5 junio 1991

El columnista de EL MUNDO califica a su ex jefe de 'marqués del Zote'

Enfrentamiento entre Raúl Heras (EL MUNDO) y Juan Tomás de Salas (CAMBIO16) a raíz de Jorge Semprún

Hechos

En junio de 1991 el columnista de EL MUNDO, D. Raúl Heras y su antiguo jefe, el director de CAMBIO16, D. Juan Tomás de Salas se enzarzaron en una polémica a raíz de un texto de D. Jorge Semprún.

Lecturas

D. Raúl Heras habla con J. F. Lamata sobre sus diferencias con D. Jorge Semprún y D. Juan Tomás de Salas:

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14 Junio 1991

SEMPRÚN CONTRA EL DRAGÓN GUERRISTA

Raúl Heras

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Convertido en asesor editorial de la revista CAMBIO16, el antiguo ministro de Cultura, Jorge Semprún, ha realizado dos análisis -que él llama reflexiones- sobre las últimas elecciones autonómicas y municipales. Textos convertidos en pretextos para atacar a su dragón favorito, el guerrismo, al que culpa del anquilosamiento de la oferta electoral socialista, del desplazamiento de sus votantes de las zonas urbanas e industriales a las rurales y campesinas, y del imparable declive de los presupuestos políticos que han mantenido la estructura interna de poder en el PSOE durante los últimos quince años. Semprún critica, con aspereza de adjetivos, al aparato de Ferraz, a la ya «vieja guardia» montada en torno al vicesecretario general, Alfonso Guerra. Y alaba con generosidad y superficialidad conceptual lo único bueno conseguido, en su opinión, durante los años de gestión socialista: la bonanza económica, atribuible por entero a los diferentes equipos económicos, personalizados en sus amigos Miguel Boyer y Carlos Solchaga. El ex ministro y ex comunista -¿ por qué no recordar y asumir lo obvio? – es un buen narrador y fabulador, tiene oficio, educación y lecturas que le proporcionan argumentos dialécticos inevitablemente atados a la clásica tripleta marxista de : tesis – antítesis= síntesis. Proceso que se repite sin interrupción en la historia, para conformarla con eso que Semprún y su corte de amigos y admiradores no tiene más remedio que llamar praxis, so pena de cortarse ellos mismos sus raíces culturales. Bajo el disfraz del análisis o reflexión electoral Jorge Semprún esconde un puro alegato político, una visceralidad personal en la que el juicio histórico, la perspectiva sociológica de este país llamado España, y hasta la psicología de la elitista y aristocratizante clase a la que pertenece desaparece. En sus exposiciones reniega del mismo instrumento que él quiere aplicar a la realidad. Y no sabe, ni puede, sortear ese obstáculo, ese muro interno más duro que el que los vopos levantaron en Berlín. Acepta como inevitables y funestos a los aparatos de los partidos, se declara súbdito del Hades, y participa con repugnancia intelectual y realismo social en su descomposición y en sus alteraciones éticas y estéticas. Semprún es parcial, demasiado parcial. Ve numerosas pajas en los ojos de sus enemigos, pero no la viga que tiene entre sus pupilas. Afirma con crudeza que el aparato del PSOE, del que libera a su secretario general, ha cometido «errores groseros, pero evitables» y que el guerrismo, que existe mucho más allá de Alfonso Guerra, es simple oportunismo de izquierdas, populismo demagógico, autoritarismo asaz arrogante. Y no contento con ello desvirtúa aún más la realidad de 1991, al entroncar miméticamente las actuales convulsiones del socialismo con las divergencias republicanas entre Largo Caballero y Prieto. No existe en ninguno de sus textos la menor alusión al simple oportunismo de derechas, que coexiste con el anterior; ni al liberalismo demagógico que se practica desde algunas áreas del Gobierno desde finales de 1982; ni al autoritarismo asaz arrogante que ha presidido la vida económica y financiera de este país desde idénticas fechas. Los ejemplos son tan abundantes que le bastaría mirar el archivo de su actual ocupación. Brillante para parecidos tontos e incautos listos a los que ataca, ya sean ex comunistas, ex socialistas o liberales viejos, no sujetos a ningún inquisidor, ni vocero del Santo Oficio, sus argumentos son endebles y fácilmente desmontables. Se limita a remar a favor de la corriente y confunde la fuerza del agua con la fortaleza de sus brazos. Para un hombre que se declara intelectual y plantea el diálogo y la exigencia como instrumento político reducir los resultados del PSOE a lo conseguido en Madrid y Sevilla es de una ramplonería mental exagerada.

Raúl Heras

18 Junio 1991

PICARESCA

Juan Tomás de Salas

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El artículo de Jorge Semprún en nuestro número anterior ha sido objeto de debate en muy diversos medios y ha permitido descubrir algunos proguerristas sorprendentes: un tal Raúl Heras en el mejor diario batasuno español, y una señora pavona en el ABC. La izquierda populista asume así formas muy raras en los periódicos más insospechados. Enorme es la irritación que produce en los zotes la inteligencia y el coraje de Jorge Semprún. Por algo será.

Juan Tomás de Salas

21 Junio 1991

UN TAL MARQUÉS DEL ZOTE

Raúl Heras

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Le habría gustado pasear su acendrada neura por los salones de Palacio, allí entre los Grandes con historias pasadas, la mano del Rey entre las suyas y, después ya, las de la Reina con genuflexión y cabezazo atravesados de media sonrisa muerta, de labio a labio, la entrecana edad perdida en su Laberinto, triste mundo en el que yacen embalsamados los recuerdos de amigos y amores; enladrillado de engaños y losado de mentiras. Nuestro peculiar marqués del Zote malvive como el Minotauro apasionado por la libertad que se le vuelve esquiva, atado a un destino surgido del frío del Norte, abrazado por él, pegado a él en segunda piel. El Hado que le llevó a la huida, utilizada ahora de estandarte y credencial en una España que no sabe de FELIPES de siglas, tan sólo de González. Amor y odio por los intelectuales que nunca habitaron en su memoria impregnan por igual los leves circuitos esquizoides del sálico marqués: Nunca será el escritor que nunca fue, ni se convertirá en el gran empresario que ambicionó el triunfo con las mismas ansias que las sanguijuelas ambicionan mantenerse unidas al plasma mientras son arrojadas a la bacinilla por el barbero sangrador. Lastrador de ideas y depredador de entusiasmos nuestro aristocrático prohombre hizo incluso invitación marquesal a su casa con el único santo y seña del título familiar, entre el asombro, el pasmo y las cejas levantadas de los que nunca necesitaron bordarse la camisa para sentirse señores de sus almas. Entusiasmador de baratos orfebres del Estado y errador preclaro de pronósticos electorales, con pluma servicial portadora de la nada, nuestro delicuescente engañador de españoles y bananero colonizador de americanos del Sur feudaliza su entorno con horterada labiosidad y frugal elocuencia. Don dios dinero le hizo negar al amigo tres veces y dos veces más al hermano, calumniar a la viuda y pavonearse en comederos de cinco estrellas de sus triunfos como exiliador de virtudes y alejador de sueños. Tirano de feria y arrepentido público gustó en el Caribe cada crisis en la que malgastar sus energias, a los sones halagadores de su corte de relamidas cornucopias que sienten pagado su sometimiento por treinta monedas de latón. Engañador de ciegos y lamentador del Gran Poder utiliza los luises para maquillar balances en los que el gasto es inversión y la inversión, beneficio. Socios tiene que purgan cada día su atrevimiento y banqueros sorprendidos por el brazo tentacular de los créditos en barbecho. A caballo, siempre a caballo, le gustaría pasear por el nuevo y azul cortijo levantado sobre el fragor de los cascos de las hipotecas, postrer remedio a una gestión de jardín de infancia. Virtudes tuvo que el tiempo ha encerrado tras las Puertas de Hierro que aceptó por morada, Botero y Fuentes como excusas; la «biuti» como aspiración masturbatoria de influencias y refugios le observa con la misma mirada que los niños al equilibrista: deseando que se caiga y horrorizada de las consecuencias, sonriente y feliz cuando la pirueta tiene éxito. Diatriba mucho y reflexiona poco, como buen epígono. Egocéntrico en su sistema de valores, califica tanto como yo de él en este artículo. Más desmemoriado y menos elegante, tal vez por comprar sus camisas en Jeremy y mezclar rayas con cuadros y azules con rojos de tirantes. Poco pueblo se siente en su costado, aquel en el que ya no habitan los ideales y sí los celos y las envidias. Dominguero de la riqueza y lechuza hostil de los éxitos ajenos, don Zote es mote y mortaja del personaje que se autoinflama de autosuficiencia cada week-end, en papel couché y cuatricomía. Mejor destino y suerte le cupiera, y a los obligadamente suyos, si dedicara sus anhelos a crear futuro y dejara a sus ilustres empleados dialogar, que el señor convertido en escudero siempre tuvo mala literatura en nuestras apañas.

Raúl Heras

27 Junio 1991

MALA FRANCIA

Juan Tomás de Salas

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Mi querido amigo y guerrista insigne Raúl Heras, aunque le sorprenda estoy perfectamente orgulloso de ser quien soy y por eso comprendo tan bien que si yo fuera usted me sentiría tan avergonzado como se siente usted.

Juan Tomás de Salas.