11 julio 2013

El ex tesorero del PP recibió mensajes de apoyo en 2011, 2012 y 2013 mientras aparecían las acusaciones judiciales contra él

Rajoy contra las cuerdas: Inda y Urreiztieta muestran los mensajes que demuestran que apoyo a Luis Bárcenas por whatsapp en enero de 2013: «Luis, sé fuerte»

Hechos

El diario EL MUNDO publicó el 14.07.2013 el intercambio de mensajes que habían mantenido D. Luis Bárcenas y D. Mariano Rajoy.

Lecturas

Ante su encarcelamiento D. Luis Bárcenas Gutiérrez, extesorero del Partido Popular, opta por cambiar su estrategia y enfrentarse a su antiguo partido, actitud que le lleva a romper con sus hasta ahora abogados, D. Alfonso Trallero Masó y D. Miguel Bajo Fernández, pagados por el Partido Popular, para contratar un nuevo abogado D. Javier Gómez de Liaño, vinculados al periódico El Mundo.

El 7 de julio de 2013 D. Pedro José Ramírez Codina (Pedro Jota) publica en El Mundo su reportaje ‘Cuatro horas con Bárcenas’ a través del cual el extesorero del PP acusa de corrupción a su antiguo partido. Ese mismo día el colaborador de ABC D. Davis Gistau Retes expresa en ‘Espejo Público’ su impresión de que el Sr. Ramírez Codina busca derribar al Gobierno, la misma idea que expresa D. Jaime Manuel González Martínez (“Jaime González”) en su artículo el 11 de julio de 2013 el ABC.

El día 14 de julio de 2013 el Sr. Bárcenas realiza su filtración más importante a El Mundo: este periódico publica los pantallazos que desvelan que Bárcenas y Rajoy mantenían contacto con Whatshap (entre ellos el célebre ‘Luis, se fuerte’), que deja en evidencia al presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy Brey, que centraba su estrategia en asegurar que no tenía relación alguna con el Sr. Bárcenas Gutiérrez desde 2009.

El día 15, en la rueda de prensa del presidente del Gobierno elegirá responder a ABC en lugar de a El Mundo llevando a este periódico a denunciar el 16 de julio que su diario competidor había ‘amañado’ la rueda de prensa junto al presidente. Ese mismo diario el ABC, dirigido por D. Bieito Rubido Ramonde publica un editorial contra El Mundo, al que califica de ‘altavoz’ de Bárcenas más la publicación de sucesivos artículos contra El Mundo y el Sr. Ramírez Codina firmados por D. Ramón Pérez Maura, D. Jaime Manuel González Martínez y D. Luis Ventoso Castiñeiras. El Mundo, por su parte, publicará dos artículos de D. Víctor de la Serna Arenillas comparando la supuesta actitud de ABC en defensa del Gobierno Rajoy con la supuesta actitud de El País en defensa del Gobierno de D. Felipe González en el periodo 1994-1996.

¿AUMENTAN LOS VÍNCULOS ENTRE EL MUNDO Y BÁRCENAS?

ramirez_barcenas  El día 7 de julio el director del diario EL MUNDO, D. Pedro J. Ramírez, informó en portada de su periódico que había estado cuatro horas reunido con D. Luis Bárcenas en las que le había revelado la supuesta financiación ilegal del PP.

gomez_liano El día 11 de julio de 2013 D. Javier Gómez de Liaño – un letrado considerado próximo a EL MUNDO – se convirtió en el nuevo abogado de D. Luis Bárcenas reemplazando a los dimitidos, D. Miguel Bajo y D. Alfonso Trallero, que renunciaron ante la decisión del Sr. Bárcenas de cambiar su versión y reconocerse autor de los papeles de la contabilidad B publicados por EL PAÍS y EL MUNDO.

07 Julio 2013

Cuatro horas con Bárcenas

Pedro J. Ramírez

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Pocos días antes de ingresar en prisión, Luis Bárcenas me explicó en el transcurso de una larga conversación que durante al menos los últimos 20 años el PP ha estado financiándose de forma ilegal, recibiendo donaciones en metálico de constructores y otros empresarios que a su vez obtenían adjudicaciones o contratos de las administraciones gobernadas por el partido.

El modus operandi comenzaba de forma muy similar a la descrita por Casimiro García-Abadillo el 4 de febrero en EL MUNDO, a partir del testimonio de uno de los donantes. El dinero se entregaba en bolsas, maletines o maletas en el despacho del tesorero Álvaro Lapuerta en la calle Génova y en presencia de Bárcenas, en calidad de gerente. Ambos contaban los billetes y los metían en la caja fuerte, bromeando a menudo sobre si se fiaban el uno del otro o no.

Cuando el donante abandonaba el despacho, Lapuerta extraía de la cartera de mano una tarjeta de visita y en el reverso escribía con letra diminuta el nombre y la cuantía de la entrega. Bárcenas hacía otro tanto en un libro de caja con sus correspondientes renglones. Periódicamente Lapuerta cotejaba las ajadas tarjetas que siempre llevaba encima con las anotaciones de Bárcenas y, al hallarlas conformes, las certificaba con el correspondiente visé en el margen.

Al día siguiente de la entrega o como mucho durante la semana posterior Lapuerta llamaba al ministro, secretario de Estado, presidente, consejero autonómico, alcalde o concejal competente en el asunto que afectaba al donante. Según Bárcenas, siempre recurría a la misma literalidad: «¿Qué tal? Soy Álvaro Lapuerta. Te va a llamar fulanito. Tengo interés en que lo recibas. No conozco el tema del que te va a hablar. Sólo te pido que seas amable y te tomes un café con él». Todos sabían que era el tesorero el que llamaba.

De acuerdo con esta versión, parte del dinero entregado se ingresaba en las cuentas bancarias del partido, parte se destinaba a pagar en negro el sobrecoste de las campañas electorales para eludir la fiscalización del Tribunal de Cuentas y otra parte se quedaba en la caja fuerte y era utilizado para «otros fines». Los pagos subsiguientes se realizaban también en efectivo, apuntando Bárcenas cada salida de dinero en las mismas hojas cuadriculadas en las que figuraban las entradas. Eso es lo que reflejan los bautizados como papeles de Bárcenas, elaborados por el gerente de su puño y letra a lo largo de los años.

Según Bárcenas, el principal y más recurrente de esos «otros fines» era el pago trimestral de sobresueldos en metálico al presidente, secretario general y vicesecretarios generales del partido. Cuando el PP estaba en la oposición las entregas se hacían en los despachos de la propia sede. En el periodo en el que estaba en el Gobierno, Lapuerta acudía con los sobres a los ministerios u otras dependencias oficiales. Según Bárcenas, a Lapuerta le agradaba especialmente esta tarea y solía combinarla con algún detalle personal. En uno de los casos junto al sobre llevaba una caja de puros Montecristo al ministerio correspondiente.

Bárcenas me explicó que el pasado mes de enero le dejó los papeles a su amigo el abogado Jorge Trías para que valorara su trascendencia y se los guardara ante un eventual registro domiciliario. Según él, Trías dijo que eran «una bomba», traicionó su confianza, hizo fotocopias y se las pasó al diario El País a los pocos días de que EL MUNDO desvelara el pago sistemático de sobresueldos en metálico.

De acuerdo con el relato de Bárcenas, el viernes 1 de febrero, al día siguiente de la publicación, le llamó Marilar de Andrés, responsable de Comunicación del PP y estrecha colaboradora de Javier Arenas, para pedirle que negara la autoría y por lo tanto la veracidad de los papeles. Bárcenas le dijo que se lo pensaría, recibiendo poco después otra llamada en el mismo sentido del eurodiputado Gerardo Galeote, con quien le unía hasta entonces una estrecha amistad. Aconsejado por sus abogados, Bárcenas optó por difundir un tibio comunicado negando irregularidades en el PP pero sin desmentir la autoría de los documentos. Según él, al término de esa jornada el presidente Rajoy le envió un SMS diciéndole que «entendía» su decisión, que estuviera «tranquilo y sereno» y que al día siguiente le llamaría.

Puesto que al día siguiente no se produjo tal llamada, fue Bárcenas quien se puso en contacto con Rajoy por la misma vía, diciéndole que estaba «tranquilo y sereno» pero que seguía a la espera de la conversación prometida. Enseguida recibió una llamada de «una tercera persona» que le comunicó que los ex ministros Michavila y Acebes iban a ser sus interlocutores con el presidente. Así fue. Cinco días después de publicados los papeles, Bárcenas negó su autoría en 13 TV: «Ese cuaderno no existe, ni ha existido y en consecuencia esa no es mi letra».

Bárcenas me dijo que ese falso desmentido había sido un «acto de lealtad» hacia Rajoy y el partido. También explicó cómo trató de falsear su letra durante la prueba caligráfica ante la fiscalía y el gran «cabreo» del PP cuando se negó a repetirla en el juzgado. Me contó que había visto varias veces el vídeo de su declaración ante el juez Ruz, refutando igualmente la autenticidad de esa «contabilidad B», y que se había sorprendido de la facilidad con que había negado la verdad, aun teniendo derecho a hacerlo como imputado.

Según su relato, ese «acto de lealtad» se inscribe en el carácter pactado que hasta la aparición de su dinero en Suiza había tenido su desenganche progresivo del PP. Como hito de tal proceso describió con todo lujo de detalles una reunión en el despacho de Rajoy en la sede de Génova a la que asistieron también su esposa Rosalía Iglesias y Javier Arenas como amigo de ambos y vicesecretario del partido. El encuentro duró varias horas, a lo largo de las cuales Arenas fue retrasando sucesivamente su reserva en el AVE hacia Sevilla. Rosalía Iglesias y Rajoy estaban sentados, hombro con hombro, frente a una mesa baja con la espalda pegada a la pared, teniendo respectivamente enfrente a Arenas y Bárcenas.

La conversación adquirió visos de fuerte tensión cuando Bárcenas atribuyó a la secretaria general María Dolores de Cospedal las noticias desfavorables para él que se venían publicando en EL MUNDO y otros medios de comunicación. El ex tesorero recuerda la literalidad de sus palabras. «¡Me están machacando! ¡O le paras los pies a esa tía o te quedas sin secretaria general!», le dijo a Rajoy. «La única irregularidad que yo he cometido en estos años, en esta casa, ha sido por esta señora».

Ante el estupor de Arenas y Rajoy, Bárcenas describió entonces el cobro de una comisión de 200.000 euros por encargo del PP de Castilla-La Mancha a cambio de la adjudicación de una contrata municipal en Toledo a una empresa de construcción y servicios cuyo polémico presidente aparece en la lista de donantes del partido. Cuando Bárcenas les mostró documentos acreditativos de la operación, Rajoy se echó literalmente las manos a la cabeza y –siempre según los recuerdos del ex tesorero– exclamó: «¡Por Dios, Luis, cómo puedes tener estos papeles!».

De acuerdo con Bárcenas, Rajoy cambiando el tono, apeló entonces a su sentido de la responsabilidad: «Templanza, Luis, templanza». También le dijo: «Eres víctima de una persecución política. Esto no va contra ti, va contra mí». Y dirigiéndose a su esposa añadió: «Rosa, no os vamos a abandonar». En ese momento Arenas, desde el otro lado de la mesa, cogió del brazo a Rosalía Iglesias en señal de solidaridad y apoyo.

Según Bárcenas en esa reunión se habría corroborado el acuerdo de que dejara formalmente el puesto de tesorero pero siguiera cobrando lo mismo y manteniendo el coche y las demás prebendas del partido. El ex tesorero asegura que lo único que pidió a Rajoy en relación al proceso penal es que hiciera lo posible para cambiar a las dos fiscales anticorrupción asignadas al caso, por su «animadversión» hacia él. Rajoy le prometió que todo sería «distinto» cuando el PP llegara al poder.

Arenas admite que esa reunión se celebró y que él estuvo presente; si bien le concede un carácter «amistoso» y le quita toda «trascendencia política». Reconoce que Rajoy le encargó de forma sucesiva que convenciera a Bárcenas de que dejara el cargo de tesorero y de que renunciara al acta de senador. Pero advierte que fue ajeno a los acuerdos económicos alcanzados y subraya que esa fue su «única intervención» en el caso Bárcenas. También asegura que normalmente se veía con él «una vez al año» durante las vacaciones de verano en Marbella.

Según Bárcenas, a finales del 2012 cuando supo que las autoridades suizas habían requerido información a su banco como consecuencia de la comisión rogatoria enviada desde España, se entrevistó con Arenas y le pidió que informara a Rajoy del dinero que tenía allí y de que había regularizado su situación con Hacienda, aprovechando la amnistía fiscal de Montoro. También le dijo que para proteger al PP del previsible escándalo lo mejor sería que dejara de cobrar del partido y pusiera fin a sus 30 años de relación laboral mediante el correspondiente finiquito. Arenas niega que esa conversación se produjera nunca.

Según Bárcenas, al cabo de unas semanas, ya en diciembre, Arenas le llamó desde Sevilla para decirle que había hecho la gestión. Quedaron inicialmente «a mitad de camino» en un restaurante cercano a Córdoba, pero Bárcenas le dijo luego que ya que iba a coger el AVE no le importaba hacer el trayecto completo. Entonces quedaron en el restaurante Oriza de Sevilla y en el transcurso de un almuerzo Arenas le contó que se había reunido con Rajoy en La Moncloa y le había transmitido su propuesta. De acuerdo con su versión, Arenas le dijo que el presidente pensaba que, puesto que ya había regularizado su situación fiscal, lo mejor era dejarlo todo como estaba. Arenas niega haber estado en el restaurante Oriza de Sevilla con Bárcenas en ningún momento del año pasado. Bárcenas me dijo que comprobaría el día exacto de la cita a través de su agencia de viajes pero su ingreso en prisión le ha impedido hacerlo.

Bárcenas también me dijo que Arenas le había contado –no me quedó claro si en esa o en otra reunión– que Rajoy estaba muy preocupado porque Lapuerta le había «chantajeado» para colocar en las listas electorales tanto de las municipales como de las generales a su protegida política Carmen Rodríguez Flores. Según Bárcenas, Lapuerta le había dicho a él mismo que Rajoy «le estaba dando largas» y que, como no podía consentirlo después de tantos años de «servicios al partido», estaba dispuesto a utilizar la «contabilidad B» para presionarle. Bárcenas asegura que él trató de convencerle de que no lo hiciera.

Bárcenas me contó que lo hasta ahora publicado no es sino una pequeña parte de la documentación que obra en su poder. Sostiene que, además de los originales de las fotocopias realizadas por Trías, conserva la «contabilidad B» de los años no publicados y que en ella hay pagos en negro a dirigentes del PP –incluido uno que, según él, pidió luego una compensación por pasar de un cargo público a otro menos remunerado–, a un ex dirigente del PSOE y a algún periodista. Mayor aún sería la trascendencia, de acuerdo con su versión, de otros documentos y discos duros que probarían la sistemática financiación ilegal de las campañas del partido.

Bárcenas no quiso concretar más pero en un momento de la conversación dijo que la divulgación de esos documentos haría «caer al Gobierno» y añadió que daba por hecho que yo compartía su criterio de que «en las actuales circunstancias lo último que le conviene a España es que caiga este Gobierno». Yo le contesté que en cualquier circunstancia lo último que le conviene a cualquier democracia es estar asentada sobre la mentira.

Bárcenas me contó algunas anécdotas relacionadas con la compra de trajes para Rajoy con cargo a la caja B del partido, implicando en la selección a su propio sastre y al ex dirigente Juan Costa, con fama de elegante. Respecto al origen de su fortuna en Suiza, Bárcenas sostiene que es «completamente lícito» y «no tiene nada que ver» con el PP, sino que procede de transacciones en Bolsa y otros negocios. Ante mi reiterado escepticismo, aseguró que podrá demostrarlo cuando llegue el momento del juicio oral. Añadió que la testigo que había declarado al juez haber cobrado por fingir compraventas de cuadros, había tratado en realidad de extorsionarle a él.

No había visto nunca antes a Luis Bárcenas pero reconocí en él al personaje rocoso, concienzudo y rotundo, magistralmente descrito por Raúl del Pozo a través del prisma de su Tercer Hombre. Fueron cuatro horas mirándonos a los ojos sin parpadear. Al término de la conversación le dije que si estaba en condiciones de probar documentalmente, y en sede judicial, la mitad de lo que me había contado, provocaría una gran catarsis en el sistema político español y prestaría un importante servicio a la sociedad. Pero que mientras no lo hiciera, su situación se parecería cada día más a la de Amedo cuando, por hechos de naturaleza muy distinta, fue condenado a 108 años de cárcel para hacerle pagar tanto por sus propias culpas como por las ajenas. Y en ese punto estamos.

11 Julio 2013

Se venden guantes ignífugos

Jaime González

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El mayor espectáculo de EL MUNDO es convertir a Bárcenas en testigo protegido para someter al presidente del Gobierno a un juicio paralelo: los leones encarnados del circo se están poniendo ciegos.

Parafraseando a Fray Luis de León comienzo este breve comentario con un ‘como decíamos ayer’. ¿Y qué decíamos ayer? Se preguntará el lector. Pues que ‘es el juez Pablo Ruz quien tiene que deshacer este nudo de mentiras y medias verdades que Bárcenas ha ido tejiendo estos meses. Por eso no se entiende – decíamos ayer en nuestra página editorial – que Bárcenas no haya prestado declaración inmediatamente tras sus últimas revelaciones’. Supongo que no será la probada capacidad de influencia de ABC la que ha llevado al magistrado a citar por fin al ex tesorero del PP ‘garganta profunda’ y ‘tercer hombre’ – uno y trino – para que de una puñetera vez aclara por qué le dijo a su señoría lo contrario que le dijo a esa otra señoría [Pedro J. Ramírez] tan presta en dictar veredictos de condena en sus autos dominicales.

El mayor espectáculo de EL MUNDO es convertir a Bárcenas en testigo protegido para someter al presidente del Gobierno a un juicio paralelo: los leones encarnados del circo se están poniendo ciegos. Visto el panorama, voy a poner un negocio de guantes ignífugos, ahora que tan de moda está poner la mano en el fuego. ¿Pondría ussted la mano en el fuego por la veracidad de las últimas declaraciones de Bárcenas? Pues mire usted: ni con guantes ignífugos, para que no me pasel o que le pasó al que asó la manteca. ¿Y qué le pasó al que asó la manteca? Que puso la mano en el fuego tras reunirse cuatro horas con Bárcenas’. ¿Pondría usted la mano en el fuego por los dirigentes del PP al os que Bárcenas acusa e haber cobrado sobresueldos? ‘Con guantes ignífugos, para cumplir con la Ley 19875 del 21/4/72 sobre seguridad e higiene en el trabajo’. Como decíamos ayer, ‘es el momento del juez Ruz: pronto se sabrá si lo que realmente quiere Bárcenas es actuar como acusador o como un simple difamador’. Se venden guantes ignífugos: mancos abstenerse.

Jaime González

 

13 Julio 2022

Bárcenas guardaba silencio por el apoyo que le daba Rajoy

Eduardo Inda / Esteban Urreiztieta

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Luis Bárcenas guardaba silencio por el apoyo que le prestó personalmente el presidente. Mariano Rajoy mantuvo un contacto directo y permanente (como mínimo, de mayo de 2011 a marzo de 2013) con el ex tesorero y le pidió que negara la contabilidad B y los sobresueldos. Así lo atestiguan los SMS que se intercambiaron y numerosas conversaciones, telefónicas o cara a cara. En esta relación también participó Rosalía Iglesias, mujer del ex tesorero.

En estos SMS se observa cómo en 2012 Rajoy intentó calmar a su interlocutor cuando las cosas se pusieron feas: «Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo». Y, ya en 2013, exactamente el día en que EL MUNDO destapó el escándalo de los sobresueldos y 48 horas después de conocerse las cuentas suizas, el presidente instó a Bárcenas a «ser fuerte» y le expresó su comprensión.

Los SMS que hoy publica EL MUNDO –todos los que se le han facilitado– son una pequeña parte del total. Bárcenas ha puesto especial interés en su difusión después de que su antiguo partido le definiese el jueves, por boca de Alfonso Alonso, como «un delincuente que ha hecho de la mentira su estilo de vida».

Luis Bárcenas guardó silencio durante años, desde que estalló el caso Gürtel hasta tiempo después de que se conocieran sus cuentas suizas y el escándalo de los sobresueldos, por el apoyo que le prestaba personalmente Mariano Rajoy, primero en calidad de presidente del PP y después en su doble vertiente de jefe del Ejecutivo y del partido en el que se sostiene.

Así lo prueban, por ejemplo, las decenas de mensajes de texto telefónicos que se intercambiaron el ex tesorero y también su mujer, Rosalía Iglesias, con el número uno del partido. EL MUNDO publica hoy algunos de estos SMS mutuos. Rajoy ha mantenido un contacto permanente y directo con Bárcenas desde hace al menos dos años. Mensajes telefónicos, llamadas y entrevistas personales en las que el presidente le pedía paciencia una y otra vez, que lo negase todo; en definitiva, que no tirase de la manta.

PANTALLA 1

«Rosa, gracias, eres un encanto. Yo estaré ahí siempre. Un beso»

El primero de estos cruces de mensajes –EL MUNDO publica aquellos a los que ha tenido acceso, que son sólo una parte– tuvo lugar en la madrugada del lunes 23 de mayo de 2011. A las 4.02, exactamente. Apenas seis horas antes, el PP había marcado un hito al conseguir mayor poder local y autonómico que ningún otro partido en la historia de la democracia. El entonces sólo presidente del PP dedica un SMS a Rosalía Iglesias desde un teléfono cuyos seis primeros dígitos son 650705*** –EL MUNDO omite por razones obvias el número completo–. «Rosa [que es como llaman los amigos a Rosalía Iglesias], gracias, eres un encanto. Yo estaré ahí siempre, al final la vida es resistir y que alguien te ayude, tampoco hacen falta muchos. Un beso, y otra vez gracias», apunta el jefe de filas de Génova 13 a su interlocutora, en un claro gesto de complicidad y cariño hacia el matrimonio Bárcenas-Iglesias. Nada nuevo bajo el sol, toda vez que, desde que en febrero de 2009 saltó a la luz el caso Gürtel, Rajoy respaldó sin fisuras a los principales implicados y había puesto la mano en el fuego por ellos. «Nadie podrá probar que Luis Bárcenas y Gerardo Galeote [ex eurodiputado al que la Policía acusa de percibir 628.000 euros de la red de Francisco Correa] no son inocentes», sentenció el 2 de abril de 2009 en un acto en Vitoria con los populares vascos.

Otro significativo mensaje es el que Mariano Rajoy remitió el 1 de septiembre de 2011, nada más volver de vacaciones, a Rosalía Iglesias. «Muchas felicidades Rosa. Esperemos todo se confirme, Un abrazo y a Luis, otro. Mariano», apuntaba echando mano de una sintaxis ciertamente enrevesada y nuevamente desde el móvil 650705***. ¿Y qué había ocurrido aquel primero de septiembre para que el presidente del PP y aspirante a La Moncloa se dirigiera de manera tan efusiva a la esposa del hombre que durante dos décadas controló las finanzas del gran partido de centroderecha español? Pues, simple y llanamente, que aquel jueves se había conocido la resolución por la cual el juez Antonio Pedreira archivaba provisionalmente la causa contra Luis Bárcenas en el caso Gürtel. Habían pasado dos años y medio desde la imputación por presunto enriquecimiento ilícito del ex jefe de la caja de Génova 13 y poco más de dos desde que María Dolores de Cospedal forzase su renuncia.

PANTALLA 2

«Mariano, la nota tiene que ser del partido. Da instrucciones»

Bárcenas tenía por costumbre llamar o enviar un mensaje al teléfono personal de su jefe y luego éste le contestaba desde el 650705*** y desde otro que el ex tesorero identificaba en su agenda como Mariano 2. Este último lo comenzó a utilizar desde que aterrizó en La Moncloa, no se sabe si por razones de seguridad o porque, simplemente, es el que le facilitaron en Presidencia.

El 21 de febrero de 2012 es Luis Bárcenas el que toma la iniciativa tras desayunarse en EL MUNDO con una noticia titulada Bárcenas y cuatro cargos del PP se repartieron dos millones de Gürtel. Aquel martes, este periódico informó de que estos cinco vips populares «habían cobrado comisiones a cuenta del contrato de 12 millones que el propio tesorero [en aquella época, 2004, era gerente, por tanto, lugarteniente de Lapuerta] firmó con el número dos de Correa, Pablo Crespo».

Luis Bárcenas se despacha a gusto tras comprobar que el partido no reacciona tras ocupar la portada de este rotativo. «Mariano», escribe literalmente al flamante presidente del Gobierno a las 11.52 horas del martes 21 de febrero, «la nota tiene que ser del partido; se están dando datos que no coinciden con la contabilidad. Cómo lo voy a certificar yo. Hubo, además, un concurso y se presentaron cinco agencias. Yo no era el tesorero [el cargo lo ostentaba Álvaro Lapuerta]. Si no lo hace el partido nos dejas a los pies de los caballos y creo que ya hemos sufrido bastante. Dale instrucciones a prensa». Es el SMS desesperado de un Bárcenas que, a media mañana comprueba cómo nadie de la formación en la que milita desde hace 30 años sale en su defensa o, al menos, a tapar las vías de agua. En este punto, el responsable de facto de las finanzas del PP tenía razón: ganó Correa, pero en un concurso. Cosa bien distinta es que estuviera viciado o no.

Entre los políticos beneficiados por las presuntas mordidas que habría satisfecho Francisco Correa figuran Gerardo Galeote y Jesús Sepúlveda, entre otros.

PANTALLA 3

«Tienes un nombre que te dio tu interlocutor. Gracias y un abrazo»

Se ve que el presidente del Gobierno dio la callada por respuesta, porque lo cierto es que Luis Bárcenas volvió a enviar un mensaje al teléfono personal de Rajoy. Cinco días después de su primera petición de ayuda, volvió a la carga. Eran las 10.48 horas del domingo 26 de febrero del año pasado cuando el ex tesorero apretó: «Perdón por la insistencia, pero es necesario. Tienes un nombre que te dio tu interlocutor. Cualquier otra cosa es mantener la situación como está o empeorarla. No hay otra solución viendo el comportamiento sectario», resume, revelando su estado de ánimo y el de su familia Luis Bárcenas, no sin antes teclear un elocuente «ya no podemos más».

El SMS tiene su componente de misterio toda vez que habla de un «nombre» que le dio su «interlocutor». ¿A quién alude esta encriptada frase? El interlocutor es Alfredo Prada, durante cinco años vicepresidente segundo y consejero de Justicia del Gobierno regional madrileño de Esperanza Aguirre. Nacido en León, localidad en la que el presidente vivió varios años, este diputado y responsable del PP en el extranjero es una persona de la máxima confianza del presidente Rajoy y buen amigo de Bárcenas.

El ex tesorero reclama a Rajoy que sustituya a Antonio Salinas al frente de Anticorrupción y ponga en su lugar a la persona que le ha planteado Prada. Bárcenas y también Álvarez-Cascos se declararon por aquel entonces «víctimas» de una «campaña» para acabar con ellos. El dedo acusador apunta a Antonio Salinas y a las fiscales de Gürtel, Miriam Segura y Concepción Sabadell. Las dos representantes del Ministerio Público son próximas al socialista Mariano Fernández Bermejo. El ex ministro las había promocionado cuando ostentaba la Jefatura de la Fiscalía del Tribunal Superior de Madrid.

PANTALLA 4

«Luis, nada es fácil pero hacemos lo que podemos. Ánimo»

La reproducción número 4 está compuesta por cuatro respuestas vía SMS del presidente del Gobierno a L. B. Una vez más, Rajoy emplea un móvil distinto (Mariano 2) al que sirvió para recibir las reflexiones del hombre al que designó tesorero del PP tras el Congreso de Valencia de 2008. El primero de ellos tiene por fecha el 23 de febrero de 2012. Es decir, data de hace un año y cuatro meses. El hombre que no hace ni dos meses ha llegado a La Moncloa con una cómoda mayoría absoluta, la más contundente de la historia del centroderecha español, 186 diputados, comienza su conversación cibernética con un simple «Vale». Acto seguido, casi sin solución de continuidad, y probablemente para apostillar tan escueta respuesta, añade: «No es cierto, Luis. Para qué va a hacer daño. Yo hablé con ella… Esto no es fácil, no hay que equivocarse. Tranquilidad… Es lo único que no se puede perder. Un abrazo». En esta ocasión, Mariano Rajoy habla más en su condición de jefe de Génova 13 que como responsable del Gobierno de España. Intenta calmar a un Luis Bárcenas que siempre ha visto en Cospedal, la todopoderosa secretaria general y presidenta de Castilla-La Mancha, a una de sus dos bestias negras. La otra es Gallardón, titular de Justicia, del que se queja reiteradamente por su «pasividad» ante «la inquina [sic]» de las fiscales Anticorrupción encargadas de investigar Gürtel. El ex tesorero ha exigido reiteradamente, con nulo éxito, que las aparten del caso. Y Cospedal no sólo fue la persona que forzó la salida de Bárcenas de la tesorería sino, además, la más resuelta ideóloga de la teoría de romper todo tipo de amarras con nuestro protagonista, en contraposición a las tesis defendidas por Arenas, que mantiene que había que estar a buenas con el onubense, que sabe demasiado.

Tres jornadas más tarde, el 26 de febrero, Rajoy vuelve a replicar un SMS de Bárcenas desde su terminal Mariano 2. «Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo», le comenta el presidente con su tan particular, como normalmente no muy eficaz, estilo de dejar que las cosas se arreglen solas.

La costumbre epistolar prosigue el 10 de abril con un mensaje que deja ya poco lugar a las dudas acerca de la intensidad de la relación. Conviene recordar que, entre medias (el 15 de marzo, para más señas), la Audiencia Nacional había revocado el archivo dictado por el instructor de caso Gürtel, Antonio Pedreira, respecto de las actuaciones seguidas contra el ex tesorero.

El presidente del Gobierno da cumplida respuesta, por cuarta vez a través de Mariano 2, a la petición de cita que acaba de formular el hombre que hoy lleva ya 17 días encarcelado en Soto del Real. Son las 12.40 del martes 10 de abril de 2012. «Mañana no puedo», afirma el presidente, que al final le convoca el «viernes [13 de abril] a las 17». El tête à tête se celebró en Génova 13, y, en él, Bárcenas se quejó por enésima vez de que le hubieran abandonado a su suerte.

PANTALLA 5

«No voy a contrarrestar la filtración de Cospedal a EL MUNDO»

Esta quinta imagen refleja dos mensajes. El primero, del 26 de febrero de 2012, que es continuación de la que había remitido horas antes sugiriendo al jefe del Ejecutivo que tenga en cuenta el nombre propuesto por Alfredo Prada para dirigir Anticorrupción en lugar de un Salinas al que consideran incapaz de «parar» a las fiscales. «Hablé con nuestro amigo [Prada]. Gracias.», le comenta a las 18.56 horas de ese 26 de febrero de 2012, ocho horas después del SMS anterior. «Es fundamental que tengas en cuenta el nombre que él te propuso para ese puesto», remata.

El segundo mensaje tiene lugar casi un año después. Exactamente, el 18 de enero de 2013. Esa mañana, EL MUNDO publicaba a cinco columnas en portada una noticia que remueve los cimientos de Génova 13: Bárcenas pagó sobresueldos en negro durante años a parte de la cúpula del PP. Este diario contaba cómo «con el dinero B procedente de constructoras y donaciones se pagaban hasta 15.000 euros en metálico al mes a los miembros de la dirección».

El ex tesorero está indignado porque, según su versión, el PP le ha dejado solo tras conocerse, 48 horas antes, que la Justicia suiza ha certificado que ha mantenido cuentas abiertas en aquel país con al menos 22 millones de euros –llegó a tener 48–. «Querido Mariano, le he trasladado a Marilar [de Andrés, una solvente periodista que dirige la Comunicación del PP] la improcendencia de que yo haga un comunicado para contrarrestar la filtración de Cospedal a EL MUNDO», subraya Bárcenas –como se observa a caballo del quinto y sexto pantallazo–. Olvida que la secretaria general no es una de las seis fuentes que han confirmado punto por punto el cobro sistemático y masivo de salarios extra en B en la cúpula del PP. «Yo después de mirar ayer el partido para otro lado, no tengo credibilidad. Debe salir ella y pedir que EL MUNDO aporte las pruebas. Conmigo puedes contar siempre y sabes que te estoy agradecido por el apoyo que personalmente siempre me has dado. Un abrazo fuerte. Luis», enfatiza dando rienda suelta otra vez a su rechazo hacia la número dos del PP.

Estas palabras han salido rumbo al móvil personal del primer ministro español a las 21.15 horas del 18 de enero de este año. Este SMS confirma el relato de Pedro J. Ramírez hace siete días: que directamente, o por Galeote o Marilar de Andrés interpuestos, el PP le conminó repetidamente a desmentir los sobresueldos. Lo único que varía de la descripción hecha por el director de EL MUNDO es la fecha, quizá porque erró el ex tesorero al situar los hechos temporalmente. El caso es que, al final, y tras entrar en acción los mediadores Michavila y Acebes, Bárcenas daría su brazo a torcer.

PANTALLA 6

«Luis, lo entiendo. Sé fuerte. Mañana te llamaré. Un abrazo»

Dos horas y media y dos minutos después, el presidente del Gobierno le responde y curiosamente esta vez desde ese mismo número. «Luis, lo entiendo. Sé fuerte. Mañana te llamaré. Un abrazo».

PANTALLA 7

«Llámame, como quedaste, para saber dónde estamos. Gracias»

Fortaleza es lo que ha demandado Rajoy a su interlocutor… y fortaleza, amén de tranquilidad, es lo que afirma tener Bárcenas el 20 de enero, 48 horas después de que el presidente se dirigiera a él. «Estoy tranquilo y soy fuerte. ¿Estás de acuerdo con las órdenes que se han dado en el partido respecto a mí? Te ruego me llames, como quedaste, para saber dónde estamos. Es urgente. Gracias», apela el ex tesorero, molesto porque le han quitado el despacho, el chófer y la secretaria y porque, además, Rajoy ha incumplido su palabra de llamarle para ofrecerle una explicación. Entretanto, el presidente y su entorno insisten en que salga a desmentir los sobresueldos. Es tal la presión que Bárcenas acepta dar el paso el 4 de febrero en el programa que le dicta Génova: 13TV y El Cascabel al gato, de Antonio Jiménez.

PANTALLA 8

«Mariano, necesito hablar con Arenas. Os estáis equivocando»

«Mariano, necesito hablar con Javier [Arenas]. Como le dije a [Juan José] Matarí, os estáis equivocando. Los papeles supuestamente de Álvaro y míos están judicializados penalmente en Plaza de Castilla y ahora pendientes de la decisión de Ruz [instructor de Gürtel y los papeles]. Yo sí tengo las ideas claras. Abrazos», incide el 5 de marzo pasado a las 17.59 horas el hombre que codirigió con Lapuerta las finanzas del PP durante casi dos décadas. Esta vez no le agradece «el apoyo personal que siempre» le ha dado ni le dedica «un fuerte abrazo», sino que opta por un gélido y plural «abrazos». La distancia empieza a ser insalvable. Entiende que el mandamás popular ha optado definitivamente por lavarse las manos tras meses y meses rogándole que guardase silencio y desmintiera la contabilidad B.

El ex tesorero solicita, vía presidente, audiencia con Arenas. El vicesecretario general fue el mediador entre el partido y él desde que estalló el caso Gürtel hasta el escándalo de los sobresueldos. Dada su empatía y su proverbial mano izquierda, el gaditano ha sido mandatado por el presidente para intentar calmar al onubense que lo sabe todo. Y el almeriense Matarí es ni más ni menos que el alter ego de Arenas.

Bárcenas alude a los papeles que llevan coloquialmente su nombre, publicados por El País el 31 de enero. Esta documentación refrendó por partida doble la información publicada por EL MUNDO dos semanas antes: en el PP había sobresueldos en negro y también financiación ilegal por parte de constructoras y empresas de servicios.

Lo que parece dejar caer Bárcenas es que el Gobierno no hace lo suficiente para frenar el procedimiento judicial iniciado en relación con la contabilidad B redactada de su puño y letra. Surgen, implícitamente, el nombre de Gallardón, el de Torres-Dulce y el del jefe de Anticorrupción, Antonio Salinas.

PANTALLA 9

«Te he contestado, Mariano, pero no he podido hablar contigo»

A las 10.52 horas del día siguiente, el presidente del Gobierno contestó a través de uno de sus dos móviles B, el 650705***, al mensaje de texto remitido por Luis Bárcenas a su teléfono de siempre. El presidente del Gobierno no le escribió, sino que optó por telefonearle. Se desconoce qué quería, qué le iba a transmitir, porque el ex tesorero tenía su móvil apagado a las 10.08, que es cuando Movistar registró la llamada perdida del gallego que dirige España desde hace un año y medio. Bárcenas enciende su smartphone a eso de las 10.50 y telefonea inmediatamente al presidente. Rajoy no descuelga. Deja pasar unos minutos confiando en que le devuelva la llamada y, tras otorgarle 32 minutos de margen, opta por el SMS. «Tenía el móvil apagado», se excusa ante su antiguo jefe, «te he contestado pero no he podido hablar contigo».

Fue la penúltima vez que contactaron, bien por SMS, bien de viva voz, el presidente del Gobierno de España y el que fue su tesorero desde abril de 2008 hasta julio de 2009.

PANTALLA 10

«Quedo liberado de todo compromiso contigo y con el PP»

El del 14 de marzo es el SMS de la ruptura. Tal vez, el de la perdición de Rajoy frente a un hombre que conoce al dedillo los más inconfesables secretos. Bárcenas pone definitivamente tierra de por medio poco después de haber sido despedido de la que fue su casa durante 30 años. «Mariano, vergonzoso el comportamiento esta tarde de los abogados del partido. No han permitido que las personas que he enviado verifiquen el contenido de las cajas que había en el despacho que tú me autorizaste», relata. Estas 35 palabras son letales para Rajoy. Revelan que fue él quien otorgó el plácet para que el ex tesorero y ex senador continuara disponiendo de despacho en Génova 13 tras abandonar la Tesorería. Durante años también le respetaron el chófer, la secretaria y el sueldo.

«Tú sabrás a qué estáis jugando, pero quedo liberado de todo compromiso contigo y el partido», sentencia Bárcenas en su correspondencia telefónica vía SMS, dando por muerto el pacto de no agresión que Rajoy suscribió con él a partir del caso Gürtel. El hombre que compuso la cara B del PP ya estaba decidido a cantarlo y contarlo todo.

Aquel jueves, Bárcenas inició los contactos con periodistas y columnistas para desgranar la verdadera contabilidad popular. Muchos optaron por no publicar una sola palabra. Raúl del Pozo fue el primero en desvelar sus confesiones en sus columnas sobre El tercer hombre y Pedro J. Ramírez el segundo en la carta del pasado domingo, en la que relataba lo que le contó el 11 de junio un Bárcenas que 16 días después fue enviado a prisión.

18 Julio 2013

Juego de Tronos en los medios

Editorial (Director: José Antonio Fúster)

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Lo que hace EL MUNDO no es periodismo de investigación. Es algo, a la vez, más facil y mil veces más peligroso: es un juego de tronos que confunde la profesión de la que vivimos con la política, algo de lo que nos urge, ahora más que nunca, liberarnos para siempre.

Quien crea que la prensa es el Cuarto Poder es que ha visto demasiadas películas americanas. En Estados Unidos -en general, en los países anglosajones-, la idea de un contrapeso al poder político, de una misión explícita de control y vigilancia del gobierno, es indisociable de la idea de una prensa libre. En España nos hemos quedado con el mito, pero no con la realidad.

Los medios españoles son, para nuestra desgracia, herederos de una Transición en la que políticos y periodistas se hermanaron por un erróneo sentido de la responsabilidad y la confusa relación ha llegado hasta nuestros días, con ministros que levantan teléfonos para ‘pedir la compresión’ al editor de turno y, lo que es aún más peligroso, directores a los que parece venirles pequeño el papel de notarios en la actualidad y custodios de la verdad para jugar el papel de ‘hacedores de reyes.

Nuestro páis lleva meses conmocionado por un escándalo que, aunque no existan pruebas nuevas ni revelaciones demostradas que lo justifiquen, no deja de copar las primeras de todos los periódicos que, a nuestro juicio, el lector debe encontrar machacona e irritante. Y todo a la rastra de un periódico que ha pasado de demonizar al ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, a convertise en el correveidile de su estrategia procesal.

LA GACETA da cuenta en este número de cómo se gestó el encuentro de Bárcenas y el director de EL MUNDO, en una ubicación que solo podemos denominar como ‘terreno de Esperanza Aguirre’.

En LA GACETA tenemos cierta experiencia periodística de investigación. Es una labor ardua, en ocasiones tediosa y conducente, otras tantas, a resultados decepcionantes. Lo que hace EL MUNDO no es periodismo de investigación. Es algo, a la vez, más facil y mil veces más peligroso: es un juego de tronos que confunde la profesión de la que vivimos con la política, algo de lo que nos urge, ahora más que nunca, liberarnos para siempre.

España necesita un Gobierno que gobierne tanto como una prensa que informe y vigile. La corrupción se combate con luz y taquífragos, sin componendas ni banderías. Denunciando lo que se conoce, caiga quien caiga, amigos o enemigos. Porque hasta el supúesto amigo, si echa mano de la caja, es un enemigo, quizá el más peligroso.

Habremos dado un paso fatal en dirección contraria a la libertad si los medios no nos deshacemos de toda tentación de control espurio del poder político. Políticos y periodistas deberían llevarse razonablemente mal, y es triste ver que se llevan alarmantemente bien. No somos sus socios, sino sus leales controladores y críticos. Esa es nuestra misión.

14 Julio 2013

Luis Mariano

Pedro J. Ramírez

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Suave era la noche. Faltó la cámara de Ford Coppola para filmar la fiesta en el jardín de la casa de Pozuelo. No digo que los reunidos formaran parte de ninguna mafia, pero sí que constituían la más unida de las familias. El 24 de septiembre de 2009 Ana Mato cumplía 50 años y para celebrarlo reunió a sus más íntimos en el partido. Empezando por Mariano, que acudió acompañado por Viri, siguiendo por Javier, que para no variar llegó solo y tarde, y continuando por Luis y Rosalía, por Gerardo y Lourdes. Había algún nuevo en esta plaza como González Pons y pocos más. Los hijos de Ana correteaban alrededor, mientras las mujeres formaban grupo y los hombres hablaban de política. Las volutas del humo de un habano surcaban la oscuridad.

A diferencia de lo habitual, Paco Correa no pudo pagar ni el catering, ni los globos, ni el confeti. Desde el 12 de febrero estaba encerrado en una celda de la cárcel de Soto del Real tras el estallido del caso Gürtel. Las salpicaduras del escándalo no habían dejado desde entonces de embadurnar desagradablemente a buena parte de los presentes. A la propia Ana Mato le había salido lo del Jaguar que su ex marido Jesús Sepúlveda –el réprobo del grupo, pobre Ana– había tenido durante años en el garaje sin que ella se enterara de su procedencia. A Luis Bárcenas le habían imputado ya por cohecho y fraude fiscal y se había visto obligado a dejar el cargo de tesorero tras «28 años de lealtad, profesionalidad y buen hacer». Aunque sólo, «de forma transitoria y hasta que quede acreditada su inocencia», según la nota oficial del partido. Sobre Gerardo Galeote pesaba la misma espada de Damocles pues el instructor había comunicado al Supremo que veía en su conducta indicios de delito. Además, el eurodiputado tenía imputados a su padre y a su hermano. Y los cuchicheos sobre Arenas estaban ya a la orden del día.

Eran, como digo, una familia unida. Partes de un mismo cuerpo. Dentro y fuera de la sede de Génova. Durante casi dos décadas habían controlado las finanzas, la organización, la estructura, la maquinaria del partido en suma. Todos tenían los móviles de todos. Constantemente se intercambiaban mensajes. Sus cónyuges eran íntimos y sus hijos hacían todo tipo de planes. Comían y cenaban juntos, veraneaban juntos, jugaban al pádel juntos. Recuerden la alineación, de izquierda a derecha, de la foto de Marbella: Sepúlveda, Bárcenas, Galeote, Arenas. En eso era en lo único en lo que Mariano no les seguía.

En lo demás sabían que podían contar con él. Era el Jefe y por lo tanto –no escribiré aún otra palabra– el protector de todos ellos. Un hombre que se proclamaba «independiente» de las empresas del Ibex y de la prensa pero que para llegar al poder dependía de ellos y, por lo tanto, ellos también dependían de él. Nunca habían encontrado en su figura desgarbada ni la magia hermética, ni el seco carisma, ni el liderazgo fulminante de Aznar, pero sus anchas espaldas estaban siempre ahí, prestas a dar cobertura a todos. En el despacho de la planta séptima, y en el jardín de casa de Ana Mato.

Esa noche tuvo palabras de aliento tanto para el imputado como para los imputables. ¿Cuántas veces escuchó Bárcenas a lo largo de los cuatro años siguientes palabras como «no van a por ti, Luis; van a por mí», «eres víctima de una persecución política» o «estaré siempre con vosotros»? ¿Diez, veinte, cincuenta? Tantas como se vieron, llamaron y escribieron para discutir la evolución del procedimiento. Y, como indica la gavilla de mensajes de móvil que, a modo de simple muestra reproducimos hoy, eso ocurrió antes y después de que Bárcenas dejara formalmente sus cargos, antes y después de que Rajoy llegara a La Moncloa, antes y después de que apareciera el dinero en Suiza.

Es imprescindible sumergirse en ese mundo cerrado del marianismo para darse cuenta de por qué Bárcenas no entiende que haya seguido el mismo camino de Correa hasta Soto del Real. Él no era un outsider sino parte del núcleo duro de la dirección del partido. El PP se ocupaba de su defensa y Rajoy había prometido protegerle frente a los enemigos exteriores e interiores. «¡Están locos! ¿Cómo pueden actuar así, cuando saben lo que yo sé?», estalló en un momento de nuestras cuatro horas de charla.

Ya escribí el domingo que así como todo lo que me contó sobre la financiación ilegal del PP me pareció muy verosímil, por su coincidencia con lo que ya conocíamos por otras vías, su insistencia en que el dinero de Suiza es suyo y nada tiene que ver con el partido sólo suscitó en mí un «reiterado escepticismo». Pero curiosamente es en lo único en lo que la versión de Bárcenas coincide con la de Génova y Moncloa: esa fortuna oculta es fruto de una actividad privada al margen de su posición orgánica. Como si al término de su jornada laboral hubiera acudido durante años a otra oficina para desarrollar criminales manejos.

El problema es que sobre las actividades ilícitas de Bárcenas sólo caben dos hipótesis: o fueron ajenas a la política, en cuyo caso estaríamos hablando de uno más de los cientos, o más bien miles, de evasores fiscales que esconden su dinero fuera –y nadie ha estado nunca en prisión provisional sólo por eso– o, como indica la imputación por cohecho, están vinculadas con la corrupción de cargos públicos. Y en este segundo escenario, que es el real, resulta imposible disociar a la persona de Bárcenas de la posición que ocupaba en el partido de Rajoy. Porque ni su tarjeta de visita era cualquiera, ni trataba con ministros del PSOE, con consejeros de IU o con concejales de UPyD.

Si además existe una contabilidad B en soporte documental, el círculo se cierra en la misma zona oscura de los casos Filesa o Palau: una parte para el partido, otra para los operadores de la trama. De ahí la trascendencia de ese original arrancado de un cuaderno que entregué el lunes en la Audiencia. Según el fiscal Romeral –flemático cruce entre José Bódalo y Gene Hackman– todo el mundo lo había buscado «con ahínco durante meses». Ese papel era como la estatuilla de El halcón maltés. Había pasado por varias manos y con distintos propósitos. Yo no podía hacer otra cosa que ponerlo a disposición de la Justicia… y de los lectores. Lo escribí el día que nació este periódico: «EL MUNDO jamás utilizará la información como elemento de trueque u objeto de compraventa en el turbio mercado de los favores políticos y económicos». Veinticuatro años después nadie podrá reprocharnos no haber cumplido este sagrado precepto.

«¿Actúa usted por inquina hacia Rajoy?», me preguntó una colega al salir de declarar. «Sí, por la misma inquina que hacia González cuando publicamos las pruebas sobre los GAL, con la misma inquina que hacia Aznar cuando publicamos los documentos de Gescartera y las 100 razones contra la Guerra de Irak o con la misma inquina que hacia Zapatero cuando publicamos las actas de la negociación con ETA». Hemos oído ya tantas veces la cantinela de la «conspiración» que casi me sentiría extraño si no se reprodujera esta vez. Y como uno de sus ingredientes va a ser la decisión de Gómez de Liaño y de Márquez de Prado de aceptar la defensa de Bárcenas y su esposa, anticiparé, para que no quepa ningún equívoco, que si bien he conocido a personas honradas, y he conocido a personas inteligentes, y he conocido a personas idealistas y he conocido a personas valientes, sólo María Dolores, Javier y muy pocos más reúnen estos cuatro atributos a la vez. No me extraña que su paso al frente del jueves por la tarde fuera la puntilla de una jornada aciaga para los tenebrosos emisarios del poder que siguen intentando in extremis mantener cerrada la boca del ex tesorero.

El primer acto del drama se desarrolló por la mañana en una habitación sin ventanas de seis metros por cuatro de la Audiencia Nacional, con un mobiliario tan inadecuado como para que la mesa del secretario judicial requiriera la calza de un cartón, y con unas condiciones de salubridad tales que un abogado que sudaba la gota malaya pidió cambiarse de sitio con una colega que se helaba de frío bajo el chorro del aire acondicionado. Quince partes procesales dirimieron allí, como cuestión previa, la petición de aplazamiento de mi declaración, presentada de repente por los abogados Bajo y Trallero, que habían renunciado a defender a Bárcenas porque era al PP al que servían. En realidad la declaración que de rebote trataban de aplazar, con el pretexto de su indefensión, era la de mañana del propio Bárcenas para ganar tiempo en pro de la componenda. Yo sólo aporté el temario, pero muchas cosas empezarán a cambiar en España si él pasa mañana el examen.

El privilegio de asistir a ese debate me permitió comprobar que en el río del procedimiento hay peligrosos cocodrilos con toga sirviendo a intereses opuestos de los que dicen representar; pero también pude darme cuenta de que el juez Ruz y el fiscal Romeral se sienten tan prisioneros de su deber como yo del mío. La serenidad y el lúcido aplomo con que zanjaron esa cuestión previa reavivó mi fe en la Justicia: uno y otro eran conscientes de que la «celeridad» se había convertido en requisito indispensable para la búsqueda de la verdad. Y eso que ignoraban que, casi al mismo tiempo, Bárcenas y sus allegados escuchaban cantos de sirena de sedicentes emisarios gubernamentales: el uno ofrecía la cabeza de Gallardón, el otro una pena mínima y la protección del 25% de lo descubierto fuera. Cuando la respuesta fue algo así como: «Hemos vivido cinco años instalados en la mentira y ahora hemos tomado un camino irreversible y si hemos hecho algo mal, pagaremos por ello», entonces las cañas se trocaron en ciegas y amenazantes lanzas, con todo el poder intimidatorio del Estado en la embestida.

O mucho me equivoco o estos últimos actos mafiosos van a terminar de convencer a Bárcenas de lo que debe hacer dentro de 24 horas. Puede que haya vulnerado la ley pero desde luego no es un alfeñique. Adversarum ímpetus rerum viri fortis non vertit animum, que decía Séneca. De hecho, a esa misma fortaleza era a la que apelaba el 18 de enero de este 2013 –sí, sí, hace menos de seis meses– el presidente del Gobierno cuando, plenamente consciente de lo que se había descubierto en Suiza, le pedía un nuevo servicio al partido, a la causa, a la familia, al espíritu de aquella cena en el jardín de la casa de Pozuelo, en forma de clamorosa mentira: «Luis… sé fuerte». O sea, niega que recibiéramos dinero en bolsas, niega que ayudáramos a los donantes, niega que repartiéramos sobresueldos, niégalo todo que «te llamaré mañana».

Éste es el trasfondo del patético derrape del habitualmente atildado portavoz parlamentario del PP cuando acusó a todos los demás grupos de la Cámara de «apadrinar a un delincuente». En esta triste película, ¿quién ha sido el Padrino? Bien, ya he escrito la palabra. Alfonso Alonso debería haberse dado cuenta de que lo que el jardín de Ana Mato ha unido no lo puede separar el hombre. Nada lo explica mejor que una de las más famosas canciones del gran Luis Mariano, suma de tantos contrarios: «Quand on est deux amis/ et que toujours unis/ sur le même chemin/ On va main dans la main… Dans les plus mauvais jours/ comme dans les beaux jours… On est toujours d’accord/ à la vie à la mort». No dejen de escucharla en Orbyt.

El Análisis

PEDRO J. APUNTA AL REY CON SU GUILLOTINA

JF Lamata

D. Pedro J. Ramírez planteó que su entrevista de cuatro horas con el Sr. Bárcenas el 7 de julio fue lo que le costó la enemistad de Génova. Pero en la práctica esa entrevista no ofreció nada nuevo. No. EL golpe verdadero fue el 14 de julio cuando el Sr. Bárcenas le pasó a EL MUNDO las imágenes de los SMS de apoyo que le había mandado este en enero de 2013 al estallar el caso.

El propio Sr. Ramírez que confiaba ante aquella dimisión causar el derribo del Sr. Rajoy de la presidencia (probablemente el Sr. Bárcenas pensaba lo mismo), pero en España la dimisión de un político está más ligada con el apoyo que mantenga que con sus peligrosas amistades, y con un grupo parlamentario estable, de mayoría absoluta, era estúpido pensar que el Sr. Rajoy se planteara ni tan siquiera la posibilidad de la dimisión salvo que hubiera una rebelión interna de diputados, algo que en España no hay costumbre. El Sr. Ramírez, apuntó demasiado alto al pretender la dimisión de todo un presidente del Gobierno por un SMS.

Tampoco deja de ser reseñable el hecho de que el presidente de otro periódico, Sr. Casals, ‘príncipe de las tinieblas’ actúe de intermediario del presidente del Gobierno sin informar a sus lectores de tan curiosa actuación. Estaba claro que para Génova el Sr. Ramírez y el Sr. Casals no tenían exactamente la misma valoración.

J. F. Lamata