TELECINCO y ANTENA 3 TV inician una serie de programa para masacrar la memoria de Encarna Sánchez siete años después de su muerte

Progresamos. Además de autopsias con pico y pala ahora se trabaja la necrofagia, palabra que el diccionario defi ne como alimentarse con cadáve res. O sea, los programas del co razón dejan el rosa y abrazan el negro sepulcral. El cadáver es el de Encarna Sánchez, popularísi ma radiofonista que en los años 80 alcanzó éxitos extraordina rios. La necrófila parece ser Mila Ximénez, aquella ex del tenista Santana que ahora se ha puesto a escarbar en la tumba de Encarna, y los restos que encuentra los arroja a La Pantoja, acusándola de esquil mar a la finada y ser la causante de que muriese sola y abandonada. Y en los acreditados mataderos de Tómbola, ¿Dónde estás corazón?, Sabor a ti, Aquí hay tomate, Salsa Rosa y A tu lado, los más notables foren ses audiovisuales analizan los res tos desperdigados. En Tómbola, el jueves, los compañeros especialis tas dedicaron un recuerdo a Encarna. Contaron que al chalet que tenía en Marbella «muy visitado por La Pantoja», lo llamaban Villa-bollo. Y que Encarna guardaba allí, en un armario, «hasta más de 40 millones de dinero negro que sa caba de sus programas de radio, envueltos en papel de periódico». Fue una evocación muy delicada. En ¿Dónde estás corazón?, el viernes, por su parte, nos hicieron un resumen por si nos habíamos perdido alguna víscera durante la semana. Nos alertaron de que detrás de Mila Ximénez hay una mano negra poderosa que le insufla dinero a mansalva para que reviente el ataúd de Encarna, coja las asti llas, y las vaya clavando en el co razón de La Pantoja y de Julián. Insinuaron que esa mano negra es la de Jesús Gil, o la del aboga do Rodríguez Menéndez. El exalcalde lo negó, y el abogado, des marcándose, dedicó a Mila esta ofrenda floral: «No es mi tipo ni me gusta. Es demasiado vieja. Está demasiado estropeada. Y bebe demasiado». Negro mejunje. Cabe pregun tarse si la violación de tumbas si gue siendo delito en España.

Estamos acostumbrados, los espectadores, al todo vale de la tele casquería nacional so bre cualquier cuerpo que les apetece. A veces, no obstante, se consiguen sorprendentes cotas de miseria. Es el caso del programa Aquí hay tomate (Telecinco) de ayer. Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcayde lograron una de las notas más bajas del espectro. Rebuscando en la expoliada tumba de la difunta Encarna Sánchez, encontraron, ahí posado, un cuervo: Mario Vicente Gallego. Le sacaron con gran estrépito de trompetas. Como si hubieran dado con una exclusiva mundial de primera, decían, como preámbulo forense: «¡Hoy van a conocer el se creto mejor guardado de Ana Belén!». Y el secreto consistió en sacar al cuervo diciendo: «Encarna Sánchez me contó una vez que Ana Belén era la mujer que había soñado. Una diosa. Sentía por ella una fascinación especial, como por la Pantoja». Sacó luego el pája ro unos papeles manuscritos, y ba jo un rótulo que le pusieron y que decía «Así empieza la canción que Encarna le escribió a Ana Belén», leyó: «Quiero perderme esta no che en la selva de tu pelo, y del amor hacer derroche con tu cuer po y con tus senos». O sea, un ejer cicio estupendo para los estudiosos de la ética, la estética y la delin cuencia en la tele. La semana pasa da vimos a Ana Belén en Ratones coloraos (Canal Andalucía, Canal 90 de Digital+). Quintero le preguntó: «El que no comercia con su intimi dad, como es tu caso, ¿termina siendo respetado?». Y Ana con testó: «Yo creo que sí. Pero en este mundo de poco respeto no puedes lanzar las campanas al vuelo: en cada esquina te espe ran para darte un hachazo». La madrugada del lunes la volvimos a ver en La noche de Fuentes. Allí le preguntaron cómo se mantiene al margen de los contenedores de la tele. Respondió: «Diciendo no. Trato de no estar en ese cir co». Aunque no ofende quien quiere, esta bajeza cont esta bajeza contra Ana Belén repugna y duele.