9 octubre 1976
A pesar de todas sus disputas con Fraga a finales de los sesenta, el ex ministro Laureano López Rodó formará parte de la federación fraguista
Seis ex ministros del franquismo aperturista fundan la Federación de Alianza Popular liderados por Fraga para concurrir a las elecciones
Hechos
El 9 de octubre de 1976 se presentó en público la Federación de Alianza Popular. Una coalición formada por siete partidos de derecha con la aspiración de presentarse a las primeras elecciones previstas en junio de 1977.
Lecturas
«El concepto de ‘derechas’ no nos define por sí solo, la palabra ‘franquistas’ no nos deshonra».
En octubre de 1976 se presenta la formación política Alianza Popular (AP). Se presenta como una federación formada por los partidos políticos personalistas de seis exministros franquistas: D. Manuel Fraga Iribarne (Reforma Democrática), de D. Cruz Martínez Esteruela (Unión del Pueblo Español), D. Gonzalo Fernández de la Mora Mon (Unión Nacional Española), D. Laureano López Rodó (Acción Regional), D. Federico Silva Muñoz (Acción Democrática Española), D. Licinio de la Fuente De la Fuente (Democracia Social) y D. Enrique Thomas de Carranza (ANEPA), apodados por sus seguidores ‘los siete magníficos’.
El líder de AP será D. Manuel Fraga Iribarne. Alianza Popular se define como una formación de ‘centro-derecha’ a la que no deshonra que la llamen ‘franquista’, por lo que es identificada como ‘el franquismo sociológico’. Especialmente llamativo es ver al Sr. Fraga Iribarne y al Sr. López Rodó compartiendo proyecto político dando que ambos eran considerados enemigos cuando compartían consejo de ministros
La primera crisis en AP se producirá en enero cuando el partido político ANEPA se fraccionará entre los partidarios de integrarse en AP y los que preferirán acercarse al proyecto de la Unión de Centro Democrático. El 12 de enero de 1977 la Junta Nacional de ANEPA acordará destituir a D. Enrique Thomas de Carranza y reemplazarlo por el periodista ‘suarista’ D. José Ramón Alonso Rodríguez-Nadales. El 1 de febrero de 1977 ANEPA comunicó que rompía todo vínculo con AP y solicitaba formar parte del proyecto UCD.
D. Enrique Thomas de Carranza optó por formar su propio partido, la Unión Social Popular, con el que poder mantenerse en Alianza Popular.
–
LOS PARTIDOS QUE FORMARAN PARTE DE LA FEDERACIÓN DE ALIANZA POPULAR: «LOS SIETE MAGNÍFICOS»
Formación liderada por D. Manuel Fraga Iribarne, ex ministro de Información y Turismo y ex embajador en Londres durante la dictadura del General Franco. El Sr Fraga, que cuenta con D. Jorge Verstrynge como nº2 en Reforma Democrática, está considerado uno de los mayores aperturistas durante la dictadura, su presencia contrastaba así con el resto de ministros co-fundadores de AP, con un perfil menos aperturista, lo que supuso cierta sorpresa.
Formación política liderada por D. Cruz Martínez Esteruelas, también ex ministro durante la dictadura franquista, era la Asociación a la que habían pertenecido D. Adolfo Suárez González – junto a su mentor, el Sr. Herrero Tejedor – ya desvinculados de ella en aquel momento.
Formación política liderada por D. Gonzalo Fernández de la Mora. El Sr. Fernández de la Mora había sido un franquista partidario de la restauración de la Monarquía en la persona de D. Juan Carlos de Borbón y también uno de los fundadores de la agencia de noticias EUROPA PRESS.
El ex ministro de la dictadura y ex comisario del Plan de Desarrollo, D. Laureano López Rodó, destacado miembro del Opus Dei, lideraba Acción Regional, que pretendía representar a la derecha catalana.
En octubre de 1976, el ex ministro franquista D. Federico Silva aún no había registrado formación política alguna, a pesar de ello fue uno de los co-fundadores de la Federación de Alianza Popular y a principios de 1977 registró al fin su propia formación: Acción Democrática Española (ADE).
Al igual que el Sr. Silva, el ex ministro de Trabajo durante la dictadura, D. Licinio de la Fuente, tampoco tenía formación alguna. Teóricamente su partido era la Unión Democrática Española, pero había varios dirigentes de esta pequeña formación que preferían acercarse al grupo de los Sres. Areilza y Cabanillas, que al del Sr. Fraga.
El ‘séptimo’ de los fundadores de la Federación de Alianza Popular era el economista D. Enrique Thomas de Carranza, el único de los siete fundadores que no había sido ministro del General Franco.
18 Septiembre 1976
El Gran Intento
Manuel Fraga, Laureano López Rodó, Cruz Martínez Esteruelas y Federico Silva, por sí o por medio de personas de su confianza han iniciado conversaciones. El fin de las mismas es averiguar hasta que punto sus coincidencias fundamentales permitirán llegar a la formación de un organismo unitario que sin desvirtuar la personalidad de ninguno de los grupos así engarzados, resulte instrumento apto y eficaz para, cuando menos, desarrollar un a táctica electoral conjunta. Naturalmente, la lista de personalidades no está cerrada. Hay otros varios nombres, significativos y con peso específico. A la derecha – no mucho más a su derecha – y a la izquierda – no excesivamente a la izquierda – de los citados que muy bien podrían participar en este intento unitario, el más importante y el más urgente y quizá el más trascendental de cuantos se han llevado a cabo desde 1937.
Porque si hay algo claro en el panorama político español es que necesita claridad. Y la claridad pasa, necesariamente por el rechazo de la desmembración de las fuerzas políticas reales del país. Lo digo a muchos meses de vista de las elecciones legislativas: si los grupos que no quieren la ruptura no se presentan unidos perderán las elecciones.
Tan es así que, de alguna manera, en el otro lado piensan igual. También la llamada oposición cierra sus filas y de ahí el mal humor del señor Trevijano ante la actitud de don Raúl Morodo que, pese a actuar en nombre de su partido y sólo de él, ha dado una respuesta en cierto modo positiva al resto Suárez. García-Trevijano quiere antes que los integrantes de la Platajunta se pongan de acuerdo y, después dar una respuesta unitaria. Y desde un punto de vista táctico le asiste toda la razón.
Porque es hora de dejarse de eufemismos y accesoriedades. La gran virtud, la inmensa ventaja que representa para el país el proyecto de ley para la reforma política no reside en este o en aquel punto concreto. Reside en que se convocan elecciones. A partir de su celebración no se va a gobernar con carismas ni con prestigios. Se va a gobernar con el fundamento de los votos que apoyan a unos hombres y a unos partidos. Lo demás, incluida la reforma política, se hará en función de los votos.
Lo primero, pues, es ganar las elecciones. Y ahí no cabe jugar por libre. ¡Ojalá cuaje el intento de los Sres. Silva, Esteruelas, López Rodó y Fraga!
José María Ruiz Gallardón
10 Octubre 1976
La derecha, sin líderes
Seis ex ministros de Franco, de los que sólo Manuel Fraga puede decir sin rubor que ha llevado a cabo actos mínimamente liberales o liberalizadores de gobierno, han suscrito un manifiesto en nombre de una denominada Alianza Popular. En este mismo número publicamos íntegra la declaración. No se la pierdan: no se puede decir menos en más espacio. Ignoramos qué popularidad real pueden reunir hoy estos ex gobernantes. Con la excepción hecha, el resto de los aliados es la flor y nata del integrismo-intelectual, cultural, religioso, político y económico. Líderes que nada tendrían que envidiar a la derecha extrema de los partidos neofascistas de Europa.Los firmantes del manifiesto son los representantes verídicos del franquismo. Lo demás -Girón, Blas Piñar, Iniesta- es folklore. Aquí está, en cambio, representado lo mejor del ideal totalitario de la religión y la política. Y aspiran a rentabilizar electoralmente lo que ellos piensan es su gran capital: el miedo de las clases medias y pequeños burgueses a las consecuencias del cambio político.
El manifiesto que han hecho público es -decimos- toda una delicia. Ahora resulta que aquí se hunde todo o casi todo. Falta decir quién tiene la culpa de que se hunda. Las crisis económica y política se unen,nos avisan quienes han dirigido prácticamente la economía y la política de este país durante los últimos quince años. ¿Es una ingenuidad? ¿Es una torpeza? Los males económicos que padece el país no se han originado este mes, ni este año, sino años atrás. Para qué hablar de los políticos. Estos señores que han prohibido, perseguido y vapuleado a los partidos, hoy forman uno; y éstos que han denunciado, encarcelado y vejado a los ciudadanos que firmaban manifiestos, hoy redactan el suyo. Ministros que se sentaban en el Gobierno que concedió los créditos a Matesa, claman noy contra la corrupción y la evasión de capitales. Los que lo hacían cuando asesinaron a Carrero, cuando las explosiones de la calle del Correo o del Capitán Arenas, hablan de un ambiente de inseguridad y de deterioro del orden público. Y quienes firmaron, solidariamente, ejecuciones que desataron la ira de los partidos conservadores europeos, aspiran ahora a homologarse con ellos. No nos parece mal, pero nos parece tonto.
No alcanzamos a comprender qué pinta en toda esta historia la figura de Manuel Fraga, aliado a tres de sus peores enemigos históricos y políticos: Federico Silva, Laureano López Rodó y Gonzalo Fernández de la Mora. Contra quienes piensan que ha encontrado su sitio natural, el que la historia y la naturaleza le destinaban, hay que decir que más bien parece haber sido víctima una vez más de una gran trampa. Fraga tiene, desde luego, derecho a equivocarse de nuevo, pero quienes no deben hacerlo una vez más son los españoles.
Esta Alianza Popular va a presentarse a un proceso electoral -quizás- o va antes a intentar derribar el Gobierno para sentarse sus miembros otra vez en las poltronas del poder. Y se despachan con una opción «democrática y reformista». Seguramente la que ofreció el viernes pasado el señor Fernández de la Mora en el Consejo Nacional del Movimiento: la democracia orgánica, o sea, la que hemos tenido durante cuarenta años.
Habrá que volver en días sucesivos a analizar lo no analizable: la falta de contenido político real que este manifiesto tiene. La cantidad de lugares comunes, de frases hechas y lenguaje huero que recuerda los mejores tiempos del nacionalsindicalismo y de la tecnocracia desarrollista. Y para qué hablar de la capacidad de unos políticos que pretenden, financiados por la gran Banca, «defender los intereses de los trabajadores» y que no tienen empacho moral en mezclar los términos «comunismo y terrorismo», en momentos que requerirían, al menos, un cierto rigor científico.
Esto, señores, que acaba de hacer su presentación en sociedad no es, desde luego, el centro, como candorosamente se autodefine, y ni siquiera el centro derecha. Esto no es, tampoco, la derecha española. Es la más pura esencia del neofascismo: su lenguaje, sus premisas, sus maneras, sus personas. Los firmantes del escrito han hecho, no obstante, un gran favor al pueblo, pues han contribuido a la clarificación política. Y han regalado al Gobierno la mejor de las cartas posibles. El Gabinete Suárez parecía preocupado por la oportunidad electoral que esta alianza tuviera. Vamos a decir que, a nuestro juicio, la tiene muy escasa. La derecha española, hasta donde es posible conocerla, es más moderna que todo eso. No acertamos a comprender que haya empresarios, financieros, intelectuales, profesionales, comerciantes y clases medias de nuestro tiempo que estén dispuestas a avalar con su sufragio semejante cúmulo de pasados sin retorno como en el manifiesto anidan. Ahora se ha delimitado un vacío político que es preciso llenar: el vacío de la derecha auténtica de este país. La derecha respetuosa con las libertades democráticas, sin mala conciencia ni afanes de grandeza. La derecha defensora de unos intereses válidos aunque discutibles, concretos y no genéricos: intereses de clase y de parte, como son los de la izquierda. La derecha capaz de hablar con los partidos de izquierda -el comunista incluido-, de pactar y dialogar sobre medidas concretas, con el deseo prioritario de construir la convivencia y no de seguir gobernando siempre.
Esta Alianza Popular, en cambio, no es sino la alianza de las sombras del franquismo histórico. El del Opus Dei, la Acción Católica, la Falange, el corporativismo y el Estado de Obras todo junto. El del espíritu de Cruzada. Y sería lastimoso contemplar que los verdaderos líderes de la derecha española tienen tan poca creatividad política que están dispuestos a financiar operación tan poco rentable, tan inactual, tan triste, que, por no cambiar nada, pretende no cambiar ni los perros ni los collares.
12 Octubre 1976
Escribe Alianza Popular
En la página 6 del número de EL PAIS correspondiente al 10 de octubre de 1976, se publica un editorial titulado «La derecha sin líderes», dedicado a la alianza Popular, y que requiere, entre otras, las siguientes puntualizaciones:
1ª.- El editorialista califica de «totalitaria» y, dos veces, de «neo-fascista», a la Alianza, ambos epítetos, por su intención peyorativa, y su falta de verdad, solo demuestran pobreza dialéctica. Se acude a veces a la ofensa cuando se carece de argumentos. En nuestro Manifiesto hay una expresa condena de la violencia física y de la verbal porque nos parece que no constituyen un método democrático.
2ª.- Son posiciones políticamente totalitarias las que, como la comunistas, ampliamente ejemplificadas en el este de Europa, niegan el pluralismo político y proscriben la discrepancia. Ahora bien, nuestro Manifiesto dice: «Afirmamos nuestra voluntad de diálogo con todos los grupos y sectores democráticos del país». La imputación es, pues, absolutamente falsa.
3ª.- Lo de «neofascistas» es la acusación que los comunistas suelen aplicar a todos los que no les hacen el juego. Es una argumentación de guerra; pero que no es de recibo pacífico. De fascistas han sido acusados en el Este incluso Adenauer y De Gaulle, creadores de dos grandes democracias europeas. El editorialista expresa su deseo de que exista «Una derecha capaz de hablar con los partidos de izquierda, el comunista incluido». Hay que ser ingenuo para creer en la capacidad dialogante del comunismo. La invitación no nos hará caer en ella. Nada, pues, en nosotros de neofascistas ni por el programa, ni por el lenguaje. Analícese, en cambio, semánticamente el autor del artículo, y comprobará cuántas similitudes hay entre su prosa y la de los movimientos que dice condenar.
4ª.- Se acusa a los firmantes de haber «encarcelado y vejado a ciudadanos». Vamos por partes. ¿A qué ciudadanos han encarcelado dos ex ministros de Obras Públicas, un ex ministro de Trabajo y otro del Plan de Desarrollo y un diplomático? Y ¿qué ex ministro de la Gobernación, de quien dependen las Fuerzas del Orden Público, no ha tenido que aplicar alguna vez las leyes que autorizan la privación de libertad? Cítese un sólo ejemplo en cualquier lugar del mundo.
Sofisma, pues, al servicio de una táctica agresiva.
5ª.- ¿Vejaciones? ¿Cúales y a cargo de quién? Lo que sí resulta vejatorio para la Alianza Popular es el editorial de EL PAIS, virulento en el fondo y en la forma, gratuito en las acusaciones, y sin indicios de capacidad dialogante y de espíritu liberal.
6ª.- Se dice que la democracia «que ofreció el viernes pasado el señor Fernández de la Mora en el Consejo Nacional del Movimiento, es la democracia orgánica». Tampoco es verdad. En su discurso, distribuido a todos los medios informativos. dijo: «Entiendo que la representación inorgánica debe ser complementada por la orgánica y por la plebiscitaria». Y afirmó «su aceptación del bicameralismo» del proyecto, en el cual se establece un Congreso de sufragio universal inorgánico.
7ª.- El editorialista pretende dividir a la Alianza afirmando que «tres de los peores enemigos históricos y políticos» de Fraga son Silva, López-Rodó y Fernández de la Mora. La íntima y nunca interrumpida amistad de algunas de estas personas con Fraga se remonta a la juventud. Y que la conjunción política existe lo demuestra el Manifiesto. ¿Será, acaso, que se pretende desunir a los que están unidos? ¡Triste maniobra en una España que tan necesitada se encuentra de ensanchar solidaridades, de subrayar coincidencias esenciales, y de superar discrepancias adjetivas! Estimular los fraccionamientos es antiliberal por lo que entraña de incomprensión; y es antidemocrático por lo que supone de atomización partidista, y de subsiguiente ingobernabilidad. Así no se fomenta, sino que se torpedea a la democracia.
8ª.- Hay en el editorial una idea dominante: la de eliminar de la convivencia española a todos los que hayan tenido alguna relación política con el Estado de las Leyes Fundamentales vigentes. La técnica de las purgas es de lo más antidemocrático. Pero, además es negativa, porque supone proscribir a toda la clase política con experiencia, a condenar cuarenta años de la vida de un pueblo, y a propugnar la ruptura total con una legitimidad que es en la que se apoyan la Corona y la propia reforma política en curso. Demasiada destrucción. Alianza Popular, por el contrario, no aspira a silenciar a EL PAIS y siente que el editorial no utilice algún argumento sobre el que se pueda montar un diálogo constructivo en relación con el Manifiesto. Sólo así se crea el estilo democrático que tanto necesitamos.
9ª.- Y, finalmente, EL PAIS, afirma que la Alianza «tiene muy escasa oportunidad electoral». Si es un deseo, el periódico niega su pretensión de «independiente ». Si es una profecía, en las urnas nos veremos. En cualquier caso, si la Alianza tiene tan exiguo respaldo, ¿por qué tanto espacio y tanta pasión dedicados a denigrarla y escindirla?.
13 Octubre 1976
Con talante democrático
Para quienes, con la mejor buena fe y espíritu de servicio a nuestra Patria, iniciamos el sábado, con la promoción de Alianza Popular, la andadura dificil pero ilusionada de ofrecer a España una opción política importante, armonizando posturas personales y limando discrepancias, para llegar a constituir un grupo político de amplia base, como suelen ser los partidos que hacen viables las democracias la lectura del editorial del domingo de EL PAIS constituyó una triste sorpresa. Yo, al menos, intuía, por otros comentarios anteriores, la discrepancia del periódico con nuestra postura, con lo que somos y representamos, y esperaba una acogida no demasiado favorable. Sin embargo no esperaba ni el tono, ni la agresividad del comentario, que supone incluso juicios, descalificaciones y matices personales que, al dañarnos a nosotros, dañan también, a mi entender, la objetividad del periódico. Un periódico que en tan breve espacio de tiempo se ha abierto camino en el panorama informativo español, lo que dice mucho de la capacidad profesional de quienes lo hacen.
Me ha disgustado leer el editorial por un doble motivo. Por nosotros y por el periódico. Pero hay un motivo superior para mi disgusto: sentiría que éste fuera el talante con el que se dirimieran nuestras futuras discrepancias políticas, en esta nueva democracia que intentamos construir.
Pero este no va a ser ni un artículo de queja, ni un articulo polémico con el periódico al que Alianza Popular ha contestado ya como grupo. El político, por otra parte, tiene que «encajar» losjuicios adversos, incluso cuando sean tan duros como los de EL PAIS. O quedarse en casa ocupándose de sus cosas. Tal ha sido mi manera de entender la labor informativa en mi ya larga vida de responsabilidades públicas. Creo que son muchos Ios profesionales del periodismo que podrían atestiguarlo. En cuanto a lo que nosotros y nuestra alianza pueda llegar a ser dejemos que el juicio siga a los hechos, y no hablemos desde los «prejuicios», que es lo que algunos están haciendo para descalificarnos de antemano.
Lo que me propongo, esencialmente, en este artículo, es tomar este incidente como pretexto, pata hacer algunas consideraciones acerca de lo importante que es el talante democrático, para construir una democracia.
Somos muy dados a pensar que todo o casi todo depende de las leyes y poco de las conductas. Modifiquemos la Constitución, pensamos, y tendremos un nuevo estilo de vida, una nueva e ideal, democracia. Así nos hemos pasado siglo y medio, desde aquella primera Constitución de Cádiz, que definía a España como una nación de hombres justos y benéficos, sin perjuicio de que estos hombres justos y benéficos estuvieran todo el siglo XIX y parte del XX persiguiéndose y matándose únos a otros, entre revueltas, pronunciamientos y guerras civiles.
La nueva democracia que entre todos vamos a intentar construir, se va a basar, por supuesto, en cambios importantes en nuestra Constitución, de acuerdo con lo que decida nuestro pueblo. Nosotros hemos reconocido que esos cambios son necesarios y convenientes. Yo lo dije públicamente en un artículo que escribí el mismo día de la muerte de Francisco Franco y los que había venido propiciando desde tiempo antes. Pero, importa subrayar, que el carácter de la vida democrática en España no va a depender sólo de las reformas constitucionales.
Una amplia gama de opciones políticas va a ser ofrecida al pueblo español en relación con la solución de sus problemas y la organización de su futura convivencia. Si por la superación de personalismos, estas opciones fueran pocas e importantes como ocurre en la mayor parte de los, países Occidentales, se facilitaría Ia elección del pueblo y Gobierno del pais, y enello hemos pensado nosotros al constituir la alianza. Sería deseable que los diversos grupos afines llegaran a articularse también otras dos o tres coaliciones de las que se habla por ahí. Por ejemplo, una importante opción socialista y alguna otra de las que están en proyecto. A mí todo esto me parecería positivo. Y evitaría o reduciría los grupos radicalizados de extrema izquierda o de extrema derecha.
En cualquier caso, tres o cuatro grandes formaciones políticas, acompañadas de algunos otros pequeños partidos, constituirían el espectro electoral deseable, en las circunstancias actuales, cara a las próximas elecciones. Aceptar esto y tratar de contribuir a que, esto se produzca, puede ser tan importante como las puras. modificaciones constitucionales en el futuro democrático de España.
Conseguir, además, que, la diversidad, de opciones no se consideren como ejercitos en pie de guerra. Aceptar al contrario como discrepante y no como enemigo. Discutir las ventajas y los inconvenientes de las distintas soluciones con objetividad desde los problemas y los intereses de España, y no,desde los ángulos puramente personalistas… Todo esto forma parte,de lo que yo llamo el talante democrático, que, para mí es tan importante, o más que las leyes que configuren las nuevas instituciones o los procedimientos electorales.
Llegar a que las posiciones de izquierda tengan una fuerte dosis, de sentido nacional, de respeto por la Iey, y,-el orden, por la seguridad y la paz; y las de derechas, una profunda sensibIdad por los problemas sociales y el realismo suficiente para resolverlos haciendo los sacrificios económicos que sean necesarios; y conseguir que unos y otros no tengan sentido revanchista, sino de continuidad (lo que no excluye cambios y reformas), nos llevaría de verdad a una democracia de corte occidental, en la que puede cambiar el partido dominante, sin convulsiones, ni cambios radicales en la política nacional.
Todo esto necesita no sólo leyes; no sólo normas. Necesita grandes dosis de respeto, comprensión y tolerancia para las posturas discrepantes, grandes dosis de superación de toda clase de personalismos, grandes dosis de talante democrático. Podría resultar que de nuestro talante democrática para afrontar la nueva situación dependa mucho más de lo que creemos nuestro futuro próximo.
Y como quiero alejar del lector la idea de cualquier clase de «oportunismo» o veleidad circunstancial en estos criterios, quiero terminar repitiendo lo que dije en 1969 en mi primera intervención en las Cortes como ministro de Trabajo. Dije entonces, y repito ahora, que «tengo la conviccion profunda de que el diálogo y el entendimiento entre todos ha de ser la base de nuestra convivencia; de que siempre puede haber un punto de entendimiento y concordia entre posicionesinicialmente discrepantes y de que el servicio a la comunidad exige de nosotros ese entendimiento y esa concordia; exige de nosotros la generosidad de renunciar a una parte de lo que consideramos nuestra verdad, para encontrar lo que pueda ser la verdad de todos».
Licinio de la Fuente
12 Octubre 1976
Bienvenida a Alianza Popular
El nacimiento de Alianza Popular, gestionado por siete personalidades, de las cuales seis son ex ministros, es un primer paso clarificador en el escenario. Sólo por eso merece que le demos la bienvenida, pero no queremos omitir que también sería necesario clarificar igualmente otras posiciones, de forma que si los primeros tienen un marcado color centro-derecha, los segundos lo deban tener de centro-izquierda. En los extremos del abanico quedarían las zonas irreductibles. La ultraderecha que traiciona a la derecha y la ultraizquierda que traiciona a la izquierda, como dice don Salvador de Madariaga.
Esta Alianza Popular es un partido con poder electoral evidente y se corresponde, en ideología y en métodos, con numerosos partidos de gran raigambre en toda Europa democrática. Se puede decir que ya tenemos un verdadero partido conservador, de corte moderno y reformista, que clarificará la oferta política que se haga al ciudadano español cuando llegue, con la primavera la ocasión electoral tan largamente retrasada. Prestará, además, el gran servicio de atraer a grandes masas, apartándolas de la tentación de derivar más a la derecha.
–
LOS APOYOS MEDIÁTICOS
Los periodistas D. Carlos Mendo Baos y D. Manuel Jiménez Quilez han sido designados responsables del Gabinete de Prensa de Alianza Popular.
Desde el principio la Federación Alianza Popular apostó por tener importantes apoyos mediáticos. D. Torcuato Luca de Tena, presidente de la Junta de Fundadores de Prensa Española puso toda la carne en el asador para que le periódico de esa empresa, el ABC, apoyara a AP, cosa que hizo.
Igualmente en la Junta de Fundadores del Grupo PRISA estaba D. Carlos Mendo, que representaba los intereses del fraguismo en obtener el apoyo del nuevo diario EL PAÍS, por desgracia para el Sr. Mendo, el director del diario, D. Juan Luis Cebrián rechazó apoyar al Sr. Fraga a pesar de que debía a este su nombramiento como director y desde sus editoriales atacó sin tregua a Alianza Popular desde el mismo día en que esta federación política se presentó calificándola de ‘totalitaria’ y ‘neofascista’ para indignación de sus fundadores y del propio Sr. Mendo.
–
LA AGRESIVIDAD DE EL PAÍS CONTRA AP
El Sr. Fraga había hecho un gran favor a EL PAÍS mucho más relevante aún que su apoyo a D. Juan Luis Cebrián para ser director. El Sr. Fraga siendo embajador de España en Londres, realizó las gestiones pertinentes en septiembre de 1975 para arrancarle al Gobierno del Sr. Arias Navarro la autorización para que el diario EL PAÍS comenzara su publicación en mayo de 1976 como el mismo contaría en sus memorias, consiguiendo así ser el primero periódico fundado en Madrid, es decir, generalista de ámbito nacional, tras la muerte del General Franco y la coronación de S. M. Don Juan Carlos I. Por esas mismas fechas habían solicitado permiso para publicar una cabecera nacional en Madrid: EL PAÍS, DIARIO16, SUCEDIÓ, MADRID INFORMATIVO y EL IMPARCIAL. De ellos sólo EL PAíS y DIARIO16 vieron la luz.
¿Pero fue, tal como preconizó el Sr. Anson desde BLANCO Y NEGRO el diario EL PAÍS el diario que apoyara el proyecto político del Sr. Fraga? El proyecto del Sr. Fraga se presentaba al público el 9 de octubre de 1976 con el nombre de Alianza Popular y apoyado por seis ex ministros con presunto prestigio en la derecha y un economista. El día 10 de octubre el periódico de D. Juan Luis Cebrián y D. Dario Valcárcel les dedicaba un editorial titulado “La derecha, sin líderes”en el que ponía a parir aquella nueva formación política:
“La flor y nata del integrismo-intelectual, cultural, religioso, político y económico. Líderes que nada tendrían que envidiar a la derecha extrema de los partidos neofascistas de Europa”
“Esta Alianza Popular, en cambio, no es sino la alianza de las sombras del franquismo histórico. El del Opus Dei, la Acción Católica, la Falange, el corporativismo y el Estado de Obras todo junto. El del espíritu de Cruzada.” El Sr. Anson no pudo equivocarse más en lo relativo al supuesto sometimiento al Sr. Fraga que iba a tener EL PAÍS, pero para el momento en que quedó acreditado a él ya le daría bastante igual. A principios de 1976 el Sr. Anson abandonaba la dirección de BLANCO Y NEGRO. Una vez lo hizo la revista no volvería a hablar del Sr. Cebrián ni de nada referido a los intestinos de EL PAÍS.
El Análisis
D. Manuel Fraga Iribarne cometió el segundo gran error en su estrategia para llegar a la presidencia del Gobierno (el primero había sido aceptar, con el Sr. Arias Navarro, la vicepresidencia y Gobernación en el primer Gobierno del Rey Juan Carlos). El Sr. Fraga, el ‘padre’ de la primera reforma política no se alió con franquistas abochornados como el Sr. Areilza o el Sr. Cabanillas (cuyos grupos fueron los que más tarde crearían la UCD), es decir, franquistas que querían aterrizar en democracia borrando todo vínculo que les uniera con la dictadura, sino que eligió a franquistas orgullosos como el Sr. Silva o el Sr. Fernández de la Mora, que querían pasarse a la democracia sin renunciar a su pasado franquista. Especialmente interesante es que el Sr. Fraga incluyera entre sus aliados al Sr. López Rodó, con el que había tenido diferencias radicales a finales de los años sesenta en medio de la pelea entre los franquistas opusdeistas y los franquistas falangistas.
Aquella alianza supuso un gran error del Sr. Fraga, puesto que sus aliados no le aportaron mucho, en el campo electoral, y en cambio permitirían a los franquistas de UCD presentarse como ‘el centro’ mientras los franquistas de AP eran los que se quedaban con la etiqueta de ‘franquistas-derechistas’.
J. F. Lamata