22 diciembre 1996

El locutor radiofónico hace su primera aparición en televisión con su compañero de la radio, 'El Pulpo', como reportero

TELECINCO encarga a José Antonio Abellán el magazine de mediodía ‘Vuelta y Vuelta’, sobre actualidad artística y cotilleos

Hechos

El 22 de diciembre de 1996 TELECINCO anuncia el inicio de emisiones del programa ‘Vuelta y Vuelta’ el miércoles 25.

27 Diciembre 1996

El aperitivo joven

Encarna Jiménez

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José Antonio Abellán acaba de estrenar en Tele 5 Vuelta y vuelta, un programilla de media hora con sabor a litrona y vocación de pillar en casa a jóvenes que preferirían estar a pie de barra en vez de comerse el plato caliente que les proporciona la familia, la ONG más fiable que dice el filósofo.

Vuelta y vuelta no es original ni, por supuesto, políticamente correcto, tampoco lo pretende, creo, porque el horizonte de casi todas las producciones televisivas no parece ir más allá de tener los recursos suficientes para aguantar el tipo mientras encuentran el público al que intentan dirigirse.

Tele 5 se ha especializado en el año que termina en anclar audiencias que empezaron siendo marginales y han acabado por reinar en su franja horaria. El Mississippi, ¡Qué me dices! y Caiga quien caiga parecen ser los referentes que le han puesto como zanahoria a Abellán a ver si tiene la marcha que se le adjudica a una juventud obligada a estar contenta y ser graciosa.

Los estrenos, y más en unas fechas tan irreales como las Navidades en las que todo son resúmenes, pueden engañar un poco, pero, a falta de posteriores pulidos, todo parece indicar que el personaje al que le van a dar más cancha es El pulpo, un rellenito de cara simpática que montó un pollo el día de la lotería y al que jalearon un grupo de admiradoras, entre inducidos y abducidos, con la célebre cantinela de «El pulpo, El pulpo, El pulpo es cojonudo, como El pulpo no hay ninguno». En ese ambiente de exaltación poética, algo etílica y un punto machirula, que parece que es la moda, se desenvuelve el personal de La Jungla a las dos de la tarde, una hora poco apropiada para tanto salto y contoneo, aunque no seré yo quien recrimine que cada uno se coloque a la hora que le venga en gana. Teniendo en cuenta que, unos minutos antes, nos atizaron la publicidad de un compacto de rumbas con imágenes de juzgado de guardia y letra zafia difícil de justificar a estas alturas de milenio, una ya sólo espera que las dosis de vulgaridad se administren con menos publicidad y no involucren a la Policía Municipal -chiste inevitable sobre el pito- ni tengamos que pagar con nuestros impuestos la regresión al mundo animal.

José Antonio Abellán, como maestro de ceremonias, va a hacer el papel de sensato para que no se desmadre el personal, aunque no tiene mucho margen de maniobra si la mitad del programa tiene como escenario una cervecería y la tropa de reporteros se las tiene que ver con profesionales tan experimentados como Javier Cárdenas o la banda de Wyoming, que pronto serán requeridos en vez de incomodados para dar lustre a cualquier acto. A ver si Abellán consigue colocar un Tonino en nuestras vidas.

28 Diciembre 1996

Carne de cañón

Chapete

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Decidido a hacer pasar al público por el aro de la mediocridad, José Antonio Abellán ha cogido un trozo de carne de cañón, la ha puesto en la parrilla y, vuelta y vuelta, la ha presentado en la sobremesa, chorreando sensacionalismo por los cuatro costados. No merece mayor comentario la nueva apuesta de TELECINCO para la sobremesa, ‘Vuelta y Vuelta’. Mejor hablar del tiempo. Por cierto, ¿dirá Picazo antes de 1997 qué se trae entre manos?

28 Diciembre 1996

Una trinchera: No a la mentira

Luis Apostua

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En algún sitio tenemos que hacer la trinchera del ‘No pasarán’. Un modesto servidor la hace ante un hecho concreto: la mentira informativa. Este programa, ‘Vuelta y vuelta’ nace para divertirnos. Lógico y necesario. Pero ello no es verdad, nace para ganar dinero. En la tele de ahora hay un glorioso silogismo filosófico: «Puedo hacerlo, da dinero, luego lo hago». Dígannos de una vez que en la pantalla se hará todo lo que se produzca dinero; al menos el lejano y paleto espectador, como un servidor, lo aceptará.

Fue, aparentemente, una tontería consistente en fingir que a un señor le había tocado el ‘gordo’ de Navidad. Pero la mentira objetiva, pública y descarnada no es una tontería. Podemos aguantar sinvergonzonerías, opiniones disolventes, insultos… Pero no se puede transigir ni por broma falsear la verdad. ¿Y si mañana Mariñas u Ónega nos juegan una ‘broma’ similar en sus noticiarios? ¿Por qué nos vamos a enfadar? El juego del día 22 era la puesta en escena de este programa, el día 26. Es decir, no era un juego. Era un negocio. Que conste: el truco se escenificó en un servicio informativo. no en un programa de diversión. Esa es la trinchera por la que alguien tan pacífico como yo no paso.

En este número de NUEVA REVISTA de Antonio Fontán se describe muy bien que el mercado libre tiene ética.