El periodista franquista Antonio Sánchez Gómez funda la revista ¡HOLA! en Barcelona como semanario de amenidades

Ha pasado ya mucha agua bajo los puentes desde que en aquel septiembre de 1944 un periodista malagueño, rondeño, lanzara una muy modesta revista al mercado. He leído esta semana algunos escritos – pocos para los que merece – dedicados a tamaña efeméride: ¡HOLA! ha cumplido siglo.

Este año, el décimo desde la muerte de aquel periodista y fundador de ¡HOLA! don Antonio Sánchez Gómez, uno de los pocos directores de un medio informativo, que yo haya conocido, al que siempre se le anteponía el don en una profesión tan dada al tuteo con todo quisque. Yo quiero también dedicar un recuerdo a don Antonio – con el que nunca colaboré, pero al que conocí, así como a su fiel hermano Rafael – sin dejar en el olvido al padre del primer ¡HOLA! – ignorado en todas las reseñas – un periodista madrileño, muerto hace unos años, que fue redactor y dibujante en LA PRENSA de Barcelona, periódico que dirigía Sánchez Gómez en aquellos años cuarenta.

José Antonio Irurozqui Rivas, que si viviera ahora estaría a punto de cumplir los ochenta años, caricatura de enorme habilidad y hombre complejo donde los haya, fue el que traspasó el título de la cabecera y la primera idea del semanario – mediante el pago, entonces, de 5.000 pesetas – al hombre que, independientemente de la anécdota, fue el creador, alma y corazón de esta empresa en la que, calladamente, doña Mercedes Junco, su esposa, impuso y se trabajó esa original y exclusiva diagramación que distingue a ¡HOLA! del total de la revistas nacionales y extranjeras, al igual que el formato y diagrama de este diario son únicos en el mundo.

Cuando Antonio Sánchez Gómez se casa, lleva más de un año – desde abril de 1944 viviendo en Barcelona donde es director-fundador del nuevo periódico del Movimiento LA PRENSA, un diario de tarde cuando en España había tardes para leer. Poco antes ha cubierto una breve etapa en Granada, dirigiendo PATRIA, otro diario del Movimiento.

Antonio Sánchez Gómez siempre dijo que ¡HOLA! había sido, desde el principio, una ida suya y que nadie más intervino, hay que matizar estas palabras.

Cierto es que la idea de hacer una revista que llegase a todas las familias, que fuera amena y entretenida, pero muy informativa, con un contenido que distrajera sin demasiados temas densos, enfocada hacia la mujer aunque sin excluir al hombre, fue de su exclusiva visión personal. Lo que no fue idea suya es ese simpático y entrañable saludo de todos los españoles, ese ¡HOLA!, que aparece desde el primer día en su mancheta. Esta idea fue de Irurozqui, que lo tenía solicitado en el registro. Älvaro López Alonso, que de historia del periodismo español sabe mucho, escribió en ABC (10-09-1994) que el título de la cabecera y la primera idea del semanario fue de Irurozqui.

Dos años después le compra la cabecera Atonio Sánchez Gómez por 10.000 pesetas. José María Bayona, cabecera El Independiente.

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El fotógrafo personal de Franco, llamado José Campua, estaba contratado por Antonio Sánchez Gómez como colaborador exclusivo de ¡HOLA!

Se trataba de un personaje de dudoso y complicado pasado por el que Sánchez sentía una especial simpatía que nunca llegué a entender. Porque si había dos personas diferentes opuestas en todo eran el director de ¡HOLA! y el fotógrafo de Franco.

«Franco, la primera escopeta de España» (que a mí mismo también se me iba la mano en los elogios, a lo peor por mimetismo con mi director). Franco siempre fue el primero en todo. Y el mejor: el mejor cazador, el mejor pescador – inovlidable aquel reportaje de Tico Medina y los salmones del GEneral – el mejor pintor, el mejor guionista, el mejor marido, el mejor padre, el mejor abuelo. A Mercedes y a Antonio Sánchez Gómez se les caía la baba cuando Campua les traía aquellos reportajes en los que el viejo general aparecía rodeado de sus nietos en el Pazo de Meirás.

Antonio Sánchez Gómez ‘el hijo de Sánchez’ nunca dejó que nadie metiera la mano en ¡HOLA! Ni que le dijeran lo que tenía o lo que no tenía que publicar. Ya se lo habían dicho durante los 25 años que estuvo dirigiendo la prensa del Movimiento, con la obligación de insertar tantas consignas triunfalistas y tanto discurso paternalista de los ministros secretarios del Movimiento, los Arrese, o los Solís de turno y sufriendo todo el rigor de la censura.

En ¡HOLA! era él y sólo él, como director-propietario, el que seleccionaba y publicaba lo que le daba la gana. Siempre dentro de un orden, manteniendo rígidamente el estilo del a revista. Su interés humano y esa filosofía de la ‘espuma de la vida’. Pero sobre todo sin ahondar en los temas.

Antonio Sánchez no había podido quitarse de encima el peso de aquella dehesa que fue la prensa del Movimiento y su censura. Identificaba Mónaco como un paraíso de opereta cuando era un tinglado financiero y un casino y presentaba a Irán como el país de las mil y una noches.

Antonio Sánchez Gómez y ¡HOLA! mantuvieron el respeto y la fidelidad hacia la familia Franco hasta el 30 de enero de 1976, fecha en que la señora abadonó El Pardo. «Váyase cuando quiera, que esta es su casa», le había dicho el presidente Carlos Arias Navarro

¡HOLA! la tercera revista del corazón en cuanto a fecha de apertura se refiere nació en Barcelona en 1944. Era una revista con grandes relatos y poca información. Una revista artesanal que se hacía en casa de Antonio Sánchez Gómez, que era a su vez director de LA PRENSA, el vespertino del Movimiento, en la Ciudad Condal.

La maquetadora, confeccionadora se decía antes, era su propia mujer, Mercedes Junco, quien 50 años después sigue la pie del cañón, con su hijo Eduardo como continuador de la obra paterna. Quien compraba los reportajes era Rafael Sánchez Gómez, el hermano del director, que trabajaba en LA PRENSA como secretario de redacción. En su mesa, en el viejo edificio de la calle Consejo de Ciento en donde también se editaba el matutino SOLIDARIDAD NACIONAL, se guardaban los reportajes de un periodismo que estaba naciendo. Pero no era una prensa del corazón al estilo que hoy conocemos.

Y nació la cuarta, DIEZ MINUTOS, en 1951. Formato pequeño, papel barato, un pliego de color verde y contenido mayoritariamente dedicado al mundo de sucesos.

Si hay una fecha que pasará a la historia de la prensa del corazón es la del día 2 de septiembre de 1944. Ése es el día en el que sale por primera vez a los kioskos la revista HOLA. Su primera redacción estaba en Barcelona. La fórmula del éxito de este ‘semanario de amenidades’ que era como se definía en su nacimiento, es tan secreta como la de la Coca-Cola. Su historia va pareja a otra saga familiar: los Sánchez.

Don Antonio Sánchez Gómez, su fundador, era andaluz, como el fundador de DIEZ MINUTOS [Joaquín Valdés]. Don Antonio nació en Ronda y en su currículum profesional cuenta con su paso por la Escuela del Periodismo de EL DEBATE, dirigió LABOR DE SORIA, EL DÍA de Palencia, EL DIARIO VASCO de San Sebastián, el PATRIA de Granada y LA PRENSA, un diario barcelonés de la tarde, cuando en este país tenían salida los periódicos de la tarde. Cuando dirigía el periódico EL DÍA de Palencia, conoció a una hermosa criatura medio rubia y medio pelirroja, una joven hija de una acaudalada familia palentina que respondía al nombre de Mercedes Junco Calderón, a la que el periodista conquistó con sus ojos azules y sus poesías.

La sorprendente ascensión de HOLA no puede entenderse sin la presencia de quien toda la profesión conocemos únicamente como doña. Mercedes. La redacción de lo que llamaba don Antonio ‘la revistilla’, era una habitación de tres metros por dos y medio en el mismo hogar del matrimonio, sino en el número 414 de la calle Muntaner. El total de redactores, tres. El matrimonio Sánchez Junco y Rafael, hermano de don Antonio. Si don Antonio proporcionaba sensibilidad, doña Mercedes añadía clase y ambos conceptos se han dejado siempre ver muy bien plasmados en la revista que ahora se publica en numerosos países del mundo y en diferentes idiomas. Jamás en sus páginas se ha colado ninguna grosería, procacidad ni chabacanería. A la muerte de don Antonio, el 27 de febrero de 1984, su único hijo, Eduardo, se hizo cargo junto a su madre doña Mercedes de asegurar la continuidad del producto. En la actualidad, ya hay otro Eduardo en la empresa familiar, el nieto de doña Mercedes, ayudando a su padre en la ingente labor de dirigir la revista más importante de este país.

El éxito radica en que sus lectores son por igual las clases más modestas, que leyéndola se evaden de sus problemas cotidianos; las clases medias, por su afán de parecerse a los protagonistas que en ella aparecen y las clases altas porque allí se ven. Los cuatro semanarios del corazón HOLA, SEMANA, LECTURAS y DIEZ MINUTOS, formaron un segmento compacto que hasta principios de los noventa ofrecieron durante cincuenta años, aproximadamente, el mayor volumen de lectores y publicitario que jamás se había conocido en este país.

Dos productos nacieron en Barcelona, LECTURAS y HOLA. Otros dos en Madrid, SEMANA y DIEZ MINUTOS. Pero los cuatro estaban en manos de cuatro familias: LECTURAS en las diferentes ramas de los Gibert, Elies y Bou; SEMANA en la de los MONTIEL, DIEZ MINUTOS en la de los Valdés y HOLA en la de los Sánchez Espejo.

Lo que no se estudia en ninguna Facultad de Periodismo de este Estado de las Autonomías es la Historia de la Prensa del Corazón. La eterna asignatura pendiente. El motivo principal por el que los editores de medios de comunicación ‘serios’ se dan cabezazos cuando comparan los resultados del Estudio General de Medios del segmento del corazón y el suyo propio.