4 febrero 1990

Tendrá una línea editorial contraria al PSOE y a TVE y será más favorable hacia el PP e Izquierda Unida

ANTENA 3 TV recupera ‘La Clave’ con José Luis Balbín cinco años después de su supresión en TVE

Hechos

El 2 de febrero de 1990 se emitió ‘La Clave’ de ANTENA 3 TV dedicada a analizar la situación de la televisión en España.

04 Febrero 1990

La embarazosa libertad

Eduardo Haro Tecglen

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Si Balbín hubiese querido destruir la televisión privada no podría haber encontrado mejor película que la que dio en la nueva versión – el viernes de su programa celebérrimo y accidentado LA CLAVE: esa película fue NETWORK. Es la historia de un presentador de informativos que se ha quemado: bebe y está viejo. Lo despiden y comienza su locura: anuncia por las cámaras que se va a suicidar, y se hace profético, predicador, lunático; y desde ese momento la sociedad norteamericana lo convierte en su héroe y la emisora crece en audiencia. La película es, sobre todo, una crítica a la sociedad de Estados Unidos. Estamos acostumbrados desde hace más de 50 años a ver críticas similares utilizando la anécdota de la Prensa y su brutalidad. Afortunadamente, esa sociedad no es la nuestra, ni esa Prensa ha existido aquí (tiene otros víceos). Todavía. La nuestra es ruda, grosera, envidiosa, hipercrítica – hablo de las clases consideradas como superiores y concurrentes – pero conserva todavía un humanismo. Y quizá algo uqe llamamos pereza y que quizá sea una moderación. Si aquí la televisión privada fuera a ser eso, votaríamos por su supresión. No va a serlo. Y si alguna empieza por ahí, allá ella. No prosperará mucho.

El debate se tecnificó. Iba a ir Luis Solana y no fue. Se esperaba una especie de ‘linchamiento moral’ de los que tanto hablan ahora los triunfadores, y sin duda se esperaba mal El tema de ‘Televisión en libertad’, entre rpresentantes de dos emisoras privadas – CANAL PLUS declinó la invitación – una regional, TELEMADRID – TV3 de Barcelona tampoco asistió – y uno de los rechazados por la concesión, Antonio Asensio, que en nombre de ello dio la mejor definición de lo que debía ser la televisión privada: algo enteramente libre, sin ninguna ley de regulación y ningún paso por horcas caudinas, como lo es la obligación de Retevisión, cuyo representante, el señor Aznar, fue insistentemente elogiado por la rapidez y la eficacia de su funcionamiento, aunque se repudiara el sistema.

Ya se ve que no es, por ahora, la ocurrencia la que mueve a nadie: este programa técnico y aburrido no debió de conservar demasiados espectadores después de la película. No interesaba. No porque su clave no fuera importante, y era la de la renuencia del Estado frente a las libertades privadas, sino por su interiosidad. Se esperaba otra cosa: lo que va a significar en esta sociedad la entrada, apenas hecha, de las privadas, la plétora de imágenes, la posibilidad de que se termine la histeria por la televisión y se normalice su juicio político y su tema de influencia. La capacidad de elección del espectador. La nueva significación de los informativos; cual va a ser la libertad en las dramáticas y en los programas, cómo se puede configurar una programación sin censuras o qué posibilidad hay de que se ejerzan desde otros poderes que no sean los gubernamentales. Todo esto queda inédito. Balbín no nos tiene acostumbrados a estos programas, sino a los brillantes, polémicos, audaces, universales, que le dieron su audiencia.

Habrá que esperar que se pasen sarampiones y ajustes de cuentas y se vuelva a luchas por el público puro. Pero, por favor, no a la manera de NETWORK, que lo desprestigia todo. Los invitados no hablaron de ella, al contrario que como se hacía en las antiguas ‘claves’: parecía como si no la hubiesen visto o no les importase nada, ansiosos como estaban por discutir los asuntos de cámara adentro.