28 febrero 1984

Fundada en 1944 la revista ¡HOLA! dio su primer boom con la boda del rey Balduino de Bélgica y Fabiola, tras cuyo éxito se convirtió en la principal publicación de eventos sociales

Muere Antonio Sánchez Gómez el fundador y Director-Propietario de la revista ¡HOLA!

Hechos

El 27.02.1984 falleció D. Antonio Sánchez Gómez director-propietario de la revista ¡HOLA!

Lecturas

El 27 de febrero de 1984 muere Antonio Sánchez Gómez, fundador y director-propietario de la revista ¡Hola!, así como presidente del Consejo de Administración de su empresa editora Hola S. A.

La presidencia del consejo será asumida por su viuda Mercedes Junco Calderón, mientras que la dirección de la revista la asume su hijo Eduardo Sánchez Junco. De momento Jaime Peñafiel Núñez seguirá siendo el redactor-jefe de ¡Hola!.

¿LUCHA POR EL PODER EN ¡HOLA!?

sanchez_juncopeñafiel El sucesor de D. Antonio Sánchez Gómez será su hijo D. Eduardo Sánchez Junco, pero el que ha sido el número 2 de D. Antonio Sánchez durante todos estos años ha sido el redactor-jefe de ¡HOLA! D. Jaime Peñafiel, cuya popularidad por sus crónicas de bodas estaba casi incluso por encima de la del propio D. Antonio Sánchez. La pregunta es si, una vez desaparecido este podrán convivir las dos cabezas en la dirección de la misma revista.

Yo Acuso

Jesús Locampos

2007

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Si hay una fecha que pasará a la historia de la prensa del corazón es la del día 2 de septiembre de 1944. Ése es el día en el que sale por primera vez a los kioskos la revista HOLA. Su primera redacción estaba en Barcelona. La fórmula del éxito de este ‘semanario de amenidades’ que era como se definía en su nacimiento, es tan secreta como la de la Coca-Cola. Su historia va pareja a otra saga familiar: los Sánchez.

Don Antonio Sánchez Gómez, su fundador, era andaluz, como el fundador de DIEZ MINUTOS [Joaquín Valdés]. Don Antonio nació en Ronda y en su currículum profesional cuenta con su paso por la Escuela del Periodismo de EL DEBATE, dirigió LABOR DE SORIA, EL DÍA de Palencia, EL DIARIO VASCO de San Sebastián, el PATRIA de Granada y LA PRENSA, un diario barcelonés de la tarde, cuando en este país tenían salida los periódicos de la tarde. Cuando dirigía el periódico EL DÍA de Palencia, conoció a una hermosa criatura medio rubia y medio pelirroja, una joven hija de una acaudalada familia palentina que respondía al nombre de Mercedes Junco Calderón, a la que el periodista conquistó con sus ojos azules y sus poesías.

La sorprendente ascensión de HOLA no puede entenderse sin la presencia de quien toda la profesión conocemos únicamente como doña. Mercedes. La redacción de lo que llamaba don Antonio ‘la revistilla’, era una habitación de tres metros por dos y medio en el mismo hogar del matrimonio, sino en el número 414 de la calle Muntaner. El total de redactores, tres. El matrimonio Sánchez Junco y Rafael, hermano de don Antonio. Si don Antonio proporcionaba sensibilidad, doña Mercedes añadía clase y ambos conceptos se han dejado siempre ver muy bien plasmados en la revista que ahora se publica en numerosos países del mundo y en diferentes idiomas. Jamás en sus páginas se ha colado ninguna grosería, procacidad ni chabacanería. A la muerte de don Antonio, el 27 de febrero de 1984, su único hijo, Eduardo, se hizo cargo junto a su madre doña Mercedes de asegurar la continuidad del producto. En la actualidad, ya hay otro Eduardo en la empresa familiar, el nieto de doña Mercedes, ayudando a su padre en la ingente labor de dirigir la revista más importante de este país.

El éxito radica en que sus lectores son por igual las clases más modestas, que leyéndola se evaden de sus problemas cotidianos; las clases medias, por su afán de parecerse a los protagonistas que en ella aparecen y las clases altas porque allí se ven. Los cuatro semanarios del corazón HOLA, SEMANA, LECTURAS y DIEZ MINUTOS, formaron un segmento compacto que hasta principios de los noventa ofrecieron durante cincuenta años, aproximadamente, el mayor volumen de lectores y publicitario que jamás se había conocido en este país.

Dos productos nacieron en Barcelona, LECTURAS y HOLA. Otros dos en Madrid, SEMANA y DIEZ MINUTOS. Pero los cuatro estaban en manos de cuatro familias: LECTURAS en las diferentes ramas de los Gibert, Elies y Bou; SEMANA en la de los MONTIEL, DIEZ MINUTOS en la de los Valdés y HOLA en la de los Sánchez Espejo.

Lo que no se estudia en ninguna Facultad de Periodismo de este Estado de las Autonomías es la Historia de la Prensa del Corazón. La eterna asignatura pendiente. El motivo principal por el que los editores de medios de comunicación ‘serios’ se dan cabezazos cuando comparan los resultados del Estudio General de Medios del segmento del corazón y el suyo propio.

Eduardo Sánchez Junco.

Juan Caño

1999

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Su padre, Antonio Sánchez Gómez, creó hace más de medio siglo uno de los éxitos más espectaculares del periodismo español: ¡HOLA!, “la espuma de la vida”. Creyendo que algo parecido no podría repetirse, decidió invertir sus ganancias fuera del negocio editorial y adquirió fincas y vacas. Además, instó a su hijo a que dirigiera su futuro al terreno de la agricultura y la ganadería y éste, obediente, se hizo ingeniero agrónomo.

Pero Eduardo Sánchez Junco sólo pisa ahora sus fincas los fines de semana, cuando va a caza, y frecuentemente tiene que interrumpir su pasatiempo favorito si le llaman por el móvil para anunciarle una noticia extraordinaria que puede alterar por ‘cierres’ de una de sus tres publicaciones.

Porque tras la muerte del admirable padre, Eduardo ha demostrado que el éxito se puede repetir y se ha convertido en el arquitecto de la internacionalización de ¡HOLA!, clonando la revista en Inglaterra y Francia.

Y sigue al pie de la letra el estilo de trabajo de su padre, y de u madre, la extraordinaria Doña Mercedes Junco Calderón, con quien todavía comparte una enorme mesa de trabajo diseñada especialmente para tres personas. ¡Cuántas veces Eduardo, siendo niño, habrá visto cómo sus padres dejaban la sopa sobre la mesa un domingo por la noche al ser avisados de una noticia importante, cogían el coche y se trasladaban a la imprenta Hauser y Menet para hacer personalmente cambios en la siguiente edición de ¡HOLA!.

También ha copiado el estilo de vida nada ostentoso. Aparte de jugar al tenis y cazar, Eduardo Sánchez Junco se dedica en cuerpo y alma a sus revistas: no le gustan los almuerzos de negocios (los hace en casa) y rehúye las grandes fiestas sociales con las que nutre buena parte de las páginas de sus revistas.

De hecho, cuando ha casado a sus hijos, eso sí, en espectaculares ceremonias a las que asistían desde el Presidente del Gobierno a Julio Iglesias, impuso la estricta prohibición de que hubiera cámaras fotográficas, y no para asegurarse la exclusiva, sino para preservar la privacidad del acontecimiento. Así, ¡HOLA!, que recoge las bodas más sonadas del mundo, logró que los enlaces de sus herederos pasaran casi desapercibidos, excepto para el millar de afortunados invitados, entre los que tuve el privilegio de encontrarme.

Además de haber logrado la tarea casi imposible de elevar las cotas de calidad, prestigio y solvencia del título manteniendo su línea amable, el éxito de Eduardo Sánchez Junco ha sido implantarlo en Inglaterra con el nombre de HELLO! Pero idéntica fórmula. Para ello ha sido auxiliado por una de las personas más eficaces y profesionales que conozco, su cuñado Javier Riera, gerente de la empresa, que ha contribuido a incrementar los ingresos de Iberia en sus vuelos a Londres.

Muy pocos creían en las posibilidades de esa operación. ¡Cómo iba a introducirse un españolito en el Imperio Británico, donde las revistas semanales superan el millón en ventas y los diarios populares más que doblan esos resultados! Además, Eduardo no quería que la revista se hiciera en Londres, aunque allí mantiene una magnífica directora, Sally Cartwright, sino en Madrid. Él tenía que supervisarlo todo. Y todo significa desde textos y fotos, que iban y venían en Londres, hasta la impresión, que se hace en Alcalá de Henares.

Desde la imprenta de Polestar, en cuya fachada figura una lápida de homenaje a doña Mercedes, todos los sábados una flota de camiones emprende su camino con el cargamento de HELLOs! De hecho la tirada a veces se aumenta encargando una camioneta más, 50.000 ejemplares más. Suben por la N1, atraviesan los Pirineos, recorren toda Francia hasta Calais, embarcan en un ferry, cruzan el Canal y el lunes los quioscos exhiben el HELLO! Con noticias más frescas que la mayoría de los semanarios locales.

La llorada Lady Di solía enviar un motorista al aeropuerto de Heathrow para ser la primera en leer ¡HOLA! cuando HELLO! No existía. Y Eduardo Sánchez Junco, al menos una vez, fue sorprendido por una llamada telefónica de la princesa que quería felicitarle el día de su cumpleaños. La lista de los suscriptores de ¡HOLA!, celosamente guardada, podría convertirse en un magnífico Who is Who de la aristocracia mundial. Y ahora que se edita en inglés y francés, más.

Los ingleses no podían creerse el éxito de HELLO!, que pronto alcanzó ventas similares a las de España con más de 500.000 ejemplares de difusión. Un diario londinense publicó que ¡HOLA! se editaba en una redacción donde había cerdos y se maquetaba en un cuarto de baño.

¡Era verdad! Un poco exagerado, pero cierto. Durante una visita de periodistas ingleses a la sede de ¡HOLA! en la calle Miguel Ángel, donde sabiamente las plantas se alternan entre viviendas familiares y locales de trabajo, en la sala donde tomaban café apareció un cerdito. Eduardo Sánchez Junco prosiguió su disertación sin restar atención al animal, ante las atónitas miradas de los periodistas ingleses que no se atrevieron respetuosamente entonces a hacer comentarios. El cerdito era una mascota recientemente regalada a uno de los hijos de Eduardo.

Y en un antiguo baño, en desuso, sobre la taza del retrete había sido colocada una ampliadora para agrandar fotos…

Eduardo Sánchez Junco es un hombre de una energía considerable, que transmite a su inmediato entorno. Toma decisiones instantáneas y acepta los riesgos sin pestañear. El último ha sido el lanzamiento de OH LÀ! En Francia, con el que ganó la primera batalla.