22 junio 1977

Tras perder a 3 hermanos a manos de la izquierda durante la Guerra Civil, fue alcalde y procurador con el franquismo

ETA asesina el presidente de EL CORREO, Javier de Ybarra Bergé, tras secuestrarlo y pedir un rescate millonario que su familia no pudo pagar

Hechos

  • El 20 de mayo de 1977 ETA comunicó que había secuestrado al empresario vasco D. Javier Ybarra – Presidente de Bilbao Editorial y la Sociedad Vascongada de Publicaciones – exigíendo 1.000 millones por su liberación. El 22 de junio de 1977 apareció su cadáver.

Lecturas

D. Javier Ybarra Bergé, presidente del Consejo de Administración de Bilbao Editorial, empresa editora de El Correo Español – El Pueblo Vasco, es secuestrado por ETA el 20 de mayo de 1977.

es asesinado por ETA después que su familia no pudiera pagar el rescate tras su secuestro. La noticia es portada del periódico el día 23.

La negativa del Banco Bilbao del que es directivo su sobrino nieto D. Emilio Ybarra Churruca (hijo de D. Santiago Ybarra Zapata de Calatayud, sobrino del asesinado) a conceder el crédito que le fue solicitado por los hijos del Sr. Ybarra Bergé para pagar el rescate causará distancias entre las dos ramas de la familia.

En el Consejo de Bilbao Editorial se sientan tanto D. Javier Ybarra Ybarra y D. Juan Antonio Ybarra Ybarra (dos de los hijos del Sr. Ybarra Bergé) como el propio D. Emilio Ybarra Churruca.

D. Javier Ybarra Bergé será sustituido en la Presidencia de El Correo Español – El Pueblo Vasco / Bilbao Editorial por D. Luis Bergareche Maruri, que era Vicepresiene desde 1968. A diferencia de D. Javier Ybarra Bergé, Bergareche Maruri será un presidente ejecutivo.

El 20 de mayo de 1977 se informó del secuestro. 

D. Javier Ybarra Bergé, presidente del Consejo de Administración de Bilbao Editorial, empresa editora de El Correo Español – El Pueblo Vasco es asesinado por ETA después que su familia no pudiera pagar el rescate tras su secuestro. La banda había pedido 1.000 millones de pesetas.

La noticia es portada del periódico el día 23. La negativa del Banco Bilbao del que es directivo su sobrino nieto D. Emilio Ybarra Churruca (hijo de D. Santiago Ybarra Zapata de Calatayud, sobrino del asesinado) a conceder el crédito que le fue solicitado por los hijos Ybarra Bergé para pagar el rescate causará distancias entre las dos ramas de la familia. En el Consejo de Bilbao Editorial se sientan tanto D. Javier Ybarra Ybarra y D. Juan Antonio Ybarra Ybarra (dos de los hijos de Ybarra Bergé) como el propio D. Emilio Ybarra Churruca.

D. Javier Ybarra Bergé será sustituido en la Presidencia de El Correo Español – El Pueblo Vasco / Bilbao Editorial por Luis Bergareche Maruri, que era Vicepresiene desde 1968. A diferencia de D. Javier Ybarra Bergé, el Sr. Bergareche Maruri será un Presidente ejecutivo.


En junio de 1977 cuando España pretendía celebrar el éxito de las primeras elecciones democráticas en España sin violencia, una organización criminal segó la vida del empresario D. Javier Ybarra, que era presidente de los diarios vascos EL CORREO y EL DIARIO VASCO. Los criminales lo habían secuestrado y pidieron a cambio de liberarlo con vida la cifra de 1.000 millones de pesetas.

La familia no pudo reunir dinero suficiente como para pagar su liberación. El 24 de junio de 1977 el diario EL CORREO recogía la noticia de que los criminales habían seguido negociando con la familia para intentar cobrar el dinero incluso días después de haberle asesinado (concretamente los abogados ‘batasunos’ Sres. Iñaki Esnaola, Maite Munior y Coco Abeberry).

La última carta que D. Javier Ybarra mandó a sus hijos tenía un tono conciliador y emotivo:

Queridos hijos:

Nuevamente pudo escribiros y lo hago después de haber sabido de vosotros y de tantas cosas más por los periódicos que comenzaron a llegar aquí cuando os escribí mi carta anterior.

Lamento causar tantas molestias y agradezco el interés mostrado por personas y entidades., por la situación especial en que me encuentro.

Con mi gratitud para todos deseo referirme a la preciosa carta que me ha escrito Antonio Oriol y que ha publicado la prensa.

En mi soledad me refugio en la oración y me auxilian mucho los dos únicos libros que traje conmigo.

Confiemos en la Sagrada Familia… a la que sabéis la gran devoción que tengo, en la seguridad de que todo ha de resolverse como mejor convenga al bien de nuestras almas.

No os preocupéis por mí. Yo estoy en las manos de Dios, perdono a los que me prendieron y pido perdón a quienes haya podido ofender y ofrezco mi vida por la conversión de los pecadores y por el encuentro de las almas con su Divino Redentor.

Con intenso cariño, os bendice y abraza vuestro padre.

Javier Ybarra

LA NUEVA CÚPULA EMPRESARIAL DE EL CORREO (Bilbao Editorial)

1984BergarecheYbarra El hasta ahora Vicepresidente de Bilbao Editorial, D. Luis Bergareche Maura, pasará a ser Presidente. Asimismo el nuevo Vicepresidente será D. Enrique de Ybarra.

1984BergarecheEcheba2 D. Alejandro Echevarría Busquet ocupará el cargo de Consejero Delegado de Bilbao Editorial y D. José María Bergareche Busquet el de Director Gerente.

¿POCA AYUDA DEL BANCO BILBAO HACIA EL SECUESTRADO?

EmilioYbarra D. Emilio Ybarra, consejero delegado del Banco Bilbao en 1977

El 28.04.2002 el hijo de D. Javier de Ybarra, Juan Antonio Ybarra realizó unas declaraciones al periodista D. Casimiro García Abadillo en las que hacía pública su indignación con la actuación de su primo D. Emilio Ybarra, durante aquella trágica jornada. Los terroristas exigían a la ‘oligarquía vasca’ un total de 1.000 millones de pesetas. El Banco Bilbao sólo aceptó conceder un préstamo de 25 millones de pesetas que recuperó después del asesinato.

«A Emilio mi padre lo metió en EL CORREO cuando acabó la carrera (…). Ángel Galíndez [presidente del Banco Bilbao en 1977] dio instrucciones para que no se pagara ningún dinero. (…) Emilio Ybarra dijo que a un secuestrado no se le podía dar un crédito».

19 Mayo 1977

No somos así

UNIDAD (Director: Esteban Greciet Aller)

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Desearíamos toda la fuerza de convicción del mundo para llegar hoy al corazón de cuantos puedan tener entre sus manos un algo, poco o mucho, que aportar a la concordia. la autoridad, los partidos políticos, organismos, pueblo y aun quienes encuentren a tiro de sus armas una posible víctima deberían ponderar el resultado de sus actos en este momento dramático para el País Vasco y para España.

Asistimos, atónitos, a una macabra danza de muertes sin sentido. Son hombres jóvenes los que mueren, hombres que tenían una vida por delante llena de promesas y fertilidad, hombres con raíces familiares y afectivas profundas que se arrancan dolorosamente en estos hechos de irreversibles consecuencias. Estamos seguros de que los protagonistas, en otra ocasión o con distinto atuendo, confraternizado fácilmente.

Pero no solamente las víctimas y sus deudos sufren las repercusiones, sino nuestro mismo pueblo. El mundo nos contempla y enjuicia. ¿No estamos dando una imagen falsa? Los vascos no somos así, digámoslo bien alto. Los errores históricos no nos autorizan a continuar por la pendiente.

Dentro, pues, de la amargura por esta escalada de sangre, está la convicción de que nuestro pueblo rechaza una espiral de violencia, de que el enfoque de nuestros problemas tiene otras vías de diálogo para su solución, de que la democracia está ya al alcance de la mano y será entonces cuando se posibilitará plenamente el acceso a unas metas tan ansiadas como honestas.

No es fácil el papel del Gobierno en estos momentos, pero cabe pensar que hoy estamos en cabeza de sus preocupaciones e interés. ¿De qué nos valen yo respulsas y lamentos? Se dan por entendidos. No perdamos el tiempo remansados en deplorar lo ya irreversible, pero apliquémonos a contribuir, con cuanto tengamos al alcance, a la convivencia en paz. La exige no solamente la democracia, sino nuestros mismos intereses materiales en progresiva deterioro.

Ahora, más que nunca, necesitamos decir a España nuestra verdad, decir que no sólo queremos la paz y la concordia, sino también aportar nuestra voz y nuestro voto para que alumbre un tiempo mejor en Euskadi.

23 Junio 1977

UN HOMBRE BUENO

Editorial (Director: Antonio Barrena)

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"HA MUERTO PERDONANDO Y OFRECIENDO SU VIDA POR LA PAZ DE SU PATRIA"

Jamás pudimos creer que esta página de nuestro periódico tuviera que abrirse con la increíble noticia del asesinato de Javier de Ybarra y Bergé. Jamás pudimos creer que, cuando un país se abdre con tanta esperanza a la tolerancia al respecto mutuo y a la libertad, este periódico tuviera que ofrecer a los lectores la trágica noticia de la muerte de su presidente: un vasco ejemplar.

Nunca jamás, pese a la creciente angustia de los últimos días que hemos compartido con zozobras y con obligados silencios, podíamos creer que la respuesta al general clamor nacido de todo el pueblo vasco de toda España y de señaladas personalidades y organismos de rango internacional, fuera el asesinato de uno de los hombres más buenos, más nobles y más rectos que hemos conocido.

Ayer mismo angustiado por la suerte de Javier. Mr. Fedeau, presidente de los Tribunales de Menores de Francia, definía a Ybarra (presidente de la Asociación Internacional de Magistrados de la Juventud) con estas palabras: ‘Es un hombre bondadoso e impecable; un santo varón’.

El hombre bondadoso e impecable, cuyas fuerzas y cuyo corazón estuvieron siempre abiertos a todos, ha sido fríamente asesinado. ¡Bendito sea el Señor si ha querido en sus designios providentes que sea Javier de Ybarra la última víctima de la violencia y de la locura!

Sabemos por sus cartas que ha muerto perdonando y ofreciendo su vida por la paz de su Patria y la felicidad de su pueblo al que amaba entrañablemente y al que sirvió siempre con su mejor y más eficaz esfuerzo.

Porque le conocíamos bien, sabemos también que Javier de Ybarra. En los trances amargos lo deja todo en manos de Dios. Él le habrá acogido ya en la paz que reserva a los justos y a los elegidos.

Anonadados por la noticia de su muerte pero confortados por la nobleza y serenidad de sus últimas palabras, palabras de perdón para sus secuestradores nos atrevemos a señalar lo que Javier de Ybarra aún a costa del sacrificio de su vida, quiso siempre para España y para el pueblo vasco, que era el suyo: paz, paz a toda cosa. Que los hombres no sean fieras para los hombres, sino hermanos unidos firmemente en el amor a Dios.

Transidos por el dolor hacemos un llamamiento a todos los hombres de buena voluntad: que la muerte de Javier de Ybarra nos una a todos en e l dolor, pero también en la concordia y en la voluntad de lograr una Patria justa, en la que nadie, absolutamente nadie, pueda sufrir y morir como ha sufrido y muerto nuestro querido Javier.

23 Junio 1977

Euskadi no es culpable

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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Si este periódico tuviera una sección específica de sucesos, en la que se levantara la crónica diaria de las miserias y delitos comunes, allí insertaríamos nuestra información sobre el asesinato de Javier de Ybarra.Hace dos días, comentando el primer rumor de este crimen, ya escribíamos sobre la burda comedia que supondría cualquier intento de justificar políticamente el asesinato de Ybarra. Y no vamos a insistir en lo evidente. Los senadores y diputados elegidos libremente el día 15 y que el domingo se reunieron bajo el roble de Guernica en Asamblea Parlamentaria Vasca, serán sin duda los primeros en disociar claramente este condenable suceso de cualquier faceta de la lucha de Euskadi por sus libertades.

El asesinato de Ybarra no cabe ni en el apartado de «terrorismo». Se trata de un secuestro seguido de intento de extorsión y asesinato consumado. Ciertamente ETA ha reivindicado el Crimen. Nada, significa, desde una perspectiva política. Las siglas de «Pueblo Vasco en Libertad» no merecen este baldón. Algunos militantes de ETA han demostrado su falta de preparación política y su incapacidad para digerir transformaciones históricas aceleradas. Y en su desconcierto y fraccionamiento, algunos etarras han devenido de revolucionarios armados en meros facinerosos. No es nueva esta mutación entre grupos revolucionarios de extrema izquierda o extrema derecha incapaces de asimilar procesos democráticos ETA acabará como la OAS.

Por todo lo anterior, no caben extrapolaciones interesadas sobre el cadáver de Ybarra. La amnistía -que aún no ha sido completada- era necesaria y beneficiosa para unas elecciones serenas en Euskadi. Cuando el tiempo restañe viejas heridas, los extrañados deberán volver a su patria y, desde luego, habrá de ser el Congreso, libremente elegido por los españoles, quien resuelva el grado de autonomía que democráticamente pida el pueblo vasco. Que no se nos venga ahora con la vieja cantilena de, los Gobiernos débiles y con los restos de Ybarra erigidos en bandera de los intolerantes. Este asesinato nada tiene que ver con el pueblo vasco. Euskadi, en suma, no es culpable.

28 Abril 2002

«Mi primo Emilio dijo que a un secuestrado no se le podía dar un crédito»

Casimiro García Abadillo

Entrevista a Juan Antonio de Ybarra (hijo de Javier de Ybarra)

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Juan Antonio de Ybarra e Ybarra está viviendo el escándalo de las cuentas secretas del BBV con especial pasión. Su padre, Javier de Ybarra, fue asesinado por ETA en 1977 tras no poder afrontar sus hijos el pago de 1.000 millones de pesetas que la organización terrorista exigió como rescate tras su secuestro. Aquello causó una profunda brecha en una de las sagas más emblemáticas del País Vasco.

El patriarca de las tres ramas que la componen fue José Antonio de Ybarra (1774-1849), que promocionó todo tipo de industrias y se hizo rico explotando minas de hierro. Gabriel de Ybarra y Gutiérrez de Caviedes (tatarabuelo paterno de Juan Antonio de Ybarra e Ybarra y también del ex presidente del BBVA, Emilio Ybarra) fue uno de los fundadores del Banco de Bilbao, en 1857.Gabriel de Ybarra y de la Revilla (abuelo de Juan Antonio de Ybarra e Ybarra por parte de madre) fundó, a su vez, el Banco de Vizcaya, en 1902.

Los Ybarra están en el origen de empresas tan importantes como Altos Hornos de Vizcaya y de sus bancos salió el empuje y el dinero para la creación de compañías eléctricas como Iberduero o Sevillana de Electricidad. Son, quizá, el más ilustre símbolo de una clase empresarial (junto con los Sota, Chávarri, Echevarría, Rotaeche, Villota…) que convirtió al País Vasco en una de las regiones más dinámicas de Europa durante más de un siglo.

El escándalo del BBV, que ha salpicado de forma dramática a Emilio Ybarra, el último gran eslabón de la familia, ha supuesto no sólo la caída de Neguri (zona residencial de Bilbao donde vivían, y aún viven, algunas grandes familias de Vizcaya), sino tal vez el punto final de una dinastía sin la cual no se puede entender la historia reciente del País Vasco.

Juan Antonio de Ybarra, un intelectual que militó en la UCD a finales de los años 70, nunca había concedido una entrevista hasta ahora.

Pregunta. Los Ybarra eran profundos foralistas.

Respuesta. Sí, pero eran liberales, que es lo que mucha gente no se entiende: ser liberal y, a la vez, foralista.

P. ¿Nunca militaron en el carlismo?

R. No, jamás. Nosotros fuimos víctimas del carlismo.

P. Pero, durante la Guerra Civil, todos sus antepasados pelearon en el bando de Franco.

R. Yo diría que sí. Todos, salvo una hermana de mi abuelo que se casó con un conocido nacionalista.

P. ¿Cuántos Ybarra murieron en la Guerra Civil?

R. Que yo recuerde, murieron mi tío Juan Antonio y mi tío Ramón, que eran falangistas, mi tío Fernando de Ybarra…

P. ¿A todos ellos los mataron en el barco Cabo Quilates?

R. A Fernando de Ybarra y Oriol y a mi tío Emilio los fusilaron en el Cabo Quilates, que era precisamente un barco de la compañía Ybarra.

P. El padre de Emilio de Ybarra también murió…

R. Sí, a don Santiago lo mataron en la batalla de Brunete.

P. ¿Se puede decir que la fortuna de los Ybarra se consolidó con el franquismo?

R. No, en absoluto, la fortuna de los Ybarra venía de muy lejos y tuvo su origen en don José Antonio de Ybarra, que tuvo la gran visión de iniciar la industrialización de Vizcaya.

P. Pero hubo algunas personas de su familia que ocuparon cargos durante el franquismo.

R. Sí, claro. Mi padre, por ejemplo, fue presidente de la Diputación de Vizcaya y luego fue alcalde de Bilbao y procurador en Cortes.Pero estuvo mucho más dedicado a los temas empresariales y sociales que a la actividad política.

P. Su padre compaginó esos cargos con su puesto en el consejo del Banco de Vizcaya.

R. Sí, porque entonces no había ningún tipo de incompatibilidades.

P. Además, ocupaba un puesto relevante en El Correo.

R. Mi abuelo fundó El Pueblo Vasco. Después, por razones políticas durante la posguerra, tuvo que anteponer al nombre de El Pueblo Vasco el de El Correo Español. Eso le produjo un gran disgusto y por eso dejó a mi padre al frente del periódico.

P. Pero la gestión no la llevaba su padre.

R. No, digamos que había un pacto tácito entre los Ybarra y los Echevarría. Los Ybarra nos ocupábamos de la parte ideológica y los Echevarría se ocupaban de la gestión.

P. Durante esos años, ¿cómo eran las relaciones entre el Bilbao y el Vizcaya?

R. De adversarios económicos, pero de gran cordialidad.

P. ¿El Correo era el lugar de confluencia de ambos bancos y de las dos ramas de la familia Ybarra?

R. Sí, confluían intereses familiares y de ambos bancos, pero nunca fue un lugar de conspiración.

P. En el año 1977 ETA político- militar secuestró a su padre, como representante de lo que los terroristas llamaron la oligarquía financiera vasca.

R. Sí, sí, así es.

P. ¿Cómo se enteró usted del secuestro?

R. Pues yo me enteré precisamente por el director del periódico.Cuando llegué a mi despacho, Antonio Barrena me dio la noticia.

P. ¿Y qué pasó?

R. Hubo una consternación general y yo tuve que hacerme cargo de coordinar todas las acciones con el objetivo de salvar a nuestro padre.

P. ¿Su padre era de alguna forma el primus inter pares de la familia Ybarra?

R. Sí, era el hombre más representativo de la familia y prueba de ello es que él ayudó de forma muy directa a sus sobrinos huérfanos.

P. ¿A Emilio Ybarra, por ejemplo?

R. A Emilio le tenía un gran cariño y todos le hemos tenido un gran aprecio, porque era un primo muy cercano a nosotros. Mi padre tenía de él una magnífica opinión y lo metió en El Correo cuando acabó la carrera. Y a Fernando de Ybarra lo mismo.Mi padre se ocupó muchísimo de él porque era un hombre que rendía gran culto a la familia y guardaba un gratísimo recuerdo de los que fueron asesinados en la guerra.

P. ¿Cuántos años tenía su padre cuando lo secuestraron?

R. Tenía 64, porque nació en 1913.

P. ¿Usted se encargó de llevar la negociación con ETA?

R. Yo creé un comité cuando me dieron la noticia y planteé un plan de actuación para ver por dónde teníamos que tirar.

P. ¿Usted contactó con algún intermediario de ETA?

R. Hubo bastante gente que se brindó a hacer gestiones, como por ejemplo Juan María Bandrés, pero, al final, nos decidimos por dos personas que pensamos que nos podían ayudar.

P. ¿Y quiénes fueron?

R. Iñaki Esnaola y Juan Daniel Barandiarán.

P. ETA les pidió 1.000 millones de pesetas como rescate. ¿Cuánto llegaron a reunir?

R. En el comité que yo creé estaba mi tío, Manuel Superunda, conde Superunda, mi tío Luis María de Ybarra Oriol (padre del ya ex consejero Luis María de Ybarra), el cuñado de mi padre, Manolo Gortázar, que había sido consejero delegado del Vizcaya y la persona más inteligente de la familia, y mi cuñado Gaizka Ortúzar, que hizo una gran labor. Yo me había confiado a ellos para que resolvieran ese problema y me ayudaran a lograr el dinero.

P. ¿Cuánto lograron reunir?

R. Se consiguió muy poco dinero, 50 millones. A mi padre le valoró el Banco Vizcaya en 25 millones y el Bilbao en otros 25.

P. ¿Los bancos no entendieron el secuestro como una amenaza para todos?

R. Yo les dije que no se trataba de que nos dieran el dinero de forma subrepticia y por debajo, sino que nos lo dieran en base a nuestro patrimonio. Además, la exigencia de ETA no iba dirigida a los hijos de Javier de Ybarra, sino a la oligarquía que él representaba. Yo tengo documentos con el sello de ETA en los que, en la parte de atrás de las cartas que mi padre me dirigía a mí personalmente contándome cómo estaba durante el secuestro, ETA puso su petición de 1.000 millones a «la oligarquía de los Ybarra».

P. ¿Le cobraron intereses por los créditos de 50 millones?

R. No exactamente. Tuvimos que situar el dinero fuera de las fronteras y, al retornar, hubo un ligero beneficio por la diferencia en el tipo de cambio, que se quedó el banco. Yo me preocupé de llevar el dinero al Banco Vizcaya. Un empleado abrió las cajas y lo contó delante de mí.

P. Es decir, que los intereses se cobraron de alguna forma por el tipo de cambio, que era favorable al banco.

R. Sí, sí. Cuando se le devolvió la parte correspondiente al Bilbao protestaron, porque sacar el dinero fuera de España les podía haber creado problemas de tipo legal. Pero yo no estaba para legalidades, naturalmente.

P. En esa época, Emilio Ybarra era consejero delegado del Bilbao y Angel Galíndez presidente del Vizcaya.

R. Sí, sí. Galíndez dio instrucciones para que no se pagara ningún dinero. Cuando yo presioné a mi tío Luis María y a mi tío Manuel para que resolvieran inmediatamente el tema del dinero, Emilio Ybarra dijo que a un secuestrado no se le podía dar un crédito. Por eso nosotros fuimos solidarios en la petición del mismo y tuvimos que firmar una póliza. Recuerdo que una hermana mía escupió encima de la póliza.

P. ¿Ustedes estaban dispuestos a empeñar todo su patrimonio para que el banco les diera 1.000 millones?

R. Por supuesto.

P. Entonces, ¿por qué sólo les dieron 50 millones?

R. Eso habría que preguntárselo a ellos. Sólo puedo reiterar que, cuando nosotros presionamos, se limitaron a hacer esa demostración miserable que le acabo de contar.

P. ¿Qué sintió usted cuando se enteró de que su padre había aparecido asesinado?

R. Algo que nunca se me olvidará. Me enteré por Miguel Larrea, que era director de nuestro periódico en San Sebastián. Yo tenía 35 años. Si hubiera tenido la experiencia de ahora, desde luego que me hubieran dado el dinero para salvar a mi padre. Confié en exceso en Luis María de Ybarra y tuve una sensación de abandono horrorosa. El nunca saldó la cuenta de gratitud que tenía con nosotros por lo que le ayudó mi padre y, si hubiera querido, podía haber exigido a su cuñado Galíndez que el banco nos avalara o que todos ellos hubieran participado.

P. ¿A partir de ese momento, usted y su familia rompen sus relaciones con los dos bancos y con Emilio de Ybarra?

R. No, porque a nosotros nunca nos han inculcado el rencor ni el odio ni las malas formas. Pero tuvimos una relación muy fría, como no podía ser de otra forma.

P. Desde entonces ¿qué relación ha mantenido con Emilio Ybarra?

R. Gélida. Además, yo estoy convencido de que él es consciente de que lo que hizo no está bien.

P. ¿Se quiebra con el asesinato de su padre una cierta trayectoria solidaria de las grandes familias?

R. Sí, totalmente. A raíz del secuestro y asesinato de mi padre se rompe la unidad que había existido en las familias de nuestro entorno para acometer grandes empresas económicas. A partir de entonces hay una diáspora, física, porque la gente se marcha, e intelectual, porque cada uno ya sólo piensa en nadar y guardar la ropa.

P. ¿Por qué cree que se fusionaron el Bilbao y el Vizcaya?

R. Porque se dieron cuenta de que eran muy afines y tenían que aliarse para ganar tamaño.

P. ¿Le sorprendió cuando nombraron a Emilio Ybarra presidente único del BBV?

R. La imagen de Emilio de Ybarra era la de un hombre trabajador que dedicaba todos sus esfuerzos al banco. Eso nadie se lo puede discutir. Por lo tanto, a mí no me sorprendió que lo nombraran, porque además había sido durante muchos años consejero delegado del Bilbao.

P. ¿Tenía el respaldo de las familias de Neguri?

R. Sí, porque, efectivamente, además de trabajador, era un aglutinador, un componedor.

P. ¿Había oído usted algo sobre las cuentas secretas del BBV antes de que el asunto se publicara en los periódicos?

R. La verdad es que para mí ha sido una sorpresa terrible. Claro, a la vista de lo que está saliendo, uno saca sus conclusiones.Me aterraría pensar que, después de lo que pasó con mi padre, se hubieran hecho componendas con finalidades inconfesables.

P. ¿Cree que las cuentas secretas tienen algo que ver con el secuestro y asesinato de su padre?

R. Yo desearía que no.

P. ¿Pero usted tiene sospechas de que existe alguna relación?

R. No solamente las tengo yo. Las tiene mucha gente. Ojalá sea sólo una sospecha y se demuestre que no hay nada, porque, de lo contrario, sería estremecedor.

P. ¿Se refiere a que se haya podido pagar a ETA con ese dinero el impuesto revolucionario?

R. Hay suspicacias por determinadas conductas personales de cierta gente que, además, no se ha recatado en disimular. Eso es una música que está rondando por todas partes.

P. ¿A qué se refiere al hablar de comportamientos personales?

R. Pues no sé, a cuando hemos visto que algunas personas han funcionado en Bilbao sin protección. Eso induce a sospecha.

P. ¿Se refiere a algunos altos directivos que han ido sin protección por Bilbao?

R. Sí, sí y haciendo alarde de ello.

P. ¿Cree usted que lo que ha sucedido en el BBVA es el final de Neguri?

R. En nuestra familia nunca hemos rendido culto al dinero. La riqueza ha servido para reinvertir en los negocios familiares, nunca se han hecho alardes, salvo en algún caso especial de gente que se ha construido algún palacio al estilo Walt Disney. En general, hemos vivido muy discretamente. Por eso, creo que no se puede mezclar a todos los Ybarra. Yo no creo que Emilio Ybarra sea el representante más genuino de la familia. Es decir, que, como familia, no estamos implicados en semejantes hazañas.

P. ¿Le ha sorprendido el comportamiento que, por lo conocido, ha tenido Emilio Ybarra?

R. Totalmente. Al principio no te lo puedes imaginar. Nunca hubiera pensado que Emilio Ybarra, y más después de lo que ocurrió con nuestro padre, podía comportarse así.

P. ¿Usted cree que han existido relaciones inconfesables entre el BBV y el PNV?

R. Eso son músicas celestiales. No se puede ir poniendo etiquetas a los bancos, porque alguno de sus miembros, como Pedro Luis Uriarte, tenga una afinidad política e ideológica determinada.

P. Como observador de la política vasca, ¿usted cree que la ilegalización de Batasuna ayudará en la lucha contra ETA?

R. Yo creo que es un inmenso error, porque a los proetarras se les da cobertura en la clandestinidad. La clandestinidad es un acicate muy importante para la gente joven y con ella, Batasuna y ETA pueden tener más apoyo.

P. ¿ Usted cree que se acabará algún día con ETA?

R. Si seguimos por el camino que vamos, no.

El Análisis

UN VASCO FRANQUISTA DEL NEGURI

JF Lamata

La familia Ybarra era la mejor representante del clan Neguri, el grupo de familias vizcainas con influencia en el mundo empresarial (como los Echevarría o los Sota). Los Ybarra estaban detrás de la fundación tanto del Banco de Bilbao, como del Banco de Vizcaya. Y otras empresas como Altos Hornos de Vizcaya.

Durante la Guerra Civil Española, los Ybarra combatieron a favor del bando de la derecha, y muchos de ellos perdieron la vida ante las milicias de la izquierda (a las que apoyaba el PNV). Entre los asesinados por las tropas republicanas estuvieron  D. Fernando Ybarra y D. Emilio Ybarra (asesinados en Cabo Quilates) – que era precisamente un barco propiedad de la familia Ybarra -, D. Santiago Ybarra, que murió en la batalla de Brunete y D. Juan Antonio Ybarra y D. Ramón Ybarra.  No es extraño, pues, que D. Javier Ybarra (hermano de los asesinados Juan Antonio, Ferando y Ramón). No es extraño, pues, que con el triunfo de la derecha en la Guerra Civil y la implantación de la dictadura, D. Javier ocupara cargos políticos con el franquismo: fue alcalde de Bilbao y procurador en Las Cortes franquistas.

Aunque la mayor contribución de los Ybarra era, junto a los Echevarria, la consolidación del periódico EL CORREO español – El Pueblo Vasco, que era la matriz del Grupo Correo.

Para los terroristas, D. Javier Ybarra no sólo les valía para ganar dinero, también les era útil su asesinato para darse publicidad, pues podía venderse como el asesinato de ‘un vasco franquista’ y un representante de ‘la oligarquía vasca’.

J. F. Lamata