TELECINCO acusa al periódico EL MUNDO de apoyar una reducción de publicidad en televisión para que aumente en prensa

La cadena de televisión TELECINCO sorprendió ayer noche a su audiencia con un extemporáneo ataque contra EL MUNDO, argumentando puerilmente que si apoyamos la aplicación en España de la directiva comunitaria sobre «Televisión sin fronteras» es porque queremos arrebatarle la publicidad. Es difícil imaginar dos medios de comunicación más dispares, y por lo tanto menos intercambiables como soportes que esa televisión y este periódico. Pero el disparate tiene un propósito. La cadena TELECINCO cree que si polariza en EL MUNDO el debate sobre esa norma, que el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, quiere aplicar y que el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, paralizó el pasado viernes, la posición del Ejecutivo se decantará a su favor, con tal de no coincidir con nuestro periódico. El problema es que a quien trata de favorecer esa directiva comunitaria es al conjunto de los ciudadanos, contaminados por la telebasura al amparo de una concesión pública. Por eso, la cadena TELECINCO se equivoca de táctica. Antes o después el clamor social les obligará a rectificar. Con su director general a la cabeza, dispone de un excelente plantel de profesionales, capaces de dar la batalla en el campo de la calidad. Aún están a tiempo de poder hacerlo. Y si lo que se lo impide es la competencia desleal que pueda ejercer la televisión pública, nos tendrán a su lado en esa denuncia.