13 marzo 2008

Simultaneará su presencia en ANTENA 3 TV con el programa que conduce en POPULAR TV, el canal del arzobispado de Madrid.

ANTENA 3 TV ficha al sacerdote Javier Alonso Sandoica para que defiende la posición de la Iglesia desde ‘Espejo Público’

Hechos

Participó en el programa del 13.03.2008.

22 Octubre 2008

En nombre del padre, del hijo y del embrión modificado

Javier Pérez de Albéniz

Leer

En ‘Espejo público’ (Antena 3), el programa de Susanna Griso, tienen como colaborador a un cura. Ya saben a qué me refiero: un representante de Dios en la tierra. El cura en cuestión es presentador de Popular TV, tiene el mismo peluquero que Juan José Güemes y se llama Javier Alonso Sandoica. De vez en cuando Griso le llama para que ofrezca ante las cámaras sus opiniones sobre los temas más variopintos. Curiosamente no sobre el sabor de las obleas integrales, cómo caminar sobre las aguas o la pederastia en la Iglesia, asuntos que debería dominar. Le llama para hablar sobre el aborto, los preservativos o la selección de embriones, cuestiones que no afectan en lo más mínimo a la vida de continencia que voluntariamente eligió.

Como ustedes sabrán, hace unos días nació, tras someter al embrión a una manipulación genética preimplantacional, un bebé cuyo cordón umbilical aportará las células que podrán ayudar a curar a su hermano mayor, gravemente enfermo. ‘Espejo público’ se hace eco de la noticia, lógicamente, y Susanna Griso solicita los servicios de… ¿el presiente de la Sociedad Internacional de Bioética? ¿Un biólogo? ¿Un psicólogo de un instituto de infertilidad? ¿Un médico especializado? ¿Alguien que pueda explicar en qué consiste este milagro de la ciencia? No, por Dios, llama al cura, que hace de vocero de Rouco Varela y sus secuaces: «La Iglesia lo que dice es que el fin, que es tener un chaval, ¿justifica todos y cualquier medio? Es decir, tener un chaval que le hemos implantado un embrión y hemos tenido que desechar otros, es decir, desechar significa suprimirlos o congelarlos. Es decir, unas vidas humanas que tienen la misma dignidad que Javier (el niño enfermo)».

No es un discurso muy brillante, para qué vamos a engañarnos. Ni siquiera como cura. Cuando al señor Sandoica le duele un brazo, o se le pone la almorrana como un melón, acude al médico y se toma sus medicinas, mientras que cuando se trata de la salud de un niño prefiere dejar su futuro en manos de Dios. Evidentemente su condición de padre se limita a la nomenclatura religiosa: este cura no ha catado la reproducción, conoce sus mecanismos de oídas, ignora los placeres de la auténtica paternidad. Supongo. Sus explicaciones son las de un charlatán que antepone sus lentejas (una fantasía a la que llaman religión) a la vida (una realidad definida por la ciencia).

En la recta final del discurso de este moderno Torquemada, otra perla: «Cada vez que las madres quieren tener un niño por fecundación in vitro o por inseminación artificial me dicen: Javier, eso no es concebir un chaval, esto es sentirte en las manos de alguien que te está como instrumentalizando, que dices éste no es mi marido, éste es un tercero«.