29 julio 1900
Bresci fue condenado a cadena perpetua y murió menos de un año después, por suicidio o asesinado por los guardas
Asesinado el Rey de Italia, Humberto I de Saboya, a manos de un anarquista italo-americano Gaetano Bresci

Hechos
El 29.07.1900 murió asesinado el Rey de Italia, Humberto I.
Lecturas
Humberto I, rey de Italia, ha fallecido a consecuencia de las heridas sufridas en un atentado. El regicida es el anarquista Bresci, que ha pretendido así vengar el baño de sangre de Milán de 1898, cuando las tropas reales dispararon sobre diversas manifestaciones de obreros, ocasionando numerosos muertos y heridos.
Durante el reinado, Humberto I se preocupó de consolidar la monarquía constitucional.
En política exterior podemos mencionar que se mantuvo fiel a los intereses de la Triple Alianza, que une a Italia con Alemania el imperio Austro-Húngaro.
El nuevo Rey de Italia será Victor Manuel III, el monarca que, décadas después, permitirá la llegada al poder del fascismo italiano.
El Análisis
La noche del 29 de julio de 1900, el rey Humberto I de Italia fue asesinado en Monza por el anarquista Gaetano Bresci, en un acto que sacude a la nación italiana y al conjunto de Europa. La magnitud del crimen no puede separarse de su contexto: en los albores del siglo XX, los magnicidios se han convertido en una trágica constante. Presidentes, emperatrices y monarcas han caído víctimas de un anarquismo que no sólo rechaza los gobiernos, sino que proclama la destrucción de todo orden establecido. El atentado de Monza no fue el primero, pero su impacto es especialmente profundo: por lo simbólico de matar a un rey y por la fragilidad política de la Italia unificada.
El asesino, un inmigrante italiano llegado desde Estados Unidos, justificó su acto como venganza por la masacre de obreros en Milán en 1898, cuando el ejército, bajo órdenes del general Bava Beccaris —condecorado por el propio rey—, reprimió sangrientamente una protesta por el precio del pan. La figura de Humberto, cada vez más distante y autoritaria, había sido percibida por sectores populares como cómplice de una monarquía insensible al sufrimiento del pueblo. El magnicidio, aunque injustificable, fue producto de una creciente tensión social que la corona no supo o no quiso leer. Bresci, ejecutando a sangre fría al rey, pretendía golpear al corazón del poder, pero su acto no trajo revolución: trajo miedo.
Con la muerte de Humberto I, Víctor Manuel III asciende al trono en un momento de gran incertidumbre. Italia, unida apenas desde hace cuatro décadas, se ve ahora obligada a reflexionar sobre la legitimidad de sus instituciones, el rol de la monarquía y la amenaza del extremismo político. Las clases dirigentes deberán decidir si responden con mayor represión o si abren espacios a una participación más amplia y socialmente justa. Mientras tanto, Europa observa: el asesinato del rey de Italia no es un hecho aislado, sino una señal más de que el nuevo siglo llega marcado por la tensión entre orden y revolución.
J. F. Lamata