30 enero 1948

Intento en vano pacificar los odios entre hinduistas y musulmanes en el país haciendo concesiones a estos últimos

Un hinduista fanático asesina a Mahatma Gandhi, promotor de la independencia de la India

Hechos

El 30.01.1948 murió asesinado Mahatma Gandhi.

Lecturas

En agosto de 1947 se concedió la independencia de la India y de Pakistán. 

Un hinduista fanático ha asesinado a tiros al líder nacional y espiritual de La India, el Mahatma Gandhi. El asesinato de Gandhi, que ha sacudido profundamente a la India, es producto de fuertes tensiones generadas por la crisis económica, política y socia, que vive el país desde su independencia, en agosto del año pasado.

En gran medida, la división de la India en dos estados (India y Pakistán), uno hindú y otro musulmán, impuesta por los colonialistas británicos como condición para la retirada de sus tropas, configura el origen de esta crisis. Gandhi nació en 1869, en el seno de una familia de comerciantes acomodados, muchos de los cuales han sido ministros del estado principesco de Kathiawar. tras graduarse en derecho en Inglaterra, Gandhi se instaló en África del Sur (Sudáfrica) y luchó allí contra la discriminación de los negros y los indios. Al volver a la India organizó la resistencia no violenta contra el colonialismo y la no cooperación con la administración inglesa.

Encarcelado en numerosas ocasiones, ese ‘faquir semidesnudo’ (como lo describió Churchill) era ya en 1937 el líder de un movimiento independentista capaz de movilizar o detener a millones de indios. Las condiciones en que, en 1947, la India llegó a la independencia eran para Gandhi ‘algo peor que un error: un crimen, un pecado’.

Godse, el asesino, que consideraba a Gandhi un traidor que estaba favoreciendo a los musulmanes para evitar la partición.

El 30 de enero de 1948, cuando Gandhi se dirigía a una reunión para rezar, fue asesinado en Birla Bhavan (Birla House) en Nueva Delhi, a los 78 años de edad por Nathuram Godse, un radical hinduista aparentemente relacionado con grupos ultraderechistas de la India, como era el partido hinduista Hahasabha, quienes le acusaban de debilitar al nuevo gobierno con su insistencia en que le fuera pagado a Pakistán el dinero prometido.

Godse y su cómplice Narayan Apte fueron juzgados y condenados a muerte. Su ejecución se realizó el 15 de noviembre de 1949. Sin embargo, el que se considera como instigador del asesinato, el presidente del partido Hahasabha, Vinayak Damodar Savarkar, quedó libre sin cargo alguno por falta de pruebas.

Una prueba de la lucha de Gandhi y su búsqueda de Dios está en sus últimas palabras antes de morir exclamó: «¡Hey, Rama!». Esto se interpreta como un signo de su espiritualidad, así como su idealismo en la búsqueda de la paz en su país. Estas palabras están escritas en el monumento erigido en su honor en Nueva Delhi.

Nehru estará al frente de la India hasta su muerte en 1964.

El Análisis

La voz silenciada de la paz

JF Lamata

La noche del 30 de enero de 1948 el mundo entero quedó conmocionado: Mahatma Gandhi, el hombre que había desafiado al Imperio británico sin levantar un arma, caía asesinado en Nueva Delhi. No era Jefe de Estado, ni Jefe de Gobierno, ni siquiera líder formal del Partido del Congreso. Pero su sola figura era un pilar moral para millones de indios y un símbolo universal de la resistencia pacífica. Gandhi había logrado lo que parecía imposible: forzar a la mayor potencia colonial de su tiempo a ceder la independencia de la India sin una guerra de liberación armada. Su muerte no fue solo la pérdida de un líder; fue el apagarse de una conciencia que, para muchos, representaba lo mejor de la humanidad.

Pero la libertad que Gandhi ayudó a conquistar llegó manchada por la sangre de la partición. Hindúes y musulmanes, incapaces de superar sus recelos, se enfrentaron en una ola de violencia fratricida que él trató desesperadamente de detener. Creyó que ofrecer la jefatura del Gobierno de la nueva India independiente a un musulmán podría apaciguar los temores de la minoría musulmana y cimentar la unidad. Su propuesta, sin embargo, naufragó entre la oposición de los líderes hinduistas y el propio rechazo de Muhammad Ali Jinnah, cabeza de la Liga Musulmana. En ese clima de odio, algunos sectores hindúes radicalizados vieron en Gandhi no al padre de la nación, sino a un traidor que debilitaba a la mayoría para beneficiar a los musulmanes.

Nathuram Godse, militante nacionalista hindú, fue quien apretó el gatillo. Su motivación: castigar al hombre que, a sus ojos, estaba entregando la India a sus enemigos internos. Detenido en el acto, Godse fue juzgado y condenado a muerte, siendo ejecutado en 1949. Pero su crimen dejó una herida más profunda que cualquier sentencia pudiera cerrar. La bala que acabó con Gandhi no solo silenció al hombre, sino que hizo tambalear el frágil puente que intentaba unir a una nación recién nacida. La India sobrevivió a su asesinato, pero perdió para siempre al único líder capaz de hacer de la paz una herramienta de poder.

J. F. Lamata