16 diciembre 1997

Ataques al socialista judío Enrique Múgiza Herzog por reconocer que la dictadura de Franco ayudó a perseguidos por el Holocausto nazi

16 Diciembre 1997

Franco y los judíos

Cansinos-Assens

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Enrique Múgica debería ser más prudente a la hora de hacer declaraciones a favor de la dictadura fascista que gobernó España desde 1939 (véase EL PAÍS de estos días pasados, por ejemplo, el del 5 de diciembre). Una vez más, utilizándole a él como voceador, nos están contando lo estupendo y acogedor que fue Franco para los judíos. Ésta es la historia que a Franco le vino -y le viene- muy bien y determinados judíos se dedicaron a expandir por el planeta con enorme éxito, especialmente entre algunas comunidades israelitas que siguen pensando, inocentemente, que el Caudillo fue un gran valedor de su suerte. Lo cierto es que nadie tiene pruebas de sus bondades con los semitas. Hay pruebas, sí, de que determinados embajadores, probablemente por iniciativa propia, hicieron gestiones para que algunos judíos que huían del horror nazi pudieran salir de Europa a través de España. Pero lo de que Franco organizaba estas acciones no sólo es impensable, es que es totalmente incierto. Paloma Díaz-Mas ya lo contó bastante bien en 1986 en su libro Los sefardíes (Riopiedras Ediciones). El señor Múgica, que también se llama Herzog, debería saber que la historia de la dictadura se está escribiendo otra vez, y que se han desmontado ya muchas falsedades de este estilo. No debería poner tanto entusiasmo en sus palabras para ahorrarle (que ya veremos si se ahorran) unos duros al Estado español. Por mi parte, conozco documentos oficiales que prueban que Franco en 1941, mediante su ministro de la Gobernación, inició acciones severas contra los judíos que venían de Europa, y muy especialmente contra los sefarditas. Estos documentos demuestran a las claras que si Hitler gana la guerra, el holocausto hubiera tenido en España un excelente y grandioso epílogo. Tarde o temprano se publicarán. De momento, para abrir boca, le puedo ofrecer al señor Múgica el expediente de depuración de mi padre, el escritor Rafael Cansinos-Asséns, al que le fue retirado el carné de prensa y no pudo volver a trabajar nunca en España hasta su muerte en 1964 por una única acusación: la de ser judío. Este expediente se publicó íntegro en 1993 en el número 15 de la revista Raíces, y hoy cualquiera lo puede consultar en la Web, en el Archivo Rafael Cansinos Asséns: http:// www.cansinos.com.-

17 Diciembre 1997

Cansinos y Franco

Enrique Múgica Herzog

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El señor Cansinos-Assens hijo -de la tropa neofranquista que nos asalta-, al acusarme de «hacer declaraciones a favor de la dictadura fascista que gobernó España», me llama necio por creer que puedo poner la otra mejilla para ser golpeado por quien me encarceló durante casi tres años, y en petición fiscal me prometió otros 12 por reincidencia, de los que me salvó la amnistía.El señor Cansinos-Assens padre, que nunca fue judío -lo es el hijo de madre judía-, lo debió pasar mal bajo el franquismo cuando, en entristecida libertad, contemplaba cómo multitud de escritores amigos eran enviados al paredón o al exilio por no ser pasivos en la defensa de la República, mientras él seguía publicando en los años cuarenta sus aplaudidas traducciones de Balzac, Dostoievski y Turguenev, y en 1947 veía la luz en la editorial Aguilar su libro Verde y Dorado en las letras americanas.

Los dirigentes del Congreso Judío Mundial y el director del Museo del Holocausto de Jerusalén, que conocen la historia más bien positiva de la relación con los judíos de aquel régimen tan repudiable -díganmelo a mí-, prorrumpirían en irrisoria carcajada homérica al ver cómo aquí un ciudadano compara un expediente que «privó» de trabajo hasta su muerte, en 1964, por ser judío a quien no lo era -a pesar de todos sus esfuerzos-, con la imprescriptible tragedia de la Shoah a la que sucumbió parte de mi familia materna.

19 Diciembre 1997

Puntualizaciones

Cansinos-Assens

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Enrique Múgica se ha enfadado conmigo y… ¡con mi pobre padre! (véase EL PAÍS del pasado día 17 de diciembre). Lo gracioso es que este señor no responde a la queja de mi carta, publicada el día 16, sino que habla de otras cosas que paso a puntualizar.

1. Yo no he dicho en ningún sitio que mi padre fuera judío, entre otras razones porque ni siquiera yo estoy seguro de que lo fuera. (De lo que sí estoy seguro es de que Múgica insulta en su escrito a miles de judíos que no son hijos de madre israelita. Es sorprendente que defienda a Franco y que nos venga ahora con las leyes más recalcitrantes de la Sinagoga en la mano). Lo que yo escribí es que el Gobierno fascista del 39 acusó a Cansinos de ser judío. ¿Qué interés tiene que lo fuera o no? Por limitado que sea Múgica, ¿no se da cuenta de la gravedad de la acusación? ¿Se puede acusar a alguien de ser judío?

2. Las referencias que hace a la biografía de Cansinos son falsas y repugnantes, y no me preocupan viniendo de un ser como él.

3. Yo no he comparado nunca el expediente de depuración de mi padre con la Shoá.

4. Lo que en España necesitamos saber (y muchos judíos del mundo también) es dónde están las pruebas de que Franco fue un benefactor de los semitas, que era de lo que yo hablaba en mi carta.-