1 octubre 1994

El 'debut' de Osborne en el canal de Antonio Asensio no ha tenido el resultado esperado, pero la cadena cuenta con él para otros proyectos

ANTENA 3 TV se estrella con el concurso galáctico ‘Scavengers’ ambientado en una nave espacial y presentado por Bertín Osborne

Hechos

  • El 1 de octubre de 1994 se estrena el concurso ‘Próxima Estación’ en ANTENA 3 TV.
  • El 15 de octubre de 1994 se cancela el concurso ‘Scavengers’ en ANTENA 3 TV.

Lecturas

Una de las apuestas de D. Antonio Asensio Pizarro, presidente de ANTENA 3 TV para esta temporada es el programa concurso ‘Scavengers’ emitido la noche de los sábados. El programa se desarrolla en colaboración con productoras norteamericanas (FOX), se graba en Reino Unido y está ambientado en una nave espacial galáctica al estilo de las películas de ‘Alien’ pero con un target dirigido a toda la familia.

Los concursantes debían interpretar a soldados espaciales que debían cumplir las misiones que les encargara el ‘comandante’ Osborne.

La actriz Doña. Olga Ojeda interpretaba a E. V. A. (Electroandroide de Vida Aparente), el androide encargado de supervisar las formas de actuar de los concursantes.

 

30 Octubre 1994

Bertín en el espacio

Rafael Torres

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A Bertín Osborne no le hace falta disfrazarse de marciano para parecer un marciano: lo es. Ataviado así, tal como le vemos en Scavengers, el nuevo juego de la oca galáctico de Antena 3, lo que parece es un novillero pobre, un romano de la procesión del Corpus o un lagarto grande, pero, bueno, las cosas de los espacios siderales son así, y Bertín, que es un profesional -aunque nadie sabe de qué- , se viste de lo que le mandan y a vivir, que son dos días, tres a lo sumo.

Al pobre Bertín, que vivía tan a gusto en Tele 5 con sus contactos con tacto, repantingado en un sillón e imitando a Cantinflas, le han puesto a currar en Antena 3, donde tiene que hacer de marciano, de Capitán Centella o de baranda de astronave, y es que la explotación laboral, por lo visto, nos alcanza a todos, aunque también veo a Bertín como una víctima del estado de movilización general que viven las cadenas.

Otros efectos de ese tarantismo televisivo pudimos detectarlos en la presentación de la temporada de Otoño de Tele 5, la cadena que más quiere cambiar y menos la dejan, la cadena que busca una nueva identidad y descubre, consternada, que ya no queda ninguna libre: Antena 3 se ha convertido en una mixtura de TVE y Tele 5, TVE se han transubstanciado en Tele 5 directamente, y ahí tenemos al entrañable canal de Iñigo y el Dúo Sacapuntas, que no sabe con qué personalidad quedarse. Pobrecilla: Puente y Bertín se pasaron, con los planos, al enemigo.

Así las cosas, la apuesta de Tele 5 para el otoño que se le ha echado encima es errática: Agel Garó. Se ve que no quedaba mucha cosa en el mercado y, bueno, tal vez ese muchacho lúgubre, sin gracia, sirva para entretener el calvario de la transición, aunque más le valdría a Lazarov irse buscando algo para el invierno, que es largo, y duro, y aniquilador para los que lo afrontan en pelotas. Ahora bien; le queda la esperanza de recuperar a Bertín, que seguro que acabrá mosqueándose con ese currele agotador que le ha caído, en tan mala hora, del espacio.

25 Noviembre 1994

Escenografía especial

Jorge Noriega

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LO de los scavengers esos de Antena 3 es un buen ejemplo de programación infantil de conveniencia y una buena demostración de hasta qué punto a las televisiones de este país les importan un comino los niños y sus circunstancias.

Al parecer, ese engendro protagonizado por un Bertín Osborne que hace su papel de siempre, sólo que en este caso disfrazado de bombero intergaláctico, con casco y todo, fracasó notablemente en relación con las previsiones de audiencia que la cadena se había hecho para un horario de «prime time». Y ¿qué hacer? ¿cómo aprovechar todo lo invertido en trajes de ciencia-ficción, en efectos especiales, en animaciones, en contratos con los estudios, etcétera, etcétera…? Pues nada; se pasa a un horario infantil y juvenil y a ver qué es lo que sucede.

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Y ahí se lo encuentra uno los sábados a mediodía, si uno no tiene nada mejor que hacer a esa hora que ponerse a recorrer los canales con el mando a distancia. Y ahí se lo encontrarán los niños, más sensibles ellos (pensarán los ingeniosos programadores de la cadena) a todo el tinglado futurista que constituye la única razón de ser de un programa, por lo demás, tan plano y poco imaginativo como ése: las luces, los rayos, las chispas, la música, los muñecos, esos decorados absurdos copiados de Alien o de La guerra de las Galaxias, toda esa estética tipo Nintendo trasplantada para ser consumida como concurso.

Pero no es fácil que nadie se enganche. Enseguida queda claro que no es más que eso: un concurso, como el ¿Qué apostamos? o como El juego de la oca, con pruebas sin mucho sentido aunque muy retorcidas, de ésas en que los participantes tienen que mojarse mucho o colgarse de sitios muy peligrosos. Un concurso vulgar, pero cargado de efectos, con mucho artificio láser y con mucha animación hecha por ordenador: en eso consiste todo el «argumento».

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Y no. Por muy deprisa que intenten moverse todos en esa tenebrosa escenografía espacial que se han montado, lo normal es que hasta los niños se aburran mortalmente. Y si, por narices, uno se esfuerza por seguirlo con cierta atención, correrá el riesgo de terminar mareado con tanto «flash» y tanto cambio de plano, y tanto movimiento, y tanto Bertín Osborne haciendo «jogging» por los pasillos y subiendo escalerillas con muchísimo esfuerzo. Porque, más que el esfuerzo, lo que de verdad fatiga es hacer el ridículo. Total, para nada.