17 octubre 2008
Define al periódico de Mediapro como el diario de los progres de jaguar descapotable
Alfonso Ussía (LA RAZÓN) critica a Salomé García (PÚBLICO) por pedir venganza contra los franquistas vivos que queden
Hechos
El 17.10.2008 el diario PÚBLICO publicó el artículo ‘Ojalá que quede alguno vivo’ de Dña. Salomé García que fue replicado por el artículo ‘La Venganza’ de D. Alfonso Ussia en LA RAZÓN.
17 Octubre 2008
OJALÁ QUE QUEDE ALGUNO VIVO
Sin ser habitualmente partidaria de la venganza, debo reconocer que deseo que siga vivo alguno de los dirigentes de la Falange que busca el juez Garzón. Esos que se sumaron al golpe de Estado franquista con tal ahínco y asumieron tan hondamente su cruel esencia que se convirtieron en los tentáculos ideales para el régimen. Alcaldes y gobernadores civiles eran los jefes locales y provinciales del Movimiento. Convertidos en acusación, juez y verdugo, ¡con qué dedicación y soltura elegían a los culpables para que fueran paseados y olvidados después en una cuneta!
Deseo que alguno de ellos, bien criado al calor del franquismo, haya logrado sobrevivir hasta hoy. Me conformo con que tiemble al leer el auto del juez, con que tema verse sentado en un banquillo, con que pierda el sueño repasando sus años mozos y rememorando cuántas muertes le puede imputar el juez. Con que desee no vivir para verlo. No será ni la décima parte del dolor que han sentido estos 30 años las familias de esos 114.226 desaparecidos que ahora podrán dejar de serlo. De la amargura que han acumulado ante estas décadas de olvido, de la rabia que han tenido que destilar por sentirse estafados por la democracia.
Deseo que alguno viva aunque entiendo que, por viejo, nunca ingresará en prisión; aunque presumo que esta primera causa penal contra el franquismo nunca llegará a juicio. Sé que este sentimiento no me honra, pero no vean cómo me anima.
Salomé García
19 Octubre 2008
LA VENGANZA
En PÚBLICO, el periódico de los troskistas con «Jaguar» descapotable, escribe la señorita García. No tengo el gusto y me presento inmediatamente: Alfonso Ussía Muñoz-Seca. Encantado. Cumplido el trámite, me apresuro a decirle a la señorita García que sus deseos de venganza no son dignos de elogio. La señorita García está feliz con las cosas de Garzón y le apetece vengarse de alguien, aunque no lo tenga definido. «Sin ser habitualmente partidaria de la venganza -escribe-, debo reconocer que deseo que siga vivo alguno de los dirigentes de la Falange que busca el juez Garzón». Aunque la señorita García no sea «habitualmente partidaria» de la venganza, demuestra ser bastante partidaria, si bien no «habitualmente», lo que magnifica su sensibilidad. Desea que siga vivo «alguno», no le importa quién, para satisfacer sus deseos de venganza por medio de la espada justiciera de un juez que está jugando con la prevaricación, y lo que es peor, con los muertos. La familia de Federico García Lorca ya le ha advertido que podría querellarse con don Baltasar por «profanación» si se empeña en exhumar sus restos. Y la señorita García coincidirá conmigo en que la familia del gran poeta granadino vilmente asesinado no es franquista, sino todo lo contrario. «Sé que este sentimiento no me honra -insiste la señorita García-, pero no vean cómo me animan». Además de la redacción, hay que mejorar los sentimientos y los ánimos.
Lo que anima a la señorita García es una venganza a ciegas. Quiere un falangista, un Gobernador Civil durante el franquismo o un simple soldado de la Guardia Mora para que Garzón lo empapele y ella se sienta a gusto. Hay gente mejor y más ejemplar en sus olvidos que la señorita García. Hay miles de personas, que están vivas, que no se han vengado del responsable principal del asesinato de sus familiares, que por casualidad, está vivo también. Me refiero a los asesinados, también vilmente, en Paracuellos del Jarama, por poner un ejemplo cercano a la redacción del periódico en el que escribe la señorita García. Allí fueron asesinados ocho mil personas, ocho mil inocentes, entre ellos niños de 12 y 13 años fusilados por ser culpables de un tremendo delito. Ser hijos de militares. Entre aquellos ocho mil inocentes, de los cuales César Vidal aporta más de cinco mil nombres en su libro sobre Paracuellos, estaba también un señor de 57 años, que no hizo jamás mal a nadie, padre de diez hijos y también escritor, como García Lorca. Antes de fusilarlo lo torturaron, quizá por escribir «La Venganza de Don Mendo», una comedia en verso que todavía triunfa en los escenarios. De esos diez hijos, la segunda de mayor a menor, era mi madre. Y le voy a contar la terrible venganza de mi madre contra el demostrado responsable del asesinato de su padre, Pedro Muñoz-Seca. «Si alguno de vosotros os encontráis con Santiago Carrillo, no lo saludéis». Eso nos dijo a sus hijos, que también éramos diez. Y nos hemos vengado casi todos, entre otras razones porque nada hay más fácil que no saludar a una persona cuando no se quiere. Pero lo nuestro es particular. Lo que tiene que saber la señorita García, es que durante treinta años, y viviendo el máximo responsable de la matanza en España, ningún familiar de los asesinados ha intentado vengar a sus muertos. Y ahí sigue Carrillo, vivo y homenajeado. Al menos, en este caso, la señorita García, habría de reconocer que no ha estado afortunada.
Alfonso Ussía