La primera: dar razón de los crímenes que sabe, sobre todo los aún por resolver. Sin eso, su discurso sólo es un manual de cinismo. Y aun así, lo entrevistaría. El periodismo, esencialmente, se sostiene por escuchar, dudar y preguntar. Confirmar y hacer saber. La meta no es el masaje al lector, ni dar gustito, sino situarse con el riesgo necesario en favor de la verdad. Son dos unidades de medida que escasamente coinciden cuando se hace bien. Es lo que pasó en Torrespaña con este sujeto.

Otegi no se arrepiente, tan sólo se ha resituado ahí donde la Constitución permite posicionarse incluso a los indebidos. (Mejor una Constitución a cualquier emplasto justiciero). El farolillo de su fiesta sigue siendo el pasado de mil crímenes y a eso le debe todo. Una vez entendido algo así, qué hay que blanquear en quien es un puro tizne. Tampoco vale como hombre de paz, porque la paz se hizo de ir articulando muchas voluntades, algunas dudosas, y la suya no fue la que más. Pero lo entrevistaría. No porque su ideario político interese, sino por saber cómo es posible vivir con tantos heridos, traumados y muertos que le flotan cerca. Y para qué aquello. Y tanto tiempo robado a tres generaciones.

«Lo siento de corazón si hemos generado más dolor a las víctimas del necesario o del que teníamos derecho a hacer». Esta frase conviene escucharla de Otegi. Despliega su idea lunática de un derecho inefable: el derecho a dañar. Para eso vale preguntar sin reparo ni flojera. Después del rato de plató parece más difícil pactar algo con él. Para eso sirve también una entrevista. Y mucho. Yo la haría.

30 Junio 2019

En cuántos muertos calcula Otegi el daño que ETA sí podía hacer

David Gistau

Leer

El género de la entrevista a veces es confuso. Ocurre cuando el entrevistador busca su propio lucimiento –por ejemplo, convirtiendo cada pregunta en un chiste autoconcluido o asfixiando como en un interrogatorio…

…policial con el haz de luz proyectado a los ojos– y transforma al entrevistado en un mero pretexto. Aun así, podemos decir que el propósito canónico de la entrevista es muy sencillo: conocer mejor al personaje y sacarle incluso aquello que quería ocultar o que no sabía que sabía, como en un juego de la mayéutica. La mejor entrevista posible es socrática.

En este sentido, no podemos sino congratularnos de que Otegi haya sido entrevistado en la televisión pública. En una época poblada de pícaros y logreros como ésta, donde casi todo ocurre en una dimensión subterránea de la que de vez en cuando rebalsa mierda porque alguien se siente engañado y plantea una queja como la de las dos señoras de Madrid a las que no les cumplieron un contrato de asesinato –y que también presentaron la firma del estafador–, hay que celebrar las ocasiones que favorecen que todos nos conozcamos mejor. La entrevista a Otegi ha resultado tener esta función de desenmascarar impostores que fue prolongada horas después, en el Parlamento, por los diputados reticentes a ovacionar a los asesinados por el terrorismo. Y que son precisamente en los que Sánchez pretende apoyarse para refundar España, aunque sea admitiendo en el acuerdo cláusulas que habrían parecido humillantes a Fausto en su negociación con el Diablo.

Después del paso de Otegi por nuestras salas de estar, conocemos mejor, por ejemplo, a la televisión pública. Tan militante y predispuesta a volverse instrumental en los enjuagues de Sánchez, que avergüenza y hace sentir mal a sus propios periodistas, que de repente se ven sentados delante de Otegi y no saben cómo salvar un ápice de su propia dignidad. De esto se dio cuenta hasta Otegi, que les hizo un reproche, como diciendo: «Muchachos, olviden su propia honra, saben como yo que esta noche vine aquí a que me trataran bien». También conocemos mejor a Sánchez, sus verdaderas intenciones, su concepto de agrupamiento progresista, todo el paripé de la incertidumbre acerca de la investidura, que sólo sirve para mantener a la derecha en tensión autodestructiva por culpa de la engañifa de la abstención patriótica. Hasta el PP, del que se supone que no tenía dentro socialdemócratas avergonzados de sí mismos y ansiosos de expiación, ha caído en la trampa.

Por encima de todo, conocemos mejor a Otegi. Conocemos mejor, más bien, la falacia de un supuesto proceso evolutivo que fue propulsado por la palabra paz con la que lo ungió Zapatero y que le permitió, no sólo entrar en ciudades como Barcelona recibiendo trato y selfis de ídolo del pop, sino ponerse de pronto a arbitrar la democracia ejemplar, ecologista y feminista, con regañinas a los desechados por fascistas. Hace falta ser bruto, o muy cautivo de la propia naturaleza, para acudir a una entrevista concebida para normalizarte como líder democrático fetén y salir de ella habiendo asustado aún más a los espectadores con la resistencia a pedir perdón, con la impermeabilidad ante la compasión, y con las convicciones graníticas acerca de la legitimidad de los asesinos. Esa frase atroz, de psicópata, en la que Otegi sólo llegó a lamentar un daño superior a aquel que tenían «derecho» a hacer. ¿Quién concedía ese derecho? ¿Hasta dónde alcanzaba la patente de corso? ¿Valían los muertos uniformados, pero no los demás o es una cuestión numérica; es decir, que ETA tenía un vale de hasta 500 muertos? Éstos son los personajes vertebrales de la España que se nos viene encima.